ANACRÓNICO

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ANACRÓNICO

 

Hay un anacronismo según mi visión.

Como hay muchos que creen vivir en épocas erradas.

Tal anagrama que transforman palabras por otras.

Hay personas que dicen ser ajenas por error.

En los anales de las historias remotas.

Están los héroes dejados de lado que habitan las anécdotas.

Los que resisten hacen ayuno.

Los que se entregaron son obsecuentes.

 

Nadie cree en las leyendas de bagaje.

Los héroes verdaderos a veces son de plásticos y viven en fantasías.

Estar en boga o comerse una boga les da prestigio.

Como construir rascacielos insólitos para llegar al cielo.

Donde están los seres que le dan brillo a la oscuridad.

Boicotear actos impuros de gente inestable.

Se sienten perseguidos por su sombra.

Que cuando los alcanzan, lloran.

 

En los libros de catecismo está la verdad decía mi señorita.

Es que nadie vive de los cuentos decía mi vecino.

Y por que el tango y la milonga nunca mueren.

Porque la las voces sinceras de la sociedad jamás simulan.

¿Existe acaso peor locura que el anarquismo interior?

Yo solo veo ninfas por todos lados que piden deseos.

Sexo simulado en la mediocridad más estúpida.

Los anacrónicos no viven de la realidad, nunca la vivieron.

 

¿Y como hacen los que no encuentran su época?

En este mundo flácido con sabor a… ¿entelequia?

Parece que el secreto está en saber respirar.

Hay que bloquear al Yo interior (que es otro invento).

No hay esencia cuando no hay razón.

No hay calma cuando la melancolía se hizo razón.

Solo hay roces plebeyos en una humanidad mal trazada.

Donde el colectivismo se curtió a la burguesía.

 

Eso de ser comunista, ser común a todo.

Eso de ser socialista, social a todo.

Eso de ser dictador, sometido a lo que le dictan los otros.

Y el anacronismo se volatizó cuando desperté una mañana.

Las palabras las crean para mostrar quimeras armadas.

En definitiva solo se trata que al mundo siempre lo manejaran unos pocos.

Y el resto siguen callados como manada en hilera.

Lo insólito no sólo es pensar. También es CREER.

 

Mae Marcelo Elías