Se trata de una relación muy individualizada, flexible, capaz de adaptarse y aplicarse a lo concreto, respetando la individualidad y las características personales de cada paciente; la relación profesional-paciente a la que conduce es muy especial y diferente de la de cualquier otro acto médico y psicológico.
Ninguna técnica de abordaje es mejor que otra o universalmente válida; sin embargo la personalidad y la preparación del asistente en conceptos tanatológicos generales suele ser más importante que el método utilizado.
Desde hace unos años la asistencia en fase final, en el sentido estrictamente de psicoterapia, suele llamarse actividad de consejo (counseling) o psicoterapia de apoyo.
En Desarrollando Humanos nosotros le llamamos Acompañamiento Tanatológico.