ÒPTICOS - PRECINE

Se denominaban 'Tunnel Books' y el espectador miraba a través de la abertura final para "ver a través del túnel".

Mediante varios planos recortados, estos pequeños panoramas de profundidad consiguen que quien se acerca a mirar a través de sus agujeros frontales capte el efecto volumétrico de la escena, situándose dentro de ella. Este tipo de juego óptico fue un divertimento durante el siglo XIX en toda Europa, y tuvo su origen en Inglaterra.

Esta “vista telescópica” representa la ceremonia de apertura del Palacio de Cristal por la Reina Victoria, con motivo de la inauguración de la exposición Universal celebrada en Londres en 1851.

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Es similar a otros modelos como las alemanas de Gebrüder Bing o de Ernest Plank o la francesa Lapierre (ésta ya con lámpara) que puedes ver aquí abajo.

Los dos ojos, al estar situados en posiciones diferentes, recogen cada uno en sus retinas una imagen ligeramente distinta de la realidad. Esas pequeñas diferencias se procesan en el cerebro para calcular la distancia a la que se encuentran los objetos, obteniendo una sensación de profundidad o volumen.

Por lo que si tomamos o creamos dos imágenes con un ángulo ligeramente distinto y se las mostramos a cada ojo por separado, el cerebro podrá reconstruir la distancia y por lo tanto la sensación de tridimensionalidad.

Mire con asombro cómo las imágenes misteriosas se transforman en animaciones mágicas. Haz que los caballos galopen, una bandera ondee, los objetos 3D giren y vea cómo los puntos de referencia de Londres cobran vida. Muchos otros objetos familiares giran, rotan y animan a través de las páginas de este libro. Todo lo que se necesita es la superposición especial de acetato (que se proporciona en el libro) para dar vida a las imágenes. Las imágenes en movimiento aparecieron por primera vez en el siglo XIX como simples dispositivos ópticos como el Thaumatrope y el Zoetrope. El proceso de mostrar secuencias de imágenes fijas en una sucesión rápida, para mostrar el movimiento aparente, es la base de las primeras películas de animación e imágenes en movimiento.

Es un aparato similar al zoótropo inventado por Émile Reynaud en 1877. Perfeccionó el zoótropo, ya que las ranuras del tambor son sustituidas por espejos colocados en su interior, espejos que reflejaban las imágenes de la banda, dando una sensación de movimiento menos repentino y más luminoso, ya que se eliminaba el tiempo de obturación. 

Es uno de los juguetes ópticos más populares. Tubo que contiene tres espejos, que forman un prisma triangular con su parte reflectante hacia el interior, al extremo de los cuales se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay varios objetos de colores y formas diferentes, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto. 

El juguete más deseado por todos los niños de la generación de los años 70 y 80.  Se le llamó Cinexín por ser “el cine sin fin”. 

Era un juguete diseñado para niños. Su funcionamiento era básico, como los juguetes de ahora funcionaba con 3 pilas LR-20/D, en ese entonces sus materiales de construcción era de un plástico resistente color naranja, para ejercer su funcionamiento se basaba en el movimiento manual lo cual lo catapultó al éxito inmediato. El niño podía en todo momento de decidir cómo avanzar el Cinexín y a que velocidad quería verla. También decidía si retroceder o si quería congelar la imagen.

No fue una idea original de España, este juguete se inspiró en otros proyectores de otros países. Su estructura y el diseño se parece muchísimo al proyector de la Chad Valley Toy Company del Reino Unido, el cual fue comercializado en 1968 y copiado por los Estados Unidos por la empresa Kenner.