Uno de los fundamentos del progreso de la humanidad ha sido la
creación de objetos y servicios útiles mediante los cuales ha podido satisfacer necesidades, a partir de los recursos a su alcance. Este progreso demuestra que es indefinida la capacidad del ser humano para responder a los nuevos y sucesivos problemas que los tiempos le van planteando. Ante las deficiencias y la hostilidad del medio, los seres humanos suplen con su imaginación la carencia de recursos y aseguran su supervivencia mediante la creación de objetos, los cuales, como extensión de sus facultades y sentidos, constituyen su “segunda naturaleza”.