Capítulo 80

—¡¿Desharow?!

En este momento, escuché un grito familiar. Mi espalda fue atrapada por una mano y la otra llegó debajo de mi axila para sostener mi cuerpo tambaleante. Levanté la vista solo para ver a Rhine mirándome con ojos anchos e incrédulos. Sé que debo lucir miserable, mostrando una figura lamentable, y Dios sabe lo reacio que estoy a caer en sus manos en un estado tan deplorable. Sin embargo, en estos momentos, no había mucho más que pudiera importarme. El dolor hizo que mis piernas perdieran su centro de gravedad y no tuve más remedio que apoyarme en su cuerpo. Rhine entonces se agachó para tomarme en brazos en un santiamén.

—¿Dónde te lastimaste? —preguntó apresuradamente mientras me llevaba a la cabina a pasos agigantados.

No pude responderle, mis labios temblaban de dolor y mi cerebro zumbaba estrepitosamente. Sintiéndome impotente, miré inconscientemente al Poseidón que ardía dentro de las abrasadoras llamas que se disparaban. Agares había desaparecido, y el último lugar en el que estuvo ya estaba sepultado de llamas, dejando solo una sombra luchadora y retorcida que se desmoronaba en un pedazo borroso en mi retina. Esto se sentía tan irónico ahora. El que me hizo tanto daño es mi amante, pero el que me salvó es mi enemigo. Y este enemigo también rescató a mis compañeros de tripulación... Me alegró descubrir que varias personas, entre ellas Rodia y Nick, fueron arrastradas al barco por los marineros a bordo. Esto fue como un estímulo cardíaco que me impidió desmayarme del dolor.

Rhine pronto me acostó en la cama de un camarote, y el doctor a bordo también llegó a toda prisa. Aunque estaba extremadamente remiso a exponer mis heridas, no parece haber mejor opción en este momento. Y así, como un paciente con hemiplejia, yací desnudo mientras el doctor examinaba mi mitad inferior. Lo único que hay que agradecer es que Rhine no insistió en quedarse para observar mi miserable condición, y no volvió a abrir la puerta para entrar hasta que mis heridas estuvieron vendadas. Vi claramente que el doctor que pasaba junto a Rhine agitaba la cabeza y susurraba algo. La cara de Rhine mostró inmediatamente una expresión de sorpresa, y rápidamente llegó a mi cabecera, levantó la sábana que me cubría y miró mi vendado abajo.

Mi trasero debe verse bastante divertido en estos momentos, o al menos extremadamente ridículo, pero no podía reírme en absoluto. Simplemente levanté comisura de mi boca con rigidez. —Gracias, Rhine. Por favor déjame solo para descansar.

—¿De verdad me estás dando las gracias?

Rhine se inclinó y estiró la mano, al parecer con ánimo de tocar mi cabello, pero yo la evité con un giro de mi cabeza. Sonreí a regañadientes para mostrar mi sincera gratitud y me quedé mirándolo con recelo, puesto que no descartaba la posibilidad de que este pervertido me hiciera algo en esta situación. —¿Qué te dijo el doctor? Quiero saber cuán grave es mi condición.

Dicho eso, contuve la respiración por miedo a que me tuviera malas noticias.

—¿Quién fue tan rudo contigo? —Rhine no me dio una respuesta directa, sino que replicó. Me di cuenta de que no vio lo que había sucedido e inmediatamente me sentí menos avergonzado. Me encogí de hombros y mantuve la boca cerrada, sin contestarle. Pero capturó mi muñeca con fuerza y me miró sin parpadear. En sus ojos tenía rastros visibles de cariño y amor que provocaban piel de gallina. Su mano me acarició el mentón como si estuviera trazando un retrato, y un anillo con incrustaciones de zafiro en su dedo medio saltó repentinamente a mi línea de visión, haciendo que mis párpados se crisparan.

¡Eso resultó ser una espora de sirenio! Asombrado, lo miré rígidamente y le agarré la mano por reflejo. Rhine me miró con confusión, obviamente un poco sorprendido por mi reacción. Mi corazón palpitó y me di cuenta de que puede que no esté al tanto de lo que realmente era la gema. Liberé sus dedos con rapidez, pero él capturó mi muñeca con facilidad y se quedó mirándome con entusiasmo. Un siniestro y perverso color se levantó en sus límpidos ojos azules. Mi corazón se desplomó en un instante e inmediatamente me enfadé un montón.

—Oh, te gusta esto, ¿verdad, mi pequeño Wallace? —preguntó en el tono similar al que solía usar cuando era mi mentor. En tanto escudriñaba inquisitivamente mi expresión, se quitó el anillo que contenía la espora de sirenio, sonriendo con gracia, y lo puso en mi dedo anular como un caballero. Mi mano se torció, asqueada por él. Si no fuera porque realmente quería recuperar esta cosa que pertenecía a Agares, ya lo habría golpeado despiadadamente.

Pero no me atreví a hacer eso. Retraje mi mano mecánicamente y me sentí avergonzado, sin saber qué decir. El anillo que ahora tenía en mi dedo anular ardía como un soldador, haciendo que toda mi mano se sintiera incómoda. No obstante, Rhine simplemente observaba mi expresión con interés. No sabía si había malentendido algo o estaba pensando en cómo enjaezarme, pero fuera lo primero o lo segundo, una cosa se podía confirmar por su reacción actual: no sabía nada sobre la cosa en este anillo. Bien podría convertir esta defensa en una ofensiva, para no dejarme caer en una situación completamente pasiva. Esta era una de las habilidades de negociación que aprendí durante mis dos años trabajando para Kolov. Rhine tenía ciertas demandas con las que valía la pena regatear, y si quería ir al punto de radiación para reunirme con Agares, tendría que trabajarlas.

—¿Quieres saber qué es esto, Rhine? ¿O quieren ganar más? —Me incorporé un poco, queriendo sentarme. Por desgracia, el dolor de abajo me hizo retroceder y terminé aterrizando en el brazo de Rhine que había movido.

—Sí, pero quiero saber más si estarías dispuesto a estar conmigo. No me rechaces con tanta determinación. Necesitas que alguien te cuide, porque ahora mismo, me temo que ir al baño o incluso ducharte requerirá la ayuda de alguien.

Dijo esto en un tono medio amenazante y medio reconfortante, pero sentí como si un clavo me hubiera apuñalado la mente. Me quité su brazo de encima y lo fulminé con la mirada. —No hagas que suene como si estuviera lisiado, Rhine. No quiero discutir esto contigo —levanté el anillo en mi mano, hablando un verso a la vez claramente—. Llévame con ustedes al destino al que querían ir. Créeme, soy más útil de lo que piensan.

Dicho esto, hice un gesto a mi oreja, y las emociones en los ojos de Rhine fluctuaron con un rastro de luz. Creo que su impresión sobre mi mutación de hace dos años seguía siendo muy profunda. Me agarró la mano abruptamente y presionó sus rodillas contra mis piernas para suprimirlas con suavidad, besando el nudillo del dedo que llevaba el anillo. Mi mano se apuñó, resistiendo el impulso de golpearlo, ya que sabía que, si me comportaba atrozmente en su territorio, el que saldría perdiendo soy yo.

—Por supuesto, ya lo sé. Siempre has sido útil, mi pequeño genio —exclamó.

Aunque había un penetrante rastro de cariño tierno nacido de su voz, sentí claramente que detrás de su sonrisa se escondía un débil deseo de crueldad. —Es solo que, en el pasado, no quería dejarte trabajar tu utilidad, no quería que te convirtieras en un hermoso, pero indefenso tritón, al igual que ese cebo de Shinichi. Pero después descubrí lo bien que te sienta ser un tritón. Eres una obra de arte natural, incluso si estás muy dañado e incompleto. Te protegeré delicada y cuidadosamente...

—¡Tremendo pervertido que eres!

Al final no pude soportarlo más y grité. Las náuseas de la humillación no me permitieron controlar mi enojo, pero al mismo tiempo, rápidamente detecté algo de lo que acaba de decir. Pensando en el tritón de cola púrpura que me encontré en el barco fantasma en el campo magnético de la ilusión, se formó rápidamente una conjetura en mi corazón. —Yukimura... El tritón que Shinichi usó, ¿todavía lo tienen? ¿Está a bordo... en este barco?

Rhine encarnó una ceja. —¿Qué ocurre?

—Carajo —maldije, y cuanto más pensaba en ello, más sentía que la serie de horribles eventos acababa de suceder confirmaba mi conjetura. El propósito del tritón de cola púrpura que me atacó y me permitió ver las ilusiones del pasado podría haber estado tratando de enviarme algún tipo de mensaje. Ese tritón vino deliberadamente a buscar a Yukimura.

Sentí vagamente que mantener a Yukimura atrapado en este barco causaría problemas inimaginables. —Deberían dejarlo ir... O de lo contrario atraerá a esas cosas...

Miré inconscientemente por la ventana a mi lado, y de repente vislumbré una cara podrida y fantasmal en la oscuridad. Había titilado rápidamente detrás del cristal. Todos los pelos de mi cuerpo se erizaron en ese instante, e incluso la cara de Rhine cambió repentinamente de color. Obviamente, él también la había visto.