Teoría del «error inicial»: en toda vida hay un error preliminar, aparentemente trivial, como un acto de negligencia, un falso razonamiento, la contracción de un tic o de un vicio, que engendra a su vez otros errores. Carácter acumulativo de éstos. Al respecto: imagen del tren que, por un error del guarda-agujas, toma la vía equivocada. Más justo sería decir por un descuido del conductor de la locomotora. Más justo todavía imputarle el error al pasajero, que se equivoca de vagón. Lo cierto es que al pasajero se le terminan las provisiones, nadie lo espera en el andén, es expulsado del tren, no llega a su destino.