Capítulo 28

Quedé aterrado por la expresión desalentadora en el rostro de Agares, pero un fuerte rugido vino desde afuera de la puerta, el cual llamó inmediatamente mi atención. —Oye, el idiota que está dentro de este camarote, para cuando cuente hasta diez, si no sales, meteré explosivos en las grietas de la puerta, o quizás podría simplemente dispararle a la cabeza a alguien de aquí.

La persona que habló se rio con sarcasmo cuando el sonido de un disparo de advertencia sonó. Al instante, escuché a Henry gritando miserablemente, —¡No, no! ¡¡Sr. Desharow, por favor ayuda!!

La voz de Henry pareció una navaja afilada raspando el interior de mis tímpanos, despabilándome lo suficiente como para darme cuenta de que mi decisión afectaría la vida de los que estaban afuera. Tenía que pensar en un plan que garantizara la seguridad de los demás y de mí mismo, y en este momento, pedirle ayuda a Agares era la mejor opción. Mi sentido de responsabilidad como hombre me guio a agarrar el brazo de Agares, girando mi cuerpo para encararlo.

Esta era mi primera vez viendo tan de cerca el rostro de Agares, mi frente básicamente estaba tocando su afilado mentón. Reprimí el sofocante sentimiento de estrés y embarazo, luego dije una palabra a la vez en un susurro bajo. —Escucha, Agar... No. —Al darme cuenta de qué palabra estuvo a punto de ser dicha, me corregí rápidamente de vergüenza, y con mi marcado acento ruso mezclado con mi pésimo español, dije—. Necesito tu ayuda... necesito salir, pero espero que puedas encontrar un lugar para esconderte y esperar la oportunidad de salir y lidiar con los que tienen armas. ¿Puedes hacer eso? Sabes a lo que me refiero, ¿verdad?

¡Solo los cielos sabrían cuán absurdo era mi español!

Después de que terminé de hablar, miré preocupado a Agares y con miedo de que no entendiera, pero sus cejas estaban ciertamente un poco arrugadas, como si estuviera ponderando algo profundo. Sus delgados labios se estrecharon levemente, y dijo: —Llámame... Agares...

¡Qué horrible, esta bestia realmente me amenaza en este tipo de situación!

—¡Ocho... siete...!

El sonido de la cuenta regresiva desde afuera me tensó los nervios y volteé la cabeza hacia al lado, evitando su mirada. Tomé una decisión rápida y escupí aquellas sílabas humillantes.

—A... Aga... Agare...

Antes de que siquiera pudiera terminar de decir su nombre, mi mentón fue levantado por su dedo. Tan pronto como eso sucedió, mi visión se oscureció cuando sus labios se estrellaron contra los míos, besándome bruscamente con intensidad y fuerza. Sin embargo, un corto período de tiempo transcurrió antes de que [yo] quitara rápidamente sus labios de los míos. Cuando su agarre en mí se aflojó, usé mi cuerpo para alejarlo. Pero al hacerlo, me tambaleé un poco y caí contra la puerta. Entonces, justo frente a mí, la alta figura de Agares pasó por mi lado, y ello fue cual serpiente de cascabel que acaba de lanzar un ataque, precipitándose por la ventana del camarote. Seguido por el ruidoso destrozo del cristal, el sello de la ventana ahora era un gran arco de oscuridad total, toda la densa neblina que alguna vez estuvo fuera de la ventana había desaparecido sin dejar rastro.

Solo en este momento me di cuenta de cuán rápidos eran los sirenios. Eran como un tipo de criaturas anfibias; en el mar eran como tiburones, y en tierra parecían serpientes.

Sin embargo, ahora mismo no había tiempo para maravillarse de este hecho, y respiré hondo. En el momento en que abrí la puerta, solo había un pensamiento en mi cabeza: Agares volverá a ayudarme.

A pesar de tenerle miedo y odio por lo que me había hecho solo para satisfacer sus instintos naturales, aún creía que me ayudaría.

—Oye~ el muchachito de rostro tierno, arriba las manos.

Detrás de la puerta apareció una persona negra feroz y de aspecto corpulento con un pañuelo en la cabeza, y mientras sonreía, se podían ver dientes amarillos en descomposición. En su mano había una AK47 y apuntando directamente a mi cabeza estaba el cañón del arma, la cual se parecía a los ojos oscuros y vacíos de un muerto.

El cabello de mis brazos se erizó. No había nadie que no sentiría temor al ser amenazado con un arma. Levanté mis brazos en el aire obedientemente, mostrando que no tenía intención de contraatacar y también que no tenía armas en mi cuerpo. Con gran precaución, salí lentamente del camarote, diciendo, —Cálmate, hermano.

Alrededor de la cubierta había piratas que se habían arrancado los disfraces, altos y musculosos. Resultó que habían fingido ser ancianos con posturas encorvadas, escondiendo sus figuras debajo de los chubasqueros para que no lo detectáramos.

Las manos de los marineros estaban atadas a sus espaldas, y fueron obligados a arrodillarse. Sin embargo, entre ellos, no había signos de Rhine y esos varios hombres armados. Tenían que estar escondidos en algún lugar, esperando la oportunidad para contraatacar. Mi corazón de inmediato se sintió más ligero. Rápidamente conduje mis ojos alrededor del barco, suponiendo que Rhine y ellos se estaban escondiendo en una cabina en algún lugar del segundo piso del barco, por lo que desde arriba podrían apuntar fácilmente a cualquier persona en la parte inferior. En este momento, la parte delantera de mi abrigo fue repentinamente apretada. Resultó que el hombre negro me estaba jalando del cuello, casi ahorcándome.

—¡Sr. Desharow! —La gente a mi alrededor gritó de miedo. En el siguiente segundo, mi estómago fue golpeado despiadadamente y sin previo aviso, haciéndome caer sobre la cubierta. Escuché un carcajeo arrogante detrás de mí y seguido de un conjunto de botas pesadas que me pisaron la espalda.

—Oigan, oigan, hermanos de allá arriba, ¿realmente pensaron que no los vi? Si son lo suficientemente inteligentes, guardarán sus armas o, de lo contrario, haré sufrir a este muchachito.

¡Rhine y ellos fueron descubiertos! ¡No! ¡Esto significaba que estábamos en una total desventaja!

El traqueteo de los seguros de las armas resonó desde el segundo piso del barco. Sentí que mi respiración se aceleraba. Aunque parecía que estaban en un punto muerto con estos piratas, esperaba que no se hubieran dado por vencidos. ¡Porque al menos, la cantidad de piratas era mucho menor que la cantidad de hombres que Rhine tenía!

No sabía cuánto tiempo podría soportar estar bajo la forzosa sumisión y tormento del pirata. El pie en mi espalda seguía aplastándome la columna, y dolía tanto que me hizo sudar excesivamente, el sudor goteando por mi frente. Ejercí fuerza y ​​levanté la cabeza, deseando ver a Rhine y los demás, pero busqué inconscientemente la silueta de Agares. Por primera vez, tenía un intenso deseo de que apareciera de inmediato, pero como la niebla estaba nublando la superficie del agua, era difícil ver alguna señal de él.

Alarmado, mi corazón inmediatamente comenzó a sentir una inmensa sensación de pavor y pánico. ¡Quizás Agares había regresado al mar, a su antigua vida, buscando libertad y cosas para cazar, sin querer mezclarse con los conflictos de la humanidad!

Después de todo, seguía siendo un animal... Tan pronto como lograra su objetivo, se iría como si no hubiera nada irrazonable al respecto. ¡Qué odioso!

Apreté el puño y hundí los dedos en las grietas del suelo del barco. Sin embargo, en el momento en que mi corazón cayó hasta la parte más profunda del abismo, de repente escuché el estruendoso rugir de las olas golpeando el casco del barco. La cubierta del barco se inundó inmediatamente con el agua de mar que brotó cuando el barco se sacudió violentamente, balanceándose de lado a lado.

El hombre negro que me aplastaba la espalda perdió el equilibrio. Aproveché este momento y me levanté. En el momento en que levanté la cabeza, vi a Agares–que era como un dragón de Komodo negro cernido sobre el mástil–apoderándose del territorio. Un siseo dirigido al hombre negro salió de los labios de Agares. Arremetiendo a la velocidad del rayo, Agares arrojó fácilmente al hombre de piel oscura al suelo, y usando su larga cola como ventaja, se ocupó rápidamente de aquellos que tenían intenciones de usar sus armas. ¡En el siguiente segundo, sus garras afiladas cuales navajas, bajo los ojos de miles, atravesaron el pecho del hombre negro, rajándolo de arriba abajo!

La sangre oscura chorreó del cuerpo y cubrió la figura de Agares. Por lo que vi, me asusté hasta el punto de quedar mudo. Me quedé sentado y perplejo en la cubierta; incapaz de mantener la bilis en su lugar, vomité continuamente mientras cada célula de mi cuerpo tiritaba violentamente.

En contraste con la muerte de Lilith, esta era la primera vez que presenciaba el asesinato tan horripilante de un humano. También era la primera vez que notaba que la fuerza de los sirenios era, de hecho, realmente aterradora.

Mi mente estaba en un completo desorden, pero mis ojos no podían moverse de la dirección de Agares. Simplemente lo vi levantarse del cadáver, completamente empapado de arriba a abajo con sangre, y con el apoyo de su cola, erguido a dos metros de altura en tanto miraba a todos desde arriba.

Detrás del cabello rojo mojado había un par de pupilas penetrantes que exudaban un aura malvada que podría devorar la luz del alma de cualquiera.

De sus garras abiertas, la sangre goteaba en un hilo interminable, parecido a los asuras de las leyendas orientales, quienes subían desde el suelo para exigir la vida de alguien. Era suficiente para dejar muertos de miedo a esos fugitivos desenfrenados.

—No... toquen... a... mi Desharow...

La visión de Agares me recorrió el rostro antes de volver a fijarla en las multitudes de piratas. Por la comisura de su boca, reveló una terrorífica sonrisa mientras una variedad de retumbos bajos se arrullaba en su garganta. Ni siquiera esos piratas que habían cometido toda clase de crímenes se habían encontrado con un monstruo como este, por lo que cada uno de ellos estaba convulsionando de miedo. Recularon horrorizados, e incluso las armas que sostenían en sus manos estaban tiritando.

¡Santo cielo! El sudor frío apareció en mi frente. En esta situación, no iría y detendría a Agares, porque este tipo de piratas solo estaban aquí por dinero, razón por la que abordaron nuestro barco. Eran la clase de delincuentes que matarían a cualquier persona vieja y débil, incluso a madres y a sus hijos. Pero mirar directamente una escena como esta era demasiado para la cordura de uno, y tenía la sensación de que incluso si tuviera las agallas, me habría vuelto loco como el Sr. Shinichi.

—Desharow, mantente alejado del tritón y los piratas. ¡Regresa al camarote!

Exactamente en este momento, escuché la voz de Rhine. De inmediato seguí el sonido de su voz y lo vi junto con algunos de sus hombres armados apuntando a los piratas. Esta vez, a los piratas les tocaba sufrir, pues docenas de ellos estaban arrinconados por ambos extremos, y ahora con ellos de pie el uno contra el otro, la mitad apuntaba sus armas a Rhine y los soldados, mientras que la otra mitad apuntaba a Agares. Nadie se atrevía a actuar imprudentemente.

Una vez que se liberara un fuego cruzado, los marineros atados en la cubierta serían los primeros en sufrir. ¡No puedo simplemente ir y esconderme primero! Este pensamiento atravesó mi mente. Aproveché inmediatamente este momento crítico para agacharme y fui a rescatar a la persona más cercana. Traté de desatar sus cuerdas, pero ya no me quedaba tiempo y no había otra opción, así que simplemente agarré su pierna y lo arrastré fuera del alcance de tiro. Pero mi acción fue seguida por alguien que soltó un grito triste, —Sr. Desharow, por favor sálveme, voy a morir... ¡Me está dando un ataque al corazón!

Esa era la voz de Henry. Giré la cabeza con rapidez y vi que se estaba agarrando el pecho, y, de hecho, parecía que estaba bajo una completa agonía.

—¡Aguanta! —Lo llevé rápidamente a la pila de tablas más cercana que podía usarse como refugio, y luego me agaché rápidamente para darle primeros auxilios. Sin embargo, justo cuando estaba poniendo mi peso para presionarle el pecho, no supe cuándo ocurrió, pero su mano había alcanzado mi pecho y sujetaba una pistola helada, esta descansando en mi mentón. Su rostro, que una vez estuvo cubierto de dolor y sufrimiento, había cambiado a una expresión anormal y despiadada.

Me zumbó la cabeza y mis nervios explotaron. Henry... ¡era un espía para los piratas!

No, no, ¡¿cómo pasó esto?! Henry era originalmente un marinero que estuvo conmigo y Rhine, entonces, ¿cómo podría ser un espía? ¿Acaso estos piratas nos siguieron hasta Islandia desde que partimos por primera vez al mar?

—¡Henry! —Rhine gritó con evidente furia en su voz. Cambió la dirección del arma y apuntó a Henry y a mí, lo que me hizo sentir aún más frenético.

Henry usó el cañón del arma para empujar mi cabeza hacia arriba, forzándome rígidamente a ponerme de pie. Usó una de las manos para agarrarme fuertemente el cuello, mientras que la otra presionó el arma directo contra mi frente. Sentí su mano temblar un poco. Era obvio que estaba emocionalmente inestable debido a la repentina muestra de brutalidad de Agares.

—Tienen que bajar sus armas, o de lo contrario mataré a Desharow. Rhine, es importante para ustedes, ¿cierto? Y también... ese monstruo. ¡Escúchame, la vida de tu cuidador está en mis manos! Me entiendes, ¿verdad? ¡Si no quieres que lo maten, solo quédate allí y no muevas un músculo!

Henry gritó en voz alta, y la atención de Agares cambió inmediatamente de mirar a los piratas, a donde yo me encontraba. En el momento en que me vio, su expresión cambió al instante. Hace unos segundos estaba usando una sonrisa diabólica, pero ahora, esa expresión fue borrada de su rostro y reemplazada por un rostro extremadamente despiadado y pernicioso lleno de intenciones asesinas.

—No... lo... toques... Morirás...

Agares fulminó con la mirada a Henry, quien se quedó parado detrás de mí en tanto pronunciaba una advertencia baja, palabra por palabra.

La mano de Henry comenzó a tiritar aún más violentamente mientras su cuerpo liberaba un estremecimiento incontrolable. A estas alturas, mis nervios estaban distendidos y casi al límite. Estaba planeando usar unas tácticas psicológicas en él para darle un golpe mortal, pero antes de que pudiera, escuché un disparo resonando. No sé qué bastardo idiota disparó esa bala en el barco, y de casualidad golpeó justo donde estaba parado Agares. Esto provocó que levantara su cola en lo alto, como si fuera una pitón preparándose para lanzar un ataque. ¡El cuerpo de Henry se sobresaltó y el arma que sostenía se resbaló inesperadamente de su agarre!

¡Bendito sea Dios! Solté un suspiro de alivio en secreto y aproveché esta ventaja para golpearlo en el estómago, listo para huir. Sin embargo, Henry no se molestó en ir a recoger el arma, sino que me agarró poderosamente por la cintura y ​​me arrojó al suelo. En medio de mi lucha, un brillo plateado en la mano de Henry atravesó mis ojos. Antes de que pudiera procesarlo, ya había levantado su mano y empalado algo en mis costillas izquierdas.

El dolor fue agonizante y se extendió por mi cuerpo a la velocidad del rayo, mientras que, al mismo tiempo, ¡una fuerte lluvia de balas sonó como una tormenta en la cubierta!

Envolví mi mano alrededor de mis costillas izquierdas, incapaz de pronunciar un solo sonido, todo mi cuerpo tiritando incontrolablemente. Como un montón de fango, yací paralizado en el suelo, pero con gran dificultad, levanté la cabeza para mirar hacia el otro lado de la cubierta. A través de mis ojos que veían puntos negros debido al dolor, logré entrever la figura de Agares esquivando rápidamente las balas como si fuera un fantasma. Pero parecía bastante obvio que era ralentizado por la lluvia de balas. O es eso, o no tenía intención de atacar, ya que solo tenía sus ojos fijos en mí mientras simplemente las evitaba.

Estaba preocupado por la herida que había recibido.

Maldición, ¿cómo puede evitar esas balas de esta manera? ¡Definitivamente morirá!

Mi corazón parecía haber sido apretado por el agarre de las garras puntiagudas. Aunque aborrezco totalmente las acciones monstruosas de Agares, en este momento, no quería que su vida estuviera en peligro. Para ser aún más exacto, no podía evitar sentir ansiedad por él, tanto que ahora ni siquiera mi cuerpo parecía doler tanto.

—¡Estoy bien, ve a atacarlos, Agares! —gruñí y grité en voz alta inconscientemente, agarrándome las costillas dolorosamente. En el siguiente segundo, la daga que estaba en mis costillas fue arrancada por Henry. En ese momento vi que el cuchillo era del tipo especializado hecho para uso militar. A lo largo de la muesca de la daga, sangre fresca se vertía sobre el suelo.

Pronto me agoté por la gran cantidad de sangre que había perdido, y todo mi ser se convirtió en un camarón acurrucado en el suelo mientras a lo lejos, escuchaba a un grupo de piratas gritando, —Levanten rápido las cadenas que se usaron para el barco para atar a este monstruo. ¡Al fin ha dejado de atacar!