Capítulo 16: Una belleza bajo la luz de la luna

Capítulo amablemente traducido por EisowlKoi y editado por mí (≧ω≦)

Jing Qi inconscientemente se retiró medio paso. —He molestado a Su Alteza con la preocupación. Ya me siento mejor.

—¡Te recuperaste rápido, eh! —Helian Yi resopló con frialdad.

Tal vez porque la multitud era demasiado bulliciosa o quizás porque el poco vino que bebió se le había subido a la cabeza, pero el joven heredero natural sintió abruptamente como si algo le llenara el pecho. Sus cejas se arrugaron lentamente.

Al pensar que esto se trataba de una reacción exagerada por un asunto tan pequeño, no tuvo más remedio que tragarse la misteriosa y sofocante infelicidad que surgía y se volvía cada vez más fuerte, mirando así a Jing Qi como si no fuera agradable a la vista.

Hace mucho tiempo que Jing Qi conocía al hombre como la palma de su mano, así que tan pronto como vio esa expresión, supo que no estaba bromeando: el príncipe heredero estaba verdaderamente enfadado. En ese momento apartó la mirada, empujó de Wuxi para desviar el tema y sonrió. —Eche un vistazo, Su Alteza. ¿Sabe quién es?

Helian Yi se quedó mirándolo perplejamente durante un rato. El joven parecía desconocido. Después de escudriñarlo detenidamente, pudo notar que los rasgos faciales del otro tenían sutiles áreas de diferencia con los de un hombre de las Planicies Centrales, y encima de eso, notó que Ashinlae estaba parado detrás. No hacía falta decirlo, supo que se trataba del joven chamán de Nanjiang. Lo miró con leve asombro, pensando que su cara era en realidad un poco infantil, lo que lo hacía parecer un poco más joven que su verdadera edad.

Wuxi no esperaba que apareciera de repente y tampoco estaba dispuesto a hablar más con él. Después de inclinarse, se quedó en silencio al lado de Jing Qi y los dos parecían excepcionalmente cercanos a simple vista. Helian Yi recordó que Jing Qi se contemplaba relajado hace un momento, con los ojos entrecerrados mientras señalaba cosas al azar por todas partes. Sin embargo, después de verlo a él, sus ojos habían comenzado a moverse en todas direcciones, como si estuviera planeando cómo desaparecer de su vista. Se molestó aún más en el interior, con una cara que sin darse cuenta se volvió algo sombría.

Jing Qi quedó algo desconcertado sobre por qué estaba tan enfadado hoy. Al levantar la cabeza, se encontró con un joven vestido de paisano que le seguía de no muy lejos y así descubrió rápidamente otra ruta de escape. —Eh, no reconozco a ese hermano. ¿Viene con usted, príncipe heredero?

Solo entonces Helian Yi recordó que se había olvidado de la persona a sus espaldas, así que rápidamente se dio la vuelta y le hizo un gesto. —Ven aquí, Zishu, y saluda al príncipe júnior de la residencia Nan'ning y al joven chamán de Nanjiang.

Luego le dijo al par:

—Este es un amigo de jianghu que tuve la casualidad de conocer. También puede que se vuelvan cercanos una vez que se familiaricen.

Jing Qi casi no pudo conservar la sonrisa en su rostro. ¿Zishu? Este tipo era... ¡¿Zhou Zishu?!

El joven dio un paso al frente. Tanto Wuxi como Ashinlae se sorprendieron, pensando que el tipo parecía haber salido de la nada. Si Jing Qi no lo hubiera señalado, no lo habrían detectado en absoluto.

Además, Wuxi no estaba seguro de si nació así o si estaba había hecho a propósito, pero sentía que la cara del joven era aún más promedio que lo promedio en sí mismo y cualquiera que lo viera lo olvidaría una vez que se diera la vuelta.

Aunque este hombre estaba claramente ante las narices de todos, pudo hacer que lo pasaran por alto. Incluso el recientemente enfurecido Helian Yi había por poco olvidado su existencia. Wuxi se volvió a mirar a Jing Qi con algo de escepticismo, preguntándose cómo lo había descubierto.

Sin embargo, era Zhou Zishu el que estaba aún más impactado en su interior. Su talento especial era hacer que la gente lo pasara por alto y esta era la primera vez desde su nacimiento que alguien lo señalaba en público.

¿Quién era Zhou Zishu?

El grupo más misterioso de personas que la familia imperial de la Gran Qing tenía a su alcance se llamaba Tian Chuang: “Ventana al Cielo”. Sin importar si se era de la clase alta aristocrática o de la clase baja trabajadora, mientras el Hijo del Cielo diera la orden, sus antenas podían extenderse a casi cualquier lugar del mundo. Esta organización era el trabajo que Helian Yi había pasado toda una vida estableciendo y su primer líder fue precisamente Zhou Zishu.

Era un maestro en el arte del disfraz y al final nadie sabía cuántos rostros tenía en realidad. Una persona tan omnipresente y venerable, pero a la vez tan aterradora.

En el transcurso de su vida anterior, Jing Qi y este señorito Zhou eran tal para cual, compartían los mismos malos hábitos y prácticamente desde el primer encuentro que fueron amigos íntimos. Con uno en la luz y el otro en la oscuridad, este par provocó directamente la destrucción total de los partidos de Helian Zhao y Qi. Pero cuando Helian Yi finalmente lo quiso muerto, sus diez grandes cargos fueron también las obras maestras de Zhou Zishu.

No era que no le importara su amistad. Incluso había aprovechado intencionalmente la oscuridad de la noche para escabullirse solo en la residencia Nan’ning y advertirle. Qué lástima que el corazón de Jing Qi se encontrara firmemente anudado en ese momento y no asimilara ni una sola palabra.

¿Qué le había dicho entonces?

Algo como... “Si existe una próxima vida, beberé contigo hasta que nos saciemos y no iremos a casa hasta que estemos borrachos”.

Zhou Zishu suspiró ese día, se acomodó las mangas y se fue. Al día siguiente en la corte, los diez grandes cargos del príncipe Nan’ning fueron puestos en claro, cada frase y palabra chocaron contra él y lo empaparon de sangre. Todo lo que se podía decir era que, de principio a fin, Zhou Zishu seguía siendo un hombre lúcido que sabía quién era su amo. No se podía decir que no tuviera sentimientos, simplemente era consciente de la clase de mundo que era y de lo que debía hacer en él.

Por supuesto, en estos momentos las penas de los cambios de vida no eran el punto principal. El punto principal era que la cara de Zhou Zishu no era una que hubiera usado a menudo, y dado que también cientos de años habían transcurrido, Jing Qi no lo había reconocido momentáneamente. Era solo que en su vida anterior se había acostumbrado a verlo parado detrás de Helian Yi como una sombra, así que descubrió que había otra persona allí por intuición.

Sin embargo, a juzgar por el sentido común, ya que era un adolescente elegante que se quedaba en casa todo el día y nunca iba a ninguna parte, sus artes marciales se limitarían solo a lo extravagante, pero inservible. No debería tener una intuición al grado de poder notar a Zhou Zishu.

En efecto, la mirada con la que Zhou Zishu lo inspeccionó fue un poco escudriñadora. —Este plebeyo saluda al príncipe y al joven chamán.

Jing Qi rápidamente sacó una sonrisa. —Qué afortunado, qué afortunado. Este príncipe siempre ha esperado caminar por jianghu, vagar como un gran héroe y todo eso. Tendrás que hablar mucho de ello, hermano Zhou.

Helian Yi sonrió. —Incluso si caminas por jianghu, no serás un gran héroe. ¿Puedes hacer algo más que estafar a la gente?

Frunciendo el ceño, Jing Qi lo pensó durante un buen rato. Realmente se devanó los sesos. —…¿Comer, beber, frecuentar burdeles y apostar?

Helian Yi le dio un palmazo en la frente, el sonido resonó fuertemente.

Al sentir que su propio golpe había caído con mano dura, Helian Yi usó los dedos para masajearle el lugar. Wuxi yacía un poco incómodo a un lado, pensando en cómo esos dos eran siempre tan amigables, pero él siempre ha sido un forastero, por lo que giró la cabeza para observar el enorme barco de placer en el centro del río.

Jing Qi cambió rápidamente de tema evitando esa acción excesivamente íntima de Helian Yi. —Cierto, no he salido durante años. ¿Qué hace la Dama de la Luna aquí?

—La Dama de la Luna es la zhuangyuan que se elige anualmente en la capital. A veces es una cortesana famosa y otras veces es una actriz famosa. El año pasado, la mejor calificada fue la señorita Heyue de la Torre de los Humos. Nadie sabe aún quién será la ganadora este año —explicó Zhou Zishu mientras sonreía—. Coincidentemente, este plebeyo tiene un pequeño barco adquirido por allí. Si ustedes, caballeros, no resienten la idea, pueden usarlo para mirar más de cerca. El resultado es atractivo, refinado y romántico.

Jing Qi solo abrió la boca para preguntar:

—¿Hay alcohol?

—Por supuesto que lo hay. —Zhou Zishu no tenía otros defectos que el solo hecho de ser aficionado a lo que hay dentro de las copas, así que, una vez que escuchó esto, sus ojos se iluminaron inmediatamente—. ¿No estoy seguro de qué tipo gusta, príncipe?

Jing Qi sonrió. —Sucede que el invierno es cálido este año. El río no tiene hielo, el lago brilla a la luz de la luna y hay una belleza de jade para apreciar. Todo esto se combinaría mejor con un Nu’erhong añejo. ¿Tienes?

Al darse cuenta de repente de que había encontrado a un camarada entre los borrachos, Zhou Zishu se rio enérgicamente. —Uno de treinta años. Su Alteza, príncipe, joven chamán, ¡por aquí, por favor!

En este mundo existían compañeros de toda la vida que se sentían como extraños, mientras que había otros que se sentían como un viejo amigo desde la primera reunión.

Mi buen amigo, hice un pacto contigo en la última vida de no ir a casa hasta que estuviéramos borrachos. No lo recuerdas ahora, pero he venido a cumplirlo…

Wuxi miró aturdido a Jing Qi, observando cómo hablaba y reía sin escrúpulos y de repente sintió que tenía una sutil sensación de incongruencia en su persona. Cuando se le veía de frente, era un joven elegante, pero de espaldas, debido a su tosca ropa casual de cáñamo, exudaba el toque de las vicisitudes de la vida.

Era como si hubiera estado viajando continuamente así, solo pidiendo una copa de vino puro para calentar el estómago entre la gente que iba y venía, como si estuviera siempre esperando o quizás aferrándose de forma tan solitaria y anhelante. Otros querían alcanzarlo, pero siempre se sentían separados por una distancia de paisaje infinito.

Parecía no saber dónde antes había visto esa espalda. Su mente divagó, pero no pudo recordarlo.

Entonces, al volver a mirarlo con más detención, el príncipe Nan’ning seguía siendo el príncipe júnior que se había cambiado el fino ropaje para mezclarse con la gente común, el que no podía distinguir entre las cinco cosechas básicas y no movía sus propias extremidades, mientras él lo seguía a tres pasos y medio de distancia.

Zhou Zishu nació de una influyente familia de jianghu y tenía un poco de herencia, así que el supuesto "barco pequeño" era naturalmente... no tan pequeño. Había una gran variedad de vino fino y buena comida a bordo y lo más maravilloso era el lugar donde estaba atracado, ya que el barco Wangyue en el que actuaría la Dama de la Luna estaba extremadamente cerca. Según consta, el año pasado este puesto se vendió por más de mil taeles de plata.

Después que las copas de las pocas personas se llenaron de vino, del barco Wangyue se originó movimiento. El flautista era un anciano vestido de negro, el que se encontraba a una distancia respetuosa cerca de la barandilla del barco. El viejo monje estaba en un equivalente a la meditación, con los ojos observando y la boca y la nariz cerradas. En este momento, de alguna manera recibió una especie de señal, ya que de repente levantó la flauta y la colocó contra sus labios. Al otro lado, un niño ya había montado el soporte del qin y un joven se sentó, cerró los ojos y acomodó ambas manos sobre el instrumento.

—Estos dos son maestros de música que el líder de la compañía Caiyu pagó mucho oro para desenterrar —explicó Zhou Zishu—. No aparecen fácilmente a mostrar sus habilidades.

Se vio al maestro del qin abrir los ojos de repente, levantando la mano para sacar una nota. El sonido de la flauta se elevó gradualmente en conjunto, su música etérea rozando la superficie del agua y subiendo en espiral. Todos los presentes en el río y sus alrededores se callaron, sin que se produjera ningún sonido en el ambiente.

Poco después, una clara y resonante voz femenina se abrió paso en el aire, como si fuera a rasgar la oscuridad de la noche. Una mujer con un vestido escueto abrió lentamente la cortina, su canto se elevó de los atestados treinta y seis li del río Wangyue, con el qin persiguiéndolo. Todo el bullicio y el ajetreo se detuvo por ese sonido mientras ascendía, se sostenía y giraba alrededor, para entonces concluir. Su nota final persistió, similar a la gasa y prolongándose infinitamente. Combinada con el tembloroso sonido de la flauta, pareció un suspiro en la mente.

Esta era precisamente la capital. "Los mercados estaban llenos de bienes preciosos, los hogares estaban plagados de telas lujosas y cientos de miles de personas se encontraban presentes".

¿Era una escena divina? ¿De dónde había salido esta melodía?

La mirada de la mujer lo barrió todo, diez mil lámparas encendidas se atenuaron y se inclinó, sonriendo ligeramente con una expresión refrenada y amable. Helian Yi sintió como si lo hubieran apuñalado brutalmente en el corazón, mirándola estúpidamente por un momento. Pensó que su apariencia era... algo familiar. ¿Podría ser... un viejo amor de una vida anterior?

Zhou Zishu escuchó su emotivo suspiro y negó con la cabeza, inclinándola para tragarse el resto de la copa de vino. Wuxi experimentó un poco de emoción y bajó la cabeza, ignoto lo que sentía, mientras que Jing Qi estaba perplejo.

Podría olvidar la cara de cualquiera... excepto la de esa mujer. Qingluan... Su... Qingluan...

Por un momento, pareció sentir todo tipo de dolores: el dolor de ser aplastado, el dolor de que le despedazaran la carne y los huesos, el dolor de ser despellejado...

La humedad del río Wangyue emitía un aura gélida, sombría y desolada, la que lentamente le cubrió todo el cuerpo. Todos sus huesos y toda su sangre se habían congelado hasta la rigidez, y con el viento frío que sopló rápidamente, se estremeció, volviendo a la lucidez.

Después de todo, ese era el viejo jianghu. Salió de la ilusión, con una mezcla de sentimientos en su interior. No pudo distinguir su sabor, pero dichos sentimientos perdieron todo color debido a que pertenecían a una era lejana, y antes que pudiera sentirles el sabor, se disiparon en la nada.

Afortunadamente, Zhou Zishu y Helian Yi estaban viendo a la Dama de la Luna Su Qingluan que se encontraba en el escenario, sin prestarle atención. Pero Wuxi levantó suavemente una mano para sostenerle el brazo. —¿Qué te pasa? ¿Por qué acabas de temblar? ¿Tienes frío? —preguntó en voz baja.

Con eso, recuperó la atención de los otros dos. Helian Yi reconoció que se había olvidado un poco de sí mismo y tosió ligeramente. —¿Qué, estás entumido?

Jing Qi sonrió. —Ciertamente tengo un poco de frío.

Zhou Zishu pidió apresuradamente que se detuvieran en la orilla, luego trajo una gran capa y lo cubrió con ella. —Fue mi descuido. Olvidé que ustedes, caballeros, a diferencia de nosotros los de jianghu, no tienen una piel áspera que se ha sometido al endurecimiento. ¿Ocurre algo importante, príncipe?

Jing Qi agitó la mano, indicando que no era nada apremiante. —No soy tan frágil, es solo que no puedo lidiar con el viento una vez que tomé vino. Ya es tarde por hoy, así que perdónenme por no hacerles compañía. Wuxi, ¿te quedas con ellos, o...?

Wuxi era poco común para empezar y, a pesar de su corta edad, no le importaba mucho jugar, por lo que automáticamente podía detener todo en el momento adecuado. Además, no estaba familiarizado con los otros dos y tampoco podía hablar tan bien. —Volveré contigo.

Helian Yi vaciló, pensando en qué decir, pero Jing Qi giró la cabeza y le dio una sonrisa realmente indecente. —No hay necesidad de preocuparse por mí, príncipe heredero. Esta es una buena noche que es dolorosamente breve, atesórela bien.

Dicho eso, se llevó a Wuxi.

Ese supuesto dolor, esa supuesta congoja amarga eran cosa del pasado.

Helian Yi frunció el ceño, pero su atención rápidamente se volvió a centrar en la nueva Dama de la Luna de este año. Había gente que no creía en el destino, pero algunos quizás estaban innatamente condenados a perdérselo. Tal vez les faltaba un poco de afinidad destinada o un poco de suerte, ¿quién sabe?

Wuxi lo siguió silenciosamente. Después de familiarizarse con él, Jing Qi siempre había sido bastante interesante en temas de conversación. Era difícil imaginar que un hedonista que se improvisaba la vida y nunca salía por su puerta pudiera ser tan conocedor. Wuxi generalmente desempeñaba el papel de oyente, anotando silenciosamente las cosas en su mente cuando se encontraba con un área de interés, sin querer todavía investigarlas.

Como caminaba sin hablar así, Wuxi supo que el contrario estaba cansado.

El beneficio de estar con Wuxi era que nunca necesitaba preocuparse por su propia grosería, porque el otro siempre haría cosas aún más groseras. Sin esas restricciones superficialmente civiles de la sociedad, esto en cambio parecía bastante natural. Si quería hablar y reír, entonces hablaría y reiría, y si quería estar perdido en sus pensamientos, entonces estaría perdido en sus pensamientos.

Wuxi era consciente que no entendía muchas cosas, así que nunca parloteaba sobre los asuntos de los demás.

De repente, tiró de Jing Qi y lo arrastró abruptamente a sus espaldas. Cuando Jing Qi recobró el sentido, atontado, vio que en el lugar donde acababa de estar parado había una flecha clavada en el suelo que brillaba con un poco de luz azul.