El sistema estará diseñado para recoger las aguas grises generadas en los lavabos del centro, tratarlas mediante filtrado natural y utilizarlas de manera segura en el riego del huerto escolar. A continuación, se detalla su funcionamiento por etapas.
1. Captación del agua gris
Se identificarán los lavabos de uso frecuente más cercanos al huerto.
Las tuberías de desagüe de estos lavabos se redirigirán (o derivarán parcialmente) hacia un depósito primario de recolección.
Este depósito incluirá un prefiltro de sólidos grandes, como pelos, restos de papel o jabones sólidos.
✅ Objetivo: evitar que materiales grandes entren al sistema de filtrado principal.
2. Filtrado natural y purificación
El agua gris pasará por un sistema de filtración en capas, compuesto por:
Capa 1: grava gruesa, que retiene residuos grandes.
Capa 2: arena fina, que atrapa partículas pequeñas y sedimentos.
Capa 3: carbón activado, que elimina malos olores, coloración y algunos contaminantes químicos.
Capa 4 (opcional): plantas acuáticas purificadoras, como papiros o juncos, si se opta por un mini-humedal.
✅ Resultado: agua libre de partículas y olores, no potable pero segura para riego.
3. Almacenamiento del agua tratada
El agua filtrada se acumulará en un depósito secundario cerrado, que estará ubicado cerca del huerto.
Este depósito puede ser de plástico reciclado (bidones de 100-200 litros), con tapa para evitar contaminación o evaporación.
Se incorporará un medidor de nivel de agua (puede ser un flotador manual o un sistema casero con sensor).
✅ Ventaja: mantener control sobre la cantidad disponible y facilitar el mantenimiento.
4. Distribución al huerto
Se conectará el depósito a un sistema de riego por goteo o por exudación.
Este tipo de riego:
Minimiza el desperdicio.
Aporta el agua directamente a las raíces.
Funciona con baja presión, ideal para sistemas sencillos.
✅ Consecuencia positiva: uso eficiente del agua y mejora en la salud de las plantas del huerto.
Revisión semanal del filtro: retirar sedimentos acumulados.
Limpieza mensual del depósito: para evitar olores o proliferación de algas.
Sustitución del carbón activado cada 2-3 meses (dependiendo del uso).
Control del estado de las plantas del huerto: para detectar posibles problemas en el agua.