¡Encuesta breve y simple!
Desde tiempos antiguos, tanto en períodos de paz como de guerra, en distintas regiones y culturas, la adivinación con cartas de Tarot siempre ha estado y seguirá vigente. Personas de todas las edades y ocupaciones consultan a las cartas acerca de todo tipo de temas, y es el oráculo más extendido y ecléctico que se conoce.
Continúa leyendo esta nota para sintonizar con la práctica de la adivinación, acertar en los pronósticos y afinar la descripción de personas, situaciones y objetos.
Lo importante es atinar. Convierte a cada lámina en una extensión propia, hazla portar tu magnetismo. Ella aparecerá en una tirada cuando tu portal psíquico la atraiga.
¿Has estudiado significados? No importa la respuesta: recrea cada arcano en cada consulta. Porque hay mucho más allá de lo que conoces, de lo que imaginas, de las palabras que usas, de lo que has vivido, vives y vivirás... ¿Lo reconocerás cuando se presente en una tirada?
No es tu pensamiento, concentración o intelecto. No hay nada de ello con el oráculo del Tarot. Por supuesto que no conoces lo que ignoras y tal vez tampoco sabes lo que otros ignoran. Tampoco conoces aquello distante que ha sido en algún tiempo, o lo que podría llegar a ser. Y aún así, todo esto se hace presente a través del magnetismo, el que está explorando a la Luna en nosotros, en la experiencia que vivimos entre el Cielo y la Tierra.
Lo que fue, es y tal vez sea, aparece en tiradas abiertas, sin búsqueda, sin foco, como si se tratara de sondear el espectro del consultante. Son lecturas que abren la percepción más allá del momento particular o del interés puntual. También aportan un tono general que podemos tomar como referencia para otras tiradas que le sigan, a las que luego podremos asociar a percepciones primeras que tal vez hayan quedado como incógnitas en un principio.
Si no hay preguntas, las cartas funcionan al igual que lo hacen cuando las recreamos una y otra vez con cada nueva consulta. Aún si las preguntas fueran las mismas, el Rey de Espadas no tiene el mismo significado una y otra vez.
Cada arcano se ubica en una línea particular que se despliega desde el momento en el que iniciamos una lectura. Ese momento comienza en nuestra conciencia y percepción, con o sin cartas, cerca o lejos del ámbito físico que usamos para hacer nuestras tiradas.
La experiencia física y emocional de cada carta es la cualidad que ella presenta en nuestro mazo, e indica la línea a seguir para pronosticar o describir.
Así comienza la adivinación en sí misma, señalando lugares, personas y eventos más allá de las formas (cartas) y más allá de lo conocido (intelecto). Cada arcano es una posibilidad para acercarnos a lo que no está ni en el lugar de la consulta, ni con las personas que consultan ni en la experiencia de alguno de los participantes.
Lo que crece y luego decae, pálpitos fuertes, pálpitos débiles, ecos audibles y los que se van perdiendo en el espacio, un lugar que se abre o se cierra, son todos tonos físicos y emocionales. Es la Luna que recibe la luz del Sol y expresa su producto en la Tierra. Más allá de ella, todo es tan sólo una forma posterior...
"Posterior" aquí significa que es un derivado, un producto de época, cultural, de una zona, o incluso un subproducto del intelecto. Las cartas del oráculo del Tarot no reflejan lo posterior sino que señalan las líneas de pulsos.
Un pulso ha estado presente aquí, allí, entre aquellas personas, entre nosotros(as)... Las cartas señalan esos pulsos y sus recorridos, siguiendo sus posiciones en cada tirada. No asociamos arcanos por lógica, no "acomodamos" la interpretación a un sentido familiar ni inventamos un camino que "cierre" la lectura. El pulso no guarda relación con el tiempo en el que transcurren las historias ni con personajes o personalidades de época.
El oráculo del Tarot explora la experiencia del no-tiempo, y es una confluencia. No sólo trae lo ignorado o desconocido sino también lo irracional e inesperado (para nuestra lógica habitual de desarrollo). Esto es convocar a la Luna en su inmensidad abismal: allí encontrarás lo que buscas, lo que preguntas y también lo que no buscas ni te ha interesado.
La adivinación precisa espacio, no como metáfora de nuestros pensamientos, emociones o ámbitos físicos. Da igual si pensamos mucho, poco o si estamos inundados de emociones. Sea cual sea la cantidad y cualidad, lo importante es mantener espacio libre y permanecer receptivos a pulsos.
La apertura emocional y mental es básica para una buena adivinación. Vacío de forma y de significado para no cerrar la experiencia que se presenta, para percibir formas ajenas, para dar con la línea de cada pulso sin condicionar la lectura con nuestra propia línea...
Con esto, predecir si una relación, negocio o tema se desarrollará o no en el tiempo, y cómo lo hará, es como seguir el crecimiento de una semilla o navegar en los meandros de un río. La cualidad de cada carta es un hito en cada pulso: el Rey de Espadas puede señalar tanto el inicio como el fin de un sendero, ya sea la primer carta en la tirada o la última que aparece en la línea, invertido o derecho.
La respuesta siempre provendrá de la experiencia magnética, la que atrae un instante físico y emocional y lo asocia al arcano, sea cual sea el recorrido que le sigue o le precedió.
El magnetísmo psíquico se expresa primero como una nueva vibración corporal ligada a una sensación anímica, las que terminan de dar el significado específico de la carta. Esas experiencias físicas-emocionales son como portales que señalan el tipo de situación a asociar, por ejemplo si el Rey de Espadas en una tirada de 1 sola carta se está refiriendo a una ideología o manera de pensar que prevalece, o si anuncia un conflicto en ciernes o que finaliza, o si avisa de un viraje en las reglas de juego o en la aplicación de normas, o si directamente señala a una persona...
En este sentido, las lecturas oraculares son intransferibles como método, y lo mejor siempre será practicar y practicar porque, además, es lo que lleva a conocer nuestras propias cualidades y formas magnéticas. Lo que emerge al leer cada arcano es tan sólo un instante de ese registro intransferible, una vibración que orientará acerca de lo que la carta está específicamente indicando, en esa tirada y para esa consulta.
El registro proviene de la práctica y, por supuesto, de la observación posterior para luego ver una línea: la vibración que habíamos sentido sobre el asunto, la carta que habíamos obtenido, y lo que ocurrió después. De esta manera vas formando una relación con el mazo en función de las experiencias de lectura. En este camino, siempre atinarás.
Si te interesa el Tarot como oráculo, puedes formular hasta 5 preguntas puntuales o suscribirte a abonos mensuales. También hay un curso abierto para empezar en cualquier época del año, y sin conocimientos previos. Sigue los enlaces para más info o contáctame aquí.