Capítulo 33: Asquerosamente rico

La residencia Nan'ning que había estado en silencio durante muchos años parecía haberse convertido en un pastel de gran demanda en el transcurso de una noche. Durante varios días, los invitados llegaron en una corriente continua, con un gran tráfico de carruajes justo enfrente de su puerta. Por lo tanto, mientras sentía que su rostro ya se había puesto algo rígido por sonreír, Jing Qi suspiró de tristeza. Apoyarse en la entrada y vender sonrisas para atender a los invitados que iban y venían todo el tiempo era verdaderamente una variedad de trabajo físico.

Wuxi, al regresar del primer piso de Jadeíta ese día con Nuahar, no pudo conciliar el sueño durante la noche, ya que sentía que las palabras del hombre habían sido razonables. Mientras hubiera sinceridad entre ellos, quienquiera que fuera la otra persona −hombre o mujer− en realidad no importaba. Había entendido eso repentinamente.

Siempre estaba pensando en él y cualquier cosa que quisiera, siempre quería dársela. Siempre quería hacerlo feliz y lo extrañaba si no lo veía por un tiempo... ¿Eso no era cariño en su máximo esplendor?

Los tesoros seculares invaluables que eran fáciles de obtener siempre habían existido, mientras que la gente resuelta era difícil de encontrar. Pero Wuxi creía que siempre y cuando te esforzaras mucho, inevitablemente llegaría el día en que obtendrías las cosas, así como a la persona que te gustaba. Si no se tenía éxito, eso simplemente ilustraba que no se había trabajado lo suficientemente duro.

Por lo tanto, al día siguiente fue a la residencia del príncipe Nan'ning.

Pero esto fue bastante desconcertante. Cuando venía a buscar a Jing Qi antes, el otro solía estar haciendo prácticamente nada. Siempre que no fuera el período al amanecer cuando hubiera ido a la corte, cada vez que venía definitivamente estaba de ocioso. Pero al ir a la residencia después de unos días de estar escondido, descubrió que el tipo de repente estaba ocupado, ya que, aunque lo había visitado varias veces, nunca había visto su sombra. Incluso Ping'an iba y venía corriendo como el viento. Solo después de preguntar se enteró de que esto era para ayudar a organizar el equipaje de Jing Qi.

Tan pronto como se dio cuenta de que había venido, Ping'an se apresuró a remojar un poco de té y le sirvió agua. Acto seguido, Wuxi le preguntó a dónde se iría Jing Qi. Al ver esto como la captura de alguien con quien cotorrear, Ping'an se quejó interminablemente tan pronto como abrió la boca:

—¿No se dijo que hay gente provocando problemas en algún lugar de las Guang? Y no sé lo que... —miró a los lados y bajó la voz—. No sé lo que estaba pensando Su Majestad al hacer que nuestro amo fuera a actuar como una especie de comisionado imperial. En cuanto a nuestro señor, le digo que no ha sufrido frío en el invierno, tampoco ha soportado el tremendo calor del verano. Se viste con un levantamiento de los brazos y se alimenta con un levantamiento de la boca, jamás ha caminado más de unos pocos pasos durante un viaje y no se atreve a llegar ni un poco tarde a cada merienda y hora del té. Esta es una travesía larga, pero me dijo que no abandonara la residencia y no me permitió seguirlo. Nadie cerca sabe lo que es el calor o lo que es el frío y definitivamente a él tampoco le importa, ¿cómo es bueno eso?

Cuando Ping'an lograba parlotear era casi imposible frenarlo, pero Wuxi quedó un poco estupefacto. —¿Tan lejos se va a ir?

—¡¿Exacto?!

Ping'an refunfuñó sin cesar, poniendo los ojos en blanco mientras pensaba que la mayor parte de lo que su amo hacía era precisamente buscar problemas cuando no los tenía.

—No estoy seguro de quién se atiborró de comida ahora. Hay tantos señores ociosos en la dinastía a los que les crece maleza en su holganza, pero le pidieron a él que fuera.

Por supuesto, pasó por alto el hecho de que su amo, a los ojos de la gran mayoría de la gente, también era parte del grupo de los que "les crece maleza en su holganza".

Reflexionando un poco, Wuxi sacó unas ocho botellitas que había almacenado en su persona, solicitó un pincel y papel para escribir claramente la eficacia del contenido guardado dentro de cada una y se lo entregó cuidadosamente a Ping'an. —Entrégale esto de mi parte. No ocupan mucho espacio en el cuerpo para tenerlos a mano. En un lugar tan lejano, nadie puede ir a cuidarlo, así que esto es para que lo use como defensa propia.

Aunque Ping'an se asombró ante las repentinas palabras y acciones de este señorcito "si no puedo pensar en palabras lo suficientemente impactantes, no me rendiré hasta que muera", aun así, sabía lo que el joven chamán llevaba en su cuerpo: si era no veneno de primera calidad entonces era medicina de primera calidad, por no mencionar que cualquier cosa rara vez utilizada que se habría empujado a los recovecos de su almacenamiento era aproximadamente de la misma clase. Con la cara poniéndose seria en el acto, expresó apresuradamente su agradecimiento.

Wuxi asintió en silencio, se paró y se marchó. Al día siguiente, Jing Qi partió de la capital por la mañana de una manera extremadamente discreta. Solo tuvo tiempo suficiente para enviar a alguien a la residencia del joven chamán para dar las gracias.

Ya se había vuelto habitual que Wuxi se levantara todos los días antes de que saliera el sol, pero en esta madrugada, no fue a practicar artes marciales. Después de levantarse, se sentó solo en el techo de un restaurante cerca de la puerta de la ciudad y esperó en silencio que llegara el carruaje de Jing Qi. Siguió entonces su partida con la mirada y regresó silenciosamente a la jaula que era su residencia.

Y así, esta separación también tomaría más de la mitad de un año, hasta que el filo de la primavera y el verano hubiera expulsado al otoño y el invierno.

La cosa conocida como "afecto" a veces era muy extraña. Por ejemplo, si no hubiera tenido ese sueño raro y ridículo, ahora podría estar interactuando con Jing Qi como de costumbre, regañándolo de vez en cuando o diciéndole algunas cosas para enojarlo y siendo de vez en cuando notablemente serio ante su imprudencia.

Si no le hubiese importado tanto reflexionar sobre lo que ese sueño significaba al final, no trazaría en secreto el contorno de sus rasgos, una y otra vez, una y otra vez, día tras día a escondidas. No superpondría involuntariamente su apariencia con la persona de su sueño ni lo añoraría involuntariamente, pero sin atreverse a ir a verlo.

Si no hubiese sido por esa catastrófica conversación con Nuahar o los versos de esa cantante que conmovían tanto el corazón...

Si no fuera porque últimamente había querido explorarlo y seguir su propio corazón para acercarse a esta persona, entonces, con el largo alejamiento de Jing Qi, quizás el pequeño sentimiento nacido en medio de la confusión no habría tomado forma. Quizás se habría extinguido dentro de un suspiro de "di las cosas por sentado en aquel entonces" después de quién sabe cuántos años.

Pero todo parecía haber estado predestinado de una vida anterior, para juntarse a la perfección.

Incluso si miraras algo todos los días, no necesariamente te conmovería mucho el corazón. Solo cuando no lo puedes ver es que no puedes dormir por la noche, rememorando con frecuencia su apariencia, donde cada centímetro, mechón y cabello parece grabarse lentamente en tu alma. Ese era entonces tu destino, donde la añoranza había cambiado de sabor y el anhelo se había unido eternamente a tus huesos...

Era como el césped. Las semillas se plantaron por accidente, echaron raíces y germinaron inadvertidamente y la partida fue precisamente lo que las hizo crecer como locas a través de la lluvia de rocío y el fertilizante.

El río ante el palacio extenuó los años[1], el brillo de la vida carecía de una persona. Con ese gran trozo faltante, sus sentimientos juveniles entonces se descontrolaron dentro de su corazón desierto.

Los sentimientos juveniles y todo eso, en opinión de Jing Qi, se podían comparar con las nubes pasajeras en el horizonte, pues llevaba a cabo su viaje con urgencia. Aparte del guardia de la ciudad imperial que Helian Pei le confirió, He Ji, y algunos guardias de la residencia, solo se trajo a Ji Xiang para que lo atendiera.

Francamente, la supuesta "insurrección de las Guang" no era más que un grupo de víctimas que no podía seguir viviendo con desnutrición, por lo que alzaron trozos rotos de metal y los agitaron por doquier. Ver la inmensa cantidad de gente presente era muy amenazante, pero en realidad, era solo una turba. A pesar de que la dinastía ya no podía ofrecer un ejército tan formidable como cuando el generalísimo Feng estaba vivo, aun así, tenía uno regular. Dicho ejército no podría lidiar con nadie más, pero con este montón de gente común y corriente, seguía teniendo algo de influencia.

Jing Qi se precipitó a toda velocidad y cuando llegó la insurrección ya había sido reprimida. Sus pocos cabecillas fueron arrestados e interrogados exhaustivamente, mientras que el resto fue simplemente purgado.

Liao Zhendong había recibido la noticia temprano y trajo gente de treinta li para darle la bienvenida. Aunque ambos eran comisionados imperiales, Jing Qi fue probablemente el que recibió el trato más cortés. Liao Zhendong se encontraba en estado de gran ansiedad y ordenó la muerte inmediata de los participantes del disturbio, matándolos de a uno o dos. Estaba plenamente consciente de que si alguien realmente exponía lo que había hecho, matar a diez mil seguidos no sería suficiente.

Inesperadamente, los cielos lo habían bendecido. Había oído que el caballero que venía tenía conexiones con Su Primera Alteza en la capital, y suponiendo que se ganara el favor del príncipe Nan'ning en este momento, este asunto no llegaría a un callejón sin salida.

Inmediatamente después de la inundación de las provincias de las Guang, cientos de miles de víctimas no tuvieron dónde asentarse. Entonces, en medio de la estación fría de este año, como si los cielos lo estuvieran haciendo a propósito, se volvió helado, y aunque solo era noviembre, la supervivencia fue pronto imposible. Los copos cayeron densamente del cielo en zonas de las Guang que nunca habían visto ni rastros de nieve en años anteriores y la cantidad de cadáveres desconocidos que se apilaron en el suelo después del hecho no se pudo determinar con certeza.

La llegada de Jing Qi fue justo durante una pausa en esta nevada única en un siglo. Por temor a que se congelara, Liao Zhendong había reclutado urgentemente a un gran número de personas para construir un toldo –cuyo extremo no se podía ver a simple vista– en el período de unos pocos días. Estaba totalmente cubierto con satén de primera clase para que protegiera del viento, con una apariencia excepcionalmente bonita cuando ondeaba con la brisa y un espacio interior suficiente para que pasaran el carruaje y su séquito.

Aunque estaba acostumbrado a ver todo tipo de extravagancia corrupta en la capital, Jing Qi aun así no pudo evitar inhalar aire frío cuando el toldo lo envolvió y detuvo inconscientemente sus pasos. Tanto Ji Xiang como He Ji estaban a sus lados y lo escucharon recitar algo prácticamente inaudible:

—Buena decoración, aleros y habitaciones totalmente adornadas así, abundantes cortinas arregladas, valiosas comodidades amontonadas, personas retozando y verduleros ambulantes que también usan alfombras con borlas imperiales[2]...

De He Ji y Ji Xiang, ninguno había estudiado ninguna escritura divina antes de esto, y aunque solo entendieron a medias, pudieron escuchar un poco de ira sofocada en su voz.

—Amo... —susurró Ji Xiang.

Jing Qi cerró suavemente los ojos. Cuando los volvió a abrir, las líneas tensas de su rostro ya se habían suavizado y los ojos que acababan de ser invernales volvieron a traer una sonrisa familiar.

Liao Zhendong guio a personas de las lejanías para darles la bienvenida.

Toda la gente hizo enormes reverencias y Jing Qi dijo que "el sagrado cuerpo del emperador estaba sano". Esto no era nada más que un espectáculo de convenciones. Luego se frotó las manos, se ajustó la capa que lo envolvía y se largó a reír. —Nunca podría haber imaginado que haría tanto frío aquí. Acabo de bajarme del carruaje, pero el viento del noroeste casi me derriba. Lamento molestarlo pensando en cómo ayudarme, señor Liao.

Liao Zhendong rápidamente sonrió con deferencia. —Se precipitó hasta acá sin miedo a los largos caminos, príncipe. Este humilde funcionario simplemente ha gastado un poco de la exigua fuerza dentro de mis capacidades. Si hay lugares en la zona fronteriza que no están bien cuidados, por favor no se ofenda.

Soltó un suspiro de alivio por dentro. Al ver la conducta del príncipe Nan'ning, la mayoría era bastante satisfactoria y también había cortesía en sus palabras. No tenía planes que pudieran dificultar flagrantemente las cosas. Al ver cuántos años parecía tener, también pudo comprender un poco: el primer duque le había enviado una carta en privado diciéndole que no tenía que preocuparse, ya que al emperador no le preocupaba la insurrección de las Guang y solo tenía que dar instrucciones ad libitum para que el otro lo manejara. Parecía que esa era la verdad.

Tan pronto como la piedra salió del corazón de Liao Zhendong, su habla rápidamente se revitalizó.

El superintendente de Educación Li Yannian era una persona de gran capacidad para decir payasadas improvisadas de manera complaciente. Al ver una oportunidad, actuó como tal y entretuvo a Jing Qi con un poco de conversación. Aparte de eso, Jing Qi era alguien que se beneficiaba de las dos caras de la moneda, por lo que se congració intencionalmente con él y creó una armonía momentánea.

Pronto después de eso, Liao Zhendong le organizó ostentosamente un banquete de recepción para que Jing Qi se limpiara de las dificultades del viaje. No importa lo que este último estuviera pensando por dentro, los demás no podían distinguirlo y siempre estaba contento de aceptar las cosas al menos en la superficie. La totalidad de los varios cientos de funcionarios de las Guang vino para ayudar a atenderlo. Había 81 exquisiteces jugosas, así como 64 tipos de mariscos en exhibición. Jing Qi previamente se había considerado como un conocedor inigualable del comer, beber y divertirse, pero nunca antes había probado más de la mitad de estas cosas.

No pudo evitar bromear con He Ji. —Guardia He, ¿alguna vez viste tantos nombres cuando se servían los platillos imperiales?

He Ji inmediatamente hizo una larga pausa. —Este subordinado ha aprendido hoy que soy similar a un aldeano de campo —respondió en voz baja.

—¿Verdad que sí? Este príncipe también ha aprendido hoy lo que les gusta llamar "tener la misma cantidad de riqueza que una nación[3]" —dijo con una sonrisa.

Tan pronto como se dijeron estas palabras, Liao Zhendong rápidamente se llenó de sudor frío en medio de este invierno heladísimo. ¿Esas palabras no decían por dentro y por fuera que su persona había eclipsado al emperador...? ¡Es-es-eso era tremendamente irrespetuoso!

Levantó la cabeza para mirarlo, con las entrañas temblando con desorden, pero vio a Jing Qi solo sonriendo con necedad mientras le hablaba:

—No los puedo culpar por apresurarse hasta acá. Ser un comisionado a su tierra es un cometido tan bueno. Qué afortunado es el cariño del emperador. Por desgracia, este príncipe ha estado en la capital todo el año, sin haber tenido tiempo de salir y ver el mundo. Ha sido usted muy cortés hoy, señor Liao, así que, si visita la capital en el futuro, mi residencia está disponible. Me gustaría devolver la invitación.

¿Este tipo era realmente un idiota o lo hacía a propósito...? Mirando la cara inocentemente sonriente de Jing Qi, Liao Zhendong convino como un adulador mientras en su mente había un desastre.

Cambiando de dirección hacia el patio trasero por medio de la salida hacia la letrina, se llamó a alguien con un movimiento de la mano y se le explicó esto y aquello.

Es por eso que, justo cuando todos habían bebido y comido hasta saciarse, se escuchó vagamente que alguien causaba una conmoción. Antes de que nadie más pudiera reaccionar, Liao Zhendong empezó a rugir:

—¡El señor comisionado imperial está presente! ¿Quién tiene las agallas de atreverse a hacer un escándalo afuera?

Dicho esto, Jing Qi también dejó sus palillos y levantó la mirada.

[1] Una referencia a "Preparando la despedida de la primavera junto al río Chan": "Los transeúntes no han de escuchar el agua frente al palacio, porque ese el sonido del paso de los años es". No encontré información en ningún idioma, ah.[2] De "Espejo extenso de ayuda al gobierno" de Sima Guang, un registro histórico de China en formato crónica. En dicho registro se afirma que el emperador Yang de Sui, para demostrar la fuerza de la nación, acicaló el mercado antes de la llegada de los comerciantes extranjeros y les proporcionó a los de cada país un recorrido. Cada tienda fue renovada y los verduleros ambulantes tuvieron que estirar alfombras en sus tiendas. Incluso se usó seda para envolver los árboles junto a la avenida, pero los comerciantes extranjeros terminaron sin entender cómo había tanta riqueza, pero en las veredas todavía había mendigos. [3] 富可敌国, lit. "tener la misma cantidad de riqueza que una nación". Per se es el modismo que se usó en el título del capítulo. Aunque el diálogo se tradujo literalmente por el bien del contexto y los párrafos siguientes, su significado tiene una connotación negativa referida la gente que es extremadamente rica. Figurativamente también se puede traducir a "(tener) más dinero que Dios" o el tropo "from rags to riches".Entonces, en resumen, Jing Qi quiso decir que el Liao Zhendong era "asquerosamente rico", mientras que Liao Zhendong lo entendió como que estaba diciendo que él (Jing Qi), como príncipe, tenía más riqueza que el emperador.