Tercer Año
Tercer Año
El texto siguiente es un proyecto de traducción que hice en SPAN 342: Comparative Borderlands: Race, Gender, and Sexuality in Transnational Perspective, enseñado por el Profesor Sony Corañez-Bolton. Las primeras tres páginas son un ensayo breve que contextualizan el texto que traduje, y explican algunas decisiones que hice en mi traducción. (Las fotos al final del documento son del texto original en inglés.) Este proyecto era mi primera traducción en la cual yo interactuaba con el español de una manera nueva. Me enfrenté a cuestiones y desafíos que nunca había considerado antes; no solo tuve que tomar una decisión, sino también tuve que justificarla.
Además, el texto que elegí, un ensayo de Carlos Fuentes, me hablaba de una manera personal. No tengo las raíces latinoamericanas que tiene Fuentes, pero comparto su perspectiva sobre la cultura y la literatura—me inspiró este texto completamente. Es importante notar que la traducción es solo un pasaje del ensayo, no la obra entera.
Sarah Weiner
16 de noviembre 2022
Ensayo de traducción
Carlos Fuentes, “Cómo empecé a escribir”
Los siguientes pasajes del ensayo de Carlos Fuentes “Cómo empecé a escribir” (“How I Started to Write”), se tratan de la relación de Fuentes con la lengua española. Fuentes era mexicano, pero creció en los Estados Unidos durante los 1930s, afectando su relación con y entendimiento de sus raíces latinos. Como joven adolescente, su familia se mudó a Santiago, Chile, dónde Fuentes se volvió absorto en la política chilena y el español. En estos extractos, Fuentes detalla cómo él redescubrió su vínculo con el español.
La escritura de Fuentes me llama la atención porque explica cómo el lenguaje puede conectarnos a nuestras culturas. En el contexto del trabajo en este curso, Fuentes ofrece un entendimiento de la lengua que expande las consecuencias de la traducción por la identificación del idioma como una extensión de la cultura y lo mismo (“self”). La experiencia de escribir en español era terapéutico para Fuentes, y lo ayudó a encontrar una relación significativa con su identidad latina. Por su argumento sobre la interdependencia de todas lenguas y culturas, y los impactos diferentes del inglés y español en su vida personal y profesional, Fuentes argumenta a favor de la gran importancia de la traducción: no es un acto vacío de la practicidad, sino una oportunidad para cambiar cómo vemos el mundo.
Hice una decisión ambiciosa en el último párrafo de la primera sección de la traducción, con la inclusión de “un poder que flota en el aire.” El poder en la versión inglesa es descrito como “abstract.” En este caso, determiné que la palabra “abstracto” (aún ni “abstract”) no captura cómo funciona el español de una manera en lugar de lo personal. Tomé la lengua de Octavio Paz en “El pachuco y otros extremos” en su libro El laberinto de la soledad. Aunque los sujetos de Fuentes y Paz son diferentes, ambos se enfocan todavía en la existencia de la cultura centroamericana frente a la cultura estadounidense. Fuentes no quiere decir que el poder de la lengua español no es real, de una manera que puede sugerir la palabra “abstracto,” sino que lo no es conectado a la gente, no puede estar pulsado, no puede ser sentido. Una explicación más larga de este menciona está incluido en la traducción como una nota a pie de página. Reconozco que la referencia puede ser una exageración, pero lo hice porque era cómo entendía el texto naturalmente. Me ayudaba pensar en Paz para entender mejor la perspectiva de Fuentes, y el contexto en el cual estuvo escribiendo.
Unas decisiones importantes que eran difíciles, también eran los puntos de la más gratificante precisión, tal como la diferencia entre “lengua,” “idioma,” y “lenguaje.” En inglés, “language” es la palabra usada generalmente, pero en mi vocabulario, todas estas palabras españolas pueden significar lo mismo. Entonces, ¿cómo se puede decidir? Usé mi entendimiento de la connotación de estas palabras, y el contexto alrededor de los argumentos de Fuentes. Cada vez que él escribe “language,” se refiere a palabras que tienen que ver con su cultura, su comunicación, su vocabulario, o las palabras en sí mismas. De esta manera, elegí la palabra que evoca el uso de “language” en contexto. Por ejemplo, “lengua” me parece más relacionado a la cultura, y la incluí en los momentos en que Fuentes refiere a un entendimiento cultural sobre el lenguaje.
Hacer decisiones que quizás afectan la interpretación del texto es difícil, pero todavía pueden comunicar el mensaje del texto. Las logísticas de la traducción pueden ser casi imposibles, como en la frase: “No one creates from nothing.” Por la similitud entre creer y crear, de y desde, y aún los significados de “nada,” esta frase era muy difícil traducir para llegar al entendimiento que comunica Fuentes con las palabras correctas. Todavía no sé si he llegado a una traducción eficaz… pero en este caso, el contexto de las otras palabras y argumentos es fundamental.
Otra dificultad de traducir el inglés al español es el uso del tiempo, particularmente el imperfecto y el pretérito. En inglés no hay este tipo de verbo distinto, pues la traducción de Fuentes también tiene que reflejar el tiempo apropiado. Y cuando el ensayo de Fuentes trata del pasaje del tiempo y el cambio de la perspectiva con el paso del tiempo, es aún más importante que la traducción indica el momento en tiempo correcto. Hay algunas metas que tiene Fuentes que todavía estaba logrando mientras escribió este ensayo, y a través de todo su carrera como escritor; entonces estas merecen el imperfecto: no son adjuntas al momento específico del tiempo. Por otro lado, hay entendimientos sobre la escritura de Fuentes que están relacionados a lugares o eventos específicos en su vida, tal como su experiencias en Chile, que son comunicados más claramente por el uso del pretérito.
El contenido de este ensayo inspira su propia traducción. Cuando leí este ensayo en inglés sobre la importancia de usar la lengua española, me pareció muy raro, y que necesitaba una versión en español. Además de cambiar el idioma del ensayo al español, esta traducción es una manifestación de los argumentos de Fuentes. Y viceversa, los argumentos de Fuentes apoyan el uso del español. Invoco a la libertad, felicidad, y belleza del español en esta traducción, construida por mis propias lecturas de otros escritores hispanos. De este modo, la traducción de “How I Started to Write” al español no solo es importante, sino obligatorio para realizar la relación de Fuentes con el español y demuestra claramente el impacto de escribir y leer en español.
“Cómo empecé a escribir”
[...] Mi educación me enseñaba que las culturas no son aisladas, y desaparecen cuando son privadas de contacto con lo diferente y la desafiante. Leer, escribir, enseñar, aprender, todas son acciones que aspiran a presentarles las civilizaciones entre ellos. No hay una cultura, yo creía inconscientemente desde entonces, y tan conscientemente hoy, que conserva su identidad en aislamiento; llega a la identidad en contacto, en contraste, en descubrimiento.
La retórica, dijo William Butler Yeats, es el lenguaje de nuestras luchas con otras personas; la poesía es el nombre por las luchas con nosotros mismos. Mi camino desde el inglés al español empujó la expresión concreta de lo que, antes, en Washington, ha sido una revelación de una identidad. Yo quería escribir y quería escribir para demostrar a mí mismo que mi identidad y mi país eran reales: ahora, en Chile, mientras empecé a garabatear mis primeras historias, aún publicadas en las revistas de las escuelas, aprendí que debo escribir en español.
El inglés, verdaderamente, no lo necesitaba otro escritor. El inglés siempre ha sido vivito y coleando, y si lo se vuelva tedioso alguna vez, siempre habrá un hombre irlandés.
En Chile, llegué a entender las posibilidades de nuestra lengua — de alimentar la libertad y la poesía. La impresión era imperecedera. Me conecta a esa tierra triste y maravillosa por siempre. La vive dentro de mí, y me convirtió en un hombre quien sabe como soñar, amar, injuriar, y escribir solo en el español. También me enfrenta con una interrogación incesante: ¿qué pasó a esta lengua universal, el español, la cual después del siglo XVII cesó ser una lengua de la vida, la creación, la insatisfacción, y el poder personal y se convirtió con demasiada frecuencia en una lengua del luto, frialdad, aplauso retórico, y un poder que flota en el aire. ¿Dónde estaban los hilos de mi tradición? ¿Dónde podía encontrar, escribiendo en el medio del siglo XX en Latinoamérica, el vínculo directo a las figuras grandes y vivas quienes obras entonces yo estaba empezando a leerlas? Mi Cervantes perdido, mi Quevedo viejo, muerto porque él no pudo tolerar un invierno más, mi Góngora, abandonado en un abismo de la soledad…
***
Siempre intentaba decir a mis críticos: No me clasifiquen, me lean. Soy un escritor, no un género. No busquen la pureza de la novela, según a alguno canon nostálgico, no pidan la afiliación genérico sino un diálogo, si no por la abolición totalmente del género; no por un idioma sino por muchos idiomas en desacuerdos con los otros; no, como Bakhtin lo pondría, por la unidad del estilo sino por la heteroglossia, no por lo singular sino por la multiplicidad de la imaginación. Tengo miedo de que, en general, en México al menos, fracasé en esta responsabilidad. Pero no estoy afectado por este hecho, a causa de lo que acabo de decir: la lengua es una parte compartido y compartiendo de la cultura que se importa poco sobre las clasificaciones formales y mucho sobre la vitalidad y conexión, ya la cultura en sí misma perece en la pureza y el aislamiento, lo que son las pagas fatales de la perfección. Como el pan y el amor, la lengua es compartida con otros. Y los seres humanos comparten una tradición. No hay creación sin tradición. No hay nadie que crea desde la nada.
Regresé a México, pero supe que siempre sería un vagabundo en busca de la perspectiva: esto fue mi bautismo real, no las ceremonias religiosas o civiles que he mencionado. Pero sin importar dónde fui, el español sería el idioma de mi escritura y Latinoamérica la cultura de mi lengua.
Neruda, Reyes, Paz; Washington, Santiago de Chile, Buenos Aires, Ciudad de México, París, Ginebra; Cervantes, Balzac, Rimbaud, Thomas Mann: solo con todos los lenguajes, los de mis lugares y amigos y maestros, yo pude acercarme al fuego de la literatura y pedirlo algunas chispas.
Durante mi quinto semestre, tomé mi primer curso de nivel 400 en el departamento, SPAN 460: Don Quijote, enseñado por el Profesor Ilan Stavans. La clase entera está dedicada a leer el Quijote, con el apoyo de solo unos textos extras. Leímos algunos capítulos para cada clase y la pasamos discutiendo cualquier tema que nos captó la atención. La clase era pequeña — solo siete estudiantes — y por eso hablé más que usual y tuve la oportunidad de experimentar con mis ideas y mi lenguaje. La escritura en sí misma del Quijote es difícil y anticuada; noté el crecimiento de mi comprensión del texto a través del semestre.
El texto siguiente es la introducción y la conclusión de mi proyecto final, un ensayo de veintiuno páginas sobre un aspecto del libro. (El papel entero está adjunta al final por si quiere seguir leyendo.) Este ensayo es una de las obras de mi tiempo en Amherst de la que estoy más orgullosa. No solo aprendí mucho sobre el Quijote, pero expandí los límites de mi pensamiento y mi español. Sigo pensando en muchas de las ideas que exploré en este proyecto, y puedo verme regresando a estos temas en el futuro. He dejado las ediciones de mi profesor acá para el progreso de mi escritura desde mi primer año.
Sarah Weiner
12 de diciembre 2022
Proyecto final
Don Quijote me da miedo
Don Quijote está en mis pesadillas. Lo veo sentado en Rocinante, atacando el aire y los árboles que lo rodean. Él está delirando totalmente, y tiene toda certidumbre. Cuando me levanto, imagino que yo estuve en una simulación, o quizás estuvimos nosotros dos, en la cual no estuve yo de verdad, los orígenes de mis acciones no salieron de mi propia mente, (¿tal vez alguien nos estuvo mirando?), y que definitivamente hay un mundo afuera de donde vivimos. Yo sé que en nuestro mundo de los (mal) sueños hay peligro. Me da miedo.
La versatilidad de la obra de Miguel de Cervantes ha aparecido en las muchas adaptaciones de ella para el escenario, la música, y los libros para niños; la novela tiene tantas oportunidades para inspirar proyectos nuevos. Pero todavía no hay una creación de Don Quijote que lo propone como una obra no de comedia o romance, sino de horror.
Los temas del libro que en gran parte contribuyen a su comedia y genio funcionan de acuerdo a la fantasía, el misterio y así la confusión. Mientras estos temas están bien entretenidos, también tienen la fuerte posibilidad de interactuar con la oscuridad — pienso en Origen (Inception), Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland) o Frankenstein. En términos de la imaginación, hay una delicada línea entre lo divertido y lo dañino. La falta del reconocimiento del horror en Don Quijote es significativa por dos razones. Una, se abre un nuevo reino de la experiencia del lector, que nos guía a cuestionar nuevas opciones y considerar nuevos motivos de análisis. Y dos, si pensamos en el libro de Cervantes como la primera novela moderna, o una de las primeras, vale la pena tener una discusión sobre cómo Cervantes usa temas, estructuras y herramientas narrativas que cruzan las fronteras de género y retan las expectaciones de lo que puede ser una novela. Vale la pena mencionar que este proyecto hace referencia a historias y medios contemporáneos, la cual no invalida a su relevancia, sino enfatiza la atemporalidad del trabajo de Cervantes.
Este proyecto va a explorar el horror en Don Quijote a través de tres temas: la multiplicación, que incluye el doble y la multi-narración; lo siniestro, es decir lo oscuro y lo “uncanny” de Sigmund Freud y la manipulación, o más exactamente el gaslighting, que lleva una discusión sobre la agencia. El uso de “tema” aquí refiere a un concepto abstracto o estructura concreta que puede ser localizado en la obra de Cervantes y contribuye al paisaje del miedo. Primero, es necesario crear un andamio por el cual pueda analizar secciones del Quijote. Necesitamos entender cómo funcionan estos tres temas, por qué, y de dónde vienen. Esta estructura va a ayudarnos a entender cómo Cervantes emplea estas ideas y por qué el Quijote es, tan obvio, una novela de horror.
Después de establecer los temas estructurales, un análisis del libro puede seguir. En este análisis, encontré que Cervantes depende de distorsionar la percepción de realidad del lector—de su entorno y de sí mismo. Rechaza el uso de shock en cualquier momento dado en favor de los temas subyacentes que desestabilizan las expectativas de cómo contar y recibir una historia, evocando el horror por el proceso de diseñar relaciones volátiles entre los lectores y elementos fundacionales de la novela.
[...]
La película No te preocupes, querida (Don’t Worry Darling) inspira este proyecto por su uso de la simulación y su fin muy brusco y sorprendente, que, a pesar de la diferencia de época, parece muy similar a la estructura del Quijote. El capítulo final del Quijote, aún emocionante, contesta muchas de las preguntas que son llevadas a través de la novela de una manera sencilla, que coloca a los lectores como los locos. La revelación es agradable y molesta a la vez. Quijana explica su estado con facilidad: “yo fui loco y ya soy cuerdo” y Cervantes nos dice sencillamente sus emociones verdaderas sobre la protagonista. Cervantes estira tan lejos nuestros entendimientos de la realidad durante el enorme libro, y entonces los recupera rápidamente en los momentos finales, conmocionando completamente a los lectores.
Así la versión de la pantalla del Quijote sería reproducir esta fórmula. La audiencia nunca oirá a Alonso Quijana hasta el fin, o quizás él aún no existiría hasta el fin, y mientras la manipulación y lo mágico están expuestos totalmente, nadie los reconocería como tales. Las imágenes infantiles aparecerían de la manera más oscura y, verdaderamente, el tratamiento de la clase y la nacionalidad haría sentirse incómodo al público. Aunque el horror de la obra (de la página y la pantalla) siempre va a venir de cómo Cervantes nos convierte en locos, o más bien los don Quijotes de nuestros propios mundos.