¿Se puede adormilar
al deseo? ¿Se lo puede
acunar, arrullar,
aullar, mecer, dejar
en paz? ¿Es que se puede
pasar de largo, huir,
caerse del deseo?
Acaso quien no sea
música y se deje
morir, solo y a solas,
en el silencio, a secas.
Pero la Voz no muere.