Capítulo 2

Al mediodía del día siguiente, alguien entregó un poco de comida y agua por el agujero con una cuerda. El sonido alarmó a la mujer que yacía sobre el cuerpo de Tian Xiao y abrió los ojos. Un fulgor asesino destelló velozmente y volvió a agarrar su daga con fuerza.

Tian Xiao no tenía miedo. —Despertaste —susurró.

La mirada de la mujer se posó sobre su rostro brillante y se dio cuenta de lo inapropiadas que eran sus posiciones. Tosió dos veces, se dio la vuelta y se tumbó de lado. El cuerpo de Tian Xiao había estado aplastado durante toda la noche y estaba entumecido y dolorido de pies a cabeza, pero no dijo una palabra. Se incorporó, tomó la comida que le habían dado, comenzó a comer y hacer exactamente lo que hacía a diario.

Después de llenarse el estómago, se dio cuenta de que la mujer en el suelo lo estaba mirando fijamente. Tian Xiao pensó por un momento y sintió que probablemente también tenía hambre, pero que no podía moverse. Tomó su comida con los palillos y le llevó la verdura a la boca sin decir una palabra, para alimentarla.

La mujer se sobresaltó, pero no rechazó su amabilidad. Abrió la boca y se comió la comida: una persona alimentaba en silencio a la otra, mientras que la otra se comía en silencio todo. La escena exponía una armonía originada de la mutua falta de interacción humana hasta este momento. Cuando terminó la comida, la mujer no dijo ninguna palabra de agradecimiento. Tian Xiao miró distraídamente el cuenco vacío y de repente comenzó a reír. Parecía que no se había reído en mucho tiempo, ya que su sonrisa era algo rígida y temblorosa, pero la expresión en sus ojos hizo que la mujer se quedara atónita.

—¿De qué te ríes?

Tian Xiao no respondió a sus palabras, sino que extendió las yemas de sus dedos y le limpió suavemente la esquina de su boca, casi como si estuviera aprovechando la oportunidad de acariciar sus labios. La mujer frunció el ceño, como si le desagradara en extremo que otras personas la tocaran. Se quitó de encima la mano del hombre con un sacudón de la suya. Esta única acción hizo que la sangre y energía vital en su mente gorgotearan y jadeó durante mucho tiempo antes de decir laboriosamente:

—No me toques.

El dorso de su mano se había hinchado por el golpe de la mujer. Sin embargo, casi como si Tian Xiao no pudiera sentir el dolor, dijo con una sonrisa:

—Puedes moverte.

La mujer frunció el ceño y escuchó más:

—Te puedes mover.

Innumerables días y noches, todo en este lugar estaba mortalmente quieto. Al principio se había sentido inquieto, pero después de haberse vuelto insensible a todo, el silencio mortal de este lugar parecía haberse arraigado en su cuerpo, lo que lo dejó silente también. Nunca se movía y nunca hablaba. Estaba vivo, pero había olvidado por qué vivía. Pero ahora, cuando la vio, sintió que Dios le estaba mostrando que todavía estaba vivo y que aún podía dejar huellas en la vida de otras personas, aunque fuera una pequeña.

—¿Cómo te llamas? —preguntó en voz baja, sin importarle que esta persona acabara de golpearlo.

La mujer cerró los ojos e ignoró fríamente su pregunta.

Tian Xiao no se enfadó. La mujer a su lado se abrazó las piernas mientras lo miraba con vigilancia. Su pecho jadeaba incesantemente y las manos le picaban por tocarla, pero el dolor del dorso le hacía temer actuar precipitadamente. Así que volvió a preguntar:

—¿Cómo te lastimaste?

Aunque no recibía respuestas, Tian Xiao sintió que su cháchara se había activado. De vez en cuando, hacía una pregunta: "¿De dónde eres?", "¿Por qué te encerraron aquí?", "¿No es grave tu herida?". Fue una tras otra hasta que la mujer abrió los ojos y lo fulminó ferozmente con la mirada.

Tian Xiao la miró sin miedo alguno, con ojos llenos de brillantes rayos de luz. Una sensación de impotencia surgió indescriptiblemente en el corazón de la mujer. —Cállate.

Al darse cuenta de que a la mujer no le agradaba oírlo hablar, la brillante luz en sus ojos se oscureció un poco. Pero cuando vio que la herida en su hombro había comenzado a sangrar de nuevo tras agitar la mano hace un momento, sus dedos se torcieron inconscientemente y se acercó a hurtadillas para agarrar la esquina de su túnica con cuidado. —Tu herida está sangrando —dijo.

Había un fuerte contraste entre sus dedos pálidos y su ropa oscura. La mujer se encontraba al límite de su paciencia al momento de sentarse. Se movió demasiado rápido, lo que sorprendió a Tian Xiao, quien la soltó de inmediato y se abrazó la mano, como si temiera que la mujer lo volviera a golpear.

La mujer lo miró fijamente por un largo rato, luego se levantó con dificultad y caminó hasta la esquina para sentarse contra la pared. Parecía haber erigido una indiferente muralla a través de sus acciones, rechazando el acercamiento de todos. El abandonado Tian Xiao se quedó dónde estaba, atolondrado. Entonces, se acercó lentamente a la mujer que se abrazaba las piernas y lo miraba.

Sus respiraciones se entrelazaron en la oscura celda. Los labios de Tian Xiao se curvaron una vez más. Después de un momento, en verdad comenzó a reír tontamente.

—¿Qué diablos quieres hacer? —dijo la mujer, extremadamente irritada.

—¿Cómo te llamas?

—Yu Yao.

—Yu Yao, estás sangrando.

Las venas azules de la frente de Yu Yao sobresalieron.

Ya sé.

Los dedos de Tian Xiao se inquietaron inconscientemente. —Puedo ayudarte a detener el sangrado. Sé cómo para curar a la gente.

¿El antiguo príncipe heredero había sido encarcelado en este tipo de lugar y conocía el arte de la curación? Yu Yao se sorprendió un poco y consideró sus habilidades cognitivas, pero no siguió preguntando. En lo que a ella respectaba, las experiencias de este príncipe heredero no tenían nada que ver con ella; solo necesitaba sobrevivir y hacer lo que tenía que hacer.