En el Trastorno del Espectro Autista (TEA), las características lingüísticas son heterogéneas, varían según el perfil clínico de cada individuo. Así pues, las personas con TEA muestran diferentes niveles de desarrollo del lenguaje en cada una de las funciones: comunicativa, expresiva y receptiva.
Falta de interés por comunicarse y no dar respuesta a actos comunicativos iniciados por otras personas.
Dificultades para comprender y expresar pautas de comunicación no verbal (contacto visual, uso de gestos, pautas de atención conjunta, sonrisa…).
Su nivel varía desde ignorar el lenguaje y no atender a órdenes o indicaciones, hasta poder mantener conversaciones, aunque con dificultades para entender ironías, bromas o dobles sentidos debido a su interpretación literal.
En el caso de los niños que adquieren lenguaje oral, suelen presentar retrasos en su desarrollo y déficits en aspectos pragmáticos, es decir, en la habilidad de adaptar el lenguaje a la situación social y a las necesidades del interlocutor.
Puede resultar extraña, con tonos altos o exagerados, y entonación monótona.
Es común que presenten ecolalia, es decir, la repetición de las últimas sílabas o palabras escuchadas.
Inversión pronominal, que consiste en cambiar el pronombre personal “yo” por “tú” al referirse a sí mismos.
Para promover el lenguaje y la comunicación del alumnado con TEA se deben trabajar diferentes aspectos como son la atención, imitación, activación de la motricidad orofacial, comprensión, producción del lenguaje. Por tanto, debemos:
Asegurarnos que presta atención a los movimientos de la boca que hacen los adultos al hablar y a los sonidos que emiten para así poder imitarlos.
Llevar a cabo ejercicios orofaciales, que activen la musculatura implicada en la producción del lenguaje. Estos ejercicios se basan en la gesticulación, vocalización, ejercicios en los que tiene que soplar, absorber o realizar movimientos con los labios y la lengua.
Trabajar la producción de fonemas, después de sílabas y palabras, para finalmente pasar a la construcción de frases.
Trabajar los elementos prosódicos del habla: entonación, ritmo y pausas.
Trabajar el componente pragmático, cuando se pueda considerar que el niño/a ha adquirido el lenguaje.
Una forma de desarrollar el lenguaje del alumnado con TEA y aumentar su capacidad para comunicarse, es el uso de los sistemas alternativos y/o aumentativos de comunicación (SAAC).
Los sistemas aumentativos complementan el lenguaje oral de las personas cuando éste no es suficiente para comunicarse de forma efectiva con el entorno.
Los sistemas alternativos de comunicación sustituyen al lenguaje oral cuando no es comprensible o está ausente.
Dos de los SAAC más utilizados con los alumnos con TEA:
Está compuesto por 300 pictogramas, imágenes que representan la realidad. Este sistema no emplea nexos, preposiciones ni conjunciones y representa cada categoría de palabras con un color diferente, lo cual facilita la comprensión y adquisición del lenguaje. Es muy útil para niños con TEA ya que procesan mucho mejor la información visual.
Con los pictogramas se pueden crear tableros de comunicación, es decir, superficies en las que se colocan diferentes pictogramas ordenados por categorías que sirven para que el alumno y los adultos se comuniquen. El SPC permite comunicarse tanto a un nivel muy básico como a niveles muy avanzados.
Consiste en emplear simultáneamente el lenguaje oral y el lenguaje de signos, pero signando las palabras en el orden que se sigue en el lenguaje oral. El objetivo del uso de la comunicación bimodal es ofrecer al alumno una alternativa para comunicarse más sencilla que la palabra, ya que es más fácil de imitar.
Mediante el uso de los signos se favorece la comprensión del lenguaje, ya que el signo guarda una relación con el significado. Además, con el uso del lenguaje bimodal se potencia la aparición del lenguaje oral en el alumno.
El juego como herramienta para el desarrollo del lenguaje y la comunicación nos ofrece grandes posibilidades.
Se trata de juegos cuyo objetivo principal es que el alumno adquiera o afiance nuevo vocabulario. Se trabaja tanto la comprensión del vocabulario como la producción.
Juego de bolos: se pega a cada bolo una imagen del vocabulario que se quiera trabajar. Lanzando una pelota se intentan tirar los bolos, posteriormente se mira qué bolos ha derribado y se nombra la imagen que tenga pegada.
Juegos de clasificar el vocabulario en diferentes categorías: una vez se han trabajado varias categorías de vocabulario, se pueden realizar este tipo de juegos; lo recomendable es empezar con dos categorías. Por ejemplo, un juego puede consistir en dividir vocabulario de alimentos y de prendas de vestir. Se le ofrecen tarjetas con imágenes reales de cada cosa y dos cajas, una que simulará una nevera para los alimentos y otra, una lavadora para las prendas. También se pueden trabajar otros conceptos como “grande-pequeño”, “arriba-abajo”, “dentro-fuera”.
Se trata de juegos en los que cada jugador tiene que ejercer un papel determinado. Por ejemplo, pueden jugar a las tiendas (comprar- vender), jugar con marionetas, jugar a médicos (doctor-enfermo), etc.
La finalidad de estos juegos es fortalecer los músculos de la cavidad bucal y entrenar los movimientos y acciones que son necesarias para producir el lenguaje. Algunos ejemplos son aquellos ejercicios en los que hay que realizar movimientos con la lengua en todas las direcciones, bostezar, toser, abrir mucho la boca, cerrarla, inflar y desinflar las mejillas, vibrar los labios, soplar, etc. Es también muy importante trabajar la respiración ya que de esta manera se evita la fatiga al hablar, se logra la potencia adecuada en la voz y se evitan problemas en la producción del habla.
Se trata de juegos que favorecen la interacción adulto-niño y que, por lo tanto, sientan las bases para la comunicación.
“El Bichoquepica”: consiste en ir dando “picotacitos” por el brazo del niño e ir diciendo “viene el bicho que pica”. Si el niño indica que quiere más es un buen momento para fomentar el lenguaje animándole a decir “quiero más” y apoyarlo con los gestos de lenguaje bimodal. También se le puede decir “ahora eres tú el bichoquepica” y animarle a repetir la frase. De esta manera se trabajan los turnos.
“Cu-cú ¡tras!”: consiste en colocar entre tu cara y la del pequeño algún tipo de prenda (toalla) o tus propias manos y, acto seguido quitarla diciendo “¡Cu-cú!”. Este juego favorece la coordinación óculo-manual, la atención compartida y el contacto visual.
Se trata de juegos que promuevan el aprendizaje de la formación de frases. Uno de estos juegos consiste en describir imágenes con la ayuda de pictogramas; para ayudarle a completar la frase se le pueden hacer preguntas.