Buscando espacio

Casi todos los modelistas que yo conozco, están siempre frustrados respecto del espacio del que pueden disponer para instalar su maqueta. Salvo algún afortunado que disponga de una gran casa con habitaciones de sobra y pueda disponer enteramente de alguna para su afición, la mayoría de las personas de hoy en día, sobre todo si viven en las ciudades, no pueden permitirse el lujo de reservar 20 metros cuadrados o más para su afición. Los que viven en casas unifamiliares todavía pueden utilizar sótanos o áticos para instalar una maqueta, pero las personas que viven en pisos o apartamentos lo tienen mucho más dificil.

Como ya he comentado, cuando esta afición nació como un juguete, los trenes eran poco realistas pero eran muy grandes. Aproximadamente lo que hoy conocemos como escala 0. Sin embargo debido a este problema han ido apareciendo sucesivamente escalas cada vez más reducidas, con objeto de conseguir que una maqueta se pueda construir en tamaños cada vez menores. No es sorprendente que sea en Japón, donde se haya lanzado una escala con factor de escala 1:450 (escala T) aunque parece que no ha cuajado demasiado

Asi que la primera cuestión que todo aficionado debe resolver, antes que nada, es determinar dónde va a situar su maqueta y como consecuencia de cuánto espacio dispone. Al hablar de espacio disponible hay que considerar tanto la propia maqueta como el espacio de alrededor, que nos permita tener acceso a cualquier punto para la construcción o para solventar cualquier incidencia durante el funcionamiento.

En muchos casos, sobre todo cuando se trata de grandes maquetas situadas en sótanos, áticos o habitaciones dedicadas, la maqueta está adosada a dos o tres paredes de manera que no se puede mover. En estos casos no puede quedar ningún punto de la maqueta a más de 50 cm del borde accesible. Esto no quiere decir que la maqueta sea una estrecha banda de 50 cm adosada a una o más paredes. Por el contrario los que pueden disponer de espacio suficiente pueden dar a la planta de la maqueta una forma de "E" o de "F", que resulta muy operativa.

La imagen adjunta, procedente de la portada de AnyRail , es un ejemplo de una maqueta en forma de E, en la que podemos ver cómo se respeta esta regla.

Las zonas adosadas a las paredes son relativamente estrechas, mientras que el avance central es algo más ancho, porque se tiene acceso desde los dos lados.

En esencia, si se tiene espacio suficiente para ello, este tipo de maquetas son ideales, ya que permiten unos desarrollos de vía muy importantes, y resulta fácil tener acceso a cualquiera de sus puntos.

En otros casos la maqueta que tiene su propia estructura de soporte (normalmente patas, o un mueble con puertas o cajones) tiene ruedas, de modo que se puede desplazar para abrir paso por un borde o por otro para tener acceso desde cualquier borde.

La maqueta cuyo esquema se reproduce a la derecha, con forma de L tiene 2,60 x 2,20 metros con achura de 1 m en cada brazo. Es una maqueta con estructura de patas con ruedas y por lo tanto se puede desplazar para tener acceso desde cualquier borde. Como se puede apreciar por sus medidas es una maqueta de tamaño moderado, que puede encontrar acomodo en muchos domicilios.

La forma estrictamente rectangular se suele reservar para las maquetas más pequeñas. Muchas de estas maquetas pequeñas están pensadas para que se puedan guardar, por ejemplo colgadas en una pared detrás de una pueta, dentro de un

trastero, o en cualquier otro lugar que permita quitarlas de la vista cuando no se están usando. Esta forma de resolver el problema del espacio tiene algunas limitaciones, ya que de entrada hay que quitar de la maqueta todos los trenes antes de guardarla, y además tiene que tener un tamaño y un peso razonables para poder ser manejada por una sola persona.

La maqueta que vemos a la izquierda tiene un tamaño que realmente permitiría guardarla de esta forma. sus dimensiones son tan solo de 1,20 x 2 metros y puede por la tanto manejarse a mano para guardarla y para utilizarla colocándola sobre una mesa o unas borriquetas.

He querido empezar por mostrar estas maquetas porque son diseños reales, que han sido proyectados con programas de ordenador, y por lo tanto los trazados de vía que aparecen dibujados en ellas son posibles, y por cierto bastante operativos.

Se dirá que no he dicho de qué escala son esas maquetas, y es cierto. Lo he hecho a propósito porque si actuamos de una manera lógica, la primera cuestión que debe resolver el aficionado que se plantea la construcción de una maqueta, es determinar de cuánto espacio dispone, y tratar de aprovechar al máximo ese

espacio, contando con los criterios que he comentado sobre la necesidad de tener al alcance de la mano cualquier zona de la maqueta. Una vez que ha hecho este estudio puede determinar cual es la escala más apropiada para el espacio disponible, teniendo en cuenta también otros criterios de diseño que comentaremos más adelante. Pero lo que es absurdo, y por desgracia muy frecuente, es decidir previamente la escala que se va a utilizar, y luego tratar de encajarla en el espacio disponible.

Comprendo que en muchos casos el futuro maquetista tiene ya una cierta cantidad de elementos de una escala determinada, quizá comprados a lo largo de años con la ilusión de que algún día llegaría la posibilidad de acometer la construcción de una maqueta, pero aún en este caso se debería hacer el ejercicio de acotar el espacio de que puede disponer y aplicar los criterios que luego se darán para ver si el resultado coincide con la escala de sus trenes.

A veces hay soluciones ingeniosas para obtener espacio para una maqueta donde aparentemente no lo hay. Algunos aficionados construyen maquetas que quedan adosadas a una pared o a un mueble en posición vertical, con el paisaje hacia el interior, de manera que la parte que se ve, es un tablero de madera a juego con el mueble. o es un panel decorado, por ejemplo con un gran poster. La parte inferior está abisagrada, y el tablero puede girar hasta quedar en posición horizontal cuando se va a usar la maqueta.

Una opción que utilizan muchos más modelistas de lo que podríamos creer, es la maqueta suspendida del techo mediante cables. Cuando se va a usar la maqueta se baja hasta quedar apoyada por ejemplo en una mesa. Cuando se quiere ocultar, se tira de los cables para que la maqueta suba hasta el techo de la habitación. La parte de abajo de la maqueta que queda visible, está cubierta con paneles, con un acabado igual al del resto del techo de la habitación. de manera que si todo está bien hecho, la maqueta desaparece totalmente de la vista y la habitación recupera su aspecto normal.

El mecanismo que tira de los cables puede ser manual, mediante un torno con manivela, o se puede utilizar un cabrestante eléctrico, o un mecanismo de persiana o de cierre enrollable. Arriba, a la izquierda, vemos la maqueta, suspendida con mecanismo de persiana, de Benito Alonso. A la derecha un vídeo que muestra el sistema de una estructura elevable motorizada con un motor de persiana, para construir una maqueta sobre ella.

Hay maquetas construidas en pajares, en hórreos, en garajes (y el coche, fuera), en una caseta de jardín, en una terraza cerrada, en desvanes, en la bodega, en la trastienda, ..... y hasta se de alguien que tenía la maqueta en un sitio tan alejado de la civilización que no tenía ni electricidad, asi que tenía unas baterias con un convertidor CC CA. y un panel solar para cargarlas !!!!

Y.... claro. Siempre hay quien tira por la calle de enmedio y resuelve el problema por las bravas: Conozco ya más de un caso de aficionados que han construído un edificio en su parcela para alojar la maqueta de sus sueños. En la imagen siguiente, vemos la caseta de madera construida por Fausto Vidal sobre su garage, para alojar su maqueta.

A propósito de lo anterior, cuando el lugar donde instalamos la maqueta no es una zona normalmente habitable, hay que tener en cuenta que las condiciones ambientales extremas pueden resultar perjudiciales para la instalación. Seguramente el peor enemigo de una maqueta es una humedad excesiva y todavía peor en ambiente salino, por dos razones: la primera por la oxidación que la humedad puede propiciar en los elementos metálicos tanto del material rodante como de la vía. La segunda porque la humedad perjudica la madera que empleamos en la estructura, llegando a hacer que se hinche se deforme y hasta se pudra. La humedad se lleva también muy mal con la electricidad, con el consiguiente peligro de corrosión en contactos y conductores, cortocircuitos, derivaciones a tierra, etc. Se de algún aficionado que ha puesto dehumidificadores en el local de su maqueta.

Otro enemigo de las maquetas es el polvo. El polvo tiene un primer efecto de ensuciar la vía y por lo tanto comprometer el contacto eléctrico con las locomotoras, y además un efecto antiestético al acumularse sobre los elementos de decoración. Dado que los elementos de decoración son muy intrincados y muy frágiles, la limpieza es muy complicada y probablemente producirá el deterioro de la decoración. Muchos maquetistas cubren sus maquetas con telas o plásticos para librarlas del polvo cuando no se usan.

Respecto de las temperaturas extremas seguramente es más perjudicial el frío, ya que tiende a endurecer los aceites lubricantes de los mecanismos, y por lo tanto puede dar lugar a que alguna locomotora no arranque. En cuanto al calor yo diría que es el extremo menos perjudicial, al menos mientras sea un calor seco. Un calor muy intenso puede llegar a impedir que se disipe adecuadamente el calor de equipos eléctricos y electrónicos provocando su recalentamiento.

Resumiendo: Cualquier persona que desee construir una maqueta de trenes debe comenzar por encontrar un espacio que le permita colocar y mantener indefinidamente su instalación dispuesta para trabajar en ella o para hacer funcionar los trenes. En caso de que sea imposible reservar un espacio que sea permanente, es posible adoptar las soluciones comentadas para hacer las maquetas movibles, abatibles o suspendidas. En general el espacio estará limitado, y esta limitación puede condicionar algunas caracteristicas permanentes de la maqueta, la primera de ellas la escala, por lo que una vez adoptada la decisión, condicionará todo el futuro de la instalación.