La clase que más me gustó en mi tiempo en Amherst fue sobre El Camino de Santiago. En esta clase, miramos y estudiamos la historia del camino y el santo Santiago, las comunidades que viven alrededor del camino hoy en día y la gente quien ha completado o lo está haciendo. Este ensayo fue escrito como una respuesta de ver un video de dos amigos quienes hicieron el trek juntos hace algunos años. Uno de los amigos es paraplejico y por eso el otro le empujó por 500 millas, enfrentando cientos de desafíos físicos y emocionales. Mi respuesta, Soy mis amigues, me dio la oportunidad de reflexionar sobre mis propias amistades tan fuertes y la importancia de las en mi vida.
Antes de salir por España, todos en la clase creamos una serie de podcasts sobre la ruta portuguesa, con episodios para explicar la geografía, puntos interesantes y contextos culturales relevantes a cada etapa de nuestro camino. Al final de esta página, hay un episodio escrito y editado por mi que explica toda la información esencial de nuestro camino.
Soy mis amigues - 05/2023
Tengo mucha suerte de que mis amistades son las partes más fuertes e importantes de toda mi vida. Mi sueño es vivir en una comuna donde la gente pueda ayudar a sus vecinos, porque la vida es mucho más fácil con el apoyo de una comunidad. Ya tengo hoy en día algunos amigos increíbles con quienes quiero vivir en este estilo en el futuro, y sé que son personas perfectas porque han mostrado, innumerables veces, que me aman y me soportan. Sin duda, no soy la única o un objeto especial de sus afecciones y asistencia, sino que estas personas son super especiales y humanitarias.
Normalmente, soy una persona ayudando y empujando a otros, y me siento un poco incómoda en recibir ayuda. Mi mamá y mi novio siempre me decían que soy demasiado independiente en relación a tareas o vida cotidiana, de manera que no me gusta pedir apoyo cuando yo pueda hacer algo por mí misma. Pero toda mi independencia cambió cuando me robaron el convertidor catalítico de mi auto dos veces en dos meses. Son super caros los convertidores catalíticos, y mi seguro no cubría nada. Yo estaba en Carolina del Norte por las vacaciones cuando ocurrió la segunda vez, y no tuve el dinero suficiente para comprar otro o tampoco un boleto de avión a Amherst, y mi familia no pudo ayudarme económicamente. Sin un auto funcional, no podría volver a Amherst y continuar el semestre. Después de oír mi situación, algunas de mis amigas hicieron un GoFundMe en secreto y lo compartieron a mis amistades de cada parte de mi vida. En solo 24 horas, el costo de dos mil dólares era cubierto por más de 40 personas, muchas personas a quienes yo no les había hablado hace algunos años. La mayoría escribieron mensajes de ánimo y en uno de los tiempos más vulnerables de mi vida, me sentí amada en los brazos de mi comunidad. Todavía no puedo hablar sobre esta experiencia sin llorar un poco.
Aprendí mucho de mi comunidad en toda mi existencia, pero específicamente durante ese periodo, y he tratado de traer el sentimiento de cuidarles a otros a cada parte de mi vida. Pero también antes de Las Aventuras De Los Convertidores Catalíticos, sin duda tenía amigues para quien yo hubiera movido el mundo, amigues para quienes yo les hubiera empujado de los Pirineos a Finisterra. Estas amigues y yo nos conocimos en la escuela secundaria a un colegio residencial. Me han visto en todos mis años formativos y me han creado la persona que soy.
Todos entramos a un internado que se especializa en ciencias y matemáticas cuando teníamos 15 años. Ya es difícil estar en la edad de pavo, pero estar lejos de nuestras familias y vidas anteriores y estudiar en clases tan intensas con un ambiente presurizado nos sentimos, muchas veces, que sobrevivir fuera casi imposible. En ese tiempo, fuimos la familia de cada una. Cuando una se caía en la vida personal, todas estaban allí para ir a una heladería para recordar que somos humanos y nada más, como una madre o tía. Cuando alguien estaba aburrida, estábamos en el dormitorio para molestarle como una hermana menor. Y todavía, cuando una está aplicando por un trabajo o apartamento nuevo, somos sus referencias en cualquier posición necesaria, como un empleador o dueño previo.
Hemos empujado a todas en nuestros nueve años de amistad. Cuando mi amigue Bec tuvo una cirugía que afirmaba su género, todas coordinaron un “tren de comida” para llevar comida preparada a su casa por un mes después de la cirugía. Este mes era como hacer los Pirineos cada día por Bec, pero se mejoró con el tiempo y está super feliz hoy en día. Cuando mi amiga Emmy se mudó a Montana, tres de nuestro grupo condujeron 33 horas para que ella no tuviera que hacer el viaje sola. Este viaje era como la Meseta, largo y un poco aburrido, pero con la idea de un destino emocionante. Y por fin, cuando mi amiga Ruth compró una casa, todas pasamos muchas horas cada fin de semana renovándola con la ayuda de videos en Youtube. Su casa es como nuestra Santiago de Compostela, el lugar donde vamos para celebrar, pasar tiempo y descansar en la compañía de otras en situaciones similares.
Como Justin y Patrick, todas nosotras tenemos similitudes, pero no somos similares en nuestras experiencias cotidianas. Nuestro internado previo es público y tiene alumnos de cada parte de Carolina del Norte, entonces somos de orígenes increíblemente diferentes, de clases sociales, raíces, tipos de familias, y cualquier otra cosa que uno pueda imaginar. Sin embargo, somos unidos como Justin y Patrick, porque tenemos experiencias centrales de niñez compartidas, y no existe un obstáculo tan grande para separarnos.
Me gusta pensar que soy una persona quien no necesita un empujón, solo empujo a otros, pero mis amistades me han mostrado que no es el caso. Es decir, todo el mundo empuja y es empujado, y los dos son esenciales para cuidar a otros y vivir vidas sostenibles en comunidad.