Capítulo 9: Un pie levantado tiene peso

Jing Qi siempre había sido una persona cuya apariencia natural era comparativamente ventajosa, sobre todo porque siempre sacaba una sonrisa modesta al conocer a alguien. Cada vez que sonreía, las comisuras de sus ojos y cejas se curvaban hacia arriba, lo que lo hacía parecer particularmente sincero y seductor.

Mientras Wuxi escuchaba indiferentemente la educada charla de Chen Yuanshan, todo lo que sentía era que cuando la gente de aquí se encontraba cara a cara con alguien –independientemente de si su corazón era sincero o no e independientemente de cuánto odiaran a la otra persona– siempre adoptaban una cara sonriente y preguntaban por su bienestar. Era extremadamente hipócrita e insensato.

Como si hubiera percibido exactamente eso, giró la cabeza y sucedió que vio a ese príncipe Nan'ning que el emperador acababa de mencionar acercándose.

Por alguna razón, cuando la mirada de Wuxi lo recorrió, Jing Qi de repente no pudo en conservar intacta esa cara sonriente.

Todos habían dicho que Nanjiang era una tierra bárbara, con su gente incivilizada igual que las bestias que pasaban sus días devorando carne cruda y bebiendo sangre. En el instante en que el niño de Nanjiang lo vio acercarse, en su cuerpo aparecieron una cautela y tensión obvias y dio medio paso hacia un costado para escudriñarlo, como si un vistazo hubiera bastado para saber que no era para nada benévolo e inofensivo como parecía ser.

Jing Qi se dio cuenta de que este niño no solo era como un animal pequeño, sino que también poseía la intuición de uno, capaz de distinguir quién era bueno, quién estaba siendo falso y quién albergaba malas intenciones.

Se tocó la nariz con un poco de incomodidad, y antes que nada, le ahuecó los puños a Chen Yuanshan. —El señor Chen se tomó muchas molestias con los arreglos fúnebres de mi padre hace un tiempo. Este Beiyuan está realmente muy avergonzado de poder agradecerle en persona.

—El emperador extraña al príncipe sénior. Este humilde funcionario de por sí solo estaba compartiendo las tribulaciones del monarca y no se atreve a atribuirse el mérito. Aun así, ojalá que usted tampoco se aflija en demasía, príncipe —bajó un poco la cabeza—. Por aquí, por favor, caballeros.

El secretario Chen Yuanshan era como un huevo sin grietas: semejante personaje brillaba por doquier, ni cercano ni distante con nadie. Los dos tábanos que eran ambos duques querían morder a esta celebridad que el emperador valoraba, pero lamentablemente, hasta la fecha seguían sin encontrar un lugar para hacerlo. Algún día en el futuro, incluso el príncipe heredero Helian Yi también se pegaría vagamente a la tendencia de ganarse al hombre.

Incluso los pocos y vagos intentos lisonjeros de Jing Qi habían sido frustrados y contrarrestados concisamente por el receptor, ya que también llevaba en la cabeza la reputación de ser leal al monarca, patriota y alucinantemente honrado. A Jing Qi tampoco le enojaba y mentalmente comprendía un poco a este señor secretario.

Limpiándose la falsa sonrisa del rostro, se dirigió a Wuxi. —Acaban de llegar a la capital y hay una gran cantidad de nimiedades relacionadas con la comida, la ropa, la residencia y los viajes que el señor Chen estará a cargo de organizar. Este príncipe se pasará de la línea para llevar a cabo el decreto de mi emperador y los atenderá a ustedes, estimados, utilizando la máxima hospitalidad de un anfitrión.

Cuando la sonrisa desaparecía del rostro de este chico, de repente parecía tener un aire inusualmente racional. Incluso hubo una fracción de segundo en la que Wuxi pensó que tenía un poco de similitud con el gran chamán del lejano Nanjiang. No pudo evitar quedarse pasmado y su actitud sutilmente hostil de antes se redujo en gran medida.

Prosiguiendo con lo que había dicho Chen Yuanshan, preguntó de una manera completamente natural:

—¿Tu padre está muerto?

La palabra "muerto" ya de por sí era un mal augurio y un tabú y sin mencionar que el mencionado aquí era el difunto príncipe Nan'ning, lo que lo hacía aún más irrespetuoso. Chen Yuanshan hizo una pausa y estudió detenidamente a Jing Qi, muy temeroso de que este joven chamán sureño, bárbaro y sin filtro hubiera ofendido al príncipe júnior.

A los ojos de Chen Yuanshan, aunque el príncipe Nan'ning aún era joven, había sido criado en el palacio desde la niñez y crecido junto con los hijos imperiales, eso ya fuera por la amistad del emperador con el príncipe sénior o al antiguo romance de esos nobles al que nadie sabía cómo reaccionar. Como sea, cualquier persona con ojos funcionales podría darse cuenta de que, a pesar de su actual falta de poder o autoridad, Jing Qi tenía un lugar especial en el corazón del emperador Helian Pei y era más favorecido que sus tres hijos biológicos.

Con su identidad como rehén, el joven chamán ya se encontraba en una posición incómoda y su personalidad tampoco parecía llevadera. No mucho después de su llegada, ya había provocado antagonismo con el partido del primer duque, y si el príncipe Nan'ning se agregaba a eso, entonces realmente se quedaría sin guindas para decorar las tortas.

Justo cuando quería mediar, vio a Jing Qi asentir como si no importara. —Hace más de un año.

—Oh, eso es mucho tiempo. —Wuxi lo miró con aparente comprensión—. No es de extrañar que respecto a la muerte de tu padre, viera que no parecías para nada apenado. Así que ha pasado tanto tiempo.

Chen Yuanshan cerró la boca. Sintió que este joven chamán de Nanjiang era como un niño que no solo era curioso, sino que también completamente ignorante de la inmensidad del cielo y la tierra. Había extendido la mano para darle una palmada en el culo a un tigre y la criatura medio dormida y medio despierta no tuvo ganas de molestarse con él, por lo que el niño creyó que estaba bien torcerle temerariamente los bigotes.

Chen Yuanshan creyó firmemente que si alguien como él pudiera vivir pacíficamente en este lugar en el futuro, ello sería un milagro bastante grande.

Como era de esperarse, Jing Qi frunció un poco el ceño. —El período de duelo de tres años aún no se cumple. ¿Quieres decir, joven chamán, que este príncipe no es filial? —respondió con su propia pregunta.

Ya ves, incluso las figurillas de arcilla tenían algo de temperamento, por no hablar del príncipe Nan'ning, que era, en otras palabras, un niño a medio crecer. Chen Yuanshan no estaba seguro de qué detallitos preocupaban al emperador. Buscar a un niño para que persuadiera a otro, ¿temía que estos dos no se pelearan?

El funcionario se vio obligado a ofrecer una sonrisa de disculpa. —Un padre y un hijo están unidos por naturaleza, ¿dónde está la lógica de que el príncipe júnior no esté apenado? Es solo que una herida en el corazón es diferente a una herida en el cuerpo, ya que está completamente oculta dentro del pecho, mientras que la otra se puede ver de un vistazo. Joven chamán, ¿que diga esto usted acaso no hiere su sentido de piedad filial?

Wuxi se quedó atónito por un momento. —No... me refería a eso. No dije que eras malo —miró a Jing Qi, pensando, y entonces se explayó—: El padre de Ashinlae murió en la guerra. Encontró su cadáver y lo trajo del campo de batalla, llevándolo a casa a la espalda. Su hermanita y su madre lloraron en voz alta, y aunque Ashinlae no lloró, todos pudimos ver su pena. No te ves como él.

Jing Qi solo estaba usando la piel de un niño, por supuesto; se le sería imposible discutir con Wuxi por tonterías como estas. Además, descubrió que este niño básicamente decía lo que pensaba y no era muy bueno siendo indirecto. Decir que era ingenuo sería hablar con amabilidad, porque en realidad, era un poco estúpido.

Quitándose la máscara con una risilla, Jing Qi le respondió tranquilamente:

—Después de que mi difunta madre falleciera, mi padre príncipe... mi padre nunca dejó de extrañarla. En la opinión de los vivos, el fallecimiento de un familiar es un asunto triste, pero en su opinión, podría haber sido uno feliz.

Wuxi asintió, mudo, sintiendo como si entendiera un poco.

Bajó la mirada, con sus largas pestañas levemente caídas. Parecía un poco perplejo.

Chen Yuanshan no pudo evitar echarle otro vistazo a Jing Qi el príncipe Nan'ning, pensando cómo a pesar de su corta edad, su porte era excepcional. Lo observó mientras mantenía una compostura aparentemente despreocupada al hablar, ni lento ni rápido, y también manteniendo la voz bastante baja, lo suficiente para suprimir los vestigios de infantilismo resultantes de su juventud. Sus gestos y movimientos, ninguno se acercaba a la fanfarronería, sino que exudaban su propio estilo natural, develando vagamente un espíritu algo libre.

También se decía que, desde que era niño, el príncipe Nan'ning había entrado y salido frecuentemente del Palacio Oriental y tenía una amistad personal bastante cercana con el príncipe heredero... La mente de Chen Yuanshan se alborotó y tuvo vagamente algunas ideas.

En ese punto crítico, Jing Qi levantó la cabeza y le sonrió. —Señor Chen, ¿recuerdo que no estamos muy lejos del puesto de invitados?

Chen Yuanshan se sorprendió, respondiendo rápidamente:

—Sí. Este humilde funcionario se adelantará para informarles y evitar las negligencias con nuestros estimados invitados.

Por supuesto, este tipo de asunto no necesitaba la intervención de Chen Yuanshan, pero parecía que el príncipe Nan'ning tenía algo que decir y su expresión había indicado que no quería que estuviera presente en la escena. Chen Yuanshan era una persona experimentada que lo notó y comprendió, por lo que encontró una excusa para alejarse.

Después de detener vagamente sus pasos, la verdadera naturaleza de Jing Qi apareció. —Joven chamán, hay algunas palabras mías que podrán ser un poco inapropiadas de pronunciar.

Wuxi levantó la cabeza para mirarlo.

—En nuestra Gran Qing, los chicos alcanzan la mayoría de edad cuando cumplen veinte años y después del rito se convierten en adultos —explicó sin prisa alguna—. Si son hijos de estirpe o tienen un rango erudito en los exámenes, entonces desde los quince años en adelante pueden ingresar a la corte para escuchar, así como desposarse. Las palabras que diga después de esto, los demás no las considerarían propias de un niño.

Wuxi no estaba seguro de lo que estaba tratando de expresar.

Jing Qi negó con la cabeza y la inclinó para dirigirle una mirada. Al escudriñarlo, Wuxi se volvió descubridor de la belleza del príncipe Nan'ning: cada ápice de sus rasgos, desde las cejas hasta los ojos, parecía estar finamente tallado. Su piel tenía la ternura y la blancura de la nobleza de la Gran Qing nacida de la crianza opulenta y su silueta todavía tenía algo de inmadurez pueril. Sin embargo, la mirada en esos orbes podía hacer fácilmente que otros ignoraran todas esas cosas y no pudieran evitar querer escuchar con claridad cada palabra que dijera.

Jing Qi casi empujó su voz hasta el fondo de su garganta, sacando de la nada un aura severa mientras hablaba. —Si no tuvieras tu edad, si... no fueras tan importante y renombrado en este momento, mil muertes no serían suficientes para lo que hiciste hoy.

Los ojos de Wuxi se agrandaron y se quedó mirándolo con perplejidad.

Como era de esperarse, no lo entendía.

Jing Qi entornó los ojos y levantó un poco la cabeza para mirar el horizonte, con palabras susurrantes. —Es tu primer día aquí, así que hay varias cosas que no entiendes. La persona que quería matarte hoy es el primer duque Helian Zhao. El ministro Jian Sizong, a quien le hiciste bromas, es el padre de su consorte. En estos momentos, el partido del primer duque tiene mayoría e influencia en la corte, incluso el príncipe heredero no tiene ninguna importancia a sus ojos. Si Helian Zhao albergara alguna intención de lastimarte...

Wuxi guardó silencio por un largo tiempo antes de interrumpirlo. —¿Por me cuentas esto?

Jing Qi sonrió. ¿Por qué le decía al joven chamán todas estas palabras? ¿Por qué Helian Pei le pidió específicamente a él que acompañara a este visitante de las lejanías?

La batalla en la corte para arrebatarle el lugar al hijo legítimo ya se había acercado a un calor candente. Tanto Helian Zhao como Helian Qi ya eran imparables, la muerte era la única conclusión. A los ojos de Helian Pei, quizás ese hijo menor reservado era verdaderamente inadecuado para el destino de heredero o emperador, e incluso si ocupaba el rango del Palacio Oriental, eso no era más que una entidad vana.

En el futuro, sin importar qué hijo lograra obtener el trono, este hijo menor que había sido el príncipe heredero desde su nacimiento, ciertamente no tendría ningún buen final.

Por lo general, Helian Pei siempre ignoraba a este hijo, sin dedicarle ni una sola mirada y en realidad esa era solo una especie de protección. Quería que, en estos últimos años, los mayores vieran a su hermanito como un don nadie que conocía su lugar en la vida y por el hecho de no ser favorecido le otorgaran la oportunidad de vivir.

¿Qué tipo de lugar era Nanjiang? Montañas infértiles, aguas nocivas, cultura temeraria. Era fácil defenderse de ellos, pero difícil atacarlos, y tan pronto como llegaban las estaciones de primavera y verano, el miasma causaba enfermedades. A pesar de que Feng Yuanji había llevado a las cuatrocientas mil tropas de élite de la Gran Qing hasta allá, vida tras vida se había perdido. Previamente, Helian Pei no había mostrado su rostro en la corte durante más de un año y debido a la llegada del joven chamán de Nanjiang, salió expresamente a darle la bienvenida, llamando específicamente al príncipe heredero y al príncipe Nan'ning −que estaba de luto en casa para que se presentaran. Esto era en aras de pavimentar una ruta de escape para su hijo menor.

Quizás Helian Pei también estaba al tanto de que el supuesto “apogeo” de la primavera era solo un chiste. No era una tortuga que podía vivir cientos y miles de años, pero cuando muriera, ¿eso no arrastraría a la tumba a su hijo que aún no crecía?

El príncipe Nan'ning había sido el compañero de estudios del príncipe heredero desde la niñez y siempre habían sido amigos. También tenía casi la misma edad que el joven chamán, así que Helian Pei lo había llamado deliberadamente porque quería que el príncipe heredero y joven chamán pudieran acercarse. Los sentimientos de la infancia pervivirían, y en el futuro, Nanjiang sería su ruta de escape… Incluso si el viaje era lejano e incluso si ese lugar era una tierra bárbara que no había experimentado la civilización.

Era una lástima que su buen príncipe heredero no aceptara esa situación.

Jing Qi recordó que después de que Helian Pei finalmente soltara la solitaria palabra "Yi", de repente recordó que Helian Yi ya se había ido, y con cansancio y decepción revoloteando en su faz, no pudo evitar suspirar.

Helian Pei no nació para ser un hombre todopoderoso capaz de controlar tempestades. No podía contener la tendencia a las argucias que guardaban todos los funcionarios principales de la corte ni podía controlar el proceso del fratricidio de sus hijos, que podría culminar en un regicidio, para usurpar el trono. Todo lo que tenía era un corazón lleno de sinceridad que deseaba asegurar la vida de su hijo menor.

Siete vidas de reencarnación fueron siete vidas de presenciar todo tipo de cosas tristes, lamentables, venerables y despreciables y en el mundo humano tampoco eran más que un punto de sentimentalismo.

Wuxi seguía usando esa mirada implacable llena de alerta para mirarlo fijamente, y con sus pupilas redondísimas, era como un gatito negro que acababa de erizarse y tenía el desesperado deseo de parecer maduro y un poco amenazante. Jing Qi no pudo resistirse a querer estirar la mano para palmearle la cabeza, pero recordó la gran pérdida que el ministro Jian había sufrido, por lo que la retiró torpemente para frotarse el mentón.

—Fue idea del príncipe heredero —dijo.

Durante sus vidas pasadas, la piel de su cara se había engrosado hasta la invulnerabilidad, impermeable a las críticas e enriquecida con una esencia turbia. Mentía como si de comer arroz o beber agua se tratara y ni pestañeó cuando culpó a Helian Yi de todo el curso de los eventos... Fue idea del emperador, de todos modos. Al ver que la confusión se mostraba en el rostro de Wuxi, continuó:

—La mente y la ambición de Helian Zhao se han vuelto como las de Sima Zhao. En este momento, las alas del príncipe heredero aún no han crecido y no puede actuar. En el futuro... —soltó una risa fría y suave. Su rostro no se mostraba muy evidentemente frío, pero eso hizo que los ojos de Wuxi se agrandaran aún más.

Con las esquinas de sus ojos levantándose mientras sonreía, prosiguió:

—La guerra en Nanjiang... De hecho, no fue idea del emperador, ¿entiendes?

Durante un largo período de tiempo, Wuxi estuvo escuchando con aturdimiento. Pero esta oración la entendió de inmediato. En un arrebato de desesperación y ansiedad, agarró momentáneamente la manga ancha de Jing Qi.

—¿De qué hablas? —dijo.

Jing Qi se giró y no lo miró. —Dijiste que los de tu tribu sufrieron innumerables pérdidas, tanto muertos como heridos. ¿Ahora debes estar odiando a la gente de nuestra Gran Qing?

—Odio no poder matar hasta el último enemigo aquí —respondió Wuxi sin una pizca de vacilación.

Asfixiado por la honestidad indiscriminada de este niño, Jing Qi tosió antes de continuar:

—Pero nuestra gente tiene cuatrocientos mil muertos. ¿Cuántas personas es eso? Si se juntaran todos los cadáveres en una pila, no podrías ver la cima incluso si echaras la cabeza hacia atrás hasta romperte el cuello.

Wuxi seguía enfurecido.

Jing Qi suspiró. —Pero entonces ¿por qué insistimos en librar esta guerra? Nuestra gente de las Planicies Centrales no puede ir a tu tierra y vivir allá. El viaje es inconveniente, por lo que ir y venir con frecuencia está fuera de discusión. El emperador celestial está muy lejos, los funcionarios de la Gran Qing no pueden controlarte y tu gran chamán gestiona los asuntos de tus paisanos como de costumbre. ¿Dirías que la Gran Qing ganó algo?

Wuxi no pudo evitar congelase. Ese era el problema que había querido comprender durante todo el viaje, pero no pudo.

La voz de Jing Qi se volvió más queda, solo se podían ver sus dos labios temblando levemente, como si una gran ráfaga de viento se estuviera llevando el sonido. —Porque el primer duque quería el poder del generalísimo Feng, pero no estaba dispuesto a entregárselo, tuvo que idear una forma de matarlo...

Wuxi quedó estupefacto. Pasó un buen rato antes de que murmurara una pregunta. —Entonces... entonces, tu emperador, ¿por qué estuvo de acuerdo?

Jing Qi suspiró. —La Gran Qing es tan grande, no está al tanto de todo lo que sucede.

Wuxi lo siguió en silencio. Para cuando Chen Yuanshan regresó y los llevó al puesto, todavía no había vuelto en sí. Por primera vez en su vida supo lo que significaba el modismo "un pie levantado tiene peso": una persona, por el simple hecho de conseguir lo que quería, podía provocar la muerte de tantas personas sin el menor cuidado. Y eso solo era posible porque... era la presunta figura grande, alta y poderosa y tenía poder e influencia.