Estrés

El estrés es la respuesta natural y automática del cuerpo ante situaciones que resultan amenazadoras o desafiantes. La vida y el entorno, en constante cambio, exigen continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria.


En general, se tiende a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas, cuando en realidad es un proceso de interacción entre los eventos del entorno y las respuestas cognitivas, fisiológicas y motoras de la persona. Cuando la respuesta de estrés se prolonga y/o intensifica en el tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional, incluso, las relaciones personales o de pareja se pueden ver afectadas


El manejo del estrés implica cuatro pasos:

  • Reconocer y comprender las señales de estrés.

  • Identificar y comprender las fuentes de estrés (controlables vs no controlables).

  • Aprender a manejar las fuentes de estrés que se pueden controlar.

  • Aprender a manear la propia respuesta de estrés cuando las fuentes son incontrolables.


Señales de estrés

  • Físicas: músculos contraídos, problemas de espalda o cuello, dolor de cabeza, tics nerviosos, temblores, manos frías, temblorosas o sudorosas, alteraciones en el patrón sueño-vigilia, malestar estomacal, infecciones, fatiga, respiración agitada, palpitaciones, taquicardia, poliuria, boca seca, etc.

  • Emocionales/sentimientos: cambios de humor, nerviosismo, irritabilidad, hostilidad, miedo, confusión, etc.

  • Cognitivas/pensamientos: excesiva autocritica, preocupación por el futuro y temor al fracaso, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, pensamientos repetitivos y recurrentes sobre ideas o tareas, bloqueo mental, falta de interés, negación de los problemas, etc.

  • Conductuales/motoras: tartamudeo u otras dificultades del habla, llorar sin razón aparente, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, tener peleas (sobre todo y sobre nada), rechinar los dientes o apretar las mandíbulas, aumento o disminución del apetito, trabajar más horas, pero rendir menos. etc.


¿Cómo se produce el estrés?

Los eventos externos como generadores de estrés no necesariamente deben ser muy notorios o intensos, sino que sus efectos pueden "acumularse" hasta que se llega al limite. La forma en que se interpreta y se piensa sobre lo que nos ocurre, afecta a nuestra perspectiva y experiencia de estrés. En este sentido, con frecuencia, es nuestra interpretación lo que genera o potencia una reacción negativa de estrés, más que el evento o situación a la que nos enfrentamos.


Como ejemplo se puede tomar el caso de un alumno acostumbrado a matriculas y sobresalientes que obtiene aprobado en una asignatura. La idea de que esa nota le puede afectar a su expediente académico y, con ello, a sus posibilidades de conseguir una beca o trabajo al que aspiraba, puede tener un efecto amplificador o multiplicador en su nivel de estrés convirtiéndolo en ansiedad.


La reacción a las situaciones del entorno esta también afectada por el nivel general de salud y bienestar. Una persona que está siempre agobiada, que duerme poco y no come de manera equilibrada, probablemente disponga de menos recursos para afrontar situaciones difíciles. La clave está en lograr un equilibrio entre descanso, alimentación, ejercicio físico, trabajo-estudio y ocio.


¿Qué hacer ante el estrés?

Las estrategias para afrontar el estrés pretenden prevenir o controlar que los eventos internos o externos sobrepasen ciertos limites. En los casos en los que la situación que genera estrés es inevitable, como un examen, el desafío consiste en hacer frente a la situación de la manera más saludable posible, lo cual incluye no seguir realizando aquello que sabes, por tu experiencia, que no te ha dado resultado.

Para ello, se sugieren algunas estrategias que pueden ayudarte a hacer frente a situaciones de mucha tensión:

  • Haz todo lo que esté en tu mano para asistir a clase habiendo realizado las tareas encomendadas. La primera señal de que puedes tener problemas académicos es que estás faltando a clase.

  • Si no entiendes algo o tienes dudas, haz preguntas. Usa las tutorías del profesorado. En algunos casos, acude a compañeros para resolverlas. Se consciente de que aquello que no conoces es la clave para que sigas aprendiendo, pues lo importante es no quedarte con las dudas.

  • Haz un plan de estudio/trabajo que te permita organizar y aprovechar tu tiempo. Éste debe ser realista y equilibrado, incluyendo tiempo para comer, dormir, limpiar, hacer ejercicio físico, ir a clase, estudiar, ocio, etc. No incluyas nada que no vayas a cumplir.

  • Ponte objetivos a corto plazo relacionados con algo que quieras hacer hoy o en los próximos días y que contribuya a tus objetivos a largo plazo, de esta forma no tendrás que hacerlo todo en el último minuto. Así, consiguiendo algo cada día, aunque sea pequeño, te ayudará a sentir que avanzas.

  • Busca tus maneras de descargar tensión: yoga. pasear, ir al cine, bailar, bicicleta, etc.