Actividad 1:

Crea tu diario

Ejercicio 2:

01/05/2020

Hola, me llamo Anna y tengo 15 años. Estoy realizando este proyecto y no estoy en el instituto porque está cerrado. No está cerrado porque sea fin de semana, algún puente o no sea horario lectivo. Está cerrado por culpa de una pandemia y porque toda la población española estamos confinados. Esta enfermedad ha acabado con la vida de muchas personas y ha hecho sufrir a muchas otras.

¿Qué quiere decir que estamos confinados? El diccionario lo define así: Encerrarse voluntariamente en un lugar, generalmente apartado de la gente, para llevar a cabo una tarea que requiere una especial concentración, silencio o tranquilidad. A día de hoy mucha gente definiría confinarse como sinónimo de: aburrimiento, mucho estrés, agobio, etc.

Mi confinamiento: El 13 de marzo del 2020 cerraron mi instituto. Ese día yo estaba esquiando en las colonias, que se hacen cada año en el curso de tercero. Ningún virus ni pandemia impidió que nos lo pasáramos genial. Intentábamos no relacionarnos con mucha gente y seguir las medidas de protección y seguridad, tanto en el hotel en el que estábamos, como en las pistas de esquí. Todo se volvió gris el día que volvimos (viernes), que era el mismo en el que se había cerrado el instituto.

Como el instituto estaba cerrado cuando llegamos, nos abrieron el edificio para sacar todos los libros de texto y otros materiales que guardábamos dentro de la taquilla y por lo tanto, los familiares nos tuvieron que traer la llave. Desde ese día no he vuelto a pisar mi instituto ni he vuelto a ver mis amig@s ni compañer@s.

Sé de gente que lo ha pasado muy mal, porque se le ha muerto algún familiar, muy joven, y no ha podido asisitir a su funeral o estar a su lado durante sus últimos días. Por lo tanto, solo puedo decir gracias. Gracias porque todos mis familiares estan bien de salud.

Eso sí, echo muchísimo de menos a mis primas, todos los lunes que íbamos a casa de mi abuela, aunque las llamo día sí, día también; echo mucho de menos quedar con mis amigas, verlas cada día y reír. Reír mucho. Echo de menos tod@s mis comapñer@s de clase, a todo el profesorado; el baloncesto: quedar antes con amig@s y prepararnos para pasar un buen rato, todos los días de partido, saber que está todo tu grupo de amig@s arriba en la grada animándote y apoyándote. Lo echo mucho de menos.

A los que más echo de menos son a mis abuelos, a los que llamo constantemente y hacemos videollamadas muy divertidas. Tengo clarísimo que cuando se sepa seguro que las personas mayores ya no están en riesgo de peligro de contagio, lo primero que haré va a ser ir corriendo a casa de mis abuelos y abrazarlos con todas mis ganas.

También me duele un poco no poder ver el crecimiento de mi prima pequeña, a la que quiero muchísimo. Cada vez que hago alguna videollamada con ella me doy cuenta de que está creciendo mucho y que está pasando de ser una niña y la pequeña de la família a convertirse en una pequeña, aún, adolescente. Ya no a nivel físico sino también a nivel psicológico. Me encanta que cuando hablamos me sigue contagiando esa sonrisa sincera que tiene ella.

Sinceramente, tengo un poco de duda y miedo por el verano que nos espera. ¿Podré abrazar a mis seres queridos? ¿Podré ir a la playa tranquila sin ninguna preocupación? ¿Podré quedar tranquilamente con gente sin estar con una mascarilla que me tape toda la cara? Sé que la respuesta de estas preguntas es no y me hace un poco de rabia, porque después de casi dos meses sin poder estar físicamente al lado de nadie tendremos que seguir, en cierto modo, igual.

No todo es malo, también me anima saber que dentro de esta gran pesadilla cada vez mueren menos personas y me alegra pensar que si todo el mundo pone de su parte, juntos podremos combatir el virus y volver a la realidad. Esa realidad que no valorábamos tanto nunca, pero que seguro que cuando volvamos es lo primero que vamos a hacer.