Nombre común:
Manzano silvestre
Nombre científico
Malus sylvestris
El manzano silvestre es un árbol de tamaño medio que alcanza hasta 12 metros de altura. Su copa suele ser redondeada y densa, con ramas que se extienden hacia los lados, dándole una apariencia compacta.
Este árbol crece mejor en huertas, vegas y zonas de regadío, ya que requiere suelos húmedos y bien drenados. No tolera bien los fríos muy intensos, por lo que se adapta mejor a climas templados.
Las hojas del manzano silvestre son simples y de color verde, con bordes dentados. Son de tamaño pequeño a mediano y se disponen alternamente en las ramas, proporcionando sombra a la base del árbol.
El fruto del manzano silvestre es una pequeña manzana, generalmente de sabor ácido, que sirve de alimento a muchas especies de animales y también se puede consumir por humanos, aunque suele usarse más para hacer sidra o conservas debido a su acidez.
La corteza es lisa y de color gris en los ejemplares jóvenes, pero se vuelve más rugosa y agrietada con la edad, proporcionando protección al tronco frente a las inclemencias del tiempo.
El manzano silvestre es uno de los ancestros del manzano cultivado. Además de su valor ecológico al proporcionar alimento a la fauna, sus frutos ácidos son apreciados en la producción de sidras artesanales y confituras.
El manzano silvestre se encuentra distribuido por gran parte de Europa. En la península es habitual, aunque es más común en el norte, donde las temperaturas son más suaves y las condiciones de humedad son mejores.