Capítulo 71

—¿Realmente te devolverá a tu forma original? —susurré a modo de broma, presionando cerca del puente de su nariz, sin querer dejar de molestarlo. Agares asintió lánguidamente. Mis labios se arquearon hacia arriba y lentamente deslice mi cabeza hacia abajo como una pitón suave y flexible. Ahora, con mi mentón descansando en su abdomen, lo miré fijamente a los ojos y me lamí los labios.

—Y si... ¿hago esto...? Lo que querías que te hiciera la última vez... —susurré con ronquera y, como un gato voraz y glotón, lamí el agua salada de su abdomen. Respiré hondo para calmar mi corazón que latía violentamente y bajé el cuello, con la intención de abrir la boca, y fui a por ello.

Sin embargo, sin demora, Agares me levantó el mentón con los dedos y se sentó para pescarme en sus brazos. Después de poner mis manos detrás de su espalda, sus labios bajaron para un feroz ataque, besándome y mordiéndome fuertemente. Sus dientes se apretaron alrededor de mi lengua para succionar con agresividad, y en poco tiempo, mi lengua se puso algo adolorida debido al jugueteo. Era como si Agares me estuviera castigando deliberadamente por lo que hice hace un momento.

Pero no rogué misericordia como lo hice recién. Le devolví el beso con la nueva fuerza de mi cuerpo, nada listo para admitir la derrota. Incluso fui tan lejos como para morderle los labios mientras me mecía imprudentemente en su cuerpo. Reacio a pasarlo por alto o perdonar, Agares encadenó inflexiblemente mi cintura con sus brazos en forma de aros de acero y me presionó en el suelo para tratar de someterme, pero en lugar de eso simplemente usé mis piernas para enredarme fuertemente con él. Éramos como dos focas peleando en la playa, pero por supuesto, si el resultado final de su lucha era que uno muriera y otro viviera, entonces, naturalmente, lo que Agares y yo éramos era diferente.

Pronto, en esta "guerra", Agares ganó la delantera sin dificultad. La totalidad de mis labios se había hinchado, apenas podía respirar. Mientras jadeaba en busca de aire, fui completamente envuelto desde arriba por la sombra que su cuerpo proyectaba. Con solo una mano, mis dos brazos fueron presionados sobre mi cabeza, pero pude sentir que sus dedos temblaban un poco: Agares estaba extremadamente excitado. La expresión oscura que su rostro mostraba podía convencer de ello, y eso me dejaba muy satisfecho.

—¿Me estás cortejando, Desharow... Hm? —Agares prácticamente pronunció esto con los dientes apretados, pero al mismo tiempo, sonreía. Aunque parecía divertirse con mi comportamiento, al mismo tiempo, parecía darle dolor de cabeza.

—¿Por qué, no soy lo suficientemente obvio?

Me volví a acercar para lamerle los labios, después lo miré triunfalmente. Tras abrazarle el cuello, mi nariz se movió levemente para oler el aroma que se emitía de la raíz de su oreja. Pero Agares me volvió a presionar hacia abajo con otro beso, y frotó sus manos lasciva y salvajemente dentro de mi bata, antes de detenerse a regañadientes después de un rato.

Tragó y miró a nuestros dos juguetes orgullosamente erguidos abajo. —No estás al tanto. Es la eyaculación... Acelera mi flujo sanguíneo, altera el orden de mi sistema corporal y no puedo mantener una forma estable.

—Resultó ser así... Entonces...

¿Ni siquiera podíamos hacer otras cosas? ¡¿Qué carajo?!

Resoplé, la comisura de mi boca se contrajo. De repente sentí como si me vertieran un recipiente de agua fría encima y mi cuerpo entero se marchitó. Justo cuando estaba a punto de aflojar mis piernas apretadas alrededor de su cintura, Agares me volvió a pescar en sus brazos. Al momento siguiente, me encontré enderezándome en su abrazo mientras se levantaba y me llevaba al depósito junto con él.

La temperatura del agua helada enfrió todas las células calientes de mi cuerpo y no pude evitar estremecerme. El estado de Agares también pareció calmarse un poco. Me levantó y me presionó contra la pared del depósito, cerró los ojos y absorbió mi aroma. Miró fijamente mis labios, sus dedos acariciaron mi mejilla en tanto su otra mano iba a frotarme los labios. Sus dedos separaron mi boca y dientes sin advertencia alguna, causando que mi saliva se deslizara incontrolablemente por las esquinas de mi boca. Entonces, fue directamente a jugar con mi lengua, y no pude esquivarlo en absoluto, lo que hizo que mis mejillas se enrojecieran.

—Si no fuera porque se está acabando el tiempo, definitivamente te dejaría probarme bien...

Se acercó a mi oído y escupió esas palabras vulgares y obscenas como un demonio sexual, pero mi atención fue completamente capturada por otro punto clave. —¿Se está acabando el tiempo? —pregunté en voz baja—. Qué estás tratando de hacer con tanta prisa, para que te conviertas en humano. ¿Es para recuperar esas... Um... yiolas tuyas?

—Nhn —respondió con un asentimiento, luego se giró para mirar por la ventana. Sus ojos se volvieron fríos en un instante, como si se hubiera sometido a un cambio de cara—. Puedo sentir que están cerca. Realmente necesito que regresen a mi cuerpo ahora mismo.

—¿Por qué? ¿Las yiolas están en manos de la mafia, o de la supuesta empresa alemana? —fruncí el ceño, pensando que no importaba de qué lado se guardaran las esporas de sirenio, debían estar muy bien protegidas.

Agares negó pensativamente. —No lo sé, no estoy seguro. Están aisladas por una sustancia metálica especial que me impide "enlazarme" con ellas. Tengo que encontrar una manera de mezclarme entre esa gente —entornó los ojos y apretó la línea de su mandíbula. Abrió la palma de su mano para que viera, y de inmediato me sorprendió descubrir que una de sus venas en su pulso parpadeaba débilmente con una tenue luz azul, como si no hubiera electricidad suficiente.

—Debo llevarlas de regreso antes de que el pasaje se cierre por completo, o de lo contrario no tendré suficiente energía para traer a mi gente de regreso a Atlantis.

—¿Qué? —Me quedé atónito—. Hace dos años, ¿no abrieron el pasaje para regresar?

—No. —La voz de Agares se volvió lúgubre, y a través de sus párpados entrecerrados, sus ojos se volvieron oscuros y nublados—. Cuando esos barcos se hundieron con nosotros, de repente explotaron, haciendo que mi gente y yo nos quedáramos atrapados en el vórtice espacio-tiempo en el pasaje. Tan solo salir de él me tomó un año entero.

—Qué es el "vórtice espacio-tiempo", es el desastre que destruyó la Atlantis. Como un campo magnético de memoria, permanece en el pasaje formando un agujero de gusano que puede absorber cualquier cosa que lo atraviese, por eso lo llamamos vórtice. Tengo que encontrar una manera de ir a ese punto de origen, encontrar esa cosa que destruyó Atlantis en ese momento y usar su energía para abrir el pasaje y regresar al tiempo de ese momento, para salvarlos. Esos especímenes jóvenes son la última sangre de nuestra raza —murmuró para sí mismo, irresolutamente.

Me sorprendió e inmediatamente relacioné esto con Lafarre, Davis y los demás. ¿No significa esto que tal vez todavía estén vivos y también estén atrapados en este presunto vórtice espacio-tiempo? Sintiéndome incrédulo, reflexioné las frases que contenían una gran cantidad de información. ¿"Esa cosa"? ¿No se refería precisamente a la bomba atómica que puso fin a la Segunda Guerra Mundial?

—¿Quieres decir que debes volver a Hiroshima, Japón antes de la Segunda Guerra Mundial? Más exactamente, ¿debes volver al mar donde cayó la bomba atómica? ¡¿Quieres encontrar los restos de la bomba atómica?!

—Bomba atómica... —repitió las palabras en voz baja, pareciendo no saber cómo llamarla—. Sí, así es. Debo encontrarla, o de lo contrario los jóvenes que están atrapados dentro del vórtice serán contaminados por la materia oscura emitida en el interior, lo que puede provocar alguna mutación espantosa. No puedo permitir que eso suceda. No puedo permitir que mi gente muera en este siglo, cueste lo que cueste.

Bajó la vista al reflejo en el agua. Sus cejas y ojos estaban teñidos con la misma apariencia afilada de la hoja de un cuchillo, lo que hacía que su rostro originalmente pálido y frío pareciera más excepcionalmente sombrío, tanto que incluso se sentía irreconocible para mí.

Esto también me dio la leve sensación de que estaba decidido a enfrentarse solo a este peligro. Aunque no sabía si era solo una preocupación superflua, inmediatamente me sentí un poco intranquilo.

—Iré contigo, Agares —miré fijamente sus ojos—. Puedo ayudarte. Fui a Hiroshima hace unos años y buceé allí también. Sé dónde están los restos de la bomba atómica. Aunque no pude acercarme a esa zona, todavía recuerdo sus coordenadas de latitud y longitud en el navegador electrónico.

Cuando dije esto, forcé una sonrisa remisa, pero las imágenes que se me vinieron a la mente hicieron que mi cuero cabelludo hormigueara. Juro que, de hecho, esa zona de mar es un lugar que nunca me gustaría visitar por segunda vez. En aquel entonces, con el propósito de completar un informe de investigación científica sobre la mutación de los cangrejos araña causada por la radiación nuclear, un compañero de clase japonés y yo hicimos el viaje en lancha más aterrador de nuestras vidas. Jamás podría olvidar a esas espantosas criaturas que tenían patas de hasta dos metros de largo y tenazas lo suficientemente fuertes como para romper el cuello de un humano. Si no fuera porque mis habilidades de buceo no eran tan malas, temí haber muerto allí, y mi compañero de clase inclusive casi perdió una pierna.

Justo cuando me quedé atrapado en esos terribles recuerdos, me desperté sobresaltado por una mano que Agares colocó en mi mejilla. Su mirada significativa fue muy avasalladora, haciéndome sentir como si una fuerza invisible me estrangulara. —Tú me esperas aquí. Si vas al vórtice, no puedo garantizar tu seguridad porque deberé mantener temporalmente la forma humana para esconderme. Desharow, además de los peligros desconocidos, también están los conocidos. Anoche, vi al hombre que no dejaba de acosarte en el pasado. No está muerto y es el encargado de la transacción.

¿Rhine?

En un instante, sentí como si una serpiente fría y repugnante se me hubiera subido por la espalda, y mis pelos no pudieron evitar erizarse. Sin embargo, esto no me impidió protestar de inmediato. Agarré la muñeca de Agares. —¡No! Definitivamente no, ¡ni se te ocurra abandonarme y actuar solo! Lo que pasa es que no crees que soy lo suficientemente fuerte y valiente, ¿o no, Agares? —dije con resolución.

—No eres diferente de un recién nacido.

—No es lo mismo. Te tengo a ti, el linaje del líder —apreté más fuerte y me enderecé, levantando un poco la cabeza para presionar la punta de mi nariz contra su labio inferior.

—Puedo sentir que mi fuerza crece. En estos dos años en los que estuviste fuera, pude protegerme muy bien. —Lo miré a los ojos y utilicé un tono incuestionable para enfatizar aún más—. Oye viejo, ¿por quién me tomas? ¿El mismo niñito de hace quince años? Diablos, eso es muy divertido. Te diré una cosa, quiero luchar contigo y nadie puede detenerme, ni siquiera tú.

Me apretó la nuca con una mano, y sus ojos parecían estar gestando una oscura nube tormentosa, lo que me hizo sentir un poco asustado de lo que haría en caso de que no obedeciera sus órdenes. Pero no mostré ningún retraimiento, sino que simplemente contuve la respiración, fulminándolo con atención absorta. —Si no me dejas seguirte, Agares, entonces, de ahora en adelante, nunca me volverás a ver. Huiré muy, muy lejos, donde nunca me encontrarás.

—¿Me estás amenazando? —Agares entrecerró los ojos, y la tormenta bajo su mirada pareció estar a punto de asolar mis pensamientos e ideas, sin dejar nada atrás.

Dudé por un segundo antes de asentir inexpresivamente. —Sí. Créeme, lo haré. Iré a Estados Unidos. Ahí no puedes llegar con tu cola.

Agares tiró de mi cintura en un santiamén y me sostuvo firmemente contra su cuerpo. Su mano presionó mi frente y sentí débilmente que un entumecimiento parecido a una corriente eléctrica me penetraba desde el hueco de su palma, lo que hizo que mi cerebro comenzara a marearse. Esto inmediatamente me hizo darme cuenta de que quizás estaba tratando de desmayarme. No pude evitar el pánico y mi mandíbula tembló. —No, no me hagas esto... Agares...

Justo cuando estaba a punto de perder por completo el conocimiento, un repentino disparo sonó a mi lado. En una fracción de segundo, el agua salpicó en todas las direcciones y el cristal del depósito explotó, haciéndome despertar repentinamente de la creciente fatiga. Solo escuché un sonido bajo de Agares cerca de mi oído, antes de que rápidamente me abrazara y saltara por la ventana más cercana hacia el oscuro canal.

Lo seguí, buceando rápidamente entre los pilares del edificio, los cuales se encontraban bajo el agua y parecían junglas. No sé cuánto tiempo nadé, pero seguí nadando hasta que terminamos en un puerto abierto donde se abandonaron grupos de botes, antes de finalmente salir a la superficie. Estaba inusualmente oscuro y no había nadie. Mejor escondite que este no había.

Sintiéndome vacilante y asustado, me limpié el agua de la cara. —¿Qué está pasando? ¿Alguien nos disparó recién? ¿Te siguieron?

Agares me giró hasta que mi espalda estaba ahora frente a él. Era como si estuviera revisando si estaba herido. Solo después de que estuvo seguro de que estaba bien, finalmente habló.

—Eso creo.

Dicho eso, me abrazó por detrás, envolviendo todo mi cuerpo en su abrazo amplio y sólido como una roca. Sus labios bajaron y me besaron la nuca. Aspiró mi aroma mientras su mano me tocaba suavemente la frente y susurraba:

—No huyas demasiado lejos, Desharow.

Inmediatamente después, la oscuridad apareció ante mis ojos y perdí el conocimiento en un instante.