El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, es decir, es una droga que hace más lenta la actividad cerebral. Puede cambiar su estado de ánimo, comportamiento y autocontrol. Puede causar problemas con la memoria y pensar con claridad. También puede afectar su coordinación y control físico.
Además, el alcohol tiene efectos en otros órganos del cuerpo. Por ejemplo, puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Si bebe demasiado de una vez, puede causar vómitos.
¿Quién no debería beber alcohol?
Algunas personas no deberían beber en absoluto, por ejemplo:
Personas que se están recuperando del trastorno por consumo de alcohol o no pueden controlar la cantidad que beben
Mujeres embarazadas o que están tratando de quedar embarazadas
Personas que están tomando medicamentos que pueden interactuar con el alcohol
Personas con problemas médicos que pueden empeorar si beben alcohol
Personas que vayan a conducir
Personas que vayan a operar maquinaria
¿Por qué los efectos del alcohol son diferentes de persona a persona?
Los efectos del alcohol varían de persona a persona, dependiendo de una variedad de factores, incluyendo:
Cuánto bebió
Qué tan rápido bebió
La cantidad de comida que consumió antes de beber
Su edad
Su sexo
Su raza o etnia
Su estado físico
Si tiene o no antecedentes familiares de problemas con el alcohol
El alcohol es una droga que deprime el sistema nervioso central, es decir, que enlentece las funciones del cerebro. El alcohol afecta a la capacidad de autocontrol, por lo que puede confundirse con un estimulante.
El principal componente de las bebidas alcohólicas es el etanol o alcohol etílico, que tienen diferente concentración según su proceso de elaboración.
Las bebidas alcohólicas pueden ser:
Fermentadas: vino, cerveza y sidra. Estas bebidas tienen una graduación entre los 4º y los 15º. Se producen por la fermentación de los azúcares o de los cereales.
Destiladas: son el resultado de la destilación de las bebidas fermentadas, por lo que tienen mayor concentración de alcohol. El orujo, el pacharán, el vodka, el whisky, el ron, el brandy o la ginebra tienen entre 40º y 50º.
El alcohol ingerido en una bebida es absorbido en el aparato digestivo, desde donde pasa a la circulación sanguínea en la que puede permanecer hasta 18 horas.
Pocos minutos después de haber bebido, pueden aparecer una serie de efectos cuya manifestación varía según la cantidad que se haya bebido y las características de la persona.