¡Encuesta breve y simple!
por Julia Pérez Bustamante en Tres Mancias Consultoría
Acudir a las mancias para adivinar y pronosticar sobre las relaciones es muy común. En Astrología se relacionan las cartas natales de padres e hijo(a)s, socio(a)s, parejas, amigo(a)s, desconocido(a)s, compañero(a)s de trabajo, sin importar la edad y sin que sea necesario conocer a la otra persona.
¿Qué significa que los signos pertenecen al mismo elemento? ¿Cuáles son los mejores aspectos? ¿Qué pasa si no los hay? La compatibilidad suele deducirse a partir de estas cuestiones básicas ¡pero no se define por un sí o un no, y ni siquiera es una cuestión de grado!
Los elementos
Desde la tradición griega, los signos pertenecen a alguno de los cuatro elementos naturales: Fuego, Tierra, Aire y Agua. Cada uno se asigna a sectores separados a lo largo del perímetro de una carta natal pero esa es una representación visual que ni siquiera sucede en la naturaleza: los elementos se combinan y transforman entre sí.
En las lecturas, se observa qué elementos predominan según las posiciones de los planetas y del ascendente (o signo en el horizonte al nacer). Tradicionalmente, se le llama balance de preponderancias y carencias, aunque la lectura no indica si esas características son efectivamente expresadas, dominadas o en qué medida cada persona las considera.
La lectura de la carta del nacimiento es estática, es decir, que describe el tiempo específico de aquel momento. Pero la expresión humana no está determinada allí. Lo que la carta indica es un momento kármico de la energía vital desde el cual se contempla el presente: ¿hay inclinación hacia las preponderancias?, ¿cómo surgen preponderancias y carencias en la vida diaria?, ¿cómo son las relaciones con quienes expresan las carencias que indica la carta?
La carta en movimiento
Lo más usual es encontrar Astrologías que definan según lo estático, lo que no cambia, lo que parece no moverse. Pero si hay una observación recurrente es que las personas cambian a través del tiempo, simplemente porque están vivas.
Observando los propios movimientos y los de los demás, lo estático se vuelve dinámico a medida que la vida se desarrolla. A veces los movimientos refuerzan las preponderancias, otras veces las carencias, o ambas. A veces vienen con el nacimiento, o se producen como efecto del desarrollo, o provienen de la intención o voluntad del presente.
Una lectura esotérica de la carta natal indica cuáles son esos movimientos que integran tendencias como relaciones internas. Porque en base a esas relaciones internas se meditará sobre las compatibilidades externas.
Las causas del movimiento
¿Qué es lo que produce movimiento y hacia dónde? En Astrología hay varios enfoques deterministas que contemplan los movimientos más allá de lo estático del nacimiento, de la carta natal. Hay quienes consideran que los tránsitos en el cielo son la causa, pero no explican qué ocurre cuando lo indicado por las estrellas no se correlaciona con lo que sucede en la experiencia cotidiana.
Otros enfoques, mayormente psicológicos, también parten del balance de elementos, los aspectos y tránsitos, pero consideran que las tendencias y probabilidades de la carta se expresan como interjuegos de fantasmas y novelas personales, de los que incluso a veces habría que defenderse cuando la intensidad produce disonancias excesivas. Este tipo de lecturas no considera que el nacimiento determina un destino particular, pero cuando no hay correlación entre las proyecciones de la carta y la experiencia vivida, consideran que la expresión es anormal y la carta es su parámetro.
Por ejemplo: una cuadratura muy intensa suele traducirse como un conflicto de difícil resolución. Se trata de un razonamiento psicológico que plantea que habría algo para resolver: debido a un exceso de intensidad, se descompensa la homeostasis. Pero si la intensidad no fuera un problema, también podría ocurrir que la persona rechazase algún aspecto de su configuración por razones personales, y ese rechazo es una defensa que fragmenta la expresión (proyecciones, disociaciones, etc.). De todas maneras, la carta es leída de manera desintegrada, en base a las defensas esperables dentro de lo normal que establece cada época y lugar.
Por el contrario, una lectura esotérica-vital de la carta es muy diferente. En primer lugar, considera que hay canales y flujos de base física-etérica para hacer circular la energía, cualquiera sea su intensidad. Y que el miedo y la inseguridad no son disposiciones básicas que impulsan el movimiento en una carta. Incluso lo esperable de la época y del lugar sólo es una cuestión normativa que no tiene ninguna relación con la Astrología.
Este tipo de lectura, la esotérica-vital, asigna valor de realidad a temas como el karma, el desarrollo de los elementales, la voluntad humana y el libre albedrío. También considera que las tendencias de la carta derivan en fusiones energéticas, las que son el principal movimiento que acerca y aleja a las cartas de las personas, según el momento a lo largo del tiempo.
Los gustos acerca de cualidades e intensidades, y la dinámica a esperar (según el tipo de lectura) se suman a las apuestas personales, y todo ello en conjunto lleva a meditar sobre la mayor o menor compatibilidad. Porque lo único que presenta incompatibilidad es el no-movimiento, en cualquier área de expresión, ya que es contrario a la vida.