Capítulo 71: La batalla final

En este punto crítico, ya no había nadie en la corte que se atreviera a mencionar el traslado al sur. Helian Yi –este joven que había parecido gentil y honesto durante más de veinte años– finalmente mostró su sangre de hierro y su lado impío a la gente del mundo. Entonces, en esta situación desahuciada, cuando todos querían retirarse, ordenó que el Ministerio de Ritos apresurara los preparativos y tomó el asiento de honor casi en pánico.

En las profundidades del palacio, la respiración de Helian Pei era débil y ya se encontraba al final de su pabilo. En este reino, hoy el hijo iba a tener que pagar las deudas de su padre.

Este año, Helian Yi cumplía veintiocho cuando el nombre de la época cambió a Rongjia: "Auspiciosa Gloria".

En este momento en la capital, todos los que levantaron la cabeza y dijeron que tenían que negociar un tratado de paz fueron los primeros soldados en convertirse en carne de cañón. La mayoría de los demás permaneció callada bajo la política arbitraria de Helian Yi, pero era solo un silencio forzado por la ausencia de una mejor opción: desde la multitud de funcionarios en la corte hasta el último efectivo del Ejército Forestal Imperial, todos estaban con el alma en vilo. El ejército ya contaba con menos de sesenta mil hombres y parte de él había sido transferida temporalmente por Helian Zhao, por lo que ahora le quedaban menos de treinta mil.

Solían ser élites, pero en este momento, al escuchar la noticia de que casi todo el ejército había sido aniquilado, el miedo los había convertido en cobardes.

Se podían transferir de los alrededores de la capital (como las provincias de Shandong y Henan), pero solo les quedaban algunas tropas suplementarias de débiles, enfermos, lisiados, etc. Sin más remedio que aferrarse al último rayo de esperanza, Helian Yi convocó a toda la suma que les quedaba. El resto, como la guardia fronteriza del sur y las Guang, viajaron día y noche para llegar a la capital, a pesar de saber muy bien que la ayuda que muy lento llega no sirve de nada.

Lu Shen asumió el control total sobre el Ministerio de Hacienda. Su primera decisión fue precisamente estipular que las tropas que llegaban a la capital desde el oeste debían pasar por la provincia de Mian, y desde el sur, la provincia de Cang, pues eran los dos almacenes de provisiones más grandes y cercanos a la capital. Las tropas debían atravesarlos y traer sus propias raciones a la ciudad. El armamento previamente preparado ya había recibido hacía mucho tiempo una sepultura fúnebre en el campo de batalla del noroeste y ahora definitivamente era demasiado tarde para volver a recaudar fondos. Aunque Mian y Cang y tal no estaban lejos de la capital, seguía siendo una buena distancia; con lo desordenado que se encontraba el mundo, el fracaso era probable y se vieron obligados a ordenarles a las fuerzas venideras que asumiesen varios deberes a la vez.

En cuanto a Jing Qi y Zhou Zishu, estaban haciendo otra cosa.

Desde la fundación de la Gran Qing, había existido un organismo en la capital que ofrecía una gestión específica de los asuntos del Mercado de Primavera conocida como el "Departamento de Correspondencia Norte". Al principio había estado bajo la administración del secretario, pero para la conveniencia del trabajo, implementaron bastantes funcionarios de la tribu Vakurah, los que lentamente lo separaron de la administración para convertirla en una división independiente.

Los negociosos del Mercado de Primavera típicamente se llevaban a cabo en el noroeste y solo una vez al año. La división no solía tener mucho trabajo, pero era una prebenda lucrativa. Zhao Zhenshu alguna vez tuvo innumerables tratos con Jeshe, el jefe de los vakurah. Dentro de las transacciones de dinero y poder, se podría decir que Zhao Zhenshu había criado solito a este lobo y el departamento casi se terminó convirtiendo en un hilo secreto entre él y los negocios de la capital.

Zhang Jin tampoco se había entrometido en estos intercambios privados, ya que, al final del día, los extranjeros no era más que extranjeros y tampoco era bueno que te relacionaran con ellos en la lucha política interna de la Gran Qing. Por tanto, a la hora de la gran purga del noroeste, estos flojos sibaritas escaparon milagrosamente.

A partir del mismo día en que el noroeste entró en estado de emergencia, Helian Yi ordenó a Zhou Zishu que vigilara estrictamente a este grupo. Dado que se impuso la ley marcial, con mayor razón se arrancó la máscara y directamente los puso a todos bajo arresto domiciliario.

Jing Qi naturalmente entendía que estos gordos con estómagos dos veces más redondos que sus cabezas –y que no habían parecido una tribu nómada durante siglos– realmente solo tenían intereses con el dinero y no tenían ninguna relación con esta guerra. Tal vez incluso el propio Jeshe no tenía idea de lo que hacían. Aun así, en este momento necesitaba un poco de algo que evocara emociones aún más intensas en la ciudad para protegerlos de esos temores de "los guerreros vakurah son todos indestructibles" que se propagaban cual virus.

Nunca había sido una persona decidida. Era más que suficiente para manejar asuntos y salir con ideas como un personaje secundario, pero no era lo suficientemente resoluto y difícilmente tenía el impulso de actuar solo. Sin embargo, entendía el corazón humano mejor que nadie y sabía que, en este momento, lo más aterrador no era el gran ejército vakurah que los observaba como presas, sino las mentes inestables y nerviosas en la capital.

No importa si fueron legítimamente descubiertos o inventados de la nada, Zhou Zishu presentó innumerables cargos contra todos en el Departamento de Correspondencia Norte con extrema eficiencia. Independientemente de que fueran reales o falsos, tenían el máximo poder instigador y relatar cláusula tras cláusula de ellos solo hizo que los que no sabían la verdad ansiaran despellejar a esta gente "horrorosamente culpable".

Y así, ese día, Jing Qi tomó a unos cien hombres del Ejército Forestal Imperial y rodeó el departamento sin ningún previo aviso.

Sin siquiera saludar, la gente fue arrastrada fuera una por una, despojada de su uniforme de funcionario en medio de la calle y amarrada. Por un lado, le dijo a alguien que propagara la noticia, y por el otro, ordenó que se organizara metódicamente una serie de operaciones de allanamiento.

Luego de eso, se subió al caballo mientras ordenaba impávidamente que estas personas que tiritaban de frío fueran amarradas una por una a grandes postes de madera. Detrás de esos postes se colgó una enorme tela blanca sobre la que escribieron quiénes eran estas personas –fueran vakurah o sus lacayos escorias de la Gran Qing– junto con una lista enumerada de los crímenes que habían cometido y los llevó personalmente en un desfile por las calles.

Teniendo en cuenta que había muchos ciudadanos que no sabían leer, tomó prestados a Lú Yu y Duan Pengju, dos expertos subordinados de Zhou Zishu, para que lo siguieran durante todo el camino. Haciendo uso de su fuerza interna, leyeron en voz alta palabra por palabra mientras avanzaban, por lo que pudieron ser claramente escuchados desde la distancia.

La gente salía de todos los callejones de la capital como si un festival estuviera ocurriendo. Tanto los plebeyos como los soldados que mantenían el orden se congregaron en ambos lados de la avenida. No se sabía quién tomó la iniciativa, pero arrojaron un trozo de verdura podrida y frondosa sobre la cabeza del director del Departamento de Correspondencia Norte, quien había estado gritando estrepitosamente que lo estaban injuriando. Las emociones de la multitud comenzaron a agitarse lentamente: piedras, verduras podridas, escupitajos y lo que tuvieran fue lo que se lanzó.

Las tropas que habían sido transferidas en nombre de "mantener el orden" habían podido detenerlos al principio, pero también eran humanos y algunos tenían amigos y familiares que habían muerto en el gran noroeste. Por tanto, los soldados y los ciudadanos luego se convirtieron en una misma familia y el lanzamiento se transformó en pisoteos y golpes grupales.

Se les dijo que estas personas –estos flojos sibaritas– eran precisamente vakurah; no eran habilidosos ni indestructibles. Eran estos forasteros los que estaban soplando un hedor repugnante sobre esta tierra amena y pacífica de polvo dorado, matando a sus hermanos y familias y ocasionando que el caos los separara para siempre.

Jing Qi y Zhou Zishu se habían retirado subrepticiamente del círculo para mirar. Jing Qi se encontraba de pie en un edificio alto, observando en silencio durante un rato antes de decir:

—Zishu, después te voy a pedir que te mezcles con los plebeyos para mantener arriba los ánimos. Los que no mataron a golpes han de recibir otro más en el cráneo. Recojan los cadáveres de los que murieron cuando esta gente se haya dispersado, córtenle las cabezas y cuélguenlas en la puerta de la ciudad.

Zhou Zishu exhaló suavemente y negó con la cabeza mientras sonreía. —Príncipe, no sabes esto, pero incluso yo siento un suspiro en el corazón, como si una enorme roca que ha estado sofocando mi pecho hubiese explotado.

Jing Qi entornó los ojos y de repente inclinó la cabeza para mirarlo. —¿Escuché que al fin estás dispuesto a mandar lejos al pequeñín Liang?

El otro volvió a negar y se rio con amargura. —Si no se va, aun así, tendré que cuidarlo. En el caso de que se meta en problemas en un momento como este, no me quedará energía para limpiar sus desastres y pedirle a alguien que lo secuestre por la fuerza.

—Cuídate de que no diga que te odiará por siempre —respondió Jing Qi con una sonrisa vaga.

—Príncipe, el amor es profundo solo cuando el odio es definido —bromeó Zhou Zishu—. Este subordinado no tiene el encanto tuyo, príncipe.

Perplejo por un breve instante, Jing Qi frunció el ceño en tanto lo miraba. —¿En serio te estás burlando de este príncipe?

El otro reprimió su sonrisa. —Tienes que cuidarte sí o sí, príncipe. No arruines tu salud enojándote. Aún aguardo el futuro de venir a pedirte una copa de buen vino. Escuché... que el vino de los cinco venenos de Nanjiang puede ser un gran tónico.

La apariencia originalmente algo solemne de Jing Qi se desplegó rápidamente. Después de un momento de silencio, respondió suavemente:

—Con tu bendición, viejo amigo, si realmente puedo vivir hasta un día como ese, entonces el vino no es nada; incluso le diré a una hermosa bárbara de Nanjiang de cintura pequeña que sea tu esposa.

—Príncipe, los nobles viven a la altura de sus palabras. Tienes que cumplir tu promesa —dijo rápidamente Zhou Zishu.

Jing Qi levantó el puño, encarnando las cejas mientras lo miraba. Zhou Zishu sonrió y también levantó su propio puño, chocándolo suavemente contra el suyo.

—Trato hecho.

Después de eso, Jing Qi comenzó a dividir toda la cuidad capital en varios distritos. En cada uno se nombró una persona específicamente encargada del racionamiento diario de alimentos y suministros para cada hogar. También ordenó a la gente que despejara un par de barricadas en el único camino que las tropas con órdenes de ingresar a la capital podían tomar. Las tropas entrenaban todos los días en medio de las calles, con estrictos puestos de vigía. Con cada refuerzo que llegaba, se lanzaban tres fuegos artificiales para notificar a toda la ciudad.

Helian Yi hizo grandes esfuerzos para apaciguar a la familia de Helian Zhao y le otorgó póstumamente el título de "generalísimo-príncipe Zhongyong". A su hijo mayor, Helian Yu, le otorgó el de "príncipe Yangcheng"[1]. Esto empezó como una cuestión de honor, pero tuvo un resultado que sobrepasó las expectativas: la antigua división de Helian Zhao, encabezada por Jian Sizong, su suegro cuya etiqueta había tocado fondo en su día, se convirtió en el primer grupo en levantarse como un poder central de la batalla principal.

Hace diez años, Jian Sizong había abrazado a Zhao Mingji en la sala del trono y lo había llamado "querido". Diez años después, la cabeza de Zhao Mingji, junto con un grupo de desafortunados del Departamento de Correspondencia Norte, fueron colgadas en las murallas de la ciudad por el príncipe Nan'ning. El ahora viejo y canoso Jian Sizong había traído a un grupo de personas que habían nacido sirvientes de la residencia del primer duque, todas dispuestas en filas, y se arrodillaron temblorosamente ante Helian Yi, clamando "¡Larga vida al emperador!" en voz alta.

Helian Yi no designó a ningún general en absoluto, simplemente se despojó de la túnica de dragón que llevaba puesta y se la cambió por un atuendo de combate. Anunció que defendería personalmente la capital y lucharía hasta el final.

A sus espaldas ya no había falta de cooperación. Estaba el impecable Lu Shen, el repentinamente astuto y cruel Jing Beiyuan, el recién fundado y misterioso Tian Chuang, una enorme multitud de eruditos fervientes y las inflexibles y tristes tropas del antiguo partido del primer duque.

Y, en este momento, otra persona también se puso de pie: la princesa Jing'an Feng Xiaoshu, hija del generalísimo Feng Yuanji y ahijada del emperador jubilado Helian Pei.

La joven cuya estancia en el palacio la había agraviado de repente apareció, vestida con ropa militar. Tenía el mismo par de ojos obstinados y la misma espalda excepcionalmente recta que el generalísimo Feng tuvo alguna vez. De tal padre, tal hija. Su estancia en la profundidad del palacio no había obliterado en absoluto la severa idiosincrasia de los Feng. La princesa Jing'an se apoyaba en una lanza y tenía el cabello amarrado como el de un hombre, arrodillada e implorándole a Helian Yi que le permitiera imitar a Mulán en el alistamiento en nombre de su padre.

En ese momento, la antigua facción Feng, anteriormente tan incompatible como el fuego y el agua en el ejército, por fin se fusionó con la gente restante de Helian Zhao. Un mes después, el número de personas guarnecidas en la capital llegó a ciento ochenta mil y todas las provisiones y raciones se prepararon en conjunto.

Ya sea ciudadano o soldado, las emociones de todos habían alcanzado un acmé. El emperador Rongjia Helian Yi probablemente sería el emperador más prestigioso desde el comienzo de la historia de la Gran Qing.

El octavo día de noviembre, He Yunxing había ordenado a los sobrevivientes del noroeste y llegó vivo a la capital.

Al recibir la noticia, Helian Yi fue personalmente a las puertas de la ciudad para darle la bienvenida. He Yunxing se arrodilló ante él en el lugar mientras lloraba y sollozaba con amargura. Una vez que terminó su episodio de llanto, nunca pidió perdón ni Helian Yi lo declaró culpable, simplemente lo incorporaron en los generales guarnecidos en la capital. En este momento, vivos o muertos, debían tener valor.

Sin embargo, lo que Zhou Zishu no sabía era que Liang Jiuxiao –a quien había mandado lejos– había usado un pequeño truco a mitad de camino. Los dos que lo escoltaban no lo supervisaron por un momento, lo que le permitió escapar. Liang Jiuxiao no dijo nada y sucedió que se encontró con un escuadrón suplementario que se dirigía a la capital desde el sur, y usando el alias "Xiao Jiang", se les unió.

Su corazón seguía deprimido, no lo había superado en todo este tiempo. No había superado el hecho que su shixiong mató a toda la familia de Jiang Zheng y no había superado las frías palabras del príncipe. Sabía que era estúpido e incapaz de calar los asuntos, por lo que no podía entender cómo pensaban estas personas inteligentes.

Pero siempre se había sentido avergonzado.

Siempre había soñado con algún día convertirse en un héroe ilustre que defendiera la justicia, pero después de llegar a la capital, se había perdido por completo. Sentía que tenía que regresar. Incluso si no fuera con el propósito de vivir, morir, avanzar y retroceder en conjunto con su shixiong, tenía que regresar para encontrar una vez más el camino a la virtud y la honradez dentro de esta era de sangre y fuego, ello por el bien del reino.

En este breve mes, todos encontraron la resolución que se había encogido dentro de su ser.

Así que, invasores... no duden en venir con todo, ¿eh?

Sobre Rongjia, la clasificación de épocas en la antigua China obedecía a la transición imperial, ergo, cada vez que un príncipe sucedía al trono, terminaba una época (la de su padre) y podía elegir un nuevo nombre para su propio reinado. El título completo de Helian Yi sería como “emperador Rongjia de Qing”. [1] Generalísimo-príncipe Zhongyong (忠勇大将军王); zhongyong significa "leal y valiente". El título de príncipe es traducido de 王wang. Por otro lado, el hijo recibió el título de príncipe Yangcheng (阳承亲王); yangcheng significa "porta sol". El título de príncipe es traducido de 亲王qinwang, el mismo título imperial que tiene Jing Qi actualmente. Revisar mis notas del capítulo 3.