Capítulo 1

La luna creciente era como un garfio, sus plateados hilos de luz penetraban un agujero circular y la oscura prisión. Una figura que vestía un áspero cilicio estaba acurrucada en la esquina de la celda; su mirada vacía y desenfocada permanecía sobre el parche de luz plateado en el suelo. Afuera, un céfiro parecía soplar, pues los pétalos rosados ​​flotaban por todos lados. La fría prisión en medio del bosque era casi hermosa.

¿Afuera... era primavera?

Su mirada fija comenzó a girar levemente, clavada en el agujero redondo arriba donde una fina verja de acero bloqueaba parte de la luz de la luna en el cielo nocturno. Pero sonidos de pisoteo asolaron repentinamente la quietud mortal que no se había roto en varios años. La fina verja de acero, cuyas secciones transversales eran tan gruesas como su pulgar, se abrió lentamente. Sus pupilas negras finalmente reflejaron la luz de la luna.

Sin prestar atención, Tian Xiao se centró en la abertura y se levantó con lentitud. ¿Se abrió? ¿Estaban a punto de dejarlo ir? Dio pasos inestables hacia la puerta, pero inmediatamente una figura negra fue arrojada a la celda de la prisión, sin ninguna muestra de piedad. La verja se cerró sin lástima una vez más. Los sonidos de los pasos que habían llegado del exterior se desvanecieron lentamente.

Tian Xiao se quedó mirando perplejamente a la mujer de negro en el suelo. Por la forma en que su pecho aún se movía débilmente, pudo saber que seguía viva.

No había visto a una persona viva en mucho tiempo. Medio distraído y medio curioso, se agazapó junto a ella. Parecía tener una herida extremadamente grave. A pesar de que no podía ver manchas sanguinolentas en su ropa, la sangre acuosa se escurría lentamente sobre el suelo. Tian Xiao extendió su mano pálida, pero antes de que pudiera tocarla, la mujer de repente capturó su palma y se levantó. El otro solo sintió que una inmensa fuerza lo tumbaba y su cuerpo de repente se hundió en el suelo. La mujer lo había empujado hacia abajo para contener sus movimientos. Acto seguido, su cuello pronto se enfrió cuando una daga se presionó contra su tráquea. Con solo un poco de fuerza, podría perder la vida.

La miró con perplejidad. La figura de la mujer era demasiado delgada, y cuando la luz de la luna se proyectó sobre su espalda, por lo que pudo ver, era como una diosa adorada en un santuario; su cabeza emitía luz. Movió la mano, queriendo tocar la cara de la mujer, pero fue inmediatamente retenido otra vez. Con una tos ahogada, unas gotas de sangre cayeron desde la comisura de la boca de Tian Xiao. Un arco escarlata y sinuoso se dibujó sobre su cara pálida: una vista impactante.

—¿Quién eres?

Los ásperos y pesados jadeos de la mujer se estrellaron sobre la cara de Tian Xiao, los que trajeron consigo el distintivo aroma de las féminas. Tian Xiao quedó aturdido por un momento. Recordó que hace muchos años atrás, en el distrito de las mujeres en el palacio, su madre emperatriz también lo había envuelto dentro de su ensangrentado abrazo y lo había persuadido: "¡Tian Xiao, no tengas miedo!".

Un recuerdo tan antiquísimo. Si no hubiera conocido a esta persona hoy, jamás lo hubiera recordado.

—El antiguo príncipe heredero. —La voz de Tian Xiao sonó áspera debido al largo tiempo de desuso—. Tian Xiao.

Pero cuando anunció su nombre, el cuerpo de la mujer de repente se suavizó y presionó profundamente sobre él. Su respiración pesada llena de olor a sangre resonó en sus oídos: se había desmayado. Tian Xiao miró fijamente a la luz de la luna fuera del agujero redondo en la parte superior. El tiempo pasó poco a poco y no forcejeó ni movió el cuerpo humano que lo presionaba. La sangre caliente de la mujer saturó su ropa; la temperatura de su cuerpo era tan cálida como una colcha para él.

Había pasado tanto tiempo y no sentía tanta calidez desde...

Cerró lentamente los ojos y los pétalos rosados ​​flotaron y cayeron sobre sus párpados. Los colores de la primavera afuera deben ser tan hermosos, brillantes y conmovedores, pensó.

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