"Evans Fodrini"
por Nelson Guerra.
Evans Fodrini representa de manera paradigmática la búsqueda de un lenguaje que, además de propio, sea el de un pueblo que pese a su centenaria independencia, aún se expresa según moldes importados.
Formado en el Taller Maldonado del Maestro Manolo Lima y por ende heredero de la rica tradición que legara Joaquín Torres García, capta primero, y cristaliza después, una norma inefable de contemplar y transmitir la realidad, ajustando valores a la regla recibida, en una infatigable tarea de aprendizaje imprescindible para alcanzar el plano en el que puede aparecer el creador, sustentado por la seguridad del oficio bien adquirido.
La naturaleza muerta, el bodegón, luego del paisaje y el retrato junto al desnudo, forman parte de una larguísima aula, en la que Fodrini se obligó denodadamente, sin permitirse transgresiones, sin intentar quemar etapas forzando imaginerías o efectismos caprichosos, de esos que a veces lanzan tempranamente a un pintor a las vidrieras de las galerías.
Generalmente quienes así actúan, terminan naufragando en el “cliche”, esclavizados de por vida a copiarse a si mismos. De aquella y larga época, surgen importantes jalones, especialmente en los retratos y desnudos, y más acá, ya evidenciando el trabajo casi alquímico que Fodrini desarrollaba en la soledad de su taller, diseccionando el color y transmutando las formas, aparecen unos peculiares puertos que lo lanzan hacia un merecido y ascendente renombre. De ahí en más comienza la etapa realmente creativa, el desarrollo de ese lenguaje del que hablábamos al comienzo.Como descorriendo un velo sobre paisajes plenos de misterio, pero con el espíritu de la verdad, nos enfrentamos hoy a las “ALEGRIAS”.Aquí la pericia plástica de Fodrini alcanza su hito más importante hasta la fecha, descubre la anécdota , integra claramente el sentimiento y es así que nos representa de la manera que ni quisiéramos, porque pese a todo, Fodrini sigue siendo, como lo afirma Manolo Lima, un pintor “ajeno a las fanfarrias del éxito y a las aventuras del vidrierismo de moda”.
"Evans Fodrini: El Lenguaje Primordial", por N.A.G Diario "Sol del Este" (Punta del Este, 1984).
Evans Fodrini es un pintor no sólo por su escuela ( la herencia de Torres García a través del Taller de Maldonado y Manolo Lima) sino desde sí mismo. A quien lo trata personalmente no se le puede escapar que la pintura es un elemento inexcusable hasta de su forma de ser. Tal vez allí radique la razón por la que Fodrini logra que sus obras tengan un puro lenguaje plástico, sin mixturas no mestizaje. Por otra parte está el valor artístico de cada obra. En ese análisis encontramos a Fodrini con vario años de pintura (pese a su juventud) con muchas búsquedas concretadas, con una enormidad de ensayos y experiencias concluidos, de los que sale el pintor que, si bien se supera y progresa, indudablemente hace mucho que ya está.
EL COLOR
Fodrini es un magistral artífice del tono. Su obra comienza desde un color maestro, una directriz, desde la que comenzarán a fluir los ritmos y las armonías de la obra. El artista no se aparta ni un átomo de la exactitud de las correspondencias. La luz aparece como un signo de totalidad, se diluye en esfuminos, se contrae para ser exacta referencia de también exacta sombra, y aún se torna en borrón de deslumbramiento donde el pintor quiere que sólo quede iluminada una ausencia. La paleta baja pero capaz de afrontar riesgos, que maneja Fodrini, favorece, por otra parte la intimación del espectador con lo que se propone.
LA FORMA
Un diseño correcto pero jamás exquisito, sin sobrecargas, sin alarde pero sin fruslerías de comics o de plumistas, cumple el perfecto papel de continente del mensaje plástico. Es la coma, el guion, el interlineado de su puro lenguaje. Pero es además el resultado primario de ese ademán que el mundo le hace al pintor: la motivación del hecho cotidiano y por ende universal.
Por eso en Fodrini la forma se sustenta con lo imprescindible, una magnífica síntesis, que jamás se transforma en esquematización displicente; ella contiene lo esencial, un poco de luz de todos los días que no tenemos tiempo de ver, hasta que el arte nos suprime por unos instantes la prisa; una sonrisa del alma de un objeto casi sin importancia, un mucho de lenguaje primordial, el universalismo y sutil y antiquísimo de las grutas de Altamira y más allá.
"Evans Fodrini: La Pintura Ensimismada", por N.A.G.
A partir del próximo 28 de marzo, en el anexo del Círculo Italiano, la población de Maldonado tendrá oportunidad de visitar una nueva muestra de Evans Fodrini. Este reconocido plástico fernandino habrá de presentar 24 obras de verdadera importancia, fruto de su última producción, en las que es posible apreciar la eclosión final, y hasta se diría que felizmente terminada de un propósito plástico madurado en el trabajo constante y en la dedicación sin horario ni descanso con que han sido dadas a luz.
El óleo, tratado con la singular maestría que impone la teoría Torresgarciana, adoptada por el fructífero pasaje formativo que nuestro artista recibiera del Taller Maldonado y de la dirección, que aún se evidencia, del maestro Manolo Lima, cobra en cada cuadro esa lujosa penumbra, esa satinada opacidad que los personaliza al punto de hacer innecesaria la firma.
La figura,, esbozada con la síntesis exacta para sostener el color, resuelta a trazo de pincel, y muestra esa sinceridad que sólo puede dar el artista que desprecia la geometrización, lo áridos esbozos previos, y que organiza su obra con la alegría de irla descubriendo a medida que se sumerge en ella, en una muy poco frecuente simbiosis entre el creador y su materia.
La ecléctica selección del tema, maternidades, desnudos y figuras infantiles, junto a naturalezas muertas, marinas y paisajes portuarios, no impide para nada la homogeneidad de la muestra, al punto que aún los paisajes que Fodrini trajera de su reciente visita a Brasil, especialmente a Río de Janeiro, se integran para transmitir el mismo mensaje plástico. De todas las obras emana como una máxima intraducible para la lengua, el cautivante acento de riquísimas inflexiones de una omnipresente sensación.
El tiempo se detiene, con la misma recóndita paz ensimismada, en los ojos de un niño, o en un barco amarrado al muelle, como así también en los pies deformados de una trágica maternidad o los pálidos horizontes de Guanabara. Nada importa la excusa temática, aquí está siempre la pintura, pensándose, sintiéndose a sí misma. A los 27 años (13 de pintor a toda hora) Evans Fodrini le está dando a Maldonado, quizás, los más enamorados toques de una obra que se nos va.
Lamentable o felizmente, según como se mire, ya los puntos altos de su producción emigran con alarmante facilidad, Argentina, Brasil, España y Estados Unidos (USA) ya han manifestado y concretado la avidez por su obra.
Tal vez no nos quede mucho tiempo para apreciar la presencia entre nosotros de un pintor de los quilates de Fodrini, galardonado justificadamente en la reciente muestra de San José, y cotizado en las mejores Galerías de Brasil y Uruguay, es muy posible que este valioso pincel se vaya tras la ya iniciada emigración de sus cuadros.
Por eso vale la pena reiterar la invitación más perentoria para visitar la muestra que nos ofrece desde el 28 de marzo, en los Salones del Anezo del Círculo Italiano de Maldonado.