Capítulo 31

A través de la grieta del barco, mi visión se dirigió hacia el vasto mar. Para mi sorpresa, vi que las oscuras nubes colgaban por encima de los alrededores, flotando cerca de la superficie del mar como si estuvieran pegadas sobre ella. La acumulación de nubes oscuras de aspecto idéntico seguía la dirección del barco, pareciendo un escuadrón de personas que habían sido bien entrenadas para volar aeronaves.

No había absolutamente ninguna razón para que el barco pirata siguiera la bandada de pájaros, pero estas aves migratorias confiaban en el campo magnético natural del entorno para determinar la dirección a la que se dirigían. Entonces, para que este inconcebible fenómeno aparezca, la única explicación posible era que había un campo magnético mucho más grande y más fuerte que el de la Tierra, colocado en este barco. ¡Esta fuerza no solo influía en el vuelo de los pájaros, sino que incluso alteraba el rumbo del barco!

Rememoré lo que Agares había dicho anteriormente, y no pude evitar mirar el contorno de su afilado rostro, el cual estaba inclinado hacia un lado. Honestamente, era difícil creer que los sirenios poseían una fuerza tan tremenda que excedía los límites de lo que uno consideraría normal. En verdad había superado por completo mi imaginación.

—Esto-esto es obra tuya... —tragué secamente—. ¿A dónde piensas llevarnos?

Agares no respondió de inmediato a mi pregunta, sus largas pestañas colgaban sobre sus mejillas. Su mirada pareció desvanecerse en las inmensurables profundidades cuales nubes, llegando al remoto final del mar antes de volver a sumergirse más profundamente en el abismo sin fondo, como si estuviera inmerso en los recuerdos del pasado lejano. Pasó un buen rato antes de que murmurara en voz baja, —Lemegeton[1]...

Todo mi cuerpo se sacudió cuando cada parte de mi cuerpo vibró de emoción.

Había oído hablar de esta palabra antes, e incluso se podría decir que estaba extremadamente familiarizado con ella. Esta era una leyenda que se centraba en una isla que se decía que jamás existió. Sin embargo, una vez que oí de ella, creí en su existencia de principio a fin e incluso revisé mucha información al respecto en libros y revistas.

Sospechaba que era una isla histórica que Atlantis–que se había hundido en el fondo del mar–había abandonado en la superficie, pero nunca había pisado la isla, pues no tenía acceso a ella. Así que, al final, no pude encontrar ninguna evidencia para respaldar que la isla existía, por lo tanto, mi especulación siguió siendo solo una especulación.

Todo comenzó durante las primeras etapas de mi proyecto de investigación de sirenios. Visité a un científico, quien había pasado muchos años en una misión para buscar bombas nucleares con el barco de exploración de la Unión Soviética: el profesor Vinogreider.

Previamente, había publicado un artículo en el periódico sobre lo que había visto. En el medio de llevar a cabo su misión de búsqueda de bombas nucleares, atraparon a un sirenio en el agua alrededor de una isla cercana. Intentaron recopilar información de él, y al usar un patrón de comunicación especial, llegaron a la conclusión de que el lenguaje cultural de este sirenio se originó en la Atlantis que había desaparecido.

Recordé al profesor Vinogreider diciéndome claramente que a la isla habitada por este sirenio la llamaban "Lemegeton".

Era una isla flotante que solo aparecía sobre la superficie del mar en un período particular, y cuando regresaron después de solo un par de días, ya había desaparecido sin dejar rastro y cual espejismo. El sirenio que fue atrapado se había llevado su valiosa grabadora de video junto con un miembro de la tripulación, y desaparecieron misteriosamente, casi como si ni siquiera el sirenio hubiera aparecido alguna vez.

El profesor Vinogreider fue incapaz de recuperarse de este contratiempo, y su artículo escrito fue pronto reducido a algo falso y fraudulento.

Entre sus varios alumnos que entrevisté en ese momento, solo yo había permanecido incomparable y firmemente creyente a sus recuerdos. Incluso utilicé sus métodos de investigación basados ​​en sus estudios para encontrar rastros de sirenios, y este fue un prerrequisito que me ayudó a obtener el reconocimiento de Rhine.

—Lemegeton... ¡Lemegeton!

Murmuré en voz alta, todo mi cuerpo se sintió como si fuera a estallar por la inmensa sensación de regocijo que me envolvió. Sentí que había recibido la iluminación y mucha fortuna de los cielos. Por un momento me había olvidado de que estaba en un lugar desconocido, y fue solo cuando Agares se acercó a mis alrededores que me salí abruptamente de mis recuerdos.

Sus ojos destellaban tenuemente con un vestigio de nerviosismo y emoción. Sus manos palmeadas acariciaron mi mejilla con gran prudencia, como si yo fuera un objeto valioso y frágil. Intenté inconscientemente girar mi rostro para esconderme de él, pero no pude, pues los labios de Agares besaron mis orejas, una por una antes de avanzar a mis sienes. Con una voz profunda y seductora, las palabras fluyeron de su boca en bajos murmullos.

—Te gustará Lemegeton... pero ten cuidado... No te vayas... porque eres delicioso...

Cuando el significado detrás de sus palabras hizo clic, el pelo en mi espalda se erizó con horror. Agares me dijo que una vez que llegáramos a Lemegeton, no podía abandonar su lado. ¿Acaso esto implicaba que, en esa isla, además de Agares, había otros sirenios?

De repente me di cuenta de que, mientras estaba inmerso en la alegría de enterarme de que esta isla existía, había olvidado el lado negativo de las cosas. Como Lemegeton era el hábitat de los sirenios, obviamente habría más de ellos, y eran bestias como Agares. Si los tritones de la población también estaban interesados en los hombres humanos... ¡Dios mío!

No, no, eso no sucederá... Esto no corresponde a las características y hábitos naturales de otros seres...

Intenté tranquilizarme concienzudamente mientras Agares me observaba con ojos fijos. Sus pupilas fluctuaron junto con el cambio de mi lucha mental expreso en mi rostro, y dejó salir una sonrisa, como si estuviera contento con la captura de los rastros de mi miedo. —No tengas miedo, protegeré a Desharow...

Sus labios merodearon sobre la punta de mi nariz, y el tono bajo de su voz sonó como si estuviera reconfortando a un niñito. Con eso, bajó la cabeza y me besó, y la garra que estaba en mi nuca se aprovechó de mi estado de aturdimiento, deslizándose hasta mi trasero y amasándolo con los dedos. El extremo de su cola se enredó alrededor de mis pantorrillas, y con lentitud comenzó a frotarse obscenamente contra ellas.

—Odioso... No necesito que me protejas... ¡Bestia salvaje estúpida, demonio sexual, vete! —Esta manera de declarar abiertamente su posesión de mí hizo que mis sentimientos cambiaran de vergüenza a ira. Por reflejo, usé mi rodilla para empujar a Agares en un intento de separar mis piernas de su cola áspera, pero flexible y fuerte. Fue en este momento que un grupo de pasos resonó por el techo de la sentina.

Agares detuvo sus acciones y levantó la vista al mismo tiempo que yo. De repente, la puerta de la escotilla se abrió de golpe, provocando un fuerte ruido antes de que un cuerpo–que estaba totalmente atado–fuera arrojado al agua como una bolsa de arena, creando un fuerte chapoteo. En el momento en que la puerta de la escotilla se volvió a cerrar, se escuchó un sonido de chapaleo y forcejeo desde la esquina, luego la mitad del cuerpo de una persona surgió de debajo del agua.

Mis nervios saltaron. ¡Ese es Rhine, todavía está vivo!

Quise llamarlo instintivamente, pero antes de que siquiera pudiera hacer un sonido, la garra de Agares me cubrió por completo la boca. La cola enredada con mi pierna rápidamente se hundió en el agua, desapareciendo. Agares usó su torso para encerrarme silenciosamente en la esquina de la pared, y su ancha espalda me ocultó por completo en la oscuridad. Era casi como si temiera que Rhine me arrebatara, y, además, incluso en este momento crítico, inesperadamente bajó la cabeza e intentó besarme el cuello.

¡Maldición! Con mi codo apuntalé la cabeza de Agares que estaba intentado acoplarse en mi pecho mientras mis ojos latían violentamente y con incredulidad. Este grupo de piratas ignorantes no se da cuenta de lo que podría pasar si los tres estuviéramos encerrados en esta sentina. Dios mío, no puedo imaginar lo que sucedería si Rhine y Agares se enfrentaran. ¡Solo espero que no podamos vernos en la oscuridad!

Parecía que Rhine efectivamente todavía no nos había visto en la oscuridad. Simplemente bajó la mirada como si estuviera ocupándose de sus propios asuntos, y comenzó a morder las cuerdas que limitaban sus manos y su cuerpo, revelando la peculiar característica de un soldado. A pesar de que estaba atado, la fuerza de sus dientes aun así era bastante excepcional. No había pasado ni un minuto antes de que ya hubiera aflojado las cuerdas alrededor de su cuerpo, y desde el agua se enderezó y comenzó a observar el entorno.

Al final, el escenario por el que estaba más ansioso y el que esperaba no sucediera era inevitable.

Los ojos de Rhine recorrieron hasta el último rincón de la sentina antes de finalmente descansar sobre nosotros, y en ese momento, sus ojos de repente se abrieron de par en par. Su rostro resuelto y firme, en un instante, cambió para revelar conmoción e indigencia, su expresión original había desaparecido. Estaba lívido. Las manos a los lados de su cuerpo se convirtieron en puños apretados y sus nudillos emitieron un crujido.

Sin embargo, en comparación con el estado de ánimo agitado de Rhine, Agares simplemente hizo oídos sordos y me agarró por la cintura, luego sacó la lengua y me lamió lascivamente la clavícula. Incluso fue tan lejos como para hacer un ruido indecente, vergonzoso y mojado. Estaba tomando represalias por la provocación que Rhine hizo en el barco, y no solo no se molestó en ocultarlo, sino que también refregó en la cara de Rhine el hecho de que yo le pertenecía como cónyuge. Esta era una de las formas más comunes para que cualquier macho le declarara la guerra a otro en un entorno natural.

Debido a este sentimiento de vergüenza, me hundí desesperadamente en el agua, pero Agares me detuvo y giró mi cuerpo. Un par de garras desenfrenadas deambularon por todo mi cuerpo, arriba y abajo. Lo acarició con sus uñas e incluso rasgó mis pantalones, sujetando mis dos piernas y envolviéndolas alrededor de su cintura. Luego sacó su enorme arma y la frotó con fuerza contra el costado de mi pierna.

¿Acaso esta bestia estaba pensando en hacérmelo frente a Rhine? Estaba avergonzado más allá de las palabras, y mordí firmemente el dedo de Agares con la esperanza de que lo obligara a cesar este acto barbárico. Sin embargo, no ayudó en absoluto, ya que Agares era realmente una bestia. De verdad que no entendía lo que se llamaba sentido de vergüenza. Estaba usando su propia forma extraña de mostrarle a la gente que yo era su pareja.

¡No! Forcejeé por mover mi cuello apenas maniobrable. Por el rabillo del ojo, vi a Rhine agazapado en el agua y buscando algo cerca de sus pies. Entonces se aferró a una protuberancia desigual en la pared en tanto se volvía a enderezar, y antes de que me diera cuenta, ya estaba precipitándose hacia Agares y yo con una daga militar brillando en su mano.

Más precisamente, se estaba lanzando hacia la porción de la cola de Agares que estaba expuesta desde el agua. En ese instante, la larga cola en forma de serpiente se levantó del agua, creando olas por doquier y azotándose hacia el cuerpo de Rhine a la velocidad del rayo, pero Rhine fue rápido al esquivarla. Pero cuando Rhine la estaba evadiendo, cayó accidentalmente al agua, mas su mano logró agarrarse firmemente a la cola del tritón y donde entonces ensartó la daga en los extremos caudales de la cola de pez.

El cuerpo de Agares se levantó de inmediato, su garganta haciendo un siseo bajo. Giró la cola en la dirección opuesta y lanzó un ataque sorpresa. Inmediatamente, todo el cuerpo de Rhine salió volando hacia la pared, creando un ruido sordo muy espantoso. Antes de que Rhine pudiera soltar un jadeo, cayó directamente al agua. Por un momento creí que estaba muerto y no anticipé que apareciera del agua después de unos cuantos segundos. Rhine se apoyó contra la pared, jadeando mucho, su rostro cubierto de sangre. Seguía sosteniendo la daga, fulminando tenazmente con la mirada a Agares. Una feroz batalla estaba a punto de estallar.

El autor tiene algo que decir: El sirenio con el que el profesor Veinograd y la tripulación se encontraron no era Agares, así que no hagan suposiciones absurdas, jaja. ¡Durante toda la vida de un sirenio, solo eligen un cónyuge! Además, les comento que el viaje a la antigua isla de los sirenios será un proceso muy interesante y emocionante. [1] este es el nombre original del grimorio "La llave menor de Salomón", Lemegeton Clavicula Salomonis, uno de los libros de demonología más populares del siglo XVII. Desharow mencionó este libro por primera vez en el capítulo 5.