El neuropediatra está especializado en diagnosticar y tratar las patologías específicas del sistema nervioso desde los cero a los 18 años. Es un profesional que presta especial atención al neurodesarrollo y a las interferencias que sobre éste causan diversos trastornos. Los neuropediatras atendemos un espectro muy amplio de trastornos, la mayoría de ellos leves, pero también algunos graves y complejos.
Las enfermedades o trastornos neurológicos, incluso siendo leves, causan temor y
sensación de desconocimiento en los padres.
Lo adecuado es consultar con el neuropediatra ante preocupaciones tales como:
Retrasos en el desarrollo, global y motor.
Trastornos del Lenguaje.
TEA. ( trastorno del espectro autista)
Dolor de cabeza.
Sospecha de trastorno por déficit de atención con / sin hiperactividad (TDAH ).
Crisis epilépticas (ausencias, convulsiones, etcétera) con o sin fiebre.
Sospecha de retraso o discapacidad intelectual.
Trastornos del aprendizaje escolar como la dislexia.
Si se sospecha autismo de bajo o alto rendimiento o el llamado "síndrome de Asperger".
Si se sospecha malformación cerebral.
Cualquier otro síntoma, además de los mencionados, cuando pensamos que el sistema nervioso puede estar involucrado.
De cara a la consulta, especialmente la primera, es necesario darse cuenta que la mayor parte de las veces los problemas no son graves, por lo que cabe ser optimista. Aunque a veces preocupa mucho la incertidumbre, es fundamental hacer las pruebas necesarias antes de dar un diagnóstico claro si no es posible. Paciencia y entendimiento son buenos aliados.
IDEAS BÁSICAS ANTES DE LA VISITA AL NEURÓLOGO.
No es mala idea preparar con antelación la visita a la neuropediatra y llevar los datos básicos: qué es lo que le pasa al paciente, desde cuándo y a qué lo atribuye y cómo ha evolucionado el problema.
Es importante guardar los documentos relevantes que puedan tener relación con la visita: por ejemplo, si ya tiene test neuropsicológicos o de inteligencia en caso de sospecha de déficit de atención es conveniente llevarlos por si acaso son útiles, como también apuntar información sobre antecedentes familiares cercanos de algo similar o que tenga relación con la neurología o la psiquiatría.
Según el caso es frecuente preguntar por los antecedentes del embarazo y el parto, peso del niño al nacer, talla y lo que le medía la cabeza (este dato suele venir apuntado en la cartilla).
También es oportuno apuntar un boceto sobre el neurodesarrollo básico: cuando empezó a sentarse, andar, a hablar, si tuvo que ir al logopeda, si hay alguna prueba antigua relacionada con la visita, etc.
El mejor tratamiento es siempre un buen diagnóstico.
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