El matadero

En un extremo del campo en que se juega se traza una circunferencia como de 1 pie de diámetro, y en el centro se hace un hoyito en el que quepa un trompo.

Designado el orden del juego, se van todos al otro extremo del campo, y el que obtuvo el último puesto echa al suelo su trompo.

Los demás, a fuerza de puyazos, lo van llevando al hoyo del otro extremo; pero su dueño, con otro trompo, tira cuantas veces pueda, dándole puyazos en sentido opuesto, y si consigue volverlo al punto de partida, u otro jugador involuntariamente lo vuelve á dicho punto, queda libre. Se echan nuevas suertes y comienza otro juego.

Esto sucede raras veces, por ser varios contra uno; mas el que defiende no debe desanimarse, aunque este ya cerca del hoyo porque a veces un queque lo aleja a mucha distancia, o lo que sucede con más frecuencia, alguno hace pállaras o no da ningún puyazo, porque se pueden estorbar cuanto quieran unos a otros, y en este caso el trompo puesto queda libre y todos persiguen al que perdió desde el sitio donde pare. Esto es lo que hace más complicado y divertido el juego, pues a cada momento pierden unos y otros.

Cuando por fin logran llevar alguno al hoyo, lo meten en él con el pico hacia abajo, y tomando la suya con la mano le dan a la puesta tantos picotazos como convinieron al comenzar.