Falsacionismo

II.2. El Falsacionismo

El problema a que se enfrenta karl Popper en su obra Lógica de la investigación científica es el problema de la demarcación, es decir, el problema de establecer criterios claros que nos permitan distinguir entre teorías científicas y todo aquello que viene a conformar lo que se conoce como pseudociencia. «Llamo problema de la demarcación al de encontrar un criterio que nos permita distinguir entre las ciencias empíricas, por un lado, y los sistemas «metafísicos», por otro» (Popper, 1985. P 34)

Las críticas de Popper al verificacionismo, en cualquiera de sus versiones, se fundamentan en la insuficiencia de que presenta la lógica inductiva. Básicamente la crítica se basa en la idea de que los procesos inductivos en una argumentación necesitan apoyarse en algún principio inductivo que no ha sido probado. La lógica inductivista sobre la que se sustenta el verificacionismo permite pasar de la observación de un número limitado de casos, a la afirmación de un enunciado en el que se afirma algo de un número potencialmente ilimitado de casos. No tenemos ninguna garantía lógica de que tras la observación de un amplio número de casos en los que hemos constatado que los cuervos observados eran negros, el siguiente cuervo que se observe no sea rosa (Chalmers, 1982. P.28)

El nuevo criterio de demarcación propuesto asume que, una vez que tenemos un enunciado universal, bastaría con encontrar un solo caso en el que el enunciado no se cumpliera para, mediante un simple modus tollens, afirmar que el enunciado universal es falso. Si se encontrara, siguiendo con el ejemplo anterior, un cuervo que no fuese negro, entonces el enunciado “todos los cuervos son negros” sería falso.

En definitiva, lo que Popper propone es que dado que no puede verificarse la verdad de una proposición en todos los casos posibles, si podemos intentar mostrar que es falsa. El nuevo criterio de demarcación nos diría que una proposición es científica sólo si puede ser falsada por la experiencia.

«..las teorías no son nunca verificables empíricamente. Si queremos evitar el error positivista de que nuestro criterio de demarcación elimine nuestros sistemas teóricos de la ciencia natural, debemos elegir un criterio que nos permita admitir en el dominio de la ciencia empírica incluso enunciados que no puedan verificarse.

Pero ciertamente, sólo admitiré un sistema entre los científicos o empíricos si es susceptible de ser contrastado por la experiencia. Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas» (Popper, 1985. P 39-40)

Ejemplos de enunciados falsables serían enunciados como:

i. El índice de aprobados supera el 50%

ii. Los exámenes realizados en días impares ofrecen mejores resultados

iii. Dos cuerpos se atraen en una relación que es directamente proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de sus distancias.

Ejemplos de enunciados no falsables serían:

a) Llueve o no llueve

b) Es posible tener suerte en las apuestas deportivas

En los casos de enunciados no falsables no es posible encontrar un enunciado básico –observacional- que haga falsa la afirmación contenida en esos enunciados. Esta es la situación que encontrarnos en los casos de la astrología y demás pseudociencias.

Una consecuencia que se deduce del nuevo criterio de demarcación es que las teorías científicas importantes son aquellas que tienen un mayor contenido empírico ya que la ciencia progresa como resultado de que se hagan conjeturas audaces y del intento continuado de falsarlas. Las teorías con mayor contenido empírico están más expuestas a la falsación en tanto que están más abiertas a la aparición de un hecho observacional que las false. Desde esta perspectiva, la historia de la ciencia consistirá en una serie de conjeturas más su intento de refutación por parte de la comunidad científica.

Uno de los principales problemas a los que tiene que hacer frente el falsacionismo es que si los científicos hubiesen seguido los criterios de demarcación exigidos por el falsacionismo, se habrían tenido que rechazar muchas teorías a las que se consideran ejemplos de lo que es una teoría científica. En los estadios iniciales de una teoría científica, es relativamente fácil encontrar enunciados observacionales aceptados por la comunidad científica y que resultan incompatibles con la teoría. Pese a esta evidencia inicial contra las teorías, éstas se mantienen y se desarrollan sin que lleguen a ser rechazadas.

La teoría gravitacional de Newton podía ser falsada con las observaciones que se tenían de los movimientos de la órbita lunar. Hasta que no pasaron 50 años, no se encontraron evidencias de que esas anomalías observadas no eran incompatibles con la teoría y sin embargo durante todo este tiempo la teoría se mantuvo.

En este proceso de falsación cobran un papel fundamental lo que Popper llama «enunciados básicos» y su estatuto epistémico. Un enunciado básico es una proposición existencial singular de la forma PX. El procedimiento es como sigue: una vez comprobada la falsedad de un enunciado básico podemos pasar a afirmar la falsedad del enunciado universal del cual depende. La consecuencia inmediata que se deduce del especial estatuto epistémico que Popper concede a los enunciados básicos es que ninguna teoría puede quedar falsada totalmente ya que los resultados experimentales que sirvieron de apoyo para su falsación pueden ser cuestionados. Además, dado que los enunciados básicos deben servir como premisas en un proceso de argumentación científica, ellos mismos, por aplicación del criterio de demarcación, están sujetos a falsación.

Daría la impresión de que se ha llegado a un callejón sin salida. Por un lado se sostiene como criterio de demarcación científica que todos los enunciados científicos están sujetos a falsación, pero a la vez se sostiene que no existen enunciados básicos que puedan servir para elaborar un proceso de falsación definitiva de una teoría científica. Aquí es donde Popper se introduce en aquellos aspectos de su concepción de la ciencia que le acercan a lo que crítica o despectivamente sus detractores llama “sociología de la ciencia”. Según Popper, la falsación sólo tiene lugar cuando la comunidad científica acepta un enunciado básico como «adecuadamente corroborado» descargando así el peso del proceso de falsación en la toma de decisiones de la comunidad científica.

En su defensa Popper sugiere una concepción de la ciencia en la que no existan «verdades eternas» y definitivamente corroboradas

«la ciencia no es un sistema de enunciados seguros y bien asentados, ni uno que avanzase firmemente hacia un estado final. Nuestra ciencia no es un conocimiento (epistémé): nunca puede pretender que ha alcanzado la verdad, ni siquiera el sustituto de ésta que es la probabilidad.

[…] No sabemos: sólo podemos adivinar. Y nuestras previsiones están guiadas por la fe en las leyes, en regularidades que podemos des-cubrir –descubrir– : fe acientífica, metafísica (aunque biológicamente explicable) (Popper, 1985. P259)