Los dos textos siguientes son de mi semestre en Chile. En Chile, viví con una familia anfitriona en Santiago y asistí a la Pontificia Universidad Católica de Santiago. Pasé la mayoría de mis días asistiendo a mis clases, explorando la ciudad (¡y sus cafés!) con mis amigos y charlando con mi mamá anfitriona. En la Universidad tomé tres cursos (o ramos, como se dice en Chile) en la Universidad: Introducción a medios y comunicaciones, Poesía de Pablo Neruda e Historia de rock chileno, y también tomé un curso con mi programa, Consortium for Advanced Studies Abroad (CASA).
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Mis amigas y yo en frente del "Batecristo" en el campus de la Universidad Católica
Mis papás y yo en la casa de Pablo Neruda en Valparaíso
Arte callejero en Valparaíso (las letras de la canción "Latinoamerica" por Calle 13)
El texto siguiente es un fragmento de mi primer ensayo para mi clase de poesía, que trata de los poemas tempranos de Neruda. Esta era mi clase más difícil porque las expectativas del profesor eran muy altas y un poco distintas que las expectativas de escribir en Amherst. La estructura del ensayo fue bien rígida, con un formato parecido a un informe del laboratorio, más que nada. También había un énfasis en contextualizar nuestro trabajo en los movimientos literarios históricos del tiempo.
A pesar de estas diferencias, encontré que el análisis de la poesía fue muy similar a lo que hago en Amherst con frecuencia. Analizar la poesía ya me desafía, y aún más en español, pero en este proyecto intenté trabajar lentamente y con atención a los detalles. Resultó un ensayo que considera la poesía de Neruda en un contexto más amplio, y de lo cual estoy orgullosa.
Pontificia Universidad Católica de Chile
Sarah Weiner
Profesor Roberto Onell
LET 273E Trabajo 1
26 de abril de 2023
La naturaleza, el simbolismo y el modernismo en la construcción imaginativa del “yo” en Cuadernos de Temuco
Esta lectura busca desarrollar el entendimiento de cómo empezó a crear Neruda la voz del “yo” en su primera escritura por el proceso de analizar varias obras de Cuadernos de Temuco (1919-1920). Para apoyar la investigación de “I Luna,” “II La rebeldía,” “III El solitario,” “De mi vida de estudiante” y “Desde que tú te fuiste,” el informe usa textos críticos que se tratan de la juventud de Neruda, el personaje del “niño” en Crepusculario y el tema de la construcción imaginativa de Neruda. Por una lectura detallada, el informe se encuentra que el joven Neruda emplea el tema de la naturaleza y el estilo de los movimientos simbolista y modernista para generar una tensión alrededor el personaje del “yo,” mostrando la inestabilidad de su edad joven y los principios de su imaginación poética fuerte.
Este informe se analizará la voz del “yo” en varios poemas de Cuadernos de Temuco. La falta de textos críticos sobre Cuadernos de Temuco le hace un asunto intrigante para investigar, considerando Crepusculario (1923), una obra más conocida, vino solo unos años después. Los que nos dirigen a considerar de forma más específica el asunto de la construcción de la identidad y la voz personal de Neruda son dos ideas: 1) la edad muy joven de Neruda en este momento, y la etapa muy temprana de su escritura. En estas primeras obras, la influencia de estructuras y modalidades establecidas en la propia voz de Neruda es más evidente. Y 2), un asunto histórico que indica una relación particular a la construcción del “yo”: Neruda asumió una identidad nueva por darse a él mismo un nombre nuevo. Cómo notó de manera crítica Emir Rodríguez Monegal, por la adopción del seudónimo literario de Pablo Neruda en 1920, Ricardo Reyes “empezó creando no sólo poesía sino un poeta. […] Es la necesidad, aún más honda y oscura, de crearse a sí mismo, de abolir los vínculos con el padre, de convertirse él a su vez en padre” (Monegal 14). Entonces, la pregunta es ¿qué nos dicen las obras de Cuadernos de Temuco sobre cómo llegó Neruda a la construcción de su voz poética distinta? ¿Es el “yo” siempre lo mismo que Neruda en él mismo?
La verdad es que el trabajo de contextualizar esas cuestiones en las conversaciones ya establecidas resulta difícil por la falta de escritura crítica sobre Cuadernos de Temuco. Sin embargo, Crepusculario ha sido bien analizado, y las estructuras de apoyo de las obras primeras de Neruda muy reconocidas. Monegal discute el tema del “niño perdido” como una característica distinta de la poesía de Neruda que nace en el verso de Crepusculario que representa a ese niño: “un niño triste, como yo.” Monegal escribe, “define en cambio su infancia, lo define a él, a ese poeta que no ha cesado de crecer y crecer, de crear y crear, sin dejar de ser jamás el niño triste que se ve reflejado en la imagen del hijo imposible: niño-padre que aniquila al niño-hijo porque siente que en una última identificación subconsciente ambos son la misma persona” (Neruda “Farewell” y Monegal 18). Monegal nota no solo que vuelve Neruda a ese niño una y otra vez en su escritura, sino que el personaje del niño refleja de forma crítica la disposición de su madre además que su relación con su padre. De ese modo, Monegal logra una leyenda bastante específica, pero igual han sido varios críticos que mencionan la tristeza y el insatisfecho de Neruda de haber sido perdido en su juventud y la autoconciencia (aún quizás) subsiguiente que surge alrededor de Crepusculario (Alonso 16 y Concha 156).
Basado en los estudios mencionados arriba, es evidente la transición de Neruda desde niño a hombre en Crepusculario, como acto de mirar hacia atrás; pero ¿qué significa eso? Hay motivos para creer que el uso de Neruda de las técnicas modernistas y simbolistas en esas obras tiene relación distinta con el desarrollo de su “yo” y la identidad poética. Como poeta joven, tendría sentido que las obras del inicio de su carrera demuestran una influencia intensa de las tendencias de la época, y que la (auto)construcción imaginativa de Neruda, la cual es bien reconocido en sus obras posteriores por textos críticos, no existe de verdad en la escritura de Cuadernos de Temuco.
Empezamos con una serie de poemas de Cuadernos de Temuco: “I Luna,” “II La rebeldía” y “III El solitario.” En esos tres poemas representando actos pequeños de la naturaleza, el personaje del poeta, cualquier otro “yo” o aún un “tú” es totalmente ausente, a diferencia de muchas de las otras obras primeras de Neruda. Esa ausencia resulta útil para separar la voz de Neruda de cualquier narrador del “yo” porque no se puede asumir que son iguales. Aunque aquí Neruda se enfoque en los álamos en vez de un personaje humano en esos tres poemas, él los personifica por sus experiencias emocionales, escribiendo “[los álamos] tienen deseos de embriagarse de cielo, / […] y al quedar aquí abajo se crispan de dolor…” (Neruda, “Luna,” líneas 12 y 14). En la serie, las estructuras de líneas y rima son totalmente consistentes que nos imploran poner la atención en la narrativa. Después de “Luna,” los álamos experimentan el clímax de su historia en “La rebeldía,” dónde ellos acaban en ser “los eternos vencidos” (Neruda, “La rebeldía,” línea 12). En términos temáticos, los árboles florecientes, o de hecho los árboles solos, logran un sentimiento de la vida que se opone completamente a los temas de Crepusculario, o toda la escritura de Neruda, cómo escribe Gabriela Mistral: “La muerte es referencia insistente y casi obsesionante en la obra de Neruda” (Mistral 397).
Mientras “Luna” hace referencia a sitios imprecisos en varias imágenes del estilo simbolista y bien a distancia, tal como “la dulzura tranquila / de la aldea en la noche” o “las casas apretadas, la torre del convento,” “El solitario” empieza a acercarnos a la experiencia humana, y por eso quizás a la existencia de una persona particular detrás de las palabras (“Luna” líneas 3-4 y 7). Las primeras palabras—“Patio de escuela”—ya nos sitúa en una locación muy específica, y sin duda una locación a la cual nuestro narrador ha ido y no solo observado (Neruda, “El solitario,” líneas 12 y 14). El inicio del poema permite inmediatamente que el lector puede imaginarse él mismo en el ambiente del poema, en vez de solo mirarlo. El conocimiento intensificado de una presencia humana que está propuesto al inicio del poema establece un enfoque en la perspectiva humana que también hace pertinente la singularidad del álamo en “El solitario,” en vez de los varios álamos en “Luna” y “La rebeldía.” Según el movimiento simbolista francés, el uso de un objeto singular sirve como punto de entrada para acceder a un estado de ser, o evocar sentimiento sin decirlo de forma explícita:
“Un objeto determinado (flor, lluvia, cigarrillo…) parece haber sido escogido como núcleo referencial del poema. El hecho es que, mediante un juego de evocaciones asociativas y espaciadas revelaciones de parte de su constitución, el objeto es esfumando, para dejar antepuesto a él un estado de alma, desprendido de la sola consideración de ese objeto en un contexto de relaciones que, frecuentemente, superan las fronteras inmediatas del tiempo y el espacio” (Mardones 115).
Cuando se reconoce “el tiempo” como otro personaje de “El solitario,” se hace claro el hecho de que el álamo no es álamo de verdad; un árbol no se molesta en preocuparse de “el tiempo, el caprichoso cambiador;” los humanos sí (“El solitario” línea 5). El aspecto más interesante sobre la experiencia humana que logra el álamo es su relación con la tristeza. En diferencia a los argumentos de Monegal y Alonso sobre el niño triste en Crepusculario, aquí el álamo, y por eso la persona que la representa se ríe en la cara de la tristeza. Mientras la tristeza es “barrosa” y “descuidad,” el álamo, o la fuerza en contra del tiempo, “se eleva soberbio y orgulloso / ondulando el ramaje dorado y poderoso” (“El solitario” líneas 7-10). Aquí la tristeza no tiene el poder, sino la naturaleza. En esta serie temprano de poemas, Neruda utiliza métodos simbolistas para enfocar su trabajo en el poder de la naturaleza y su capacidad de representar la condición humana; en lugar de la tristeza notado por los críticos en la juventud de Neruda, esos poemas están vivas en términos de su energía y el tema igual.
Escribí el siguiente texto sobre mi experiencia en la Patagonia chilena. A través del semestre, tuve que entregar a mi programa cinco “journals” sobre temas distintos. Mi programa tomó un viaje juntos a la Patagonia por tres noches para experimentar y aprender sobre la historia, naturaleza y cultura de la región y en este journal me enfoqué en este tiempo. El journal era una manera excelente de reflexionar sobre lo que he aprendido y apreciado sobre el viaje. Mientras sí estoy orgullosa de la escritura por sí misma, la parte más importante de este texto es el contenido y los detalles de una experiencia única en la vida. Más que una muestra de Chile, mis journals del programa son parte de la documentación de una experiencia inolvidable y súper bacán, como se dice en Chile.
Sarah Weiner
14 de abril de 2023
Journal 2
La historia, ciencia y cultura en la Patagonia
Disfruté muchísimo nuestro tiempo en la Patagonia. Yo diría que es el lugar más fascinante que he visitado, ¡y también el punto más del sur a lo cual he viajado! El viaje me ofreció una oportunidad súper importante de tranquilidad, pausa y desconexión de sentimientos de estrés relacionados con la escuela, y la experiencia generalmente arrolladora de estar en Santiago. Pasar harto tiempo afuera me recordó de enfocarme en las cosas enfrente de mí y apreciar las vistas maravillosas y el suelo rico debajo de mis pies. (Seguramente es cliché, pero aun así la verdad…) Nunca he apreciado más el aire libre.
Además de mi aprecio por el tiempo afuera, yo me sentía tan agradecida por la generosidad de las personas quienes conocimos y su voluntad de compartir su historia, culturas, comida y hogares. Los pueblos de Villa Cerro Castillo, Balmaceda, Puerto Río Ibáñez y Coyhaique parecen increíblemente íntimas, y con el deseo que se mantienen así. Había un sentido fuerte de protección alrededor de la cultura y modo de vida en esos lugares que le hizo aún más fuerte la alegría y singularidad de ser bienvenidos en estos espacios. La historia Jorge nos contó de los gauchos y su propia familia demostró la importancia de la supervivencia de su cultura — por la música, la ropa y el reconocimiento y recuerdo de las varias culturas de donde viene la cultura gaucha.
La Señora Tati igual generosamente nos recibió en su casa, compartiendo su energía y recursos para darnos un almuerzo rico. Deseo que hubiera tenido más tiempo para conversar con ella y aprender más sobre su perspectiva sobre de que consiste la cultura aysenina, pero fue totalmente claro que valora Señora Tati la experiencia de compartir su cultura con otros. Su libro de las notas de los invitados fue lleno de páginas de escritura, mostrándome el gran significado de no solo recibir visitas de distintos lugares y culturas, sino recordarlas como su propia historia. La Lea y yo hablamos sobre esa práctica, notando que no era única a la Señora Tati, pero también usado por otras personas, como la Señora Marfa y su esposo.
Otra experiencia cultural que me llamó la atención fue el rito de hacer el asado. Uso la palabra rito para hacer referencia al “receta” de la carne que de hecho no tiene nada que ver con la comida: los hombres pasando tiempo juntos alrededor del fuego, sirviendo la comida fuera de la casa (cerca al fuego) y cortando la carne con su propio cuchillo. Además de las tradiciones, el proceso entero del asado me hace pensar en cómo relacionamos con los animales y la alimentación; hubo tan atención a y aprecio por la comida en su preparación. En mi propia cultura, y creo que en los Estados Unidos en general, el acto de cocinar algo siempre es un acto pasivo: mientras asa el pollo, trabajo en otra cosa o miro la televisión, nunca sentarme cerca de la comida y mirarla. La oportunidad que ofrecieron el fuego y la carne para juntar a las personas me impactó mucho. Me encanta cocinar, probar las comidas de distintas cocinas y añadirlas a mis propias recetas. Algo que tomé de esta experiencia es que también puedo pensar en la experiencia de cocinar, y cómo la hacen otras culturas, además que sola la comida que acaba en el plato.
Un concepto súper impactante que aprendí de la Karen y el Ben era la relación especial entre la historia y la naturaleza en la Patagonia. La caminata por el Museo Escuela Cerro Castillo en particular enfatizó el impacto de la historia cultural y geográfica en el paisaje y la naturaleza que existen ahora. Lo que el Ben explicó sobre los glaciares y cómo formaban las montañas y la tierra alrededor de nosotros me cautivó totalmente. El hecho de que la Patagonia es la única tierra que existe en su latitud la hice un lugar extremamente singular; la manera de que se comportan las moléculas del aire, el clima y el agua no es parecida a cualquier otro lugar en el mundo. Cosas bien pequeñas, tal como los tipos particulares de nubes o los colores de las hojas, son vinculados directamente a las condiciones únicas del sitio e historia natural de la Patagonia.
Podemos ver la historia también en el Paredón de las Manos, pero una historia mucho más cultural. El paredón fue uno de mis momentos favoritos del viaje porque fue la primera vez que experimenté arte tan viejo en su lugar original. Arte así es popular en museos y tras las barreras, pero el paredón fue una oportunidad totalmente nueva para acercarme a la historia y tener la responsabilidad de respetarlo y protegerlo. De ese modo, no podemos justo mirarlo, pero necesitamos buscarlo y mirar debajo de las rocas, interactuando con la naturaleza y la historia a la vez. (También me dio cuento cómo únicas fueron muchas de las experiencias que tuvimos, como ver al pájaro chucao, ¡o aún mirar a las estrellas desde el otro lado del mundo! Estoy súper agradecida por la oportunidad de haber experimentado ese viaje de una vez en la vida.)
Para mí, las manos demostraron la tendencia humana de hacer arte, marcar el territorio y inventar ideas nuevas. El paradón fue juguetón, y la curiosidad de los artistas fue evidente. Las manos parecieron como el arte de los niños en escuela básica, con un mensaje sencillo y claro: ¡estuvimos acá! Pero, la Karen y el Ben también mencionaron que 1) nadie sabe con certeza el propósito de pintar las manos, y 2) nadie sabe de verdad cómo llegaron esas personas a la Patagonia durante esa época. Que la historia de la región todavía tiene un montón de preguntas y curiosidades sin solución me intriga mucho.
Otro lugar dónde fueron evidentes la historia y el paso del tiempo era nuestro tour por el lago General Carrera para ver las Capillas de Mármol. Las capas distintas del mármol que han formado para crear las estructuras grandes que ahora vimos son marcas bien claras de su construcción: los colores diferentes del mármol indican su edad, mostrando de hecho tan joven son. Sus formas y texturas también cuentan la historia de su erosión e interacción con otras fuerzas de la naturaleza.
Visitando a las cuevas de mármol y conociendo a Jorge en el mismo día me hizo pensar mucho en cómo esos dos procesos (de la construcción geológica y la construcción cultural) son similares. El nacimiento de un fenómeno bien único no ocurre por casualidad, sino que la combinación de varias fuerzas particulares: igual que las condiciones geológicas y científicas particulares que contribuyeron a la creación de las capillas, la cultura gaucha del Jorge viene de varias otras culturas e historias. Él explicó las origines de su ropa, tal como los pantalones bombachos de Turquía, y también de su música, en que ciertos estilos vienen de ritmos africanos. Yo estaría interesada en saber cómo el Jorge y otros gauchos mantienen la fuerza y singularidad de su cultura, mientras tanto reconociendo y honrando sus influencias multiculturales.
Mientras recordé todas las vistas y experiencias bellísimas y quiero volver sin ninguna duda, parece importante reconocer que mi experiencia ha sido una de turista, y que se nos mostró las partes mejores de la región, con poca discusión sobre sus problemas y dificultades. Por ejemplo, la Karen nos contó sobre el tema de la calefacción en Coyhaique y la “nube negra” que crea sobre el pueblo. Necesito recordar que mientras el frío era refrescante para mí, puede ser un gran obstáculo. La calidad del aire en Coyhaique es dañosa a la gente y el ambiente igual debido al uso muy común de la estufa de leña y la falta de ninguna ventilación buena. Los coyhaiquinos son acostumbrados a esa solución, pero la verdad es que ya no es sostenible. Igual mencionó el Ben la cuestión de cómo interactúan las esfuerzas conservaciones con la población local — ¿es una instancia del neocolonialismo? ¿Cómo podemos asegurar que no se convierte en uno? ¿Cómo se protege la naturaleza tan importante mientras también respetando al hogar de los locales?
No estuve lista para irme de la Patagonia, ¡y ya me encantaría regresar! Estar allá me hizo interesada en aprender más sobre la geología y otras ciencias de la tierra, que de hecho nunca me han interesado antes. También me pregunto sobre la literatura de la región — si los paisajes increíbles han influido a un escritor o género particular. Me encantaría regresar para buscar las respuestas a todas mis preguntas que tengo ahora, después de pasar unos días allí. Nuestro viaje me inspiró viajar aún más al sur y pasar más tiempo con las montañas, los glaciares y la naturaleza.