Entre Neverwinter y Waterdeep existe una pequeña ciudad pesquera llamada Saltmarsh. La comunidad costera siempre había estado a la sombra de los dos titanes que eran las antedichas ciudades; concentrándose en sobrevivir a los piratas y a los horrores del bosque Ahogado, basando su economía en la pesca, el tráfico de viajeros y el contrabando.
La piratería y la delincuencia prosperaron hasta tal punto que los ladrones del mar crearon su propia ciudad estado conocida como el Bastión de los Príncipes del Mar en los Huesos de Ballena, al oeste. Los Príncipes se dedicaban a saquear la costa en busca de esclavos y riquezas para poder sustentar su ciudad. Los intentos del Gremio de Comercio de la Costa de la Espada de echar a los piratas fueron infructuosos; entre otras cosas, por lo peligroso de la navegación en las aguas de los Huesos.
Saltmarsh, sin darse cuenta, fue situándose como centro de comercio marítimo al presentarse como un puerto seguro entre las grandes ciudades estado de Waterdeep y Neverwinter; también por contar con una legislación portuaria y aduanera mucho más laxa que permite el transporte de mercancías poco convencionales si se puede pagar la tasa correcta en el bolsillo adecuado.
Por otro lado, un grupo de mineros enanos y gnomos (gracias a un decreto expedido por el propio Gremio de Comercio) comenzó recientemente a excavar cerca de la ciudad, en las Montañas de la Espada, buscando metales preciosos. Esto permitiría a Saltmarsh (y al resto de la región) generar una gran riqueza y prosperidad.
Pero no todos los ciudadanos están de acuerdo con la creciente influencia del Gremio de Comercio. Es cierto, que genera prosperidad para la ciudad pero también son cambios que afectan en gran medida la vida tranquila que habían llevado hasta entonces; por no hablar de que promete aumentar la desigualdad entre ricos y humildes, cuando, hasta ese momento, todos los ciudadanos de Saltmarsh podían considerar sus arcas, al menos, medio llenas.
Ahora mismo, la lucha por el dominio en Saltmarsh orbita en torno a tres poderes: El Gremio, la Orden Esotérica de Umberlee y la tripulación de “La Carroña del Día”.
Gremio de Comercio de la Costa de la Espada.
Aunque Saltmarsh no pertenece oficialmente a esta iniciativa de tratados mercantiles a lo largo de la Costa, no son pocas las voces que se alzan para conseguirlo. Por un lado, la ciudad se beneficiaría de acuerdos comerciales ventajosos y podría utilizar su singular posición como centro marítimo emergente para ganar cierta independencia de Neverwinter. También permitiría concentrar una fuerza naval en el punto más álgido en la batalla contra los piratas.
Tampoco hay escasez de ciudadanos en contra de la incorporación al Gremio. Por un lado, los mineros que excavan en las Montañas de la Espada ocupan demasiado espacio en la ciudad y las gentes, tradicionalmente pesqueras, lo ven como un oficio sucio y poco noble. También hay voces que se alzan en contra de perforar las Montañas de la Espada por miedo a antiguas supersticiones. Por otro lado, unirse al Gremio significaría la “erradicación de toda actividad ilegal en los puertos”, acabando, de iure, con el contrabando… lo cual es un eufemismo para decir que pasaría a estar en manos, únicamente, del Gremio y de unos cuantos individuos bien posicionados.
Uno de esos individuos es Michael Sommerfield, nacido en Saltmarsh y criado en Neverwinter, volvió a su ciudad como representante del Gremio y comenzó a utilizar sus influencias para integrarse en el ayuntamiento y acceder al Consejo. Cada vez más apoyos lo elevarán pronto a ser la voz principal, y su mayor ambición es, por supuesto, que su “querida ciudad de la infancia” entre como miembro de pleno derecho en el Gremio gracias a él.
“La Carroña del Día”.
Con esta metonimia se hace referencia a toda la facción de los Príncipes Pirata por un terrible motivo: es el nombre del ominoso bergantín maldito que llegó hace pocos años para tomar los Huesos de Ballena y subyugar a todos los criminales marinos bajo su mando. Si antes ya eran una fuerza temible, ahora que poseen poderes demoníacos a su favor son la ruina del comercio marítimo.
Desde su enclave, los piratas lanzan sanguinarios pillajes contra varios pueblos costeros y contra todo barco que avisten por sus mohosos catalejos. El comercio se resiente, pues son cada vez más sádicos según la influencia de los malditos se extiende por entre los criminales.
El capitán de La Carroña del Día es una oscura silueta que en su momento fue humana. Su nombre es Cécile Clotaire, y se dice de él que es progenie de demonios, que tiene un pacto con entidades oscuras de otros planos y que ha estudiado las más oscuras artes para ser el terror del mar… No se sabe cuánto de esto es cierto, pero si escuchas su funesta saloma en la distancia, si notas cómo todo su espinazo tiembla, date por muerto.
Orden Esotérica de Umberlee.
La gente que forma parte de esta facción considera que la diosa caótica maligna puede llegar a ser beneficiosa para la ciudad si se la adora correctamente. Unos pocos sacrificios animales serían suficientes para eliminar a los Príncipes Pirata si consiguieran poner a la Reina de las Profundidades de su lado.
Al fin y al cabo, los piratas ya utilizan medios sobrenaturales y están capitaneados por abominaciones no-muertas, se necesita la ayuda de los dioses para enfrentarse a ellos.
Aunque despreciada al inicio, la Orden Esotérica de Umberlee ha ido ganando adeptos, pues presentan una visión diferente de la diosa de la tradicional. Sus seguidores hablan de la Reina de las Profundidades como una personificación del océano que, simplemente, tiene su misma naturaleza insondable. Si se conocen los ritmos del mar, es posible navegar por ellos, igual que, si uno se adapta a las exigencias de Umberlee, es posible tenerla del lado de uno y conseguir que no desate su ira sobre sus seguidores. La gente está preocupada por su capacidad de presión en el ayuntamiento, pero, de momento, parecen ser benevolentes para la ciudad.
Su líder, Thalassa, es una figura taimada y no habla mucho de ella misma. Hay quien la llama la sacerdotisa perfecta, puesto que se debe en cuerpo y alma a su diosa y apenas se la ve fuera de sus actividades oficiales.
GOBIERNO Y SEGURIDAD.
Saltmarsh depende, administrativa y militarmente, del Lord Protector de Neverwinter. Es cierto que su posición como centro de comercio le hace gozar de gran independencia con respecto a otros pueblos, y los recientes acontecimientos en la ciudad del eterno verano han debilitado aún más su influencia sobre este enclave pesquero.
La ciudad tiene un ayuntamiento en el que un Consejo de ciudadanos notables (principalmente mercaderes), decide los asuntos de gobierno más importantes y administran justicia menor. Para la justicia mayor, un juez de Neverwinter se desplaza una vez al mes.
La guardia está compuesta por 200 lanzas del ejército de Neverwinter que rotan cada seis meses. Desde que ocurrió la muerte aullante, muchos de los guardias desertaron para volver a la ciudad y cuidar de sus seres queridos. Ahora sólo quedan 100 personas para imponer la ley en este enclave de casi 5000 almas.
ALREDEDORES DE SALTMARSH.
Alrededor de la ciudad hay dos puntos de interés importantes:
El bosque Ahogado.
Una marisma llena de muerte y putrefacción al sur de la ciudad, en la que casi nadie se adentra y todo el mundo prefiere rodear. Ni siquiera el Gremio ha podido hacer nada para pacificarla, debido a que sus horrores parecen renovarse cada día. Hogar de monstruos, sagas y cosas mucho peores, habría que estar loco para adentrarse sin un grupo capaz…
Las montañas de la Espada.
Al este de la ciudad, esta cordillera se alza llena de misterios. Se dice que hay antiguos salones enanos en su interior e incluso, a veces, el viento sopla de manera que parece un dragón respirando.
Recientemente, una compañía minera de enanos y gnomos contratados y autorizados por el Gremio de Comercio de la Costa de la Espada, ha empezado a realizar excavaciones en su interior. Son bastante prometedoras, puesto que se han hallado vetas surtidas de oro y otros metales preciosos. Las supersticiosas gentes de Saltmarsh, sin embargo, aún creen en una vieja leyenda con tantas versiones que sólo una frase puede rescatarse: “Deja en paz la montaña, pues Saltmarsh pertenece al mar”.
PROBLEMAS DE SALTMARSH.
Extrañamente, la muerte aullante no se cebó demasiado con Saltmarsh. Algunos reportes hablan de que contingentes enteros de muertos vivientes pasaban de largo la ciudad. No obstante, eso no significa que Saltmarsh no esté arrastrando sus propios problemas. El primero y más importante de todos es el fenómeno conocido como la “niebla devoradora”.
Esta bruma lleva meses apareciendo de forma intermitente en los mares que rodean Saltmarsh, y algunos dicen que se extiende incluso hasta los Huesos de Ballena. Adentrarse en su interior es una muerte segura, pues muchos barcos comienzan a corroerse como si el tiempo avanzara para ellos mucho más rápido, los instrumentos de navegación se vuelven locos, y terribles monstruos que no son nativos del mar de la Espada (algunos dicen que ni siquiera de Toril). Por supuesto, muchos han achacado esta niebla a los Príncipes Pirata y su abominable líder, puesto que parecen poder navegar por ella con libertad. Hay quien dice, incluso, que hay parte de la tripulación de la Carroña del Día viviendo en la propia ciudad…
Por otra parte, la muerte aullante, si bien no ha causado estragos directos, ha provocado un terrible efecto: el miedo. Hay barrios enteros en cuarentena, y los comerciantes y visitantes no tienen fácil para entrar y pasar los estrictos controles de la guardia. Todo el mundo espera que el pescadero se transforme en un muerto viviente en cualquier momento.
Como consecuencia de todo esto, se ha establecido un bloqueo portuario para evitar más bajas por la niebla, apenas quedan barcos en los fondeaderos, y los que hay no pueden salir o entrar. El surtido mercado portuario de Saltmarsh está en horas bajas, y los pescados dejan de estar frescos…
También hay rumores de muertes de mineros en las montañas, y los ciudadanos de Saltmarsh se agolpan ante sus barracones exigiendo que se vayan y dejen en paz la cordillera.
Finalmente, se habla de unas criaturas mitad batracio que observan la ciudad desde los acantilados del sur… ¿Qué son estos misteriosos hombres-pez?