Capítulo 11: Entrega recíproca de regalos

A pesar de que el adolescente era un hermoso árbol de jade que enfrentaba los vientos con un aura de grandeza y parecía increíblemente grato y lindo, Jing Qi aun así expresaba que estaba muy remiso a reunirse con él.

La presunta "asistencia temprana a la corte" era, de hecho, solo una rutina madrugadora en la que esperaban fuera de la sala del trono durante un rato. Si tenían memoriales, los presentaban; si no había nada que hacer, se atemperaban y saludaban a todos los caballeros presentes; si querían congraciarse con alguien, se quedaban a charlar un poco más. Si la otra persona era una molestia, los sentimientos irritantes se escurrían entre las palabras. Después de eso, cada persona se dispersaba y volvía a ocuparse de lo suyo.

El emperador estaba demasiado ocupado bebiendo té, escuchando espectáculos y alimentando pájaros. ¿Dónde encontraría el tiempo para escuchar sus riñas?

Por lo tanto, cuando Helian Yi llegó a la residencia Nan'ning, todavía era bastante temprano. Como Jing Qi solo tenía diez años en el momento de su llegada al mundo humano, tenía una voz infantil, pero las palabras que salían de su boca tenían los atributos de un adulto. Algunos de sus dichos a veces simplemente hacían sonreír a los demás por ser un viejo chico, pero hacerlo demasiado podía ser espeluznante.

Aun así, era demasiado vago para fingir inmadurez e inocencia, así que aparte de ese tonto completamente ingenuo de Ping'an, en estos últimos años se había vuelto cada vez más reacio a salir e interactuar con los demás.

Como todavía le guardaba algunas aprensiones sutiles a Helian Yi –incluso con el poco de cariño que se negaba a reconocer– por lo general se vestía perezosamente del audaz estilo de “dormir hasta tarde”, eso para nunca despertar.

Con el tiempo, el príncipe heredero sorpresivamente se acostumbró a ello, solo sintiendo que este niño −desde la muerte del príncipe sénior y seguido de su cuadro de enfermedad graveaunque aparentaba estar absolutamente bien, al final, aun así le habían dañado los cimientos a una edad temprana. Siempre parecía estar un poco cansado, y aquel que antes había sido tan vivaz y enérgico con una panza llena de trucos malvados, últimamente incluso carecía de palabras.

Los malentendidos claramente a veces también podían ser útiles.

El ruido de su entrada despertó a Jing Qi. Después de abrir aturdidamente los ojos para echarle un vistazo, frunció el ceño inconscientemente, tiró de las mantas, se giró para darle la espalda y siguió durmiendo. Helian Yi había sido muy diligente con sus visitas y después de un tiempo todos se habían acostumbrado a ellas. Jing Qi tampoco tenía ganas de sermonearlo sobre ningún tipo de etiqueta.

El príncipe heredero obviamente sabía que Jing Qi carecía de iniciativa y tenía la intención de holgazanear hasta la muerte. Aunque al principio había hecho uso de su antigüedad y rango para persuadirlo un poco, con el tiempo entendió completamente que zarandear a este trozo de madera podrida de modo que fuera aceptable de mirar era imposible.

Pero eran amigos que habían crecido juntos desde la infancia, y en comparación con los hermanos de sangre, eran un poco más cercanos. Además de tener una mente difícil de conseguir que rara vez no tenía ningún tipo de utilitarismo, el niño disfrutaba de la tranquilidad a su minúscula edad, así que su hogar era bueno para esconderse y flojear. La carnicería en la corte a veces le provocaba dolores de cabeza a Helian Yi, por lo que venía y se sentaba un rato en esta residencia Nan'ning que era como una tierra etérea, con el corazón en paz al momento de irse.

Debido a esto, siempre fue afable y algo paciente con él. Sin preocuparse por su grosería, estiró una mano para palmearlo a través de la manta mientras sonreía. —¿Planeas engordar para finales de año? Siempre que comes hasta hartarte, duermes, y siempre que duermes hasta hartarte, comes. No hay un solo cerdo barrigón que sea tan diligente como tú. ¡Levántate!

Tras dirigirle una mirada a Ping'an, quien estaba en medio de frotarse los ojos y bostezar, negó con la cabeza, comentando mentalmente que de tal amo tal sirviente. La pereza iba de la mano. —Anda a buscar agua para tu amo y haz que se lave —ordenó.

Ping'an convino y salió a tambaleos. Helian Yi se volvió a girar para ver inmediatamente a Jing Qi con una mirada de "No importa qué calamidad me lances, voy a seguir durmiendo libremente". Tanto enojado como entretenido, extendió el brazo y lo manoteó fuertemente dos veces. —¡Jing Beiyuan, levántate! ¿Qué hora es ya? Mi padre emperador ya aprobó el memorial que presenté. Has de asistir a la corte para escuchar después del Año Nuevo, ¿estarás tan exhausto cuando llegue ese momento?

Al escuchar su tormento, Jing Qi abrazó lentamente la manta mientras se incorporaba. —Escuchar en la corte...

—¿Aun así no vas a levantarte y esforzarte un poco, para que esos eruditos agrios no puedan bromear que eres un hedonista despilfarrador después?

Ping'an entró con una jofaina de agua, trayendo consigo un paje llamado Ji Xiang, que vino para ayudar a Jing Qi a vestirse después de que terminara de lavarse. Cuando Helian Yi abandonó la cama para sentarse a un lado, Ping'an se apresuró a servirle té.

Jing Qi dejó que Ji Xiang lo zarandeara, como si no se hubiera despertado de su sueño, y después de un largo período de tiempo, dijo de una manera algo perezosa:

—Solicito asimismo que Su Alteza presente otro memorial para que Su Santidad revoque el decreto que ha emitido.

Sosteniendo la taza de té en sus manos y abriendo levemente la tapa, Helian Yi lo miró con las cejas levantadas. —Cumplirás quince después del Año Nuevo y asistir a la corte es la regla. Si no quieres involucrarte en asuntos adecuados, ¿qué vas a hacer, entonces?

Jing Qi se cubrió la cara para ocultar un bostezo, con su par de ojos de flor de melocotón entornados y densos de humedad. Helian Yi se sorprendió al ver esto. Bajó la cabeza para beber el té y taparlo, con el corazón triste y conmovido. No sabía cuándo esta persona había crecido de un niño de voz pueril que actuaba como un viejo chico, a un adolescente gallardamente guapo de orquídeas y árboles de jade cuyas cejas y risas contenían el aura de la nobleza matizada. Al heredar los encantos de la difunta princesa consorte y el garbo del príncipe sénior, en el futuro podría ser una figura que provocaría el insomnio de una ciudad llena de doncellas enamoradas.

Pero Helian Yi solo escuchó vagamente que la voz nasal de este "bonito adolescente de orquídeas y árboles de jade" arrastraba las palabras. —Qué voy a hacer... No hay buenos trabajos, así que ¿qué tal si le suplico a la gracia del emperador que me deje ir a vigilar el mausoleo imperial? —volvió a bostezar mientras se limpiaba las lágrimas con las yemas de los dedos—. Puedo dormir cuando quiera y despertarme cuando qui...

Antes de que la oración de Jing Qi siquiera acabara, Helian Yi ya había estrellado la taza de té en el costado de la mesita. Ping'an se estremeció un poco, tragándose rápidamente el bostezo que el propio cansancio de Jing Qi le había contagiado. Inclinó la cabeza y no se atrevió a decir una sola palabra.

Jing Qi usó una cara somnolienta para mirar a Helian Yi, con una expresión completamente inocente.

Este realmente era... Aunque la mona se vista de seda, mona se queda; la madera podrida no se puede tallar y una pared hecha de estiércol tampoco puede mancharse...

—¡¿Cuántos años tienes ahora para ser tan poco ambicioso?! —regañó—. Naciste en semejante familia, pero te atreves a decir esas palabras, ¿no tienes expectativas de futuro?

La verdad era que Jing Qi ya estaba completamente despabilado, observando a este jovencito que lo regañaba seriamente por ser ignorante, incompetente y poco ambicioso con una cara larga. Se reía por dentro, pero por fuera seguía mirándolo con estupefacción...

En estos momentos, en la superficie estaba Helian Pei, que manejaba la dinastía y se lavaba las manos de toda responsabilidad, pero en las sombras estaba el perro loco de Helian Zhao que mordía a cualquiera que veía y el afeminado de Helian Qi que tenía la barriga llena de argucias. Para tener ambición, ¿con quién debería mezclarse?

Ambos se enfrentaron durante mucho tiempo. Incontables palabras surgieron del corazón de Helian Yi, pero se reprimieron todas. No podía enojarse de verdad con ese rostro suyo, una incomprensiva belleza hueca.

Todo lo que pudo hacer fue suspirar mientras se amasaba el entrecejo. —Levántate y anda a comer algo. Hoy es la celebración de cumpleaños del erudito superior Lu y el padre emperador le otorgó personalmente las gratificaciones. Bueno o malo, solo anda a dar un vistazo.

Jing Qi lidió con la posibilidad de que este joven fuera a inflarse y explotar si se negaba en este momento... La impulsividad era algo muy inaceptable.

Como era de esperarse, Helian Yi lo fulminó con la mirada. —¡¿Y sigues perdiendo el tiempo?!

Jing Qi suspiró por dentro, sintiéndose un poco desvalido.

Después de asearse, los obsequios de felicitación y las cosas por el estilo habían sido prontamente atendidas por Ping'an, por lo que no tenía mucho de qué preocuparse. Jing Qi pareció recordar algo, así que ordenó:

—Ping'an, córreme a la residencia del joven chamán y pregunta si su amo asistirá o no al banquete. Si va, entonces invítalo a que venga con nosotros —hizo una pausa por un momento, giró la cabeza para ojear al pensativo Helian Yi y agregó algo—. Infórmale que Su Alteza también estará presente.

Ping'an convino y partió. Aunque la cantidad de quejas que tenía en su corazón no era menor, hace mucho que se había acostumbrado a correr a la residencia del rehén e incluso esa pandilla de guerreros diabólicos de Nanjiang se había acostumbrado a verlo. El más malhumorado e irascible, Ashinlae, una vez le rodeó los hombros con el brazo y lo invitó a beber una jarra de vino medicinal... Por supuesto, después de enterarse de que su contenido se había infusionado con los cinco venenos, regresó y vomitó sus entrañas.

Del semblante de Helian Yi no se podía distinguir ninguna emoción. —¿Tú y este... joven chamán son cercanos? —preguntó, fuera consciente o inconscientemente.

Jing Qi inclinó un poco la cabeza, evitando su mirada analítica. —¿No es esa la intención del emperador? —respondió, restándole importancia—. También espera que usted pueda acercarse mucho más con el joven chamán, Su Alteza.

A pesar de que Helian Yi sentía que el joven chamán no era ningún buen augurio y siempre recurría a medios peligrosos, con la cara cubierta todo el día y un aura siniestra por dentro y por fuera, tampoco estaba dispuesto a hacerse enemigos innecesariamente. También parecía tener la protección de Helian Pei, basándose en que Helian Zhao había intentado atacarlo de todas las formas posibles en estos últimos años, pero nunca logró ponerle una mano encima.

Wuxi se aislaba en su residencia y era extremadamente raro que interactuara con forasteros, y aparte de aquel día, cuando jugó con Jian Sizong en el medio de la corte, básicamente no interactuaba con nadie. El segundo Helian siempre lo tenía en sus pensamientos, pero ¿quién podría haber imaginado que solo había estado pateando un trozo de hierro terco, imperturbable ante la fuerza y la persuasión? Era raro que Helian Qi se rebajara para ganarse el favor de alguien y tenía una actitud bastante perseverante. Qué lástima, el umbral de la residencia de este joven chamán era demasiado alto.

Alguien que no entendía el decoro, naturalmente, no era alguien que Helian Yi quisiera que Helian Qi ayudara. Si casualmente ya tenía una conexión personal decente con Jing Beiyuan, entonces incluso si no fuera de ninguna ayuda, al menos no sería un óbice. Al meditar esto una y otra vez, Helian Yi mostró una sonrisa en su rostro. —¿Qué tiene la intención del padre emperador? Qué grandioso sería si gastaras toda esa sagacidad tuya en asuntos adecuados. Por coincidencia, a menudo también siento curiosidad por este joven chamán. Es solo que probablemente no esté dispuesto a prestarnos atención a nosotros, la gente común. Si estás familiarizado con él, entonces bien podrías presentármelo.

—Qué familiaridad, solo somos vecinos, nada más. No está mal darnos cara.

A pesar de esas palabras indiferentes y descuidadas, Jing Qi confiaba en que Wuxi definitivamente saldría.

En los últimos años, a pesar de que la cantidad de veces que había visto a Wuxi no era más que la cantidad de veces que había visto a Helian Yi, también había descubierto una especie de patrón en su personalidad. Por ejemplo, el niño normalmente no era un buscarruidos, pero si alguien le dificultaba las cosas, fuera una persona poderosa o un familiar del emperador, antes de hablar desahogaba su ira y tenía que retribuir y vengar hasta el menor desliz. Por otro lado, si alguien era amable con él, se sentía más bien inquieto, siempre un poco escéptico sobre si ese alguien tenía alguna segunda intención para hacerlo, por lo que tenía mucho cuidado. Si otra persona le regalaba algo, o no lo aceptaba o definitivamente le regalaba algo más para devolver inmediatamente el favor.

La gente de las Planicies Centrales prestaba especial atención a la etiqueta de la reciprocidad, pero tenía que haber una medida en ella. Por ejemplo, si una familia le diera a la tuya media canasta de huevos, no sería bueno devolverles inmediatamente una bandeja de bollos al vapor. De lo contrario, eso sería solo un trueque que los liberaba por completo de la relación, una expresión de que no solo no querías asociarte con la otra familia, sino que también un menosprecio a sus intenciones. Este favor se debía recordar, dejar pasar un poco de tiempo y entonces devolver silenciosamente el gesto… Eso se consideraría "recíproco".

Wuxi solo sabía que la gente de las Planicies Centrales se centraba en la "etiqueta de la reciprocidad", mas no sabía que su propia forma de hacerlo era extremadamente irrespetuosa a los ojos de los demás.

En cualquier caso, Jing Qi no lo entendía mucho como persona, solo sabía que el chico no era demasiado hábil en el manejo general de las cosas y probablemente había pasado demasiado tiempo en el valle tratando con el gran chamán. Se rumoreaba que había seguido al hombre en la cultivación y que ni siquiera a sus propios padres y hermanos veía, por lo que al parecer no entendía las costumbres del mundo.

Especialmente porque la gente de allá era relativamente libre y audaz, pensaban lo que querían, y si no estaban satisfechos con algo, entonces simplemente abrían la boca y lo decían directo a la cara. No sabían que las cosas podían ser tan complicadas, quizás.

Aunque Wuxi por intuición no estaba muy dispuesto a relacionarse con Jing Qi, no dejaba de sentir que −sin importar de qué razonamiento hubiera salido− le debía algo por la advertencia algo sincera que le había dado ese día. Se le era un gusto rechazar a Helian Qi, pero rechazar este príncipe Nan'ning era inevitablemente un poco difícil.

Las cosas que Jing Qi le enviaba de vez en cuando también eran de buena voluntad y rechazarlas no era bueno. Básicamente, cada vez que sucedía, Wuxi tenía que registrar toda la residencia antes de poder encontrar algo lo suficientemente similar para enviarlo a cambio.

Ping'an se quedaba extraordinariamente estupefacto al principio, sintiendo que cada viaje a la residencia del rehén para entregar unas cuantas nimiedades era como ir a un mercado. Si salía de casa con un pollo, definitivamente volvía con unos cuantos jines de arroz. Después, una vez que aprendió de las excentricidades del otro, ya no encontró raras sus rarezas.

Sucedió que Jing Qi había ido al palacio para mostrar sus respetos el día anterior y notó el novedoso tributo que había llegado de Nanjiang. Helian Pei fue generoso y rápidamente le otorgó una gran cantidad de ellos, así que, cuando regresó, juntó algunas de las chucherías para hacerle un obsequio fácil a Wuxi.

Esto le había causado una tremenda morriña a Wuxi. En lo que respecta a los artículos, no eran muy valiosos, pero habían venido de muy lejos, no se encontraban en ningún lugar de la capital y también eran de su hogar. El valor de lo que Jing Qi le había obsequiado era algo que no sabía cómo medir.

¿Cómo se suponía que debía corresponder esto?

Por primera vez, Ping'an entregó un regalo sin traer nada a cambio, por lo tanto, sin saber por qué, se sintió algo orgulloso de sí mismo.

Jing Qi estimaba que si invitaba personalmente al niño, además de mencionar que el príncipe heredero también estaría presente, el joven chamán estaría ansioso por aprovechar la oportunidad para "darle cara", todo para devolver el favor de la última vez.

Desde que escuchó que el erudito superior Lu estaba comenzando a invitar a una muchedumbre de funcionarios a su cumpleaños, supo que Helian Yi definitivamente vendría a arrastrarlo con él, por lo que comenzó a sopesar cómo hacer que ambos se encontraran cara a cara...

Incluso si solo caminaran juntos, una vez que cierta persona los viera, algunos pensamientos brotarían en su mente... ¿Importaba si lo malinterpretaba? Como sea, alguien tan astuto como Helian Yi sabría cómo aprovechar la situación, y en cuanto a Wuxi, era probable que no tuviera idea de quién era quién en la dinastía, así que cuando llegara el momento, podría subirse al barco del príncipe heredero debido a la confusión.

Los pensamientos que Jing Qi tenía por Helian Yi de su vida anterior ya no estaban, pero… Lo miró mientras ponderaba en su mente calculadora, con un de poco de tristeza y un poco conmovido. Al final, la posibilidad del resurgimiento de la Gran Qing dependía de esta persona.

Cuánto tiempo no había vivido y seguía siendo alguien de la Gran Qing. Algunas cosas las veía a la ligera, pero con otras no tenía más remedio que tomarlas en serio.