Mis compañeros del Senior Seminar y yo en Memorial Hill (septiembre de 2023). Foto por Slate Taylor.
¡Estamos al fin de mi tiempo en Amherst! — casi. En el otoño de mi cuarto año, tomé el curso de Senior Seminar con los otros senior majors del español en el cual creamos estes portafolios, trabajamos en proyectos finales y escribimos ensayos de reflexión sobre ser major de español.
Para mi proyecto final, trabajé con el Beneski Museum of Natural History en el campus como un proyecto comunitario. El Beneski tiene un canal de YouTube impresionante, y trabajé para traducir un serie importante de videos a español para hacer más accesible el canal, especialmente a la población hispanohablante de Holyoke. Haz click en el video a la derecha para ver algo de mi trabajo con ellos.
Y abajo, encuentra mi ensayo de reflexión. Muchas gracias de nuevo por pasar tiempo con mi portafolio.
Mi relación al español
Leí La casa de los espíritus (la traducción en inglés—aún en mi lengua nativa es bastante difícil) en mi tercer año del colegio. Las palabras de Isabel Allende me hicieron encantada con la cultura, literatura e historia latinoamericana. Mientras aprendía cómo basó ella su libro en los eventos verdaderos de su familia y el golpe de estado de 1973 en Chile, sabía que quería seguir con los estudios latinoamericanos. Nunca había visto otra representación de la historia tan efectiva, que me hizo sentir que entendí lo que estaba pasando. No en el sentido de que viví una experiencia similar, sino que entendí los factores políticos, sociales, y culturales que contribuyeron a la tragedia. Aprendí mucho sobre la historia de Allende y su familia a través de su ficción.
Elegí Amherst en parte debido al hecho de que tiene una especialización de estudios latinoamericanos (LLAS) que todavía es relativamente nueva. Pero, cuando llegué a Amherst, encontré que me atrajeron las clases de español más que las del departamento de LLAS. Por miedo a perder mi español, que había estado aprendiendo desde la secundaria, tomé curso después de curso cada semestre en el departamento de español. Quedaba claro que la mejor manera de estudiar la literatura de países latinoamericanos era sumergirme en el idioma.
Porque había estudiado el español por siete años antes de llegar a Amherst, ya tenía lo básico: gramática, estructura y vocabulario sencillo. Lo que falté fue mi confianza para usar lo que sabía e intentar añadir palabras e ideas nuevas. Por los materiales interesantes y profesores amables de mis clases de español, empezaba sentir que quería hablar en clase y compartir mis ideas. Pero para hacer eso, tenía que practicar mi español, por hablar en clase y en conversación durante Talk Abroad y en la mesa de español. Para cuando declaré el major, me sentí emocionada y cómoda con la idea de hablar en español.
Una de las habilidades más importantes que he desarrollado en mis clases de español en Amherst es adaptar mi comunicación basada en las palabras que tengo a mi disposición. Tengo que pensar en la esencia, o las cosas más importantes, de lo que quiero compartir y ser creativa con el vocabulario que ya sé. Esto lo he traducido a otras partes de mis estudios — a causa de la práctica de mi español, pienso más en las maneras distintas de que puedo comunicar y soy más capaz de pensar rápido.
Aprender español me ha dado la oportunidad para formar conexiones con más gente que antes, cuando solo podía comunicarme en inglés. Esto entendí mejor cuando viajé a Santiago, Chile durante mi semestre en el extranjero. Escuché las historias de mi familia anfitriona, mis amigos en la universidad y otras personas que conocí viajando por el país y en Argentina. Hablar y entender más que uno idioma aumenta las oportunidades de conectarme y comunicarme con las personas.
Vivir y estudiar en Chile también me confirmó lo que descubrí en mi primer año en Amherst: hablar español es una manera crítica de entrar en y aprender sobre la cultura e historia de Chile y otros países hispanohablantes. Había partes de la experiencia cultural que no hubiera podido acceder sin mi habilidad de comunicarme, tal como bailes sociales, eventos comunitarios y comidas compartidas. Fue un placer y una alegría compartir mi apreciación del español y la dedicación a aprenderlo con las personas que conocí en Santiago.
Una de las escenas en la segunda mitad de La casa de los espíritus representa el golpe de estado de 1973, durante el cual la junta militar tomó control sobre el gobierno y murió al entonces presidente Salvador Allende, el tío verdadero de Isabel Allende, por el suicidio. Ella nunca lo menciona por su nombre, pero alguien con algo de entendimiento de la situación puede sacar la conclusión.
Durante la primera semana de mi semestre en Santiago, nuestro programa con una guía, Annette, nos tomó en un tour del Cementerio General en Recoleta, un barrio importante de la ciudad. En este cementerio está enterrado Salvador Allende. Nos acercamos al monumento (la piedra se extiende metros en el aire — es mucho más grande que una tumba) y en solo unos momentos estuvimos de pie sobre el cuerpo de Salvador Allende. El monumento está construido casi con paredes; uno se puede estar dentro de la tumba. En uno de los pedazos de piedra están grabadas las palabras del discurso final que dió Allende al país desde el interior del Palacio de la Moneda mientras Pinochet estuvo tomando control del edificio.
Estuve parada dentro del monumento leyendo sus palabras. Hizo mucho calor ese día, pero dentro de las piedras estaba fresco y con sombra. Estuvimos callados, aún Annette, quien siempre estaba hablando sobre la ciudad, dándonos hecho después de hecho. Pensé en cuando leí La casa de los espíritus en el colegio, y cómo el cuento y la historia me parecían tan lejos de mi, y en el cementerio estuve parada en dónde pasó, a quién lo pasó, hablando su idioma y sumergiéndome en su cultura. Me acercaba, literalmente e intelectualmente, por mi aprendizaje del español.
Llevaba un scrapbook durante mi semestre en Chile. Escribí todo en el libro en español, con el deseo de que si quiera regresar a leer sobre mi semestre algún día en el futuro, voy a necesitar recordar mi español. Escribir en español era mi acuerdo con mi mismo para siempre seguir manteniendo el español en mi vida. Espero usar mi español en situaciones sociales, y tal vez profesionales, en el futuro. Si quiero ser una escritora de no ficción — que ojalá resulte — tener la habilidad de accesar un lenguaje, una gente y cultura fuera de lo que crecí, tiene mucho valor. El español me da más oportunidades de viajar y hacer conexiones con personas nuevas; quiero aprovechar estas oportunidades que he trabajado para lograr.