Capítulo 39: Rebosante de vacilación

Wuxi no era una persona particularmente conversativa. La mayoría de las veces, otra persona hablaba y él escuchaba. Independientemente de si estuviera internalizando lo que escuchaba o no, la mayor parte de sus respuestas eran preguntas breves o movimientos de la cabeza. Pero después de mucho tiempo juntos, Jing Qi había descubierto que sus expresiones eran diferentes cuando realmente escuchaba y cuando chafallaba.

Durante la charla absurda de los demás, sus ojos generalmente miraban hacia abajo, con los párpados medio caídos y las pupilas inmóviles, lo que le dificultaba medir sus asentimientos con precisión. Cuando escuchaba atentamente, sus ojos se posaban directamente en la contraparte, como si nunca quisiera parpadear.

Cada vez que lo miraban con ojos así, no podía resistirse a decir un poco más.

Cuando una persona se enfrenta continuamente a personas y emociones complicadas, es especialmente propensa a la afabilidad al ver cosas simples y puras. Esa era la razón por la que Jing Qi siempre había tenido una paciencia inusual con los niños y los animalitos. Qué lástima que, a pesar de reencarnar tantas veces, nunca hubiera tenido sus propios herederos.

A veces de repente deseaba tener un hijo igual que Wuxi, uno que abriera sus grandes ojos negros para instarlo en silencio a continuar cuando sea que hablara. Una mente que no se descarriara en ninguna circunstancia, identificara claramente los asuntos del bien y del mal y nunca vacilara sin razón… “Que me maltraiga la tempestad permitiré, mas firme cual montaña en suelo resistiré[1]”.

Al no tener nada de eso, Jing Qi creía que el tipo de persona que era Wuxi debía ser el más afortunado. A lo largo de su vida, incluso si a veces se cansara, eso sería sempiterno.

Debido a que siempre perseveraba con lo claro y explícito, no se desconcertaba ni arrepentía. Tampoco analizaba hasta el punto de dudar y no avanzar.

A pesar de la admiración, algo que era nato no se podía aprender con el tiempo.

Jing Qi recopiló los eventos divertidos e interesantes de toda la travesía mientras le conversaba, con Ji Xiang, Ashinlae, Nuahar, Liang Jiuxiao y el resto a la zaga de ambos.

—¿Quién es? —Liang Jiuxiao le preguntó a Ji Xiang en voz baja—. No parece alguien de nuestra Gran Qing.

—Ese es el joven chamán de Nanjiang, que vive al lado de nuestra residencia y nos visita con frecuencia.

Los ojos de Liang Jiuxiao se iluminaron y no pudo evitar sentirse un poco emocionado. —¿Él es el joven chamán? ¿El que dijiste que tenía artes marciales increíbles?

—El señorito Zhou también las ha elogiado antes —respondió Ji Xiang con una sonrisa—. Sus otras habilidades también son buenas. Por cierto, esas botellas de cosas valiosas que el príncipe tenía a mano también las hizo él.

Al escuchar de su shixiong Zhou Zishu, Liang Jiuxiao rápidamente pareció recibir una inyección de sangre de pollo y ansió apresurarse a intercambiar técnicas con Wuxi. Tras escuchar después la segunda mitad, no pudo evitar quedar pasmado. —Oh, ¿esa loción que me inmovilizó cuando me cayó un poco encima?

Los dos los seguían de lejos con voces susurrantes, pero Wuxi tenía una audición extraordinaria. Al principio no había estado prestando atención, pero cuando escuchó esta frase, no pudo evitar girar la cabeza con un leve ceño fruncido. —¿Quién es ese?

—El shidi más joven de Zhou Zishu. Me ayudó mucho con esto... Oh, cierto. Ji Xiang, cuando vaya al palacio más tarde, no es necesario que me sigas. Llévate al señorito Liang, haz que lo atiendan adecuadamente y alguien invite al señorito Zhou para que hable con él.

Ji Xiang asintió y confirmó.

Wuxi aún no estaba seguro. —¿Hubo algo poco claro en el uso de las sustancias que te escribí para que lo lastimaras por error?

Jing Qi negó con la cabeza y no pudo evitar echarse a reír. Aunque la cara de Liang Jiuxiao se puso completamente roja, también era una persona franca. Antes de que Jing Qi pudiera hablar, explicó el asunto a tartamudeos y le dio vistazos furtivos a Jing Qi mientras lo hacía. Al ver que el otro solo lo tomaba como una broma sin el más mínimo rastro de indignación, dijo en voz alta:

—Como sea, el príncipe es un gran benefactor para la gente de las Guang, así como para mí. Yo lo ofendí a usted, mas no se enojó, puesto que es usted un hombre verdaderamente bueno. Si en el futuro se presenta un recado en el que pueda servir, entonces yo, Liang Jiuxiao, ¡no lo rechazaré incluso si mi cabeza al suelo cae y mi sangre el cielo surca!

Las bocas de Ashinlae y Nuahar se abrieron en demasía. Miraron a este hermano exagerado y después a Wuxi, con un poco de admiración en el corazón. Se atrevía a admitir que trató de... trató de asesinar a la futura esposa del joven chamán, en su cara. Es realmente muy valiente.

—¿Tú? Que no me causes problemas ya de por sí es bastante bueno. Careces de éxito y tienes una abundancia de fracasos, así que ¿cómo podría osar a molestarlo a usted, Su Excelencia? —regañó Jing Qi alegremente.

Pero Wuxi le entornó los ojos a Liang Jiuxiao, impávido. Si la mirada que acababa de tener mientras escuchaba a Jing Qi podía describirse como similar a una pequeña marta comilona, esta sería la de una víbora seseante. Liang Jiuxiao de repente sintió un poco de frío, pensando que Nanjiang era efectivamente una región donde los bárbaros habitaban. Incluso este tipo era tan escalofriante, un vistazo suyo lo hizo sentir totalmente incómodo durante mucho tiempo.

Wuxi agarró a Jing Qi. —¿Te lastimó? —preguntó.

Antes de que Jing Qi tuviera tiempo de volver a hablar, Liang Jiuxiao gritó automáticamente:

—¿Cómo podría? Si hubiera lastimado al príncipe, ¿no tendría que haber pagado la ofensa con mi vida?

Al echarle un vistazo a la complexión de Wuxi, Jing Qi supo que se había enojado un poco. Dado que temía que hilara fino sobre que Liang Jiuxiao sea alguna especie de villano, se rio en voz alta. —Un malentendido, un malentendido. Pude experimentar las exquisitas artes del cambio de rostro del héroe Liang, así que valió la pena.

Esa era la verdad. Las artes de Zhou Zishu eran aún más exquisitas, capaz de cambiarse el rostro como una lámpara de carrusel, pero por lo general rara vez se convertía en mujer. En las ocasiones que lo hacía, solo estaban en la categoría de pueblerinas demacradas, a diferencia de este tipo, que adoptó un enfoque original al convertirse en una tremenda belleza. Según consta, aunque cambiarse el rostro sonaba divino, al fin y al cabo no estaba exento de defectos, por lo que los artistas generalmente evitaban el exceso para no verse antinaturales.

—Si no fuera porque esa belleza era demasiado alta y robusta, probablemente no habría notado que algo andaba mal —bromeó Jing Qi.

Las cosas habrían estado bien si no hubiera dicho eso. Wuxi no era una persona irracional, ya que el malentendido se había revelado y el otro no había salido lastimado realmente, pero cuando escuchó esas palabras, inmediatamente sintió que mirar a este tipo de sonrisa estúpida era desagradable. Se había disfrazado de mujer y encima fue a altas horas de la noche al... al dormitorio de esa persona.

Bien. Muy bien.

Por lo tanto, esa misma noche, el vómito y la diarrea casi mataron Liang Jiuxiao. Al día siguiente, le salió sarpullido en todo el cuerpo y el hecho de que no disminuiría durante unos meses quedó momentáneamente tácito.

Ni siquiera Zhou Zishu –un experto de jianghu– supo decir lo que aquejaba a su shidi y simplemente lo tomó como que no se había aclimatado.

Como sea, Jing Qi regresó a la residencia por el mismo camino que Wuxi, se cambió apresuradamente de ropa y se fue al palacio.

El eunuco júnior Wang Wu salió a darle la bienvenida, con un montón de sonrisas en la cara. —El emperador lo invita a pasar, príncipe.

Jing Qi se le acercó con una sonrisa radiante, sacó casualmente una pesada bolsa de su manga y se la entregó. —Gracias por la molestia, eunuco Wang. No nos hemos visto en más de medio año. El emperador tiene buena salud y el eunuco Xi Ning está envejeciendo, así que has tenido mucho trabajo, ¿eh?

Wang Wu negó esto apresuradamente con respetuosa deferencia. —Atender al emperador es una bendición que este sirviente ha cultivado durante varias vidas. ¿Cómo podría afirmar que es trabajo? El emperador acaba de despertar de una siesta vespertina, por lo que su vigor en este momento está bastante alto. Recién se estaba acordando de usted, príncipe, y entonces regresó. ¿No es esto oportuno?

Jing Qi intercambió palabras corteses con él. Mientras lo seguía al interior, solo lo escuchó hablar en su oído con una voz extremadamente baja:

—El remedio que le pidió usted al joven chamán la última vez fue verdaderamente efectivo, príncipe. La vieja madre de este sirviente tomó dos dosis y sus piernas se han vuelto un poco más fuertes... Le agradezco a usted su gran amabilidad y virtud, príncipe...

Se tragó la última parte de la oración. El palacio era un lugar importante con orejas por doquier y algunas palabras se sobrentendían.

A pesar de que el cuerpo de Wang Wu estaba incompleto, era un hijo filial muy raro. Las piernas de su vieja madre estaban mal. La primavera pasada, mientras Wang Wu estaba sirviendo en el palacio, soportando estar justo debajo de la nariz del emperador, su madre sufrió una caída que le paralizó completamente las piernas. Incapaz de lidiar con ambos lados, se puso demasiado ansioso y derramó té hirviente por negligencia, por lo que Helian Pei lo reprendió. Sucedió que Jing Qi estaba presente en la escena, así que después preguntó al respecto en privado y acudió a Wuxi para darle un remedio, el que realmente funcionó.

Jing Qi sonrió. —No fue más esfuerzo que levantar una mano —murmuró.

Levantar una mano a cambio de una vida de profunda gratitud, ¿qué tiene de malo? Las tormentas del mundo eran fáciles de esquivar, pero había demasiados barrancos que podían naufragar la victoria. Aquello conveniente para los demás, también era conveniente para uno mismo.

Wang Wu suspiró. —El emperador ha estado feliz estos días. Su Segunda Alteza ha adquirido muchas criaturas extrañas de algún lugar y este sirviente nunca antes las había visto. Este acto de piedad filial ha persuadido bastante la alegría del emperador.

Los ojos de flor de melocotón de Jing Qi se entrecerraron un poco, pero sus pasos no se detuvieron, solo asintió. Wang Wu le estaba advirtiendo deliberadamente que... últimamente Helian Qi estaba moviéndose mucho al lado del emperador. Evidentemente, también le había caído bastante remedio en los ojos.

Helian Pei fue muy cariñoso y amable cuando lo vio. Lo llamó a su lado, luego le dijo que estaba alto, luego le dijo que estaba delgado, lloriqueando continuamente por cuestiones una vez terminado eso. Según lo anticipado, nada más escuchó descuidadamente su explicación del incidente de las Guang antes de arrastrarlo a la divagación, suspirando con pesar en medio de ello. —De haber sabido que te irías durante la mayor parte de un año así, no te habríamos hecho ir a ese lugar de nevascas concurrentes. Hijo, sabemos sin que nos digan que todas esas cosas fueron hechas por Cui Yingshu y su vulgo de piel gruesa. ¿Te apresuraste a unirte a cualquier bullicio que hubiera?

Jing Qi se tocó la nariz y simplemente sonrió.

—Eres una persona de opulencia innata. Respecto a lo que hemos dicho, no te exigimos que hagas ningún tipo de hazaña maravillosa. Al igual que con Mingzhe, estar sano y salvo toda la vida es bueno. Solo hay una cosa... no debes seguir su naturaleza de no poder dejar ir las cosas —educó Helian Pei.

El corazón de Jing Qi se estremeció. Levantó cuidadosamente la cabeza para mirar al hombre, solo para ver un rostro risueño sin ninguna expresión en particular. Se dio cuenta entonces de que Helian Qi probablemente había sido muy ambiguo para ensartarle cuchillos ocultos en este período de tiempo. Con la mente en un remolino, puso una expresión agraviada, se levantó la manga y se acercó ante Helian Pei de esa manera cercana, como lo que solía hacer en su niñez. —Por cierto, eche un vistazo, Su Majestad.

Tan pronto como Helian Pei miró, vio una costra en su brazo pálido. Era oscura y excepcionalmente grande. —Oh, ¿cómo sucedió eso?

—Es una quemadura.

—¿Qué sirviente renunció a la vida para haberse atrevido a quemarte el brazo así? —preguntó con preocupación—. ¿Ya fuiste a ver al doctor imperial?

Jing Qi agitó la mano y se bajó la manga con una sonrisa. —Hice que un doctor local la revisara. Está bien, dijo que no dejaría cicatriz e incluso está cerca de sanar. Este súbdito no había querido preocuparlo más, pero cuando dijo tal cosa hace un momento, no pude contener este poco de agravio que albergué en mi corazón durante todo el viaje. Esta quemadura no fue nada más que mi culpa. Todo el mundo decía que la región de las Guang era cálida y agradable, pero inesperadamente se puso helado al caer una enorme nevada. Este súbdito sostuvo imprudentemente un calientamanos durante todo el día y me quemé en un instante de desatención.

—¡Ooh, mírate! —extendió la mano y le picó la frente—. ¿Cuántos años tienes? ¿No lo ibas a decir? Ah, estos niños. Los vimos crecer a todos, y un día que están fuera de nuestra vista, tienen que añadir una gota de color.

—¿Cierto que sí? —respondió Jing Qi con agravio—. Este súbdito lamentó en ese momento que no me encontrara alojando en un buen lugar de la capital, sino que hubiera escapado a una región tan lejana. Pensé en ese momento que ya habían aparecido todos allá, y si mi comisión no se resolvía, no me quedaría cara para enfrentar a mis mayores, así que hice tripas corazón.

Helian Pei le pregunto a modo de broma:

—¿Sigues sin tener cara para enfrentarlos? ¿Qué ópera estás cantando?

La boca de Jing Qi se curvó. —Allá, en un momento pensaba que debía esforzarme en nombre del tío emperador y el padre príncipe y en otro pensaba que en el futuro nunca más volvería a escuchar a alguien más engañar, entremeterse y causar problemas. Sonaba fácil, pero hacerlo fue realmente fastidioso. La próxima vez, me podrán matar a golpes y aun así no iré.

Helian Pei se sorprendió, como si recién hubiera recordado que la partida de Jing Qi a las Guang fue por el ánimo de Helian Qi, y de repente se quedó sin habla.

Jing Qi pareció ignorar esto. Siguió relatando algunas anécdotas de las Guang y después de eso se retiró.

Soltó un suspiro de alivio en silencio. La marca en su brazo era de antes de salir de viaje. Dado que de repente se le había ocurrido algo, en aras de protegerse contra lo inesperado, le pidió a Liang Jiuxiao que usara personalmente cosas del cambio de rostro para que le hiciera algo donde lo falso pudiera pasarse por real y otros no pudieran distinguirlo fácilmente.

Quién lo diría, su preocupación se hizo realidad.

Por supuesto, hacerle compañía al monarca equivalía a vivir con un tigre. En la familia imperial jamás había existido tal cosa como padre e hijo, por no hablar de un ahijado cuyo título no se justificaba...

Recordó abruptamente que en su vida anterior Helian Pei no parecía haber tenido rezongas con él. Su corazón estaba completamente dedicado a Helian Yi en aquel entonces, como si –además de él– cualquier otra cosa en el cielo y en la tierra no fuera más que un pensamiento. Quizás fue precisamente por eso que Helian Pei se había sentido particularmente aliviado.

En esta vida, en cambio... todo era demasiado inmaculado y eso era casi un defecto.

[1] Dos versos de distintos poemas de Mao Zedong, "Nadando" y "Los montes Jinggang". No encontré traducciones en español, pero afortunadamente estos dos se componen de modismos que datan de la dinastía Qing y Han, respectivamente: 风吹浪打, lit. "soplado por el viento, apaleado por las olas", figurativo a las adversidades y 岿然不动, lit. "montaña imponente que se mantiene inmóvil"; fig. quedarse determinado e inmutado.