Nuestro reto

IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA

Según los resultados publicados de la Encuesta de Salud de Barcelona de 2016, solo un 11,7% de la población de la ciudad sigue la recomendación alimentaria de consumir cinco o más raciones de frutas y/o verduras diarias, siendo el grupo de población más joven (0 -14 años) los que tienen un consumo más escaso: el 6,6% de los niños y el 8,2% de las niñas.


Otro dato relevante que muestra la encuesta es que únicamente el 60% de los chicos y el 55,1% de las chicas afirman desayunar cada día antes de salir de casa o antes de llegar a la escuela. Estos datos nos hacen ver la urgente necesidad de poner en práctica acciones educativas que ayuden a crear consciencia y ofrecer herramientas para implantar mejoras en los hábitos alimentarios diarios de nuestros alumnos adolescentes.

Por otro lado, según los datos obtenidos en la encuesta de factores de riesgo en estudiantes de secundaria (FRESC 2016), el sobrepeso y los malos hábitos alimentarios son, junto al alto porcentaje de actividad física insuficiente o sedentarismo, los factores a priorizar en el diagnóstico de situación realizado. El porcentaje se incrementa, en ambos sexos, en los centros ubicados en barrios con nivel socioeconómico desfavorable.

Nos encontramos con una realidad alarmante en la que los alumnos adolescentes han ido perdiendo hábitos saludables, tanto alimentarios como relativos a la práctica de actividad física. El escenario diario que vivenciamos en nuestro instituto refleja en gran porcentaje los resultados de los estudios arriba indicados, siendo el sedentarismo, la falta de motivación personal, la presencia de la tecnología en nuestra vida diaria y la gran adicción a la comida preparada o de muy bajo valor nutricional, los grandes protagonistas.


El entorno y la sociedad no acompañan suficiente. La publicidad y empresas alimentarias camuflan con letra pequeña todas las barbaridades nutricionales con las que intentan captar más consumidores jóvenes (colorantes, aditivos, azúcares, grasas saturadas, transgénicos…).


Es aquí donde nace nuestra preocupación y, a raíz de esta, la actual propuesta: el sistema educativo en la educación secundaria necesita renovar su estructura curricular y centrar su foco de atención en lo que, a nuestro entender, es la materia más importante: la salud del alumnado.


El contenido curricular que se imparte actualmente sobre nutrición y alimentación en los institutos es insuficiente. Se trabaja desde la materia de Biología, en 3r curso de la ESO, siguiendo un esquema teórico muy básico y de corta duración. Tampoco los recursos educativos que ofrece la Agencia de Salud Pública de Barcelona, publicados en Julio del 2018 y dirigidos a la etapa de secundaria, son suficientes.