En esta sección incluimos los principales resultados cualitativos del informe. Los datos fueron relevados a través de la encuesta en profundidad que difundimos en redes sociales y por canales privados. Obtuvimos 49 respuestas. El formulario sigue abierto por si quieres agregar tu proyecto.
Trazabilidad. Auditoría. Desintermediación. Economías circulares. Inclusión financiera. Empoderamiento. Tokenización. Financiamiento. Generación de valor compartido.
Estas fueron algunas de las palabras que se repitieron cuando preguntamos por las oportunidades que ven los proyectos en la web3. Seleccionamos las que mejor sintetizan el material recopilado:
Endangered Tokens Foundation: “Innovación en la forma de representar un valor. Transparencia, nuevas formas de coordinación de acciones e incentivos. Economía global”.
FUTURX: “Fortalecimiento integral de la comunidad | generar herramientas tokenizadas | generar pagos tokenizados | potenciar las experiencias | crear membresias”
Paisano DAO: “Contrahegemonia cultural, de lenguaje, accesibilidad y estetica, basada en los principios de solidaridad, disenso, colectividad y horizontalidad”.
United Species DAO: “Escalar el financiamiento climático a través de la tokenización de activos socio-ambientales, la legitimidad local de las decisiones territoriales dentro de los proyectos de financiamiento y la transparencia para los inversores y donantes”.
Urbánika: “No dependencia del Estado ni de los mercados. La realización de una economía, gobernanza, y comunicación entre pares, sin intermediarios, sin intermediarios, y sin necesidad de hospedar un servidor”.
Give4Forest: “Al tratarse de donaciones, garantizar la trazabilidad y transparencia en la gestión de fondos, así como garantizar el cumplimiento de los objetivos seteados en cada proyecto recaudado”.
Ahora bien, estas son las mismas palabras que luego se transforman en la base de campañas de marketing sin sustento, que alimentan un hype desmedido en forma de tecnosolucionismo, por ejemplo.
Como concepto, fue propuesto por Evgeny Morozov en 2013 en su libro To Save Everything, click here: the folly of Technological Solutionism: la idea de que todo puede ser solucionado a través de una app.
El problema de esta lógica, como resume Ekaitz Cancela en su libro Utopías Digitales, es que “esta utopía ha dado lugar a un mundo donde los capitalistas intentan solucionar cualquier problema –casi siempre creado por ellos mismos y sus modelos de negocio–, desde la desigualdad o la pobreza, hasta el calentamiento global, para ofrecer la libertad humana como un servicio privado”.
Específicamente en la web3, el tecnosolucionismo fue ocupado ya en 2016 por Brett Scott en un artículo académico donde estudió el rol de esta tecnología hacia un sistema financiero inclusivo a escala global. “La tecnología es todavía nueva, pero es evidente que tiene usos potencialmente poderosos en determinados contextos. Sin embargo, aunque la comunidad en torno a esta tecnología es entusiasta y experimental, sigue siendo proclive a la perspectiva elitista y tecnocéntrica de la cultura de las start-ups tecnológicas disruptivas”, concluyó.
En 2021, también fue utilizado por Oliver Jutel para describir el proyecto “Unblocked Cash”. Liderado y ejecutado por Oxfam desde 2019, su objetivo era utilizar la blockchain para distribuir fondos de emergencia con rapidez en zonas vulnerables a desastres naturales. El primer caso de uso fue en Vanuatu después del Ciclón Harald. Su impacto incluso le valió reconocimientos a nivel internacional. Pero Jutel concluyó que su aplicación estaba lejos de ser la adecuada.
Por el contrario, Jutel identificó al menos 4 problemas estructurales que gatillaron el fracaso del proyecto como solución. A saber, la brecha digital, la falta de regulación en torno a criptoactivos, las comisiones y la lentitud de la conversión entre criptomonedas y moneda local -justamente algunas de las principales desafíos identificados en este informe, que describiremos en la próxima seccióin.
Para cerrar, Oliver Jutel argumentó que el tecno-solucionismo es caldo de cultivo para la proliferación de otra tendencia tanto o más preocupante: el imperialismo blockchain, la idea de que la web3 “complementa y extiende el las prácticas tecno-colonialistas ya existentes, que delinean la vida social gracias a la extracción de datos”.
Al preguntar por los desafíos dentro de la web3, los tres que se repetían con mayor frecuencia fueron: 1) brecha digital, 2) financiamiento, 3) implementación técnica.
También hubo menciones a las dificultades sobre los marcos legales y jurídicos de cada país, así como el impacto ambiental que puede generar el uso de la web3, o la “repetición del espíritu extractivista de otras tecnologías”, pero en menor medida.
Si bien una gran parte de los proyectos ve un potencial transformador a escala masiva en las herramientas web3, cerca de 15 proyectos identificaron la brecha digital como uno de los principales factores que fricciona la adopción de estas tecnologías.
Las palabras clave que sirven para desglosar la brecha digital son: falta de conocimiento técnico, falta de accesibilidad en entornos rurales o remotos, onboarding y alfabetización digital, entre otros.
Algunas de las respuestas fueron:
Urbánika: “Necesidad de conocimiento básico sobre computación, antes siquiera de entender qué y cómo usar la blockchain”.
Impact NFT: "Adopción en comunidades, conectividad limitada, volatilidad de los mercados cripto, brecha arte digital/arte físico”.
AvalDAO: “La necesidad de educación en el uso de billeteras digitales y criptoactivos”.
OS City: “Consideramos que los gobiernos tienen la posibilidad de impulsar rápidamente la adopción de la identidad descentralizada a millones de personas. Sin embargo, el principal desafío es que comprendan qué es la DID y la web3 y su potencial democratizador”.
Mycelia: “barreras lingüísticas y culturales. acceso a herramientas y plataformas Web3 para comunidades tradicionales. onboarding process de proyectos indígenas. aceptación dentro de las Plataformas de Bienes Públicos como ahora con Gitcoin que rechazó 5 proyectos que ayudamos a presentar GG18"
Estas respuestas van en línea con una de las principales conclusiones de una investigación académica que analizó el nivel de preparación en América Latina para la introducción de tecnologías blockchain en políticas públicas. Publicada en enero de 2022, las autoras concluyeron que las tecnologías blockchain son, efectivamente, una “herramienta para reducir las ineficiencias que abren lugar a vulnerabilidades que resultan en corrupción, pero no representan una solución a esa corrupción per se”. Lo que más se necesitará en los próximos 10 años, agregan, será educación, tanto a nivel de políticas, representantes y público en general.
Por otra parte, consideramos extramadamente relevente la perspectiva socio-económico que relevó Paisano DAO: “Estamos en el privilegio, y no hay descentralización hasta que compartamos el privilegio con los que no han llegado aun a este ecosistema”.
Lo que nos invita a preguntarnos: ¿Quiénes son los que realmente se verán beneficiados con la introducción de estas tecnologías? ¿Cuánto falta para que su adopción sea realmente masiva?
De los 49 proyectos que respondieron la encuesta, 5 mencionaron explícitamente el financiamiento como uno de los principales desafíos dentro de la web3. Las respuestas que identificamos fueron:
Nación Bankless: “Fondeo sustentable”.
Biolumen: “Las economías de proyectos solo basadas en web3”.
WAGMI LATAM: “financiamiento”.
TalentDAO: “Mantener una tesorería sustentable sin recurrir a VCs o un modelo de negocio que no esté alineado con nuestra misión”.
Web3 Security LATAM: “Al ser una comunidad sin fines de lucro dentro de un ecosistema donde el dinero juega uno de los roles más importantes se hace difícil organizar el tiempo libre y conseguir colaboradores que aporten contenido de calidad a la comunidad sin buscar un rédito económico”.
Esto se suma a los hallazgos cuantitativos que desglosamos en la sección anterior –por ejemplo, que 40% de los proyectos no pagan sueldos a sus colaboradores– y las denuncias de nepotismo, conflicto de interés y otras malas prácticas dentro de los sistemas de grants en el ecosistema web3 dentro de la región.
Una de las preguntas que incluimos en la encuesta fue por las fuentes de financiamiento de los proyectos. Incluimos las opciones: Venta de Tokens (token nativo, NFTs), Gitcoin Grants, Sponsors web3 (protocolos, etc.), Sponsors no web3 (ONGs, instituciones públicas, etc.), Capitales de Riesgo, Auto-financiamiento, Otros.
Sin embargo, la pregunta no incluía la opción de varias fuentes de financiamiento ni una caja de texto para explicar otros detalles del modelo. Gracias al feedback que recibimos, entendemos que la poca cantidad de respuestas específicas a este apartado se dio en gran medida por este punto. Por lo tanto, no podemos llegar a estadísticas representativas para entender en mayor profundidad los modelos de negocios del ecosistema.
Ahora bien, al menos 5 proyecto respondieron que su única fuente de financiamiento son Sponsors Web3: Give4Forest, Mujeres en Crypto, Play4Change, Proof of Integrity y BueBio. Y es muy probable que decenas de proyectos más también dependan exclusivamente de Sponsors Web3.
Estos resultados, aunque no representativos, más las respuestas cualitativos que obtuvimos de la encuesta –que detallamos en la siguiente sección–, más denuncias y discusiones que venimos siguiendo como equipo de investigación, nos hace levantar tres potenciales problemas dentro del ecosistema “Web3 con Impacto Social en LATAM”: diversificación del financiamiento, conflictos de interés en línea editorial y denuncias de nepotismo.
Diversificación del financiamiento
El primer problema es una posible tendencia de proyectos con impacto social a poner todos los huevos en una misma canasta, lo que preocupa aún más considerando el mercado bajista que todavía atraviesa el ecosistema cripto en general.
Al analizar la data cualitativa de la encuesta, este es uno de los principales desafíos que identificó el equipo de Biolumen para el ecosistema web3 con impacto social en la región: “las economías de proyectos solo basadas en web3”.
Esta crítica no es nueva ni específica a la web3, por cierto, pero vale la pena reiterarla considerando la cantidad de proyectos enfocados en impacto social que nacen y desaparecen en los últimos años.
Conflictos de interés en la línea editorial
En segundo lugar, vemos que la dependencia de algunos proyectos a grants protocolo específicos, especialmente cuando se trata de proyectos que trabajan en el área de “Educación y Comunidad”, podría traducirse en contenido que repite discursos sin ofrecer perspectivas críticas, lo que podría alimentar el hype ya existente sobre la web3.
A la hora de pensar en el financiamiento proveniente de Sponsors Web3, el modelo más recurrente es 1) protocolos específicos que invierten en proyectos de impacto social para que desarrollen su producto o servicio sobre su blockchain, o 2) protocolos específicos que invierten en proyectos educativos para que generen contenido sobre esa blockchain en particular.
Un ejemplo del primer tipo son las CELO Grants, que ofrece “mentorías y capital a proyectos que están acelerando su desarrollo técnico y el ecosistema de CELO”. CryptoConexión, uno de los 37 proyectos que destacamos en este informe, elaboró un directorio de grants donde se pueden explorar los protocolos, especificaciones y modalidades de cientos de grants dentro del ecosistema web3.
Ahora bien, considerando que 47 de los 111 proyectos que relevamos para este informe trabajan en el área de Educación y Comunidad (43%), vale la pena concentrarse en el segundo tipo de patrocinio: protocolos que invierten en proyectos educativos para que generen contenido sobre el mismo protocolo.
Un ejemplo de este tipo de patrocinio son las rondas de financiamiento retroactivo que ofrece el protocolo Optimism. Sin entrar en mayores detalles, Optimism dispone cientos de miles de dólares para que los miembros de su comunidad los distribuya entre las mejores propuestas que reciben del mismo ecosistema.
En América Latina, el ecosistema de Optimism cuenta con gran popularidad. Sin ir más lejos, una delegada de su comunidad levantó aproximadamente 6 mil dólares (5.800 OP para ser más específicos, el token nativo de Optimism) para financiar “Rumbo Optimista - Hacia Ethereum México”.
Según la propuesta, los fondos se utilizarían para coordinar 4 eventos físicos, 3 Twitter Spaces y 1 Workshop Virtual sobre los principios básicos de Optimism a modo de preparación para la conferencia final, Ethereum México. En su rendición de cuentas mencionan que realizaron más eventos de los que prometieron, alcanzando a cientos de personas en el camino.
Por otra parte, el equipo de Espacio Cripto, “la comunidad web3 más grande en México y una de las más relevantes de habla hispana en LATAM”, según ellos mismos, recaudó cerca de 60 mil dólares de Optimism (45.600 OP) para “difundir la palabra sobre la Visión Optimista” en el ecosistema web3 en la región.
El punto que queremos levantar, más allá de Optimism, Rumbo Optimista o Espacio Cripto, es el potencial conflicto de interés que puede crearse entre el tipo de contenido producido gracias a estos grants y el protocolo que lo financia.
¿Es posible esperar que el contenido educativo financiado por protocolos incluya perspectivas críticas sobre el ecosistema web3 en general?
¿Es posible esperar que en eventos de introducción al “potencial de la web3”, a los contratos inteligentes y las Finanzas Regenerativas como los de Rumbo Optimista, aludan responsablemente a los problemas estructurales y sistémicos que aquejan a la web3? A saber: tecnosolucionismo, tecnocolonialismo e imperialismo blockhain, brecha digital, entre otros, como hemos mencionado en este informe.
Más aún: ¿Es posible esperar que el contenido educativo financiado por un protocolo incluya perspectivas críticas sobre sí mismo?
¿Es posible esperar que Espacio Cripto, en su podcast titulado “El futuro de la política: Optimism está cambiando el juego (...)”, por ejemplo, aluda a las denuncias por nepotismo dentro del mismo ecosistema Optimism en LATAM?
Nuevamente, esta crítica va mucho más allá de Optimism, Espacio Cripto o Rumbo Optimista. Es la misma crítica que la Economía Política le hace a la industria de los medios en general. ¿De dónde viene el dinero, y cómo estas relaciones determinan el contenido? O en otras palabras, y reduciendo la crítica a un extremo: ¿Podemos esperar independencia editorial de un medio de comunicación si recibe financiamiento de un régimen militar?
Para esta fase de la investigación no hicimos ningún análisis de contenido que sugiera alguna conclusión. Pero sería plausible hipotetizar que el contenido educativo financiado por un protocolo particular efectivamente termine por repetir las directrices y discursos del protocolo que los financia sin cuestionamientos.
Y como consecuencia, que las cientos o miles de personas que atienden a estos eventos de introducción a la web3, a las Finanzas Regenerativas o a algún protocolo específico, se suba a la tendencia –o al vagón, por ocupar otro término de la teoría de las comunicaciones– que alimenta el hype en la web3.
Nepotismo y otras denuncias
En tercer lugar, como equipo de investigación queremos decir que, si bien corresponden a hechos que no han sido investigados por un equipo periodístico o privado independiente, sí estamos conscientes de las denuncias por nepotismo dentro del ecosistema de grants para proyectos web3 enfocados en impacto social en la región.
Las últimas denuncias fueron hechas por distintos miembros de la comunidad en el foro de gobernanza público de Optimism. Básicamente, las acusaciones apuntan a un supuesto patrón en el que los proyectos sólo obtienen los fondos solicitados si es que sus líderes son cercanos a los delegados con poder de voto dentro la comunidad Optimism.
Uno de los comentarios llega a sugerir que el ecosistema Optimism de LATAM está redefiniendo el lema del protocolo: de impact = profit, el lema original, a “cronyism (nepotismo) = profit”.
En el mismo foro también denuncian que modus operandi se repite en las grants del ecosistema de Ethereum. Y no es coincidencia, continúan, que los nombres se repitan entre las personas/proyectos que postulan a fondos en Optimism y en Ethereum, aún cuando no tengan la experiencia suficiente.
Ahora bien, insistimos: estas denuncias no han sido investigadas por algún equipo independiente, por lo que sería irresponsable considerarlas como concluyentes.
De hecho, los delegados acusados de nepotismo crearon una nueva entrada en el foro de Optimism para desmentir, con supuesta evidencia, cada uno de los puntos.
Las acusaciones no se detienen en nepotismo. En las entradas también denuncian supuestas prácticas de apropiación e inflación del impacto conseguido por los proyectos en cuestión, falta de transparencia, colonialismo, sabotaje e incluso public goods washing, concepto en el que profundizaremos a continuación.
Para el futuro, sería de extrema importancia investigar estas denuncias en profundidad y llenar el vacío de investigación existente.
Por el momento, más allá de asumir posturas concluyentes y juicios de valor sobre cualquiera de las partes involucradas, esta situación es útil para vislumbrar las dificultades propias dentro del ecosistema de grants en de la web3.
Y, mirándolo en una escala mayor, también es una situación que da pistas para vislumbrar cómo estas innovaciones tecnológicas pueden caer rápidamente en los mismos patrones con los que supuestamente va a acabar.
El greenwashing refiere a campañas de marketing desplegadas por corporaciones para vender una imagen ecoresponsable cuando, al mismo tiempo, han concurrido en prácticas medioambientales cuestionables, por decir lo menos.
El término fue acuñado en 1986 por el ambientalista Jay Westerveld cuando notó que un hotel le solicitaba a sus clientes reutilizar las toallas para cuidar los corales y el océano. Sin embargo, Westerveld también notó que, más allá de este cartel, el hotel no tenía ninguna medida realmente profunda para cuidar al medioambiente. La campaña del hotel, hipotetizó, no está motivada por un interés real en el medioambiente. Está motivada por las ganas de reducir costos y mostrar una imagen pública verde.
Ejemplos de greenwashing datan al menos de 1960. Desde empresas de energía termonuclear publicando avisos de sus plantas al lado de lagos de agua prístina, a empresas petroleras promoviendo la protección medioambiental con peluches de insectos y animales, esta estrategia suele incluir información falsa o engañosa para “desviar la atención de los clientes hacia atributos atractivos de la empresa aún cuando estos son periféricos”.
La web3 no está exenta de estas tácticas. A mediados de agosto de 2023, sin ir más lejos, cuando una buena parte del ecosistema enfocado en impacto social y bienes públicos se preparaba para la 18ava ronda de la ronda de financiamiento de las Gitcoin Grants, el equipo anunció una alianza con Shell “para acelerar las soluciones climáticas” por 500 mil dólares a ser distribuidos entre los proyectos participantes.
Inmediatamente llovieron acusaciones por greenwashing. Hay opiniones mixtas, por cierto, pero la pregunta central es: cómo Gitcoin, un proyecto nuclear para la comunidad Ethereum, que trabaja para financiar proyectos de código abierto y bienes públicos, puede recibir dinero de una multinacional que ha sido acusada de ser cómplice activo en la violación a los derechos humanos de comunidades Ogoni en Nigeria durante los 90, entre muchas otras cosas.
Al greenwashing le han seguido el bluewashing –propaganda que utiliza el supuesto impacto social de las empresas para manipular la opinión–, el sportswashing –propaganda que utiliza eventos deportivos masivos– o el open-source washing: grandes empresas de Inteligencia Artificial que utilizan el término open source (código abierto) como estrategia de marketing para influenciar el mercado y la opinión pública.
Sobre el open-source washing, un artículo académico estudió la trayectoria de Open AI, la empresa detrás de Dall-E y ChatGPT, entre otros productos, para mostrar “cómo mutó desde una empresa sin fines de lucro enfocada en la humanidad a una empresa con fines de lucro aliada con Microsoft”. En este camino, argumenta el paper, la palabra open no tiene sustento empírico, se trata de un concepto vacío, y aún así es utilizada como herramienta de marketing.
El título del artículo, aunque en inglés, es elocuente: Open (For Business): Big Tech, Concentrated Power, and the Political Economy of Open AI.
Public goods washing
Lo anterior sirve para ilustrar una tendencia similar que identificamos durante la investigación: cómo algunos de los conceptos que están dominando el ecosistema web3 con impacto social en Latam –bienes públicos, regeneración e impacto social, al menos– pueden transformarse en meras estrategias de marketing que distraen la atención del impacto y la trayectoria real de los proyectos en cuestión.
Elinor Ostrom fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía. Lo recibió en 2009 después de una vida trabajando para demostrar cómo las comunidades pueden administrar eficientemente recursos naturales como bosques, campos o cuerpos de agua sin la necesidad de un gobierno o una compañía privada. A este tipo de recursos los denominó bienes públicos o bienes comunes.
A diferencia del marco conceptual imperante en el momento –la “tragedia de los comunes”, idea que propone que los recursos naturales siempre serán sobreexplotados si es que son manejados por una comunidad debido a los conflictos de interés y las dinámicas humanas–, Ostrom investigó, delineó y demostró la serie de principios bajo los que un recurso natural sí puede ser manejado a nivel comunitario, un bien que “está disponible a todos y cuyo uso por una persona no substrae del uso a otros”.
En el libro Blockchain Radicals: How Capitalism Ruined Crypto, Joshua Dávila ofrece una gran panorámica para explicar por qué la web3 es una herramienta con tanto potencial para abordar los nuevos mercados, sistemas de gobernanza, comunidades, etc., desde una lógica de bienes públicos. Y ya son miles de proyectos los que han adoptado este marco teórico y conceptual como propios.
Solo por dar un ejemplo: Gitcoin Grants una de las fuentes de financiamiento de mayor reputación en este ecosistema, ha distribuido cerca de 50 millones de dólares a 3.715 proyectos que dicen utilizar la web3 para desarrollar bienes públicos desde 2019.
Volvamos a los datos relevados en esta investigación. En nuestra encuesta, 6 proyectos mencionaron “bienes públicos” al menos una vez: Agroforest DAO, La Dream Machine, Mycelia, Crypto Conexión y Giveth mencionaron “bienes públicos” en al menos una sus las respuestas.
Ahora bien, también sabemos que Urbánika ofrece cursos virtuales y físicos sobre el manejo urbano de procomunes, una evolución del concepto de bienes públicos que critica, incluso, la ontología de los bienes públicos de Elinor Ostrom. Y también sabemos que Xcapit, startup fundada en Argentina, recibió en 2022 una certificación de bien público digital por parte de la Digital Public Goods Alliance.
Sin embargo, tal como argumenta el artículo Open (For Business), ya ha sido denunciado que algunos proyectos están cayendo en un public goods washing: proyectos colgándose de un concepto clave a modo de marketing sin tener sustento para corroborarlo.
En la entrevista que le hicimos para esta investigación, José Trajtenberg, cofundador de Xcapit, coincidió con la emergencia de este fenómeno a nivel general. El objetivo: “adornar cualquier tipo de emprendimiento para que sea más sexy de cara al inversor y al usuario”.
Ahora bien, para Trajtenberg no es ni blanco ni negro. Es natural que se dé este fenómeno, e incluso está bien, aseguró: es necesario para la difusión y el reconocimiento del concepto de bienes públicos digitales. Pero es necesario atenerse a estándares mínimos, controles rigurosos y responsables, durante el proceso que certifique que se trata de un bien público digital efectivamente.
Otra de las palabras claves que abunda en descripciones de grants, perfiles de redes sociales y foros públicos es regen, abreviatura para regeneración, palabra que alude a proyectos/personas alineadas con las Finanzas Regenerativas (ReFi).
Kevin Owocki, el fundador de Gitcoin, definió regen como “una preferencia cultural para financiar comunidades y bienes públicos por sobre (o en paralelo a) proyectos que esperan únicamente retornos de inversión para sus fundadores”. Regen funciona como juego de palabras con degen, abreviatura de degenerado o degeneración, concepto que alude a personas/proyectos que solo están interesados en dinero rápido, principalmente en el mundo de los NFTs.
La preocupación es la misma. Desde su instalación en el nicho web3 con impacto social, regen y ReFi han sido rápidamente adoptadas por cientos o miles de proyectos. Distintas personas ya temen que estas palabras clave se transformen en campañas de marketing vacías para atraer a inversores y el público general, bajo el lema de que su proyecto intenta salvar el planeta.
En menor medida, otros desafíos que se repitieron fueron los legales (marcos jurídicos y regulatorios), el “hype”, los desafíos técnicos propios de la blockchain (interoperabilidad y altos costos de desarrollo) y las narrativas concentradas exclusivamente en la especulación financiera, entre otros.
Urbánika: “Prejuicios por noticias sobre criptomonedas, por lo que la gente asocia blockchain con fraudes y especulación”.
Nueva Filosofía Tecnológica: “La dificultad de adopción masiva, así como el constante problema de que su mayor uso es la especulación financiera capitalista”.
Kokonut Network: “Sobrepasar las barreras de Twitter & proyectos que estan basado en 'Hype'”
Giveth: La experiencia de usuario, la mala reputación que tiene crypto con posibles aliados, la falta de certidumbre jurídica
Proof of Integrity: UX, facilidad de uso, costos, interoperabilidad entre diferentes blockchains, adopción
Para cerrar esta sección, queremos incluir el desafío declarado por Agustín Matteri, cofundador de United Species DAO, en la encuesta: “No repetir el mismo espíritu extractivista con una nueva tecnología”
De alguna manera, creemos que esta frase sintetiza todos los desafíos a nivel sistémico, sea con tecnologías web3 o cualquier nueva tecnología.