Capítulo 13: Hermano Wuxi

En palabras algo desagradables de escuchar, Helian Qi era algo así como un monstruo, por dentro y por fuera.

Un hombre de mediana edad que nunca se cansaba de jugar con elixires y lo que sea, un hombre que tenía un viejo sacerdote taoísta raquítico siguiéndolo todo el año, que tenía un par de ojos de sanpuku, un mentón afilado cual punzón y mejillas cadavéricas, lo que hacía que la gente pensara de inmediato que no se veía como una buena persona.

La apariencia de Helian Qi definitivamente no se podía considerar mala y a primera vista exudaba una sensación vagamente impresionante. Pero era precisamente este joven aparentemente elegante el que era un adversario aún más aterrador que Helian Zhao.

Al final del día, aunque Helian Zhao se mostraba feroz, no era más que un hombre vulgar.

El abrupto agarre de Jing Qi provocó que Wuxi saltara de susto. No solía permitir que la gente se le acercara, y más que su renuencia a ser amigable, se debía a las criaturas venenosas que tenía a mano, como la venenosa víbora verde envuelta alrededor de su muñeca, por ejemplo.

Con el otro tirándole la manga sin previo aviso, Wuxi pudo sentir claramente que la pequeña serpiente en su muñeca se sobresaltaba un poco a raíz de su acción, asomando la cabeza para inspeccionar. Cubierta por su manga ancha, una lengua escarlata salió disparada y lamió suavemente el dedo de Jing Qi un par de veces.

El veneno de la serpiente era curable, pero cuando Wuxi miró la pequeña figura del príncipe Nan'ning, no estuvo seguro de si podría ir a buscar el antídoto a tiempo en caso de que lo mordiera. Incluso si no lo mordía, debido a la reacción de ese de Hanlin que se desmayó la última vez, se había dado cuenta de que la gente de las Planicies Centrales les temía a las criaturitas venenosas como esta y que la serpiente lo asustara tampoco sería bueno...

Pero los dedos eran una zona muy sensible, y antes de que tuviera tiempo de volver a entrar la cabeza protuberante de la víbora, Jing Qi detectó que algo le lamía la mano. Bajó la cabeza y encontró miradas con la pequeña serpiente verde. El corazón de Wuxi dejó de latir por un milisegundo.

Sin embargo, en contra de las expectativas, Jing Qi simplemente la miró con indiferencia, como si la criatura fuera un brazalete ordinario. No mostró ninguna reacción ni lo soltó, jalando minúsculamente a Wuxi medio paso hacia atrás para que no se enfrentara directamente a Helian Qi y después usando los ojos para señalar a Helian Yi.

Lo que fue aún más extraño fue que la serpiente se quedó mirando la mano del otro, tocándola con la lengua un par de veces. Luego de un rato, sintió que no tenía ningún interés, retrocedió inexplicablemente y se enroscó obedientemente alrededor de la muñeca de Wuxi.

Suspiró de alivio.

Helian Qi era mayor mientras que Helian Yi era menor, pero dado que este último era el “Príncipe Heredero del Palacio Oriental”, se le consideraba un "monarca", por lo que Helian Qi y Zhao siempre debían inclinarse ante él cuando lo viesen.

Pero en este momento todo el mundo estaba al tanto de lo que sucedía entre estos tres hermanos. Helian Zhao definitivamente no se acercó a saludar y asintió con arrogancia cuando lo vio desde la distancia tal como lo había hecho siempre en el pasado. Helian Qi también hizo un gesto somero y lo saludó con una sonrisa falsa. —Su Alteza el Príncipe Heredero.

Helian Yi bajó la vista y sonrió, ni un solo rastro de reticencia se pudo encontrar en su rostro mientras se mantenía cortés. —Segundo hermano.

Solo siendo una persona que pudiera tolerar lo intolerable, podría lograr su imperio.

Jing Qi jaló de Wuxi para que se detuviera, indicando que no quería que hablara. Después se retiró a un costado, imitando a Helian Yi con una reverencia apresurada.

La mirada de Helian Qi permaneció en su persona por un momento y dijo con una sonrisa superficial:

—No te he visto en bastante tiempo, Beiyuan. Realmente te has vuelto aún más guapo.

Estas palabras fueron peores. Esa forma de hablar era obviamente la de un superior a un niño, la de un rango alto a un rango bajo.

Helian Pei no solo era un sénior, sino que también un monarca, por lo que podía hablar así. El príncipe heredero Helian Yi era unos años mayor, un monarca ante el príncipe Nan'ning, y ambos tenían una buena relación, así que apenas él estaba calificado para hablar de esa forma.

Sin embargo, este Helian Qi simplemente ocupaba la denominación de duque, ni siquiera le habían otorgado el título de príncipe. Si no fuera descendiente de la familia imperial, entonces, basándose únicamente en su rango, estaría lejos por debajo de Jing Qi, un genuino príncipe cuyo título se le fue personalmente conferido por un antepasado santo. Pero que Helian Qi usara ese tono, eso era como si se creyera superior.

Si hubiese sido otra persona, se habría enojado o vacilado, poniéndonos en el caso de que no se volviera hostil. Por suerte, la capacidad de Jing Qi para interpretar al maestro Sun no era inferior a la de Helian Yi y solo cubrió suavemente su sorna. —No merezco el elogio, Su Segunda Alteza.

La mirada de Helian Qi le atravesó el cuerpo como un garfio, para finalmente detenerse en el de Wuxi. Sus ojos eran extraordinariamente atractivos (largos, angostos y curvos, inefablemente románticos y encantadores), pero Wuxi sintió que la mirada del segundo duque era más maliciosa que una víbora increíblemente venenosa. Al mirarlo cara a cara, se sentía que una capa de energía extremadamente fría y negativa te flotaba a las espaldas.

El otro le sonrió. —Oh, vaya, ¿este no es el joven chamán? Realmente no fue fácil reunirse una vez con usted, "Su Excelencia”. El príncipe heredero probablemente tiene mucho prestigio hoy.

Wuxi se llevó la mano al pecho y respondió con indiferencia:

—Su Segunda Alteza.

Helian Qi se rio con frialdad, extendió sus pálidos dedos para arreglarse las mangas y señaló a un viejo taoísta que parecía leña seca, alargando deliberadamente la voz y hablando de una manera enigmática. —Hace mucho que vengo escuchando que el joven chamán posee una inmensa habilidad mágica y que ha dominado la metodología del chamanismo de Nanjiang. Este hermano taoísta Li no me ha dejado de suplicar que se lo presente, pero parece que yo, Helian Qi, no tengo suficiente reputación. Envié mi tarjeta de visita varias veces, pero usted siempre cerraba la puerta y rechazaba a los invitados. ¿Quizás le desagrada lo socialité?

Esto era buscar pelea y además ponerlo a prueba. Wuxi se quedó mirándolo por un rato, perplejo. Escuchando la hostilidad en las palabras de Helian Qi, inclinó inconscientemente la cabeza para mirar a Jing Qi antes de hablar:

—El chamanismo de Nanjiang y el taoísmo de sus Planicies Centrales no son lo mismo. Creo que no hay ninguna...

Jing Qi le palmeó el dorso de la mano para interrumpirlo y se juntó las mangas para hablarle a Helian Qi:

—Puede ver usted que esto es un malentendido, Su Segunda Alteza. Quizás desconoce la situación en el hogar de Wuxi, ¿no es así? Cuando el maestro He vino a enseñar, esos pocos animalitos que cría allí provocaron que se enfermara del susto y ahora ningún maestro se atreve a llamar a su puerta. Me temo que en estos momentos no tiene una comprensión completa de todas las palabras, así que, ¿cómo podría entender él su refinada invitación?

Sus palabras fueron tan amables que incluso llamó directamente el nombre de Wuxi. La punta de la ceja de Helian Qi se crispó y le lanzó una una mirada. —Parece que tienes una muy buena amistad con el joven chamán, Beiyuan. ¿Por qué eres tan ajeno y no nos ayudas presentándonos?

Jing Qi sonrió. —Nuestras residencias son vecinas. Lógicamente, nos correspondemos.

Helian Qi entornó los ojos.

Helian Yi tosió suavemente y colocó la mano sobre el hombro de Jing Qi. —Beiyuan —reprendió en voz baja.

—Segundo hermano, por favor —agregó y le asintió a Helian Qi poco después—. Ya que tienes la intención de amistarte con el joven chamán, hoy definitivamente tendré que ser su mediador. Sin embargo, más tarde pueden acercarse. Si no tomamos asiento, me temo que el viejo Lu no podrá comenzar el banquete por su día de longevidad.

—Exacto, exacto —dijo Lu Renqing apresuradamente—. Por favor tomen asiento, Sus Altezas.

Helian Qi miró su mano sobre el hombro de Jing Qi, sonrió falsamente y se dio la vuelta para irse con el taoísta Li.

Helian Yi arrastró a Jing Qi hasta su asiento, como si todavía lo tratara como a un niñito y temiera que correteara por el lugar. Una vez que estuvo sentado correctamente, lo fulminó con la mirada y dijo mientras reprimía la voz:

—¿Qué haces provocándolo?

Los labios de Jing Qi prácticamente no se movieron, su voz un sonido indistinto. —Es lo que hay. ¿Fui yo el que fue a provocarlo? Además, prácticamente salí con las cuatro palabras de "partido del príncipe heredero" en la frente. Que Helian Qi me encuentre desagradable a la vista, eso no ocurrió de la noche a la mañana.

Helian Yi sonrió, al parecer había recordado algo. —Así es. Cuando eras pequeño, mi padre emperador te pidió que estudiaras y Helian Qi quería que lo acompañaras. A ti, por otro lado, no te preocupó en lo más mínimo tu prestigio. Abrazaste el muslo del padre emperador y lloriqueaste tu negativa, solo diciendo que no te agradaba.

Jing Qi, que de casualidad acababa de levantar su copa de vino, por poco se atraganta. —Por qué... ¿por qué no recuerdo eso?

Helian Yi solo sonrió y no dijo nada.

Pero era tal como había dicho. Jing Qi y Helian Zhao apenas lograban confluir en el pasado, eso desde su niñez. Desde luego, Helian Zhao era demasiado mayor que él y estaba preocupado de apoderarse del poder militar y vilipendiar a la gente para organizar batallas, por lo que no tenía la disposición de prestarle atención como un niñito patético que trastabillaba en su camino. Pero Helian Qi era la única persona con la que no transaba.

Los ancianos decían que todos los niños tenían un talento animal y podían ver los problemas invisibles de los demás. Aunque no eran sensatos, simplemente sabían quién era una buena persona.

Helian Qi era del tipo que nació para discrepar con Jing Qi. Obviamente era muy guapo y obviamente lo había tratado bien desde el principio, pero no funcionó. Cuando ni siquiera podía formar palabras, comenzaba a llorar cada vez que lo veía, con gritos tan desgarradores que podían destrozar órganos y acelerar la mente. Difícil era saber si habían tenido algún tipo de relación funesta en una vida anterior.

Las mareas oscuras aumentaron discretamente por dentro, pero por fuera, todos comían, bebían y elogiaban los apestosos pies de los demás. El talante era inclusive armonioso.

Después de beber tres rondas, Helian Yi se estiró y agarró la mano de Jing Qi, la que estaba levantando la copa de vino hasta su boca, la empujó hacia abajo y le entregó personalmente un plato con palillos. —Ya es suficiente, no bebas de forma imprudente cada vez que se te presente la oportunidad. Hace mucho rato que no te veo comer nada. Ten cuidado de que el alcohol te dé dolor de cabeza y mantenlo bajo control.

Jing Qi conocía bien su propia tolerancia al alcohol y ni mil copas podrían emborracharlo, por lo que unos pocos sorbitos superficiales no eran nada. Su mente solo se había distraído un poco. Ante la obstrucción de Helian Yi, dejó obedientemente la copa y comenzó a comer lentamente.

Wuxi los observaba en silencio desde el costado y de repente sintió que la mirada con la que el príncipe heredero miraba al príncipe Nan'ning no era muy parecida a la que usaba con los demás. Su familiaridad y cercanía, naturalmente, mencionarlas no era necesario. Cuando Helian Yi le entregó un plato a Jing Qi, sus rasgos parecieron tener una especie de suavidad sutil y una expresión sonriente.

Esto lo hacía sentirse un poco sobrante sentado a un lado.

Pero Wuxi no tenía idea de que no era el único que le había estado prestando atención a eso. No muy lejos, la mirada de Helian Qi deambulaba constantemente entre los tres, obteniendo una vista completa de cuando Helian Yi bloqueó la copa y le entregó comida. Un fugaz atisbo de una sonrisa revoloteó en las comisuras de sus delgados labios y pareció compartir intencionadamente una mirada con el taoísta Li.

La mente distraída de Jing Qi se debía a Helian Qi, de hecho.

Comprendía demasiado bien al hombre. Helian Qi era alguien que buscaba venganza hasta por una mirada fea, y a pesar de tener una mente profundamente calculadora, su comportamiento era demasiado malevolente y terco. No mostraba absolutamente ninguna tolerancia con los demás y su corazón siempre guardaba recelo y envidia del talento. Ahora que tenía la convicción de que joven chamán se había negado a darle cara, probablemente siempre tendría conflictos con él en el futuro.

No obstante, él había arrastrado al joven chamán a esto y tenía que trazar un mapa de cómo se caminaría el futuro.

Al regresar del banquete de longevidad del erudito superior Lu, Helian Yi notó que el cielo ya estaba oscuro y no sería adecuado quedarse, por lo que regresó al palacio primero por iniciativa propia. Wuxi y Jing Qi regresaron a sus residencias, yéndose por el mismo camino.

Wuxi era el tipo de persona que no tenía la predilección de hacer ruido y los dos que había traído, Ashinlae y Nuahar, no estaban al tanto de la situación. Ellos solo sabían que alguien había invitado gente a comer, después de lo cual el joven chamán comió y bebió hasta saciarse y luego regresó a casa, por lo que no había nada de qué preocuparse.

Jing Qi supuso que, si no buscaba personalmente una conversación, entonces el joven chamán no sabría de qué hablar. Como no quería parecer soso, guardó silencio todo el camino y llevó a Wuxi hasta la puerta principal de su residencia.

Solo entonces tuvo la intención de despedirse, llevando a su grupo de pajes de regreso a la residencia. Pero de repente escuchó a Wuxi hablar:

—Tu intención, la entiendo.

Jing Qi se detuvo, parpadeando. —¿A qué te refieres, joven chamán?

—Tranquilo. Si alguien se convertirá en el emperador de su Gran Qing en el futuro, también espero que sea el príncipe heredero de recién. Helian Zhao es un enemigo y lo ofendí, esparcirá daño a la gente de mi tribu... Y el Helian Qi de ahora, su ambición es demasiado grande, sus argucias no son pocas, siempre obsesionado con el chamanismo de nuestra Nanjiang. Si él se convierte en emperador, entonces no tendremos una vida pacífica.

A Jing Qi lo pillaron por sorpresa. Siempre había sentido que este niño era un poco tonto, por lo que no esperaba que lo único que no se le diera muy bien fuera hablar y pudiera comprender las cosas con tanta claridad.

—Si es el príncipe heredero, entonces las asociaciones pacíficas entre nuestra Gran Qing y Nanjiang serán cuestión de rutina —respondió Jing Qi—. Menospreciar a los plebeyos, malgastar personas y recursos y ser bastante inoperante no son cosas que un monarca benevolente haga. Que estés al tanto de estas cosas me permite estar tranquilo.

—¿Puedes decir eso en su nombre? —preguntó Wuxi.

Aunque el joven chamán era normalmente aturdido e ignorante de los asuntos del mundo, la única preocupación que tenía en su corazón era su tribu en el lejano horizonte. Jing Qi sonrió. Wuxi y Helian Yi realmente podrían convertirse en amigos cercanos. —Otros no están al tanto de esto, pero este príncipe sabe una cosa o dos sobre el comportamiento del príncipe heredero. No dudes en estar seguro de eso, joven chamán.

Entonces, Wuxi asintió.

—Bueno, no te molestaré más. —Jing Qi se despidió, con la intención de irse.

Contra toda predicción, acababa de girar la cabeza de su caballo cuando el llamado de Wuxi lo detuvo. —Príncipe...

A lo largo de todos estos años, este frío joven chamán probablemente nunca antes había tomado la iniciativa de llamarlo. Jing Qi dio vuelta la cabeza, atónito.

Wuxi bajó la mirada, como si le costara comenzar a hablar. Reflexionó durante un largo rato antes de preguntar en voz baja:

—¿Puedes... puedes... volver a decir mi nombre?

Ello le recordó el lejano sur, pensar en ese anciano que lo llamaba por su nombre. El gran chamán decía que el nombre era algo muy importante que debía seguirte por el resto de la vida. Los nombres también eran poderosos, y si en el corazón se llamaba sin cesar el nombre de alguien, después de mucho tiempo, ese alguien lo sabría y se conmovería.

Pero después de pasar unos años en la Gran Qing, sentía que ya estaba a punto de olvidar por completo quién era y su nombre.

Cuando escuchó las discretas palabras de Jing Qi en la cena, a pesar de estar plenamente consciente de que las dijo ante Helian Qi a propósito, sintió mentalmente como si lo hubieran golpeado.

Después de esperar mucho tiempo, levantó la vista, solo para ver a Jing Qi escudriñándolo con una implicación difusa, nada más. Algo decepcionado por dentro, le asintió apresuradamente y se dio la vuelta para entrar a su residencia.

Pero entonces escuchó a Jing Qi decir algo alegremente:

—Hermano Wuxi, cuando tengas tiempo, ven a pasar el rato a la residencia Nan’ning.

Giró abruptamente la cabeza para presenciar cómo el adolescente sonriente urgía a su caballo a partir.

Wuxi sintió que un sentimiento inefable se apoderaba de él. Metió suavemente la mano izquierda en la manga del brazo derecho, acariciando el cuerpo helado de la pequeña serpiente en su muñeca, la que se frotó afablemente contra su palma.

Pensó en cómo incluso la serpiente que él mismo había criado no albergaba ningún sentimiento hostil hacia esa persona.