Capítulo 29

Miré inmediatamente hacia Agares, y vi de tres a cinco hombres envolviéndolo con cadenas gruesas y pesadas, desde distintas direcciones y hasta el punto en que Agares solo podía mover su cola hacia arriba y hacia abajo. Sus dos garras se aferraron firmemente a las cadenas restrictivas, pero quedó atrapado en un punto muerto y su boca no pudo evitar soltar un siseo represivo.

Obviamente había sido alcanzado por una bala, pues sangre azul fluía por su cola, formando un pequeño charco en la cubierta del barco. A pesar de que estaba en un punto muerto con los piratas, no tenía intención de lanzar otro ataque violento. Incluso el mar alguna vez tempestuoso lleno de olas peligrosas y viento parecía haberse calmado poco a poco, y la niebla que había estado rodeando el barco también fue rasgada al instante.

Enseguida, no muy lejos en el agua, el barco que erróneamente creímos estaba en apuros, al fin reveló su verdadera naturaleza...

Muchas velas gastadas y andrajosas colgaban del barco, junto con cortezas incrustadas y esparcidas por todo el casco. Lucía como si hubiera sido fuertemente dañado por la tormenta, pero igual se exhibía un enorme lanzador de misiles en el asimiento de tres pisos del barco. No solo eso, al menos diez piratas estaban de pie en la cubierta, apuntándonos con ametralladoras. Estaba claro que tenían el doble de potencia de fuego que nosotros.

Como si me golpeara un rayo, casi me desmayé de la conmoción. Nunca soñé que encontraríamos tanto infortunio. Qué odioso...

—Rhine, baja tu arma y ríndete obedientemente. Es mejor ser rehén que ser arrojado al mar para los peces. Mira, Desharow ya está al borde de la muerte. —Entonces, Henry colocó su daga contra mi cuello. El dolor nublaba mi visión, así que no pude ver si Rhine había bajado su arma, pero sabía que ciertamente no continuaría disparando.

En una situación con gran disparidad entre nuestro enemigo y nosotros, la resistencia solo traería pérdidas y fracaso. Por lo que ser secuestrados por piratas era una conclusión inevitable en este momento.

Además, nos necesitaban a Agares y a mí con vida. Parecía que el propósito de los piratas no era solo robar, de lo contrario, ¿por qué habría un traidor como Henry al acecho en nuestro barco durante tanto tiempo?

Al menos se nos daba la oportunidad de vivir, y mientras estuviéramos vivos, siempre tendríamos la oportunidad de contraatacar.

Poco a poco, el creciente dolor y la pérdida de sangre me quitaron la capacidad de pensar. Mi cuerpo se estaba acercando al borde de la cubierta mientras Henry me cargaba. El otro barco ya se encontraba a una corta distancia antes de que los piratas del otro lado estrellaran un puente de acero sobre nuestra cubierta, creando un fuerte impacto que incluso hizo que el agua salpicara a bordo.

El fuerte olor metálico de la sangre atacaba mi cara. Mi subconsciencia me llevó a girar la cabeza para mirar a mi alrededor, pero el dolor aumentó el flujo de sangre en mis ojos, haciéndome ver capas de neblina roja en mis retinas. Solo pude distinguir vagamente la figura de Agares siendo lentamente arrastrada por varias cadenas aferradas a él. Había unos diez piratas gritando y resoplando como locos cuando, con trabajo en equipo, al fin lograron arrastrar la pesada y larga cola de Agares a través del puente. El tritón estaba siendo tratado como un animal cautivo en un circo.

La criatura alguna vez naturalmente orgullosa y feroz, ahora era esclava de las cadenas de hierro atadas a su alrededor. Quizá pudo haber escapado fácilmente antes, pero ahora terminó atrapado en esta situación como la bestia que era.

Sentí una incómoda presión aplastándome el corazón. No debí haberle pedido ayuda a Agares impulsivamente. Sin importar cuán parecidas fueran sus acciones a algunos hábitos y atributos humanos, después de todo seguía siendo una bestia. Básicamente, éramos criaturas de dos mundos distintos, ¡¿así que cómo pude involucrarlo en peleas humanas?! ¡Tenía que estar demente! De esta manera, esto prácticamente hacía que Agares me reconociera como su cónyuge, y mi propio comportamiento era básicamente admitirlo. ¿Qué diablos hice? ¡Esto no es algo que un biólogo cualificado haría!

Pero quizás... incluso si todo se rebobinara y comenzara de nuevo, habría elegido hacer lo mismo, porque en una crisis, las personas siempre confiarán instintivamente en una existencia fuerte, incluso si fueran hombres.

Me reí de mí mismo en mi mente. Con estados de ánimo conflictivos, apreté la mano en un puño. Mi cerebro estaba desordenado, mas el sufrimiento que me recorría el cuerpo hacía que me importara menos, ya que incluso respirar suavemente se convirtió en un dificultoso lujo.

Mis ojos comenzaron a deslizarse involuntariamente en la oscuridad mientras mi conciencia se reducía a fragmentos. Sentí que todo mi ser estaba pisando capas de nubes flotantes, todo a mi alrededor distorsionándose. Mi capacidad de escuchar también parece haber desaparecido, por lo que me convertí en un espectador que ve una película muda en blanco y negro.

Sabía que estaba al borde de la muerte.

Entonces, de repente, de la nada el barco se sacudió violentamente, haciendo que Henry soltara mi cuerpo. Perdí el equilibrio y terminé golpeándome la cabeza contra la cubierta. Luché contra el dolor del impacto solo para abrir mis ojos borrosos y ver a varias personas participando en una guerra de tirones contra Agares. Su cola de pez atravesó innumerables metros para llegar frente a mí.

Quizás impulsado por el instinto, estiré la mano con el último vestigio de mi fuerza y ​​apreté mis dedos alrededor de su aleta caudal.

—¡Arrojemos a este monstruo a la sentina, deprisa! —De repente, pude escuchar voces otra vez. Mientras los piratas gritaban, vi a Agares desaparecer de la cubierta. Después, sentí que mi cuerpo era repentinamente agarrado y arrastrado hasta que caí a través de un agujero negro y en el agua que llegaba hasta la cintura. El severo dolor causado por el impacto en mi cuerpo me dejó perturbado y mareado, las pequeñas olas de agua empujaron mi cuerpo hacia una esquina de la pared.

El agua fría irritó mi herida, provocando que una oleada de insoportable dolor viajara por todo mi cuerpo. Pero la fuerte estimulación sí me sacó del caos prístino de la muerte. Tanteé a lo largo de la pared en busca de apoyo, y apenas me estaba inclinando sobre ella cuando miré hacia arriba. Mis ojos nebulosos y desorganizados vieron vagamente varias sombras pertenecientes a personas.

—Oye, no será un gran problema encerrarlos juntos, ¿verdad?

—Por supuesto que no. Este muchachito es el cuidador de ese monstruo. Con él allí, no volverá a enloquecer. Por su apariencia, parece que está a punto de morir de todos modos. Probablemente ni siquiera dure las próximas dos horas en esta celda de agua, y mejor aún, podría ser utilizado como alimento para este monstruo.

—Oye, oye, vámonos ahora. ¡Vamos a tratar con el resto de los estúpidos burros en el barco!

La escotilla de la sentina se cerró de golpe y todo cayó en completa oscuridad. Solo se veían luces moteadas a través de las grietas entre la cubierta, y a mis ojos les tomó tiempo adaptarse a este entorno. Sentí vagamente otra oscura sombra de actividad. Era el sonido de las cadenas golpeando la cubierta, lo que se reflejaba en las ondas en el agua.

Me di cuenta de que era Agares. Esos piratas en realidad nos confinaron juntos.

—De... sharow...

Una conocida voz baja se acercó mientras la larga sombra de una cola en la oscuridad se batía en la superficie del agua, permitiendo que frecuentes olas golpearan mi cuerpo. Antes de siquiera poder parpadear, vi debajo del agua un contorno grande y oscuro que desde adelante parecía un grupo de algas marinas. La cabeza de Agares emergió de debajo de las olas circundantes antes de que todo su cuerpo siguiera su ejemplo, levantándose del agua como un fantasma.

Había muchas marcas preocupantemente profundas cubriendo su pecho y abdomen, pero esas cadenas de hierro que lo habían confinado estaban afortunadamente rotas. Lo que quedaba era una cadena del grosor de un brazo–de la cual colgaba una cerradura de hierro–que seguía atada a su cintura. Sin embargo, se volvió inútil, ya que no restringía en absoluto el movimiento del tritón.

Intenté mover mi cuerpo débil, pero incluso alzar los brazos me pareció arduo y difícil. Simplemente le permití que estirara sus manos palmeadas para sujetar mi cuerpo tambaleante. Después bajó la cabeza hacia donde estaban mis costillas heridas.

Entendí inmediatamente lo que iba a hacer. Ante la muerte inminente y lleno de miedo y dolor, la vergüenza parecía ser insignificante. Lo único que pensaba en este momento era que [Agares] podía permitirme vivir. Agares tenía la capacidad de salvarme la vida.

En tanto sus labios y dientes mordían mi ropa tratando de arrancarla, me coordiné con él simultáneamente, usando mis manos temblorosas para rasgar la solapa y exponer mi pecho manchado de sangre. En este momento, di a luz la ilusión de sacrificarme a un demonio a fin de obtener otra vida.

Sentí la fuerte mano de Agares aferrándose a mi columna vertebral, y su cola gruesa y flexible salió del agua para separar mis piernas y subir mi entrepierna, por lo que todo mi torso fue sacado del agua. Sentí que montaba una pitón, temblando de miedo. Cuando su cola empujó mis nalgas para encontrarse con la pared, no hubo más opción que sentarme en una posición íntima para aferrarme a la cola de Agares con fuerza.

Entonces, sin decir muchas palabras, Agares bajó la cabeza hasta mis costillas y yo subconscientemente envolví mis brazos alrededor de su cuello para no perder el equilibrio. Sentí que su lengua salía para lamer lentamente la herida que fue causada por la daga. Su lengua sondeó suavemente mi carne, rozando cada centímetro y espacio.

—Nn...

Solté un pequeño gemido mientras mi cuerpo convulsionaba de dolor, y solo mordiéndome los labios pude evitar gritar miserablemente. Pero pronto, los elementos especiales que presentes en la saliva del tritón comenzaron a tener efecto, ya que el intenso dolor se desvaneció poco a poco. En su lugar apareció un picor adormecedor, al igual que la sensación de un corte desarrollando costra. No era del todo desagradable, más bien, era una sensación bastante cómoda.

Mi cuerpo se relajó con lentitud y mis párpados se volvieron muy pesados. Conscientemente, parecí sentirme empapado en un océano vasto y tranquilo, permitiendo que las olas se golpearan suavemente contra mi cuerpo, lo que, así como así, me llevó lentamente a un sueño profundo.

Parecía que había pasado un siglo antes de que despertara de mi profundo descanso. Agares, para mi sorpresa, todavía estaba inmerso en curar mi herida. Me di cuenta de que había sido yo quien había confundido el tiempo, y mi cuerpo ciertamente había recuperado la fuerza perdida, como si hubiera sido hospitalizado durante varios días. Incluso mi estado mental estaba despierto y lleno de vitalidad, tanto que no pude evitar maravillarme con el mágico poder curativo del tritón.

Bajé la mirada hacia mi herida, mas solo pude ver los contornos afilados de las cejas de Agares y el puente de su nariz. Lo miré desde este ángulo: bajo esas largas pestañas, supuestamente residían dos ojos intimidantes que podrían aterrorizar a cualquiera. Sin embargo, debajo de sus párpados, una sombra en forma de nube empañaba el contorno filoso y severo, haciendo que su apariencia luciera inesperadamente... gentil.

Era lo suficientemente gentil como para ser engañoso y tentador. Me quedé aturdido por esto al instante.

Pero justo en este momento, de repente levantó la cabeza, haciendo que mis ojos colisionaran instantáneamente con los suyos. Mi corazón se disparó hasta mi garganta mientras enseguida me horrorizaba de mis propios pensamientos. Maldita sea, ¿cómo podría haber pensado que esta bestia vulgar, siniestra y salvaje era... encantadora?

¡No, no, esto debe ser solo una ilusión creada por el mareo!

Levanté la mano intuitivamente, queriendo alejarlo con un empujón. Como un ladrón atrapado, me puse nervioso cuando me miró con seriedad, como si hubiera visto a través de los pensamientos absurdos que se me ocurrieron para tranquilizarme.

Pareciendo como si estuviera orgulloso de su éxito en desconcertarme, los labios de Agares se curvaron un poco. Simplemente apartó la cabeza de mi pecho y sus labios se partieron en una expresión sonriente, donde la comisura de su labio estaba pintada con mi sangre y haciéndolo lucir extraordinariamente guapo y coqueto. Su lengua escarlata estaba rozando mis costillas, frotándose juguetonamente contra mi herida unas cuantas veces antes de que se retrajera de regreso a su boca. Esta fue una acción ambigua llena de significado sexualmente sugerente.