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Nosotros, psicólogos y neurocientíficos de todo el mundo, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que presione urgentemente en favor de un alto el fuego inmediato en Israel, Palestina y Líbano, exija al gobierno israelí que respete el derecho internacional humanitario y ponga fin a la ocupación de Gaza y Cisjordania, y exija a Hamás e Israel que liberen a todos los rehenes y civiles indebidamente encarcelados. Las partes implicadas están atrapadas en un ciclo de violencia, venganza y destrucción que sólo conduce a más resentimiento y violencia hacia los civiles, y amenaza existencialmente el potencial de estos pueblos para coexistir a largo plazo. Esto ha provocado no sólo daños irreparables al pueblo palestino, como ha señalado el Tribunal Internacional de Justicia desde enero de 2024, sino también una peligrosa trayectoria adoptada por el actual gobierno israelí que afecta a las posibilidades de su propio pueblo para vivir con seguridad en esta región del mundo.
La psicología humana es tal que tenemos tendencia a exagerar nuestra percepción de las diferencias entre grupos sociales, entre « nosotros » y « ellos », sobre todo cuando los grupos están en conflicto. Pero también tenemos una predisposición a la empatía, la cooperación, la curiosidad y a tener la mente abierta hacia los demás. Esto permite un equilibrio entre la conservación de la cultura propia de cada grupo y el enriquecimiento mutuo entre grupos mediante el intercambio de ideas científicas, artes y tecnologías. De manera positiva, los estudios demuestran que la gran mayoría de los humanos puede expresar empatía hacia personas de otros grupos o culturas. Desafortunadamente, en todas las sociedades humanas hay personas para las que la diferencia entre el « nosotros » y « ellos » es tan fuerte que pueden llegar a deshumanizar al otro. Y una minoría de extremistas puede llevar este sentimiento tan lejos que esté dispuesta a exterminar a los demás, pensando que ello puede ir en el interés de su propio grupo. Sin embargo, podemos utilizar el razonamiento racional para superar lo que nos divide; incluso conflictos prolongados y amargos han terminado con acuerdos de paz. Los humanos tenemos una inmensa capacidad de transformación y reconciliación. Sin embargo, la violencia debe cesar antes de que pueda comenzar el proceso de curación.
Por desgracia, el silencio de los moderados puede dar la impresión de que los extremistas son más numerosos de lo que son. Esto allana el camino para su fortalecimiento político, facilitado por fenómenos como la polarización de los grupos, la falta de comunicación entre ellos y la manipulación de la opinión pública. En situaciones en las que décadas de guerra han llevado a tantas personas a perder familiares, a sentirse desamparados y amenazados, la capacidad de sentir empatía hacia el otro grupo se erosiona, facilitando el camino para que grupos políticos con opiniones e intenciones extremistas lleguen al poder. Sin presión internacional, los extremistas en el poder sienten más fuertes y llevan a cabo sus intenciones letales, lo que genera una espiral de odio, violencia y resentimiento. Se trata de un proceso que se autoperpetúa y nos aleja de la justicia y la paz.
Teniendo presente esta espiral de odio, muerte y destrucción, denunciamos y condenamos los crímenes de guerra perpetuados por Hamás y sus aliados contra civiles israelíes el 7 de octubre de 2023, que mataron a más de 1 200 personas, hirieron a más de 5 432 y tomaron a 248 rehenes. También denunciamos y condenamos los innumerables crímenes de guerra que está cometiendo Israel, que ya han provocado la muerte de más de 43 391 palestinos y 3 800 libaneses, han herido a más de 102 347 palestinos, han desplazado y dejado sin hogar a más de un millón de palestinos y han hecho miles de prisioneros. Y denunciamos y condenamos los ataques de Hizbolá contra civiles israelíes, causantes de muertes y desplazamientos masivos.
Hay simetría de humanidad – con su parte propensa a la desesperación, el odio y el extremismo – a ambos lados de las fronteras entre Líbano, Israel y Palestina. Pero existe una asimetría de poder. En el caso actual, el Estado de Israel es la parte más fuerte, que domina la zona y a su población mediante la ocupación ilegal, incluido el control de la circulación y el acceso a la electricidad, el agua, las tierras agrícolas e incluso de la ayuda humanitaria.
Por tanto, hacemos una llamada a la presión internacional decisiva sobre Israel para que ponga fin a la guerra, lo que incluye detener el suministro de armas ofensivas a Israel y reevaluar las asociaciones y colaboraciones económicas con instituciones de los territorios ocupados (que son ilegales según el derecho internacional). No estamos en contra del pueblo israelí. Estamos a favor de todos los pueblos, israelí, palestino y libanés. Nos oponemos a las acciones del actual gobierno extremista israelí y reconocemos que uno de los únicos medios no violentos de la comunidad internacional para oponerse a un gobierno violento es a través de este tipo de boicot y la no cooperación. Tenemos el deber de hacer todo lo posible para apoyar a todos los pueblos de Oriente Medio, incluidos los millones de israelíes que se oponen a las acciones de su gobierno y llevan más de dos años protestando, y los millones de palestinos que se oponen a las acciones de Hamás y anhelan justicia y paz con sus vecinos.
Juntos, hacemos un llamamiento a todos los seres humanos de este planeta para que, de forma no violenta y pacífica, se alcen con determinación y condenen la violencia contra todos los civiles, independientemente de su nacionalidad, religión, etnia, afiliación política o cultural. Pedimos a los gobiernos internacionales que presionen en favor de la paz en Israel, Palestina y Líbano, el respeto del derecho internacional humanitario y el fin de la ocupación. Y exigimos que nuestras instituciones respeten escrupulosamente las libertades académicas y defiendan resueltamente la libertad de expresión de acuerdo con la ley.
23 de noviembre de 2024
Traducción del inglés.
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