Planificación y organización del tiempo

Los hábitos de estudio son el mejor y más potente predictor del éxito académico, mucho más que el nivel de inteligencia o memoria. La manera en que se planifica y organiza el tiempo es una cuestión de hábitos, y determina, en gran medida el aprovechamiento del tiempo y, por tanto, el rendimiento académico.


Algunas estrategias para planificar y organizar eficazmente el tiempo

I. Revisa si el nivel de compromiso y esfuerzo que estás dispuesto a realizar se corresponde con la exigencia de las metas que te has propuesto.


2. Crea un espacio para ti, libre de distracciones (ej, teléfono, internet, televisión, etc.).


3. Establece límites para evitar que te interrumpan o alteren con frecuencia tu horario de trabajo. Tus obligaciones son tan importantes como las necesidades y requerimientos de los demás.


4. Utiliza una agenda o calendario (que esté a la vista) en el que puedas anotar todos tus compromisos y obligaciones personales y académicas.


5. Diseña un plan de estudio/trabajo (puedes utilizar una tabla donde las columnas las ocupan los días de la semana y las filas las horas del día), de acuerdo al siguiente proceso:

  • Determina el tiempo real de que dispones cada semana para estudiar. Para ello anota con detalle en el horario todas aquellas actividades que has de realizar obligatoriamente o frecuentemente, es decir, los tiempos fijos (ej, dormir, horas de clase, tareas de limpieza, trabajo remunerado, etc.). Una vez hecho lo anterior, quedaran en blanco aquellas horas que se pueden dedicar al estudio u otras actividades.

  • Analiza las asignaturas teniendo en cuenta los siguientes factores: el volumen de trabajo que conlleva, el grado de dificultad, los plazos de entrega de trabajos y fechas de exámenes, la exigencia del profesor, las metas que te has propuesto y tu motivación con cada asignatura.

  • Distingue entre estudio que "no cuesta" y estudio que "cuesta". El primero hace referencia a todas aquellas actividades preparatorias para el estudio, como pasar apuntes (¡no se recomienda!), o completarlos, revisar y hojear materiales, elaborar resúmenes y esquemas, etc. Y el segundo se refiere al estudio que exige mayor esfuerzo, concentración y uso de procesos cognitivos de más alto nivel para resolver problemas, memorizar de forma comprensiva, repasar, etc.

  • Establece el orden de estudio de las asignaturas. Para ello ten en cuenta tu perfil de concentración de manera que si eres de los que se concentran rápidamente puedes comenzar por las mas difíciles para pasar luego a las más fáciles, y si eres de los que tarda un poco más, puedes comenzar por las de dificultad intermedia, pasar después a las más difíciles, para acabar con las más fáciles. También es recomendable alternar asignaturas y tipos de actividades de estudio (ej, leer y subrayar frente a memorizar), dividir los trabajos en partes si son muy extensos o complejos, y en cualquier caso, dedícate en primer lugar a lo que te sea más difícil y deja para el final lo que más te guste hacer.

  • Fíjate objetivos realistas y concretos. A veces los estudiantes se dejan llevar por excesivos entusiasmos y sobrecargan su horario haciendo prácticamente imposible su cumplimiento. No olvides dejar horas "libres" para imprevistos, asignar tiempo para ocio, actividades extracurriculares, deportivas, etc, que son tan importantes para mantener el equilibrio en tu vida.

  • Teniendo en cuenta todo lo anterior, programa las sesiones diarias de estudio/trabajo completando los huecos que quedaban en blanco.


6. Se "flexible" con tu horario en el sentido de que si tienes una visita inesperada a la hora que tenías previsto estudiar, debes dedicar una cantidad igual de tiempo al estudio en el periodo que habías programado para ocio.


7. Es importante que seas constante. Es decir, que utilices el horario hasta que hayas adquirido el hábito de estudio/trabajo. Estudiar seis días a la semana, el mismo número de horas y a la misma hora facilita la aparición y consolidación del hábito. Es recomendable que separes periodos de estudio por breves periodos de descanso (5-10 minutos) y no al revés. No dejes ni un día en blanco de estudio que "cuesta". ¡Aprovecha aunque sólo sean 15 minutos!


8. Ten en cuenta que has de ser progresivo. Es decir, comienza con intervalos de tiempo de estudio cortos, dependiendo de lo "desentrenado" que estés, para aumentarlos progresivamente hasta que alcances el tiempo necesario para lograr tus objetivos.


9. Prueba el horario que has diseñado. Como estás intentando algo nuevo, es lógico y recomendable ajustarlo tras ponerlo a prueba por una semana. Recuerda no escribir nada que no estés realmente dispuesto a cumplir.


10. Recompénsate por el trabajo bien hecho y por cumplir con el horario.

Obstáculos para planificar y organizar el tiempo

Mal cálculo del tiempo y la consiguiente sobrecarga de tu agenda

  • Aunque pueda resultar algo tedioso, intenta observarte y estimar con precisión el tiempo que te lleva cada una de tus actividades.

  • Examina tus prioridades. A veces tendemos a realizar las tareas menos prioritarias en lugar de hacer cosas más importantes (ej, limpiar el cuarto vs. estudiar).

  • Pregúntate con frecuencia "¿Cuál es el mejor uso que puedo darle a mi tiempo?"


Estar demasiado disponible

  • Intenta controlar el "tráfico": no utilices el móvil, cierra la puerta, usa un cartel de "no molestar".

  • Intenta comunicarte asertivamente: "Realmente me gustaría salir contigo esta tarde, pero debo estudiarme estos temas sin falta".


La tiranía de lo urgente

  • Tanto el examen de mañana como una llamada requieren nuestra atención. Ambos son urgentes, pero ¿cuál es más importante?

  • Si estás siempre corriendo para completar tareas urgentes, probablemente significa que estás teniendo problemas para administrar tu tiempo, para identificar tus prioridades o acostumbrándote a procrastinar o postergar.

  • Aprende a delegar, o ignorar, las tareas que son urgentes pero no prioritarias (ej, si un amigo necesita un libro tuyo urgentemente, que venga él a buscarlo, o que se espere hasta mañana: tú "ahora" no puedes dejarlo todo para llevárselo).


Distractibilidad


Mantener altos niveles de atención y concentración requiere a veces mucho esfuerzo.

  • Intenta entrenar tu concentración mediante periodos breves e intensos de atención y esfuerzo. Diez buenos minutos de esfuerzo, con objetivos a corto plazo, pueden ser muy productivos.

  • Observa tu nivel de ansiedad: ¿Sabes por qué estás ansioso? ¿Puedes controlar la ansiedad? ¿Sabes relajarte?

  • Vigila tu tolerancia a la frustración ¿Te estás enfrentando con una tarea difícil que requiere más tiempo? Si pretendes hacerlo todo de golpe, es probable que no lo logres. La consecución de objetivos ha de ser progresiva. Intenta marcarte un ritmo.


El hábito de la procrastinación: "dejarlo para después" con demasiada frecuencia.


Todos procrastinamos nuestras responsabilidades de vez en cuando. La clave está en saber qué cosas "dejamos para luego", cómo y por qué - ¿Qué tareas son las que más evitas?, ¿Cuál es tu excusa favorita para postergarlas?

  • Algunas cosas las posponemos fácilmente porque son relativamente poco importantes, otras por nuestra inseguridad acerca de cómo deberíamos hacerlas, otras porque son sumamente importantes o particularmente difíciles. Revisa tus motivaciones.

  • Algunas personas temen fracasar debido a la importancia o dificultad de la tarea. Algunas temen al éxito porque hacerlo bien implicaría nuevas y mayores exigencias. Algunas personas son perfeccionistas y se niegan a intentarlo si no están seguros de un resultado perfecto. Algunos tienen muy baja tolerancia a la frustración y prefieren evitar el mal rato ¿Te Identificas con alguno de estos casos?


Miedo al fracaso.


"Si fallo en este examen, mis padres me matarán!, iNo soy un buen estudiante!" ¿Te suena familiar este discurso?

  • Nuestras autocríticas o descalificaciones "automáticas", esa voz crítica en tu cabeza, aumentan el estrés, pueden disminuir la motivación y la acción, distraer tu atención y concentración, reducir tu eficacia y, finalmente, brindarte una excusa para un mal resultado.

  • Analiza lo que te dices a ti mismo ¿ te motiva o te pone más ansioso? ¿te aleja o te acerca de tu objetivo?

  • Reemplaza esas críticas automáticas, esas luchas internas de pensamientos por acciones (¡siéntate y hazlo!). Es la única manera de avanzar y sentirte bien.


Perfeccionismo.

  • El perfeccionismo sirve para inhibir la acción, evitar complicaciones, liberar ansiedad y, finalmente, te brinda una excusa para un mal rendimiento (ej., realmente no lo he intentado, así que no es un indicador fiable de mi capacidad). Refleja un pensamiento tipo "todo o nada" (ej, cualquier nota por debajo de la matrícula de honor, sabe a suspenso, así que ¿para qué esforzarme? O también "no voy a ser capaz de concentrarme, entonces para qué lo voy a intentar").

  • Examina la motivación que subyace a tu perfeccionismo ¿Estás intentando evitar la acción por inseguridad o miedo?

  • Examina el valor relativo de lo que estás intentando hacer. Algunas cosas son suficientemente importantes como para que las realicemos a la perfección, pero la mayoría se satisfacen con un esfuerzo "bastante bueno".



Planificador semanal

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Planing diario

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Planificador diario

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Planificador anual

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