Capítulo 26: Anhelo inefable

El sonido de la pipa era similar a perlas de jade cayendo sobre un plato. Se derramaba desde el interior de una tiendita de bordado, con una pequeña melodía de origen desconocido, nítida y clara, como si un arroyo rural erosionara poco a poco las entrañas de los corazones de la gente.

Zhou Zishu escuchó en silencio junto al marco de puerta durante un tiempo antes de abrirla y entrar. El sonido de pipa se detuvo abruptamente. Su remanente todavía giraba por la sala, pero la artista ya se había puesto de pie, inclinando la cabeza a modo de reverencia. —Señorito Zhou.

—No tienes que ser tan cortés, señorita Su —respondió apresuradamente.

Tenía aplicado un maquillaje ligero, con manchas de cereza suavemente levantadas en la comisura externa de sus ojos –las que se adelgazaban a medida que se expandían– esparciéndose cuales nubes sobre sus sienes. Esto contrastaba con sus mejillas diamantinas que brillaban con la misma albura de la nieve.

El sonido de su voz era diferente de cuando cantaba, un poco más bajo y profundo en tono. No era como el tipo tintineante y penetrante de la mujer promedio, sino que tenía una seducción peculiar.

Ese habla suave y delicado, esa habilidad para equilibrar tanto el movimiento como la quietud… Su Qingluan era diferente al aburrimiento desabrido de las señoritas nobles que nunca salían de casa e inferior al aura de aburrimiento provocativo que tenían las prostitutas.

Zhou Zishu no pudo evitar suspirar en su corazón. ¿Qué hombre podría resistirse a una mujer como esta?

—Anda a descansar primero, Qingluan —ordenó Helian Yi—. Zishu y yo tenemos que conversar.

Tras abrazar silenciosamente su pipa, Su Qingluan se retiró.

—Toma asiento, Zishu —dijo Helian Yi con un leve asentimiento.

Zhou Zishu se sentó a su lado mientras sonreía. —Realmente tiene suerte con las mujeres, Su Alteza.

Helian Yi pareció sonreír, pero dicha expresión fue bastante superficial y murió en un instante. Se giró para mirar por la ventana, algo perdido en sus pensamientos. Zhou Zishu, como la persona sensata y discreta que era, tampoco dijo nada. Se sirvió una copa de vino frutal y entornó los ojos con tremendo disfrute mientras lo saboreaba.

Después de un largo rato, Helian Yi suspiró en voz baja. —El incidente de Cai Jianxing fue un truco de Beiyuan.

No lo planteó como una pregunta, así que estaba muy seguro al respecto.

Zhou Zishu sonrió. —Esto es desagradable de decir, pero, de hecho, en los últimos días las compañías de teatro de la capital han inventado una nueva historia popular. Cuentan sobre la joven concubina de un funcionario desahuciado que se fugó con un adúltero. Además, los rumores también dicen que ese mismo día se vio al mayordomo principal de la residencia de un duque ayudando a una mujer embarazada a entrar en un palanquín y alguien que miró con más atención dijo que la mujer era precisamente la dama Hu de la residencia de los Cai.

Helian Yi sostuvo la mirada en su dirección. —¿Para qué el acto? —preguntó con indiferencia—. ¿No fue precisamente esa polilla la que te pidió conseguir gente y provocar un pandemonio para llenar la capital de hedor?

Zhou Zishu sabía que este señor siempre había odiado las cosas como esta, así que sonrió en silencio a modo de admisión tácita.

Taciturno y silente por un momento, Helian Yi entonces preguntó:

—¿Por qué diablos quiso humillar y dificultarle las cosas a Cai Jianxing? Lo he estado pensando durante varios días y más o menos tengo una noción, pero todavía no lo entiendo mucho.

Zhou Zishu soltó un exabrupto:

—El príncipe es previsor y analítico. Si ni siquiera usted puede entender, príncipe heredero, ¿cómo podría este plebeyo? Aun así, el príncipe nunca hace cosas irrazonables y tiene decoro y corrección. No se preocupe, Su Alteza.

Pero Helian Yi sonrió con un poco de amargura. —De qué tendría que preocuparme. De niño ha sido un diablillo que solo dice una pequeña porción de cualquier palabra que tenga. Ha madurado en estos años y ni yo lo puedo calar.

Zhou Zishu se sobresaltó. A pesar de estar acostumbrado a recorrer jianghu y ser alguien poseedor de una profesión meticulosa y una mente movible, después de todo, era diferente a esta gente que había estado sumergiéndose en la corte y el palacio desde la niñez. A veces también tenía momentos de negligencia. En el instante en que Helian Yi dijo eso, rápidamente se dio cuenta de que acababa de hablar mal, pues la frase de "es previsor y analítico" jamás debía decirse en presencia del príncipe heredero.

Bajó inmediatamente la mirada. —El príncipe conspira y prepara por su bien, Su Alteza —murmuró—. Usted parecía confiar en él...

De repente se acordó de Su Qingluan. Zhou Zishu era el que más acompañaba a Helian Yi a escucharla cantar. No tenía un puesto de funcionario y era alguien de jianghu, por lo que normalmente no se molestaba con nimiedades. Al principio no se había dado cuenta, pero después de un largo período de tiempo, descubrió que esta señorita Qingluan era del tipo que bajaba la cabeza en silencio, con una apariencia extremadamente solitaria. Tras recordar esta cláusula a mitad de su discurso, la mitad siguiente de su oración no pudo proseguir.

Helian Yi levantó la vista para mirarlo.

La expresión en los ojos del príncipe heredero típicamente refinado y amable provocó que el corazón de Zhou Zishu se contrajera. Esos ojos eran profundos, como si un abismo se ocultara en sus superficies, lo que hacía que nadie pudiera distinguir el fondo.

Al final, el príncipe heredero era el heredero aparente. Aunque generalmente podía ser cortés con los sabios o beber y divertirse con alguien sin consideración por los modales, nadie podía tocar las preocupaciones dentro de su mente.

Helian Yi sonrió de repente. —El padre emperador planea usar su festival de la Inmensa Longevidad para anunciar un decreto. Me va a remitir a la nieta de gran preceptor Song.

—¿Entonces ya se determinó? Felicidades, Su Alteza —respondió con prisa.

Sin embargo, Helian Yi continuó tranquilamente:

—El día que les conté sobre este asunto, todos los demás se sorprendieron. Por otro lado, cuando lo escuchaste, tus ojos miraron a Jing Beiyuan, pero no entendí por qué.

La cara de Zhou Zishu palideció. —Este plebeyo...

El sudor frío a lo largo de su columna comenzó a gotear.

El otro simplemente suspiró. —Mírate. Ni siquiera he dicho algo todavía y lo primero que haces es ponerte nervioso. ¿Por qué son así? —volvió a levantar la cabeza para mirar a Zhou Zishu—. En ese momento estabas pensando que "el anfitrión de la mente del príncipe heredero está justo ante sus ojos, así que ¿a qué se refiere? ¿Será que quiere probarlo?"... ¿Verdad?

La gente podía saber implícitamente este tipo de cosas, pero nunca debían permitir que otros notaran que sabían. La mente de Zhou Zishu rodó con ansiedad, pero no supo qué viento se lo destapó a Helian Yi. No tuvo más remedio que retroceder un paso al costado y arrodillarse. —Este plebeyo no debió suponer precipitadamente y esto... es una ofensa que debe ser castigada con diez mil muertes, Su Alteza...

Helian Yi se rio entre dientes. —Levántate. ¿Qué haces, haciendo tremendo alboroto por una cosita? ¿Cómo es un asunto importante, siquiera? Si pudiste notarlo, entonces que así sea. No es que pueda hacer que te saquen los ojos.

Zhou Zishu se puso aún más nervioso.

—Levántate. ¿Qué más puedo hacer además de hacer que se quede ante mí para ver que le va muy bien? —susurró—. Eso en sí es suficiente. Siempre has tenido un poco de comprensión del tipo de persona que es. Si realmente lo amarrara a mi lado, para servir de... ¿Cómo eso podría no ser una sandez pura y dura? Entre el país y mis relaciones personales, todavía puedo distinguir lo que es serio de lo que es insensato. No debo pensar con tanta ridiculez.

Solo después de suspirar suavemente de alivio, Zhou Zishu se puso de pie, pero no se atrevió a volver a sentarse.

Helian Yi se lamentó. —Si tan solo tuviera la mitad de la templanza de Qingluan, yo estaría bien incluso en turbulencia.

Cuando llegaba la noche junto al resentimiento de la primavera, obligada era la gente a pararse en soledad entre las flores caídas, y lo más hiriente para aquella garúa era la cercanía de las tórtolas.

Al fin y al cabo, Helian Yi era una persona lúcida. Dado que ya sabía que el triste sonido de la lluvia crepuscular terminaría en amargura e indignación, ¿por qué molestarse en hacer un voto a la medianoche en el monte Li a cambio de medio momento de felicidad[1]?

No obstante, basándose solo en una silueta fugaz, el trance temporal y una charla sobre el anhelo que enferma, todo era aún susceptible de hundirse en un largo arroyo árido. A medida que fluyera y fluyera, quizás, con el paso de los años, los sentimientos juveniles dejarían de existir.

—Pero sus acciones no han sido menores en estos días —prosiguió—. Aún no estoy tranquilo, después de todo. Cuídalo un poco más en secreto.

Zhou Zishu asintió apresuradamente y convino. Helian Yi asintió en respuesta, agitando la mano. —Anda. Me quedaré sentado un rato.

Antes de que el otro pudiera salir por el umbral de la puerta, desde sus espaldas escuchó el susurro de Helian Yi. —Zishu, el asunto de hoy es algo entre tú y yo. Si se...

Zhou Zishu giró rápidamente la cabeza. Al ver al joven heredero sentado medio erguido dentro de la sombra proyectada por la cortina, sin poder distinguir ninguna emoción de su faz, sin mencionar ese par de ojos que parecía tener la crueldad de querer comerse a alguien, surgió un escalofrío en su corazón. —En lo que no se debe decir, este plebeyo es más confiable que un muerto, Su Alteza. Por favor, no se preocupe.

Helian Yi simplemente volvió a agitar la mano, un poco extenuado.

El interior del palacio se volvió bullicioso en un instante. A fin de cuentas, el quincuagésimo quinto día de cumpleaños de Helian Pei se consideraba un número entero. El poderío remanente del caso de Wei Cheng aún se estaba extendiendo, y aunque la atmósfera estaba tensa, los hijos imperiales, nietos y funcionarios tanto civiles como militares se vieron accidentalmente obligados a iniciar una nueva ronda de devanar sesos.

Por supuesto, el extraño gato que Jing Qi le dio a Helian Zhao no podía entregarse en el festival, de lo contrario, la fama de que "el primer duque insta al monarca a sumergirse en las payadas" se consolidaría. Los obsequios de celebración tenían que pertenecer al conjunto ortodoxo de baratijas para las tortugas milenarias que encarnaban las frases de "que su fortuna sea tan vasta como el mar oriental" y "que viva usted tanto tiempo como el monte Nan". Por lo tanto, cuando Helian Zhao ingresó al palacio para mostrar sus respetos unos días antes de lo previsto, entregó al fragante gato bailarín.

Solo afirmó que su propia gente lo recogió de una exótica región popular y no se atrevió a monopolizar la belleza, por lo que lo obsequiaba para paliar el aburrimiento del padre emperador. Usó completamente al animal para que emprendiera piedad filial en su nombre.

La acción de hacer que un animal cumpliera con el deber filial alegró tanto a Helian Pei que rápidamente le dio un montón de recompensas. Si no estuviera un poco cuerdo aún, prácticamente habría espetado que le otorgaría a Helian Zhao el título de "príncipe con olor gatuno".

Helian Pei tenía una personalidad algo infantil, así que tan pronto como conseguía algo bueno, inmediatamente quería dar una ronda para presumirlo en todas partes. Incluso salió especialmente del palacio para hacer un viaje a la residencia del príncipe Nan'ning, dándole a Jing Qi un buen espectáculo después de gorronear una cena. Antes de ser entregado a Helian Zhao, ese gato había estado en la residencia por más de diez días y hacía mucho que todos lo habían visto hasta hartaste. Pero al ver lo entusiasmado que estaba el emperador, no pudieron exponerlo y tuvieron que fingir novedad mientras lo acompañaban. En su mente, Jing Qi no estaba completamente seguro de si reír o llorar.

En estos días, cosas buenas y malas seguían sucediendo. Helian Zhao claramente estaba suprimiendo los medios de Helian Qi. Que a este último se le viniera un evento feliz o estuviera de buen humor o cualquier cosa, eso era algo que no se podía asegurar.

Cuando llegó la noticia de la boda del príncipe heredero, un viejo zorro con un agudo sentido del olfato comenzó a notar el poder y la influencia detrás de Su Alteza, cuya reputación siempre había sido decente en el pasado.

Helian Qi finalmente entendió lo que era ser una persona discreta mientras cubría las acciones de los chamanes negros. Jing Qi le encargó a Zhou Zishu que hiciera preguntas, pero ni él pudo obtener resultados por el momento. El segundo duque evidentemente estaba siendo cauteloso.

Después de medio año, Lu Shen ingresó al Ministerio de Hacienda. Finalmente pudo estirar sus extremidades. Aparte del hecho de que Jing Qi lo ayudó a introducir hábilmente agujas y cableado por todo el lugar desde dentro, hubo un momento de turbulencia.

Sin embargo, la residencia Nan'ning también tenía un "alumno" adicional. Desde que Jing Qi se enteró de que Wuxi dormía solo dos shichen al día y usaba el resto de ese tiempo para practicar artes marciales, no tenía el descaro de arrastrarlo a perder el tiempo como loco. Pero Wuxi estaba acostumbrado a venir cada mediodía a sentarse un rato, generalmente cuando Jing Qi acababa de despertar de su siesta de la tarde. Helian Pei nunca había tenido éxito en asignar a un maestro a la residencia del joven chamán y Jing Qi había estado sufriendo un rebrote de su enfermedad de amor-por-sermonear, así que aprovechaba descaradamente los momentos en que estaba sentado allí bebiendo té para hablar de esto y aquello.

Wuxi era definitivamente un buen alumno. Nunca ignoraba las palabras de Jing Qi solo porque parecía tener aproximadamente la misma edad que él. Mientras tuvieras razón y mientras aprendieras de él y él pudiera aprender algo de ti, entonces incluso si el interlocutor fuera la joven sirvienta que sirve el té –ni mencionar a Jing Qi– escucharía atentamente, con la respiración contenida y sin interrupciones casuales.

Jing Qi era un haragán en esta vida, pero no porque no quisiera leer ningún libro, sino porque ya los había leído todos y no tenía tanta paciencia para volver a hacerlo. Aunque no podía afirmar ser sabedor en las áreas de escritura, historia, religión y poesía, solía estudiar con los hijos imperiales en el palacio, por lo que ciertamente tenía una compleción erudita. Además de eso, tenía mucha más experiencia que esos viejos pedantes casi inteligibles: nunca aburría al enseñar, comprendía fácilmente las citas de los clásicos y a veces se desviaba del tema cuando departía sin cesar, y además de poder encadenar los Cuatro libros y los Cinco clásicos con la historia extraoficial de la corte, también podía encadenarlos a tácticas militares.

Wuxi lo escuchaba todo con gusto e interés.

Sin embargo, no se sabía si era por su naturaleza o qué, pero cuando se trataba de los trucos y las tácticas, siempre se confundía un poco.

Ese día, Jing Qi estaba en medio de una lección de historia sobre la hegemonía de varias naciones en la dinastía anterior y al plantear la integración horizontal y vertical, habló con pasión:

—La presunta "alianza" no son más que personas que tienen un objetivo común durante un período de tiempo determinado. Los enemigos sempiternos no existen y tampoco los amigos sempiternos. Uno actúa sumiso al principio para montar un espectáculo para la contraparte, después busca sus puntos débiles y va directo a matar, usando el soborno y la persuasión para ablandar su actitud. Esto no puede ser excesivamente deliberado o de lo contrario parecerás estúpido y caerás en una posición de desventaja. Tiene que llevarse a cabo con compostura y sosiego mientras se hace que parezca una coincidencia del destino.

Wuxi asintió. —Como lo que hiciste con Helian Zhao.

Jing Qi se enderezó, empezando a vigorizarse. —Así es, pero no es suficiente así. ¿Sabes lo que falta?

[1] Versos de “Flor de magnolia” de Nalan Xingde.