Capítulo 50: El ejército circundante debe dejar una vía de escape

Helian Yi y Jing Qi cruzaron miradas a la velocidad del rayo, ambos pensaron rápido. Jing Qi dio un paso atrás, haciéndose el sordomudo sin involucrarse, mientras que Helian Yi se arrodilló en el suelo con un ruido sordo, tomando la iniciativa para dar a conocer su punto de vista. —El padre emperador es tan perspicaz como un espejo límpido. ¿Cómo el segundo hermano podría hacer algo como esto? ¡Este hijo sirviente es el primero en no creerlo!

Era razonable pensar que, bajo estas circunstancias y como heredero aparente, era mejor que Helian Yi también se hiciera el sordomudo. Por dentro sabía muy bien que esos asuntos inmundos de Helian Qi eran todos ciertos y también entendía que, si hablaba para ayudarlo en este momento, sería excesivamente estúpido y una evasión de la ley en nombre de un familiar. Pero si ayudaba a Jiang Zheng, las cosas serían aún más graves. Obviamente estaría aprovechando la oportunidad de deshacerse de un disidente y por tanto estaría pensando en erradicar a su propio hermano sin siquiera ser emperador todavía.

Y todos sabían que el que estaba sentado en el trono estaba lejos de palabras como "gobernante sabio".

Helian Pei no quería saber nada acerca del hijo de quién estaba muerto y el hijo de quién estaba vivo ni quién estaba malversado fondos o quién tenía tropas privadas. Por supuesto, esas cosas eran inmensamente importantes y normalmente serían suficientes para hacerlo azotar la mesa, levantarse y rugir por una investigación exhaustiva, pero en este momento solo restaba una cosa en sus ojos: Jiang Zheng y su grupo de vejestorios se habían unido para obligarlo a castigar a su propio hijo.

¡Esto era compulsión! ¡Una rebelión!

En respuesta a esto, Helian Zhao inmediatamente volvió en sí. A sabiendas de que había sido un paso más lento, escondió el arrepentimiento en su corazón y no tuvo más remedio que coincidir con el príncipe heredero. —Padre emperador, lo que dijo el príncipe heredero es bastante correcto. Este hijo sirviente tampoco cree esto. Este no es un asunto menor y espero que todos hablen y procedan con cautela para analizar a profundidad y tomar una decisión.

Jiang Zheng claramente ya no le tenía miedo a la muerte, por lo que habló de manera organizada y concienzuda al escuchar esto:

—Su Majestad, este súbdito tiene aquí la carta de sangre escrita personalmente por el señor Zhang Jin, así como todo tipo de libros de contaduría y cartas de contacto. Su Segunda Alteza detuvo al señorito Zhang en un pequeño patio en el noroeste de la capital, que ya he investigado y verificado al arrestar a más de treinta empleados y demás. No me atrevería a engañar al monarca. Si esto es cierto o falso se puede saber a partir de una investigación realizada por el Tribunal del Clan Imperial.

Los sesos de Helian Pei estaban hechos un estruendo desde el principio y fue solo después de que Helian Yi habló que saboreó un poco la traición. Bajó los párpados, mirando a su decepcionante hijo Helian Qi, y tan pronto como vio cómo estaba, entendió casi todo. Supo que la mayoría de lo que había dicho Jiang Zheng era cierto. La mitad de su corazón se enfrió, su qi y su sangre se arremolinaron. Deseó poder empujar a su mocoso de regreso al útero de su madre y actuar como si nunca hubiera nacido.

Pero en un instante, notó que, aunque Jiang Zheng y el resto estaban arrodillados, tenían la espalda extraordinariamente erguida, con una prestancia todopoderosa e inmóvil. El viejo emperador tuvo otra idea, pensando fríamente: Ah, muy bien. Hoy nos obligan a castigar a un duque, así que mañana nos obligarán a desocupar este trono, ¿verdad? ¡Excelente!

Guardó silencio durante mucho tiempo antes de que apenas lograra estabilizar la voz. Porque sabía que este asunto requería una explicación, tuvo que reprimir su ira. —Vengan, arresten al hijo no filial de Helian Qi —escupió a la fuerza—. Decretamos... que el Tribunal del Clan Imperial investigue.

La corte matutina de hoy terminó rápido. Después de que Helian Pei terminó de hablar, no parecía dispuesto a mirar mucho a nadie más. Cada vez que anunciaba que se retiraba de la corte, se levantaba y se marchaba a zancadas. Ahora, cuando se puso de pie, su cuerpo no pudo evitar balancearse. Por suerte, el eunuco Xi actuó velozmente y lo sujetó, impidiendo que el Hijo del Cielo de la dinastía se postrara en el suelo.

Helian Zhao miró a Helian Yi desde la distancia, le hizo una reverencia airada, ello con una intención enigmática, para luego girar sobre sus talones e irse. Jing Qi se quedó a un lado, abismado. Helian Yi lo agarró suavemente. —Iremos a tu residencia.

Su grupo salió del palacio discretamente. Jing Qi y Helian Yi estaban respectivamente taciturnos, Lu Shen algo nervioso. Solo He Yunxing estaba en medio de rebotar de arriba a abajo de fervor, con un buen aire de ternero recién nacido que no les temía a los tigres y quería también ver la tierra en llamas. No fue hasta que a Jing Qi le dolió la cabeza por su ajetreo que suspiró. —Marqués júnior, ¿te puedes calmar ya?

Solo entonces He Yunxing se dio cuenta de que era el único presente que estaba ciegamente agitado. No pudo evitar sentirse un poco avergonzado. Poco después pensó que sentirse así estaba mal, así que habló con confianza y convicción:

—También vieron cómo se veía Helian Qi hoy. Creo que incluso el emperador cree la mayoría. Aquel que hace el mal no puede vivir y caminó demasiado por la noche, para finalmente toparse con un viejo fantasma ahorcado como el señor Jiang. ¿No es bueno eso?

Jing Qi le dirigió una mirada, muy sensatamente eligiendo callarse.

Al ver que absolutamente nadie le estaba prestando atención, He Yunxing parpadeó. Se devanó los sesos al respecto por un buen rato, seguido de una palmada en el muslo a modo de iluminación. —Están preocupados por el señor Jiang, ¿no es así? Por como lo veo yo, no ha dicho una oración a los oídos de la gente durante tantos años y no le haría la vida difícil al emperador por nada insignificante solo para que lo arreste y regañe. Aparte, Helian Qi provocó la ira de la multitud esta vez, muchos caballeros lo acusaron de improperio y el emperador está precisamente enojado. ¿Aun así puede lidiar con tantos juntos?

Helian Yi le hizo oídos sordos, fingiendo por completo que alguien como él no existía. Al llegar a la residencia Nan'ning, le preguntó a Jing Qi:

—Según tú, ¿cuál es el resultado más grave de esto?

Jing Qi los llevó a sentarse en el estudio. En ese instante, Ping'an se acercó furtivamente para hablarle al oído. —El señorito Zhou llegó. El joven chamán también está aquí y este sirviente lo llevó al jardín.

—Que pase el señorito Zhou —ordenó Jing Qi en voz baja—. El joven chamán... déjalo que se atienda solo por ahora...

Ping'an acató las órdenes y se fue. Jing Qi volvió a la pregunta de Helian Yi, murmurando:

—Detener la libertad de expresión es peor que detener el flujo de las aguas, pero los consejos sinceros al fin y al cabo son fastidiosos... y aquellos que los escuchan son raros. Me temo que, dado que el emperador ha sido mordido por una serpiente, lo llevará al otro extremo en el futuro y verdaderamente se negará a ser indulgente.

Hizo una pausa allí, y en ese momento, incluso He Yunxing entendió a lo que se refería. Al emperador siempre le desagradaron los censores, por lo que, en el caso de que se enojara de la vergüenza después de sufrir esto, es posible que en el futuro ya no haya censores en la corte.

He Yunxing quedó estupefacto. —Eso... no puede ser, ¿cierto?

Nadie dijo nada, incluido Zhou Zishu, que acababa de entrar, ya que cada uno estaba reflexionando la conjetura de Jing Qi. Todos sabían que esto no era imposible. Nadie más lo haría, pero eso no significaba que su señor longevo que le confirió a un pájaro el título de generalísimo no lo haría.

Un largo rato después, Helian Yi suspiró. —Avance es avance, supongo...

—Este incidente es extremadamente peligroso para Helian Qi —prosiguió Jing Qi—, pero no es que no tenga una ruta de supervivencia.

Zhou Zishu se sorprendió. —¿A qué quiere usted llegar, príncipe?

Jing Qi golpeteó inconscientemente la mesa mientras le explicaba cuidadosamente, con la pronunciación a un ritmo muy lento. —Zishu, ¿entiendes lo que significa "dejar que el pájaro enjaulado vuele" al actuar presuntamente?

Una persona tan inteligente como Zhou Zishu se quedó callada por un breve momento, inmediatamente después de lo cual lo entendió. La "jaula" que mencionaba, por supuesto, no se refería a tonterías como "los cielos aprecian la vida de todo ser vivo" y demás, sino a la táctica militar específicamente seleccionada de "no se puede forzar a un enemigo acorralado; el ejército circundante debe dejar una vía de escape". Si se ponía a un oponente en una posición mortal, inevitablemente daría una lucha desesperada. Cuando llegara el momento, aunque ciertamente sería fácil dejarlo sin escapatoria y obligarlo a luchar hasta la muerte, las pérdidas superarían las ganancias, ya que también era probable que el oponente peleara por su vida.

Por ejemplo, Helian Qi ahora se veía absolutamente horrible, pero el hecho de que el señor longevo previamente mencionado, Su Majestad, sufriera una pérdida de cara en la corte no se podía olvidar y el principal culpable de eso era Helian Qi. Si el emperador estaba preseleccionado para aborrecer a Jiang Zheng, entonces, su punto de afecto filial por su segundo hijo que había hecho algo como esto probablemente también estaba en peligro.

Pero si los altos funcionarios lo presionaban con demasiada urgencia, el emperador tendría una sensación de crisis y una sensación de crisis relacionada con la autoridad era más letal que cualquier otra cosa. Si su corazón daba un completo vuelco y volvía a mirar el lamentable estado actual de su hijo, probablemente no solo no lo rechazaría, sino que también tendría un sutil sentimiento de compasión.

Lu Shen no pudo evitar mirar a Helian Yi, que se encontraba ponderando, y mentalmente admiró aún más al príncipe heredero. Había podido calar esta capa en tan poco tiempo y tomado la rápida decisión de apoyar a Helian Qi, independientemente de lo correcto o incorrecto. Por tanto, abrió la boca para preguntar:

—Su Alteza, ¿qué debemos hacer ahora?

Helian Yi no respondió al principio, sino que le preguntó a Jing Qi:

—Beiyuan, ¿qué opinas?

Sin esperar a formular una respuesta como tal, Jing Qi inconscientemente le devolvió el balón. —Esto dependerá enteramente de su decisión, Su Alteza.

Helian Yi lo fulminó con la mirada. —Sigues siendo un pequeño taimado de... Shenru, envía un memorial mañana...

Llamando a Lu Shen, le encomendó esto y aquello una vez.

Una vez que entendió, Lu Shen instantáneamente acató las órdenes y se fue con He Yunxing, regresando para redactar un memorial.

Helian Yi se sentó un rato. Al darse cuenta de que Jing Qi y Zhou Zishu parecían meditabundos, también pensó que esto era aburrido y recordó entonces que todavía estaban en medio de los meses de ayuno. Si abandonara el palacio durante demasiado tiempo en este punto crítico, sería fácil que la gente lo condenara, así que se llevó a los guardias de regreso al Palacio Oriental.

Antes de su partida, le lanzó una mirada a Zhou Zishu, quien entendió inmediatamente. Se despidió de Jing Qi y lo alcanzó. Tan pronto como salió de la residencia, Helian Yi le susurró una orden:

—Le pedí que enviara un memorial a fin de proteger al viejo Jiang. Durante tantos años, en la corte no ha habido mucha gente que pueda lidiar con las cosas de manera práctica.

Jiang Zheng nunca antes se había mezclado con el asunto de arrebatarle poder al hijo legítimo ni había dependido de varios lados. Sin entender a lo que iba, Zhou Zishu no tuvo más remedio que asentir.

Helian Yi bajó aún más la voz. —Pero si eso no funciona y agotamos nuestros recursos humanos, entonces tenemos que obedecer la ley del cielo...

Hizo una pausa, inclinando la cabeza para mirar a Zhou Zishu. Helian Yi no parecía en absoluto un heredero aparente, ya que no se veía majestuoso, sino como un completo erudito amable y refinado, siempre con una pequeña sonrisa que hacía que la gente se sintiera purificada por un viento primaveral... Pero la expresión en su mirada hizo que Zhou Zishu sintiera un escalofrío en el corazón. —Si eso no funciona —escuchó que continuaba—, la culpa de matar a un súbdito leal debe llevarse a cabo en nombre del padre emperador por mi segundo hermano filial.

Zhou Zishu se dio cuenta de lo que quería decir. —Este subordinado entiende —respondió en voz baja.

No dijeron nada durante todo el camino.

La varilla de incienso en el estudio de la residencia Nan'ning ardía silenciosamente, acortándose visiblemente poco a poco. Jing Qi se reclinaba contra la silla, con los ojos levemente cerrados y los dedos todavía golpeteando la mesa inconscientemente. Casi podía imaginar lo que Helian Yi le diría a Zhou Zishu en medio de su viaje. Otros no lo habrían escuchado, pero Jing Qi lo entendía: la orden que Helian Yi le dio a Lu Shen fue, por fuera, un esfuerzo por proteger a Jiang Zheng, pero sabía muy bien la realidad. Nadie podría proteger al señor Jiang esta vez...

Parecía que el príncipe heredero ya había tomado una decisión. Dado que el señor Jiang insistió en mostrar lealtad hasta el final, haría el mejor uso de eso.

Jing Qi se perdió en sus pensamientos, y cuando no estuvo prestando atención, de repente sintió que dos dedos le presionaban suavemente las sienes. Saltando del susto, abrió los ojos, solo para descubrir que en algún momento desconocido Wuxi había entrado para pararse silenciosamente a sus espaldas y ahora se encontraba masajeándole las sienes.

Jing Qi se sintió algo cohibido, por lo que lo disimuló con una sonrisa superficial. —¿Cuándo entraste? ¿Por qué no hiciste ningún sonido, como un gato?

—Shhh. No te muevas —dijo Wuxi.

Rápidamente extendió la mano para sujetarlo y le masajeó varios puntos en las sienes.

Jing Qi siseó, sintiendo que las zonas en las que presionaba parecían tener una fuerza eléctrica que le perforaba el cuerpo, incesantemente doloroso y entumecido. Quiso esquivarlo, pero el otro lo sostuvo firmemente. —Concéntrate. Recuerda lo que digo.

Inmediatamente después de eso, comenzó a recitar una serie de mantras simples. Jing Qi también había más o menos practicado artes marciales, así que, al escucharlos, supo que este conjunto era para las artes de ejercitar el qi y alcanzar la paz interior. Pensó que era bastante novedoso, por lo que siguió su mantra y la fuerza del masaje del punto de acupuntura. Volvió a abrir los ojos poco después, pero todo su cuerpo se sentía extremadamente cómodo, más que si se hubiera despertado de una siesta.

Solo entonces Wuxi lo liberó, con un aparente remanente de la fragancia fresca de la ropa de Jing Qi en sus dedos. La prestancia imponente que acababa de tener dando meticulosamente una lección de repente se esfumó en un instante. Al sentir inexplicablemente que se había aprovechado un poco, temiendo que Jing Qi le guardara rencor, se explicó mientras se ruborizaba suavemente de vergüenza:

—Estabas... pensando demasiado. Tu qi y tu sangre se estancaron, solo te los estaba paliando...

Esa mirada inocente y prudente divirtió abruptamente al príncipe, cuya mente recién se encontraba en un terrible desastre. Jing Qi no estaba seguro de la razón, pero no pudo evitar reír. Desde siempre había sido extremadamente atractivo, aunque su mandíbula era un poco afilada. Se veía siempre un poco delgado y el color de sus labios era magro, lo que hacía que su apariencia se viera algo infausta. En este momento, mientras se reía, tanto sus ojos como sus cejas estaban curvados y había un poco más de rojo en sus mejillas.

Wuxi estaba justo en la edad de ser impulsivo y fogoso. Mientras lo observaba perplejamente, su cerebro se vio en un lío desenfrenado y pensó obsesivamente: Realmente es demasiado guapo. ¿Y si, en el futuro, a mucha gente le gusta y se niega a irse conmigo? Entonces... entonces lo dejaré inconsciente, lo amarraré y me lo traeré. Una vez pasado el bosque de miasma, ni siquiera un pájaro puede volar. Entonces veremos a dónde puede huir.

Las tácticas militares mencionadas son todas sacadas de El arte de la guerra de Sun Tzu. No las traduje literal, sino figurativamente, para que fuera más entendible.