El alcohol produce efectos depresivos y una aparente sensación de calor al dilatarse los vasos cutáneos, pero lo que ocurre realmente es la pérdida de calor del organismo. Fase hipnótica o de confusión. Tasa de alcoholemia: 2 g/L. Irritabilidad, agitación, somnolencia, cefalea. Disartria, ataxia, dismetría.
Son muy diversos los efectos del alcohol a medio y largo plazo y actúan sobre múltiples órganos y sistemas.
El consumo de alcohol afecta gradualmente las funciones cerebrales, en primer lugar a las emociones (cambios súbitos de humor), los procesos de pensamiento y el juicio. Si continúa la ingesta de alcohol se altera el control motor, produciendo mala pronunciación al hablar, reacciones más lentas y pérdida del equilibrio.
Altera la acción de los neurotransmisores, y modifica su estructura y función. Esto produce múltiples efectos: disminución de la alerta, retardo de los reflejos, cambios en la visión, pérdida de coordinación muscular, temblores y alucinaciones. Disminuye el autocontrol, afecta a la memoria, la capacidad de concentración y las funciones motoras.
La combinación de los anteriores efectos es causa de múltiples accidentes laborales y de circulación, que cuestan la vida cada año a millones de personas en todo el mundo.
El alcohol es responsable de más del 73% de los accidentes con víctimas mortales. Por ese motivo la legislación prohíbe el consumo de alcohol al momento de conducir vehículos automotores.
El consumo de alcohol daña las células cerebrales, así como los nervios periféricos, de forma irreversible.
La disminución de vitamina B1 producida por el alcohol puede llevar a la enfermedad de Wernicke-Korsakoff, que provoca alteraciones de los sentimientos, pensamientos y memoria de la persona. Los afectados confunden la realidad con sus invenciones.
Produce trastornos del sueño.
Las personas alcohólicas se aíslan de su entorno social, suelen padecer crisis en los ámbitos familiares (discusiones, divorcios, abandonos) y laboral (pérdida del empleo), lo que los conduce a la depresión y, en algunos casos, al suicidio.
Pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales.
La mayor parte de sus efectos depende del grado de consumo, centros superiores como: el habla o el juicio se deprimen en primera instancia tiempo después centros inferiores como: la respiración y los reflejos espinales.
En dosis mayores tanto los mecanismos inhibitorios como excitatorios se ven disminuidos, pudiendo llegar hasta el estado de coma.
En fases avanzadas produce alteraciones mentales serias y daño cerebral irreversible.
Periodos de amnesia, con alteración profunda de la memoria y la conciencia de diversa duración (minutos, horas o hasta días).
Sobre el corazón, los efectos fisiológicos del consumo son aumentar la actividad cardíaca y producir vasodilatación periférica, lo que explica el enrojecimiento y el aumento de la temperatura superficial de la piel que se produce tras su consumo.
Aumenta la presión sanguínea (hipertensión) y produce daño en el músculo cardíaco (miocardiopatía alcohólica) por sus efectos tóxicos.
Produce fibrilación auricular (arritmia cardiaca con ritmo rápido) y otras arritmias, que en consumo agudo se conocen como "corazón del día de fiesta" (holiday heart syndrome).
Incrementa el riesgo de hemorragia cerebral y de ictus isquémico.
Las molestias gástricas son debidas a erosiones en las mucosas producidas por el etanol. El ardor estomacal será mayor si se han mezclado diferentes bebidas o combinados, ya que la irritación gástrica se deberá a todos los componentes bebidos.
Aumenta la producción de ácido gástrico que genera irritación e inflamación en las paredes del estómago por lo que, a largo plazo, pueden aparecer úlceras, hemorragias y perforaciones de la pared gástrica.
El cáncer de estómago ha sido relacionado con el consumo del alcohol. También provoca cáncer de orofaringe y esófago, y es uno de los principales factores de riesgo del cáncer hepático.
Provoca esofagitis, una inflamación del esófago, varices esofágicas sangrantes y desgarros de Mallory-Weiss.
Puede producir pancreatitis aguda, una enfermedad inflamatoria severa del páncreas, con peligro de muerte.
Puede provocar pancreatitis crónica, que se caracteriza por un intenso dolor permanente.
Otras alteraciones posibles son la diabetes tipo II (por el daño pancreático) y peritonitis.
El hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol, que es transformado por las enzimas del hígado primero en acetaldehído y después en acetato y otros compuestos. Este proceso es lento y no está exento de daños (el acetaldehído despolariza las proteínas, oxida los lípidos, consume vitaminas del grupo B y daña los tejidos).
Al irritarse la célula hepática es posible que se produzca hepatitis alcohólica, debido a la destrucción celular e inflamación tisular. Con el tiempo, el hígado evoluciona (hígado graso o esteatosis) para adaptarse a la sobrecarga metabólica, pudiendo llegar a hepatitis y más tarde a la cirrosis hepática, producto de la muerte celular y la degeneración del órgano. Esta grave enfermedad puede degenerar finalmente en cáncer de hígado, insuficiencia hepática, y producir la muerte. Manifestaciones de esta alteración hepática son la ictericia, un tono amarillento que adquiere la piel y la esclerótica, y los edemas, acumulación de líquido en las extremidades. El consumo excesivo de alcohol y la hepatopatía crónica por virus C son las causas principales de trasplante hepático en los países occidentales.
Altera la función del riñón, reduciendo los niveles de la hormona antidiurética, provocando deshidratación y tomando agua de otros órganos como el cerebro, lo cual genera dolor de cabeza.
El alcohol aporta abundantes calorías (7 kcal por gramo de alcohol) con escaso valor nutritivo. No nutre pero elimina el apetito, sustituye a otros alimentos más completos y a la larga puede generar desnutrición. Esto se agrava pues inhibe la absorción de algunas vitaminas y minerales.
Inhibe la producción de glóbulos blancos y rojos, determinando descenso de glóbulos blancos (leucopenia) y anemia macrocítica con aumento del tamaño de los hematíes.
El alcohol, por déficit de vitaminas como la vitamina B12 o el ácido fólico, puede provocar anemia megaloblástica.
Representación de los efectos del alcohol en la visión.
La falta de glóbulos blancos así como otros múltiples trastornos originados por el alcohol en el sistema inmune origina un fallo en el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones bacterianas y virales.
Puede causar infertilidad y disfunción eréctil.
El consumo del alcohol en el embarazo puede desencadenar el síndrome alcohólico fetal. Sus síntomas son un retardo del crecimiento, alteración de rasgos cráneo-faciales, malformaciones cardíacas, malformaciones hepáticas, malformaciones renales, malformaciones oculares y malformación cerebral.
El mayor daño se produce en el sistema nervioso central del feto, en el que puede aparecer retraso mental.
Es por este motivo que la mujer embarazada debe abstenerse totalmente de ingerir alcohol.
Es de los problemas más graves asociados al consumo de alcohol por la gran cantidad e importancia de los síntomas que engloba.
El alcohol está reconocido por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), como un carcinógeno del grupo 1 (carcinógeno en humanos). El alcohol está reconocido como agente causal del cáncer de mama, cáncer colorrectal, cáncer de orofaringe y laringe, cáncer de esófago y cáncer de hígado.
Los problemas con la bebida no se miden por la cantidad de alcohol que alguien consume o la frecuencia con la que lo hace. Lo más importante es la manera en la que la bebida afecta la vida de la persona. Su ser querido puede tener un problema con la bebida si:
Frecuentemente bebe más de lo que planeaba
No puede reducir su consumo de alcohol
Pasa mucho tiempo consiguiendo alcohol, bebiendo alcohol o recuperándose de los efectos del alcohol
Tiene problemas en el trabajo, en casa o en la escuela a causa del alcohol
Tiene problemas con sus relaciones a causa de la bebida
Se pierde importantes actividades sociales, escolares o laborales debido a su uso de alcohol
No es fácil, pero es importante hablar con su ser querido sobre su consumo de alcohol. Encuentre un momento en el que la persona no esté bebiendo para hablar con ella.
Estos consejos pueden ayudar a que la conversación sea más fácil:
Exprese sus sentimientos sobre el consumo de alcohol de su ser querido. Intente usar enunciados en los que hable de "usted". Esto mantiene el enfoque en la manera en la que la bebida lo afecta a usted.
Intente apegarse a los hechos sobre el consumo de alcohol de su ser querido, como comportamientos específicos que le hayan preocupado.
Explique que está preocupado por la salud de su ser querido.
Intente no usar etiquetas como "alcohólico" cuando hablen sobre el problema.
No sermonee ni dé lecciones.
No intente usar la culpa ni sobornar a la persona para que deje de beber.
No amenace ni suplique.
No espere que su ser querido mejore sin ayuda.
Ofrezca acompañar a la persona a ver a un médico o a un consejero especializado en adicciones.
Recuerde, no puede forzar a su ser querido para que busque ayuda, pero puede ofrecer su apoyo.
El alcohol definitivamente se ajusta a la definición de droga. El alcohol también ha sido usado médicamente desde hace miles de años.