La energía hidroeléctrica, que aprovecha la energía del agua en movimiento, representa una forma de energía limpia bien establecida y ampliamente utilizada. Consiste en el uso de presas y turbinas hidráulicas para convertir la energía potencial y cinética de los cuerpos de agua, como ríos y embalses, en electricidad. La fiabilidad y flexibilidad de la energía hidroeléctrica la convierten en un activo valioso para satisfacer las demandas de electricidad de diversas regiones, ofreciendo estabilidad a la red y capacidad para almacenar energía a gran escala mediante centrales hidroeléctricas de bombeo.
Además, la energía hidroeléctrica desempeña un papel crucial en la integración de fuentes intermitentes de energía renovable, como la eólica y la solar, al proporcionar una fuente fiable y controlable de electricidad limpia. Su capacidad para apoyar la estabilidad y la resistencia de los sistemas energéticos hace que la energía hidroeléctrica sea un componente indispensable de la transición a la energía limpia, contribuyendo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la promoción de la seguridad y sostenibilidad energéticas.