Los puyazos o los monos.

En este juego pueden tomar parte todos los jugadores que quieran. El que obtuvo el último puesto al determinar el orden del juego, deja su trompo en el suelo y los demás le atacan; si alguno no le da por lo menos un puyazo o hace pállaras, pierde y deja el suyo en lugar del otro. Como se ve, este juego es sencillísimo, pero los buenos jugadores suelen complicarlo para convertirlo en juego de destreza. Para esto, unas veces no se permiten más puyazos que los queques; otras exigen dar queque y pique alternados; otras, tres piques, etc. En ocasiones tiran, dos o más á un tiempo, y cuando uno va á dar pique le desvía otro el trompo con el suyo y se estorban mutuamente.