Una vez implementado el sistema, será esencial realizar una evaluación sistemática de sus efectos, tanto a corto como a medio plazo. Esta evaluación se hará con criterios cuantitativos y cualitativos, para comprobar que el proyecto no solo funciona, sino que transforma.
Ahorro de agua potable:
Se medirá el volumen de agua gris reutilizada cada semana.
Se calculará el porcentaje de reducción en el consumo de agua limpia para riego.
Disminución de la huella hídrica y de carbono:
Al reducir el uso de agua potable, se disminuye indirectamente la energía necesaria para su tratamiento y transporte, lo que reduce emisiones de CO₂.
Aprovechamiento de residuos:
Uso de materiales reciclados en el sistema (bidones, tuberías, grava reutilizada).
Participación activa del alumnado en actividades prácticas reales.
Integración del proyecto en diversas asignaturas, con trabajos, informes y exposiciones.
Mejora del sentido de responsabilidad ambiental y trabajo en equipo.
Mayor comprensión del ciclo del agua y la importancia de su cuidado.
Implicación del centro educativo en buenas prácticas sostenibles.
Posibilidad de replicación en otros colegios o espacios públicos.
Difusión del proyecto a través de redes sociales, ferias escolares o visitas guiadas.
Para asegurar su funcionamiento y detectar mejoras, se aplicará un sistema de seguimiento que incluirá:
Revisión técnica mensual del estado de los filtros y depósitos.
Registro de incidencias y mantenimiento en un cuaderno de control.
Encuestas de valoración al alumnado y profesorado participante.
Revisión del rendimiento del huerto: salud de las plantas y productividad tras usar agua gris.
El proyecto está pensado para crecer y evolucionar. Algunas ideas para el futuro son:
Automatización del sistema
Incorporación de sensores de humedad del suelo y nivel de agua.
Automatización del riego en función de las necesidades del huerto.
Ampliación a más zonas del centro
Conectar más lavabos al sistema.
Crear un segundo depósito si se expande el huerto escolar.
Implementación de un mini-humedal con plantas purificadoras
Añadir un biofiltro natural con plantas como juncos o papiros para mejorar aún más la calidad del agua y crear un pequeño ecosistema educativo.
Vinculación con el compostaje
Usar el compost generado en el centro como abono del huerto regado con aguas grises, cerrando así un ciclo ecológico completo.
Creación de un “Eco-Club escolar”
Grupo de alumnos/as encargados del seguimiento del sistema y difusión del proyecto.
Realización de visitas guiadas, vídeos, charlas en otros centros.
Este proyecto no termina con su instalación. Forma parte de una visión de futuro educativo y sostenible que puede ampliarse en años posteriores, con nuevas ideas, mejoras técnicas y más participación estudiantil. También servirá como base para otros proyectos relacionados con el clima, el reciclaje o la eficiencia energética.