SANGRADO EN HERIDAS COMPLEJAS
Heridas torácicas
Heridas abdominales. Evisceración.
Heridas por aplastamiento.
Empalamientos
Heridas con fracturas expuestas
HERIDAS TORÁCICAS
El traumatismo torácico (TT) incluye todo traumatismo sobre los pulmones, la caja torácica, el corazón, los vasos intratorácicos y el resto de estructuras mediastínicas. Representa la segunda causa de muerte por traumatismo en la infancia, tras los traumatismos craneales.
Según su mecanismo de producción, se pueden clasificar a los traumatismos torácicos en: abiertos o penetrantes, y cerrados o no penetrantes.
TRAUMATISMOS PENETRANTES O ABIERTOS
• Herida de arma blanca: - Punzantes
- Cortantes
• Heridas de proyectil de arma de fuego: - De baja velocidad (< 750 m/s)
- De alta velocidad (> 751 m/s)
• Misceláneas ( Otros elementos lesivos internos o externos)
TRAUMATISMOS NO PENETRANTES O CERRADOS
• Acción directa ( golpe o choque directo)
• Acción indirecta - Compresión
- Alteración de la velocidad
- Aceleración brusca
- Desaceleración brusca
- Torsión
- Deslizamiento
- Inmersión
Hay 6 lesiones rápidamente fatales: obstrucción de la vía aérea, neumotórax hipertensivo (aire entre el pulmón y la pared torácica, que en ocasiones se denomina colapso pulmonar), neumotórax abierto, taponamiento cardíaco (aumento de la presión sobre el corazón causado por la acumulación de sangre a su alrededor), hemotórax masivo (acumulación de sangre entre el pulmón y la pared torácica), y tórax inestable.
Hay 6 lesiones potencialmente letales u ocultas: lesiones traqueobronquiales, ruptura diafragmática, lesión esofágica, contusión pulmonar, ruptura aórtica, y contusión miocárdica.
Hay 6 lesiones no necesariamente letales: neumotórax simple (evidente u oculto), hemotórax simple, enfisema, fracturas costales, fractura de esternón o fractura de escápula.
¿Qué hacer en caso de una herida en el tórax?
Los síntomas incluyen dolor, que generalmente empeora con la respiración si la pared torácica se lesiona, y en ocasiones la falta de aliento. Los hallazgos más comunes incluyen dolor de pecho, equimosis, y dificultad respiratoria; hipotensión o shock pueden estar presentes.
Tratamiento de las lesiones torácicas
Medidas de apoyo a la respiración y a la circulación
Tratamiento de la lesión específica
En cualquier lesión, si es necesario, el médico toma medidas para apoyar la respiración y la circulación. Se puede administrar oxígeno (por ejemplo, mediante gafas nasales, mascarilla, o por medio de un tubo de respiración) y líquidos por vía intravenosa o, en ocasiones, transfusiones de sangre. Las personas con lesiones torácicas graves requieren ingreso hospitalario. Pueden administrarse medicamentos para aliviar el dolor (analgésicos, e incluso morfínicos)
La mayoría de los traumatismos torácicos 75-85 % se solucionan con maniobras salvadoras de vida y o procedimientos quirúrgicos menores:
Coniotomía o Cricotiroidotomía y Punciones traqueales.
Drenaje pleural.
Pericardiocentesis
En traumas cerrados, se debe evaluar: la profundidad y la simetría de la pared, y la excursión torácica. Se auscultan los pulmones, la pared torácica entera y el cuello son inspeccionados y palpados. Los pacientes en dificultad respiratoria deben ser monitoreados con evaluaciones seriadas de estado clínico y de oxigenación, más ventilación (p. ej., con oximetría de pulso). Siempre se debe colocar vía periférica o central para administrar sueros y/o medicamentos; y si es necesario colocar oxígenoterapia a bajo flujo.
CONIOTOMÍA Y PUNCIÓN TRAQUEAL
En la emergencia, ante una obstrucción aérea con la necesidad de una traqueostomía, pero con imposibilidad de realizarla, se puede recurrir a dos prácticas efectivas de rápida ejecución: La coniotomía y las punciones traqueales.
NEUMOTÓRAX A TENSIÓN
Ante la sospecha de "Neumotórax a Tensión", se debe realizar una "toracocentesis" (punción pleural) con catéter (se puede utilizar un Abbocath-T de calibre grueso. La vía de acceso de elección es la anterior, 2º espacio intercostal a nivel de la línea medioclavicular.
En los pacientes de trauma con dificultad respiratoria o shock y sonidos de respiración disminuidos,
el drenaje o la colocación de un tubo de drenaje pleural se pueden hacer antes de que se obtengan los estudios por imagen.
En el video vieron una válvula con "trampa líquida" dad para la jeringa sin el émbolo. Pero se puede fabricar una válvula con un dedo de goma extraído de un guante de látex, yse puede improvisar una válvula que permite la salida del aire del neumotórax a tensión, y se colapsa al inspirar.
Las heridas torácicas penetrantes no deben probarse. Sin embargo, su ubicación ayuda a predecir el riesgo de lesiones. Las heridas de alto riesgo son aquellas mediales a los pezones o escápulas y las que atraviesan el pecho de lado a lado (es decir, que entran y salen de un hemitórax la otra). Tales heridas pueden lesionar el hilio o los grandes vasos sanguíneos, el corazón, el árbol traqueobronquial, o raramente el esófago.
Las heridas torácicas penetrantes no deben probarse. Sin embargo, su ubicación ayuda a predecir el riesgo de lesiones. Las heridas de alto riesgo son aquellas mediales a los pezones o escápulas y las que atraviesan el pecho de lado a lado (es decir, que entran y salen de un hemitórax la otra). Tales heridas pueden lesionar el hilio o los grandes vasos sanguíneos, el corazón, el árbol traqueobronquial, o raramente el esófago.
Si se trata de una herida abierta, prepare un apósito con compresas estériles y fíjelas únicamente por tres lados, sin tapar la herida por completo. Si no tiene compresas, utilice un paño o una toalla limpios. Si hubiera un cuerpo extraño en la herida, no intente extraerlo.
TAPONAMIENTO CARDÍACO
El taponamiento cardíaco es una condición que implica la compresión del corazón causada por la acumulación de sangre o líquido en el espacio entre el miocardio o músculo cardíaco y el pericardio o saco que recubre al corazón (Hemopericardio). Esto impide que los ventrículos se expandan completamente. El exceso de presión del líquido impide que el corazón trabaje normalmente y como resultado de esto, el cuerpo no recibe suficiente sangre. Existen muchas causas, pero en este caso hablamos de causas traumáticas y el diagnóstico es paciente con trauma torácico que presenta la "tríada de Beck".
La tríada de Beck consiste de:
Ruidos cardíacos muy alejados,
Hipotensión, y
Distensión de las venas del cuello (ingurgitación yugular).
Este último signo refleja el aumento de la presión venosa central (PVC) (generalmente 12-15 cm H2O) y esta presente en casi todos los pacientes. Se observa en ocasiones el signo de Kussmaul, aumento de la presión venosa central durante la inspiración.
Se administran líquidos I,V. (buscar vía periférica o central) para mantener la presión arterial normal hasta que se pueda drenar el líquido alrededor del corazón. Asimismo, los medicamentos que aumentan la presión arterial (Dopamina) también pueden ayudar a mantener a la persona viva hasta que se drene el líquido. Se puede administrar oxígeno para ayudar a reducir la carga de trabajo del corazón al disminuir la demanda de flujo sanguíneo de los tejidos.
Se debe drenar el líquido que se encuentra alrededor del corazón lo más pronto posible. Se realizará una "Pericardiocentesis" (punción pericárdica), que es un procedimiento que utiliza una aguja para extraer líquido del tejido que rodea el corazón.
Excepto en emergencias, la pericardiocentesis y la colocación de un drenaje pericárdico se debe realizar en un hospital, y especialmente en un servicio de hemodinamia, dado que es un procedimiento que puede complicarse con la muerte del paciente, debe realizarse bajo guía ecocardiográfica en una sala de cateterismo cardíaco con la supervisión de un cardiólogo o un cirujano torácico, siempre que sea posible. Debe contarse con acceso inmediato al equipo de reanimación.
Pero en el caso de tener que hacerlo de urgencia (paciente muy grave y estar muy lejos el lugar de destino para el traslado), si el personal médico así lo decide, se hará en la ambulancia (quieta). Se recomienda sedación intravenosa (p. ej., con 0,1 mg/kg de morfina o 25 a 50 mcg de fentanilo sumado a 3 a 5 mg de midazolam). El paciente debe permanecer en decúbito supino, con la cabeza elevada 30° respecto de la posición horizontal. Como en la ambulancia no contaremos con un ecógrafo para guiarnos hasta el pericardio, usaremos el electrocardiógrafo o el monitor del Desfibrilator Externo Automático (DEA). El electrocardiograma (ECG) nos ayudará con el posicionamiento de la aguja. La monitorización electrocardiográfica resulta fundamental para detectar las arritmias producidas o la "corriente de lesión" cuando se contacta o se pincha el miocardio. Para ello, se conectan los cuatro cables de las extremidades (rojo en brazo derecho, amarillo en brazo izquierdo, verde en pierna izquierda y negro en pierna derecha), y el quinto cable correspondiente a las derivaciones precordiales se conecta a una pinza cocodrilo (si el electrocardiógrafo tiene seis cables precordiales, se utiliza el negro y se pone el selector en V5). De esta manera, se convierte a la aguja en un electrodo guía.
Con todo preparado, realizar desinfección y antisepsia del área, justo por debajo del esternón o del pezón izquierdo. Se aplicará anestesia local de piel y tejido subcutáneo (lidocaína al 1-2% en la zona.
Luego debe ensamblarse una aguja de 75 mm y diámetro 16 ó 18 con bisel (muesca) corto a una válvula de 3 vías y una jeringa de 30 ó 50 mL. El pericardio puede abordarse a través del ángulo xifocostal derecho o izquierdo o desde la punta del apéndice xifoides con la aguja en dirección interna, superior y cerca de la pared torácica. Se conecta la parte distal metálica de la aguja a la pinza cocodrilo que va a el electrodo V5 (cable negro); y se comienza el monitoreo o el trazado de ECG. Se introducirá una aguja o Abbocath-T y la guiará muy lentamente hasta el tejido que rodea el corazón. Se avanza la aguja mientras se aplica aspiración constante con la jeringa, y se mira de reojo el monitoreo ECG. Muy lenta progresión y cuando el trazado electrocardiográfico nos muestre la "corriente de lesión" que es un supradesnivel del segmento ST (microinfarto por lesión con la aguja), significa que tocamos el músculo cardíaco (miocardio). Simplemente retiramos unos milímetros y cuando se normaliza el trazado, estamos en el pericardio y concordará con la salida de liquido o sangre al succionar. No nos debemos mover más. Una vez en su sitio correcto, la aguja debe fijarse bien cerca de la piel para evitar que avance más de lo necesario y que ingrese en el corazón o lesione un vaso coronario. Se conecta la aguja a una guía de suero y se drena el líquido hacia recipientes. Generalmente, se deja el catéter en su sitio, de manera que el drenado pueda continuar por varias horas. Si es necesario se detiene el drenaje con la llave de triple vía.
Esquema de la pericardiocentesis percutánea subxifoidea:
A: Esquema de la técnica de pericardiocentesis percutánea subxifoidea con control de presión intrapericárdica y ECG.
B: Visión lateral de tórax esquemática mostrando punto de introducción y ángulo de inclinación de la aguja de punción para evitar pleura y peritoneo.
C: Esquema de ECG obtenido mediante conexión de una derivación precordial a la aguja de punción mediante una pinza “cocodrilo”. Los 2 primeros complejos muestran morfología epicárdica normal mientras se progresa con la aguja de punción. Los complejos 3º y 4º muestran onda de lesión tipo potencial de acción por punción accidental del miocardio. El último complejo vuelve a ser normal tras la retirada de la aguja y pérdida de contacto con el miocardio.
En este video, se muestra una pericardiocentesis de emergencia cuando no se dispone ni siquiera de un electrocardiógrafo.
Con la extracción de tan solo 50 c.c. de sangre ya se puede comprobar la mejoría del paciente.
HERIDAS ABDOMINALES
El abdomen puede lesionarse de muchas formas. La lesión puede afectar únicamente al abdomen, o también otras partes del cuerpo. Estas lesiones pueden ser relativamente leves o muy graves.
El traumatismo abdominal es el responsable del 10% de las muertes traumáticas. Representa el mayor porcentaje de muerte evitable en el paciente politraumatizado por retraso o falta de diagnóstico.
A menudo los traumatismos abdominales se clasifican en función del tipo de estructura dañada y de cómo ocurrió la lesión. Las estructuras implicadas incluyen:
Pared abdominal
Órganos sólidos (es decir, el hígado, el bazo, el páncreas y los riñones)
Órganos huecos (es decir, el estómago, el intestino delgado, el colon, los uréteres y la vejiga)
Vasos sanguíneos
Los traumatismos abdominales también se pueden clasificar en función de si la lesión es:
Contusa o cerrada - Traumatismos cerrados: Representan el 80-90% de los casos, siendo la causa más frecuente los accidentes de tráfico (68%). La piel no presenta pérdida de solución de continuidad, por lo que las lesiones son producidas principalmente por tres mecanismos:
• Aumento de la presión abdominal: Produce lesiones por estallido. Es el mecanismo típico del cinturón de seguridad.
• Compresión: Se producen lesiones por aplastamiento.
• Desaceleración: La desaceleración brusca puede producir desgarros en los vasos, mesenterio y en los distintos puntos de anclaje de los órganos abdominales.
Penetrante o Traumatismos abiertos: La piel presenta pérdida de solución de continuidad (heridas). Se dividen en varios tipos:
• Por arma blanca
• Por arma de fuego
• Heridas por asta de toro o similar.
• Otros (accidentes laborales, empalamientos, etc.)
Un traumatismo cerrado puede implicar un golpe directo (por ejemplo, una patada), el impacto de un objeto (por ejemplo, una caída sobre el manillar de una bicicleta), o una disminución brusca de la velocidad (por ejemplo, una caída desde una altura o un accidente de tráfico).
El bazo (25%), el hígado (20%) y los riñones (15%) son los dos órganos que se lesionan con mayor frecuencia, mientras que los órganos huecos tienen menos probabilidad de sufrir lesiones (colon 12%, intestino delgado 10%, diafragma 5%).
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Los traumatismos penetrantes ocurren cuando un objeto atraviesa la piel, por ejemplo, como resultado de una herida por arma de fuego o una herida por arma blanca (puñalada). Algunas lesiones penetrantes afectan solo a la grasa y a los músculos situados debajo de la piel y son mucho menos preocupantes que las que entran en la cavidad abdominal.
Heridas por arma de fuego: Se consideran de alta energía y la cantidad de tejido dañado es mayor con las armas que disparan proyectiles a mayor velocidad. Las heridas por proyectiles de alta velocidad transfieren más energía cinética a las vísceras abdominales. Una herida por arma de fuego que penetra en la cavidad abdominal casi siempre causa importantes lesiones. Las heridas por arma de fuego pueden causar lesiones intra-abdominales adicionales debidas a la trayectoria, el efecto de cavitación y la posibilidad de fragmentación del proyectil. La trayectoria de un proyectil no siempre es lineal, pudiendo provocar lesiones devastadoras de tejidos internos a pesar del aspecto insignificante de la herida externa. Por este motivo, es conveniente explorar todas las heridas penetrantes del abdomen por arma de fuego. Los órganos lesionados con mayor frecuencia en las heridas por arma de fuego son: el intestino delgado (50%), el colon (40%), el hígado (30%) y las estructuras vasculares abdominales (25%).
Los órganos abdominales se encuentran dentro del abdomen e Incluyen el estómago, el duodeno, la arteria aorta abdominal, el bazo, el hígado, la vesícula biliar, el intestino grueso (colon), el intestino delgado, vejiga, útero (en las mujeres). Y debemos tener en cuenta los órganos retroperitoneales: los riñones.
El abdomen se puede dividir en nueve (9) cuadrantes:
Hipocondrio derecho,
Epigastrio,
Hipocondrio izquierdo,
Lumbar o flanco derecho,
Umbilical o mesogastrio,
Lumbar o flanco izquierdo,
Fosa ilíaca derecha,
Hipogastrio, y
Fosa ilíaca izquierda.
De acuerdo a:
En que cuadrante se encuentre la herida,
En que dirección se produjo, y
La profundidad de la misma;
Podemos sospechar que órganos pueden estar afectados.
Heridas por arma blanca: Se consideran heridas penetrantes de baja energía y sólo lesionan a lo largo de su trayectoria. El grado de lesión está directamente relacionado con la profundidad de la penetración del órgano por el arma blanca. Por otra parte, las heridas por arma blanca que penetran en la cavidad abdominal no siempre lesionan órganos o vasos sanguíneos. Las hemorragias que amenazan la vida, la contaminación peritoneal por salida del contenido intestinal y el compromiso respiratorio secundario a grandes desgarros diafragmáticos son algunos de los acontecimientos potencialmente mortales asociados a las lesiones penetrantes de baja energía. Los órganos lesionados con mayor frecuencia en las heridas por arma blanca son el hígado (40%), el intestino delgado (30%), el diafragma (20%) y el colon (15%).
Explosiones: Pueden causar lesiones a través de varios mecanismos, incluyendo heridas penetrantes por fragmentos y lesiones contusas que ocurren cuando el paciente es lanzado o golpeado. Se debe considerar la posibilidad de mecanismos tanto penetrantes como cerrados en estos casos. Los pacientes cercanos a la fuente de la explosión pueden tener lesiones adicionales pulmonares o de vísceras huecas, debidas al aumento de presión que causa la onda expansiva de la explosión, que puede manifestarse en forma tardía.
A veces, un traumatismo penetrante afecta tanto al tórax como a la parte superior del abdomen. Por ejemplo, una puñalada en el tórax dirigida hacia abajo puede atravesar el diafragma y afectar al estómago, al bazo o al hígado.
Tanto los traumatismos contusos como los penetrantes pueden cortar o romper los órganos abdominales y/o los vasos sanguíneos. Un traumatismo contuso puede hacer que se produzca una acumulación de sangre en el interior de un órgano sólido (por ejemplo, el hígado) o en la pared de un órgano hueco (como el intestino delgado). Estas acumulaciones de sangre se llaman hematomas. Un sangrado no contenido en la cavidad abdominal, pero sí en el espacio que rodea a los órganos abdominales, se denomina hemoperitoneo.
Los cortes y los desgarros comienzan a sangrar de inmediato. El sangrado puede ser mínimo y causar problemas leves. Los traumatismos más graves pueden causar un sangrado masivo, choque (shock) e incluso la muerte. La hemorragia por un traumatismo abdominal es mayoritariamente interna (dentro de la cavidad abdominal). En una lesión penetrante, también se puede producir una pequeña cantidad de sangrado externo a través de la herida.
Cuando se lesiona un órgano hueco, el contenido del órgano (por ejemplo, el ácido del estómago, las heces o la orina) pueden entrar en la cavidad abdominal y causar irritación e inflamación (peritonitis).
Los objetivos básicos son:
Aplicar cuidados estandarizados al paciente con traumatismo abdominal, según el ABCD (asegurando la vía aérea, optimizando la ventilación y garantizando un adecuado funcionamiento hemodinámico).
Reconocer signos y síntomas frecuentes en el paciente politraumatizado, asociados a trauma de abdomen.
Reducir la morbimortalidad en pacientes con trauma de abdomen, reconociendo y aplicando cuidados en casos de shock hipovolémico.
Control de hemostasia si procede por compresión (heridas con sangrado externo)
Retirada de cuerpos extraños externos (restos de vidrio, esquirlas, etc.).
Limpieza de la herida con Solución Fisiológica, por arrastre y con lavado abundante, y cobertura aséptica de la herida.
En caso de objetos penetrantes (arma blanca, empalamiento), como norma general, nunca deberán ser retirados de la herida fuera del centro hospitalario, por riesgo de sangrado masivo, por lo que se procederá a su correcta inmovilización y cobertura aséptica.
En caso de haber salida de asas intestinales contenido intestinal (evisceración), Nunca reintroducir el contenido a la cavidad abdominal. Cobertura húmeda, envolverlos con paños estériles y suero fisiológico tibio.
Valoración y registro del dolor, si puede ser con cuantificación del mismo.
Administración de sedo-analgesia si procede y si no se ha hecho antes.
Traslado del paciente a un centro útil en posición antiálgica (generalmente posición de Fowler, si lo permite la situación hemodinámica y respiratoria del paciente). Garantizar la estabilidad del paciente durante el traslado al medio hospitalario.
Registrar todas las actividades realizadas.
EVISCERACIÓN
La evisceración consiste en la protrusión de las vísceras abdominales, generalmente epiplón e intestino delgado, debido a una dehiscencia de todos los planos de la pared abdominal. La evisceración abdominal traumática es una lesión poco frecuente, con una prevalencia de 1 de cada 40.000 pacientes politraumatizados. El principal mecanismo de lesión es el traumatismo de alta energía contra una superficie aguda que produce una solución de continuidad y la evisceración del contenido abdominal. Es una seria complicación que produce una alta morbilidad y mortalidad.
Fig. 1- Evisceración traumática
Procedimiento:
Nunca intente introducir las vísceras de nuevo en el abdomen.
Se deberá cortar las ropas de la víctima por las líneas de costura y exponer la superficie del abdomen a examinar. Luego de una minuciosa inspección (examen primario) se deberá dejar la víscera sobre la superficie de la pared abdominal imitando la posición en que se encontraba antes de su intervención.
Todas las maniobras deben realizarse mediante una manipulación cuidadosa, evitando tracciones que comprometan la irrigación de los órganos expuestos y la exacerbación de los estímulos dolorosos.
De observar que la brecha orificial comprime o compromete la vasculatura, se deberá incindir el tejido parietal para descomprimir los mesos y favorecer la circulación, siempre y cuando el rescatador esté entrenado en la realización de este tipo de procedimientos.
Como el contenido visceral del abdomen requiere un ambiente húmedo, los órganos expuestos se desecan rápidamente, comenzando inevitablemente el proceso de muerte celular. Por tanto, los órganos eviscerados deben ser cubiertos asépticamente con gasas grandes o compresas estériles humedecidas con solución salina tibia o vaselina líquida estéril que se irán periódicamente mojando a medida que las mismas se desequen.
Todas estas maniobras recomendadas deberán realizarse asegurando buenas condiciones de asepsia y bioseguridad para el rescatador y los miembros de su equipo.
De acuerdo a la cantidad de vísceras exteriorizadas, se confeccionará una cobertura plana (ver gráficos A, B, C Y D) lo más hermética posible o un silo contenedor moderadamente ajustado. El silo confeccionado (bowel bag) para iniciar el transporte del traumatizado se cubrirá con una plancha de poliuretano, que además de aislar la curación, evitará la pérdida de calor y líquidos por evaporación excesiva.
Si el volumen intestinal es de importante magnitud, es recomendable acojinar el silo para que su contenido por simple gravedad, no traccione las raíces mesentéricas al lateralizarse y caer hacia los flancos.
El trauma es una enfermedad tiempo dependiente y los pacientes con lesiones abdominales graves, fallecen por desangramiento (en ocasiones sin ser advertido). Durante la fase prehospitalaria de atención inicial, no se deberán consumir en escena, los valiosos minutos de la hora de oro.
EMPALAMIENTO
El trauma por empalamiento se produce por el impacto de un objeto contra el cuerpo de una persona provocando una herida penetrante, de modo que el objeto vulnerante queda clavado en el cuerpo del sujeto.
Causas de heridas por empalamiento:
—Accidentes de tráfico por obstáculos en el área de colisión.
—Empalamiento del área genital y anal causados deliberadamente o por motivos sexuales: autoerotismo.
—Caídas: accidentes laborales en la construcción e industria.
La ingesta de alcohol, drogas y medicamentos juegan un papel significativo en la causa de los accidente .
El objeto vulnerante puede ser: un cuchillo, una navaja, una varilla de acero, un trozo de vidrio, rama de árbol, astilla de madera, etc. El mecanismo lesional de las heridas por empalamiento es un mecanismo directo por un agente penetrante que produce laceración de tejidos y órganos. Este tipo de objetos concentra la acción lesiva en la punta, penetran en los tejidos actuando a modo de cuña, disociando y rechazando lateralmente los elementos anatómicos del tejido atravesado. Esto se ve agravado por un cierto desgarro más o menos importante según el grosor del objeto. La configuración del objeto, la fuerza y la dirección de la penetración, la puerta de entrada y la localización de la punta, dictarán la naturaleza y magnitud de las lesiones, dándonos la clave de qué órganos están o pueden estar lesionados. Estos puntos además harán pensar en el manejo terapéutico (Figs. 1 y 2).
Teniendo en cuenta que las lesiones por empalamiento localizadas en la parte baja torácica, nalgas o flancos pueden afectar la cavidad abdominal, es importante definir el marco anatómico del abdomen y su contenido.
El borde superior del abdomen es el 4º espacio intercostal; esto es así porque el diafragma alcanza este nivel durante una espiración profunda. Esta porción del abdomen se conoce como abdomen intratorácico y contiene: el hígado, bazo, esófago distal, estómago, páncreas, glándulas suprarrenales, polos superiores de los riñones, diafragma, aorta proximal y vena cava inferior retrohepática. Una herida penetrante en la parte baja del tórax puede afectar una de estas estructuras.
El borde inferior del abdomen se sitúa en el pubis y los ligamentos inguinales.
El borde lateral se sitúa en la línea axilar anterior.
Los flancos se extienden desde la línea axilar anterior hasta la línea axilar posterior.
El área posterior o espalda se extiende entre las dos líneas axilares posteriores.
Un trauma en cualquiera de estas áreas causa una herida intraabdominal y puede afectar al peritoneo, siendo muy difíciles de evaluar. De hecho, el riesgo de lesión visceral importante es muy significativo en heridas de esta localización (Fig. 3).
Las lesiones por empalamiento normalmente son un problema quirúrgico difícil y complejo. El tratamiento definitivo es quirúrgico y el cuerpo extraño debe extraerse bajo visión directa. La infección debe prevenirse con el uso de antibióticos y el cuidado exhaustivo de la herida. La máxima del tratamiento prehospitalario del paciente empalado es la movilización mínima del objeto empalado tanto antes como durante el transporte para minimizar las pérdidas de sangre y evitar agravar lesiones. La actuación prehospitalaria ante un paciente empalado se centra en dos puntos: maniobras de soporte vital avanzado traumatológico y maniobras a realizar sobre la herida.
MANIOBRAS DE SOPORTE VITAL AVANZADO TRAUMATOLÓGICO
Una vez junto al accidentado debe realizarse un reconocimiento rápido de las lesiones, por si existiera un riesgo vital que obligara a una atención inmediata. Nuestra atención se debe centrar en el nivel de consciencia, vía aérea, ventilación, circulación y columna vertebral.
EXAMEN PRIMARIO
Vía aérea y columna vertebral
a) Mantener la permeabilidad de la vía aérea: —Maniobra frente-mentón
—Tracción mandibular
—Eliminación de cuerpos extraños.
—Cánula oro o nasofaríngea
—Intubación orotraqueal
b) Mantener inmovilidad de la columna:—Collarín cervical
—Tabla dorsal
—Camilla de tijeras
—Colchón de vacío
Ventilación y respiración —Valorar los movimientos torácicos y el trabajo respiratorio
—Valorar el grado de oxigenación (pulsioximetría)
—Administrar oxígeno
—Descartar neumotórax y otras complicaciones torácicas.
Circulación —Control de hemorragias: Compresión local directa con apósito estéril y vendaje
—Control del estado de shock: Canalización de dos vías venosas periféricas de grueso calibre Control de pulsos y del tiempo de llenado capilar Fluidoterapia
—Monitorización ECG, SaO2
Valoración neurológica básica —Nivel de consciencia: escala del coma de Glasgow
—Reactividad y tamaño pupilar
Expo —Desnudar al paciente.
MANIOBRAS DE RESUCITACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
Con las maniobras de resucitación se inicia el tratamiento de las situaciones que amenazan la vida detectadas en el examen primario. En la estabilización pretransporte se completan las maniobras precisas para preservar, en las mejores condiciones, la vida del paciente hasta su llegada al hospital. En ningún caso, se debe retrasar el traslado bajo el pretexto de efectuar un tratamiento más completo que no repercuta directamente en la evolución del enfermo.
Se realizará:
—Analgesia con derivados opiáceos (cloruro mórfico, meperidina, fentanilo) o ketamina
—Sondaje nasogástrico
—Sondaje vesical
—Protección térmica
—Apoyo psicológico y emocional
—Elección de centro útil (hospital con servicio de cirugía).
EXAMEN SECUNDARIO
Debe efectuarse de forma rápida, mientras se prepara el traslado al hospital, en dirección cráneo-caudal y siempre con la misma sistemática. Tiene como objetivo detectar las posibles lesiones y problemas secundarios que puedan contribuir al deterioro clínico. En todas las zonas del organismo es necesario observar y palpar asimetrías, deformidades, crepitaciones y sensibilidad, así como valorar hemorragias y heridas.
ACTUACIÓN SOBRE LA HERIDA Y EL OBJETO EMPALADO
—No extraiga el objeto: se puede provocar una hemorragia abundante al suprimir la presión que se ejerce sobre los vasos sanguíneos seccionados o podría agravar las lesiones en nervios y músculos.
—Exponer el área de la herida: corte la ropa.
—Controlar la hemorragia abundante ejerciendo presión con la mano, procurando no presionar sobre el objeto ni sobre los tejidos directamente adyacentes a dicho objeto.
—Estabilizar el objeto mediante compresas abultadas: Apilar varias compresas procurando que los bordes de las gasas topen con ambos lados del objeto. Agujerear una gasa abultada ligeramente mayor que el objeto, lo que permitirá pasarlo por encima de éste.
—Trasladar al paciente con rapidez, pero cuidadosamente, evitando que se produzca cualquier incidencia que pueda desalojar o mover el objeto empalado (Figs. 4 y 5).
En algunos casos será necesario acortar el objeto clavado en el paciente antes de trasladarlo o movilizarlo. Para cortar una parte del objeto es necesario tomar extremas precauciones que permitan, ante todo, estabilizar tanto al objeto como al paciente. El corte del objeto se hace con herramientas de mano a fin de controlar cuidadosamente cualquier movimiento que se haga. Existe una excepción a la regla establecida de siempre dejar en su sitio un objeto clavado en el cuerpo, ésta se refiere a un objeto clavado en la mejilla de una persona porque un sangrado masivo puede asociarse a obstrucción de la vía aérea (la otra posible excepción a la regla general es un objeto empalado en la vía aérea que impide la ventilación). El interior de la mejilla debe palparse suavemente para determinar si el objeto empalado ha penetrado toda la pared. Si este es el caso, quítelo cuidadosamente por el mismo lado por el que entró. Si encuentra dificultad en la extracción del objeto empalado en el lugar, no lo extraiga. Posteriormente prepare un vendaje compresivo entre los dientes y la mejilla.
CUIDADOS DURANTE EL TRANSPORTE
La posición del paciente en la camilla para el transporte lo determina la localización del objeto empalado, su tamaño y su trayectoria. El transporte se iniciará en las mejores condiciones de estabilización del paciente y durante el mismo se mantendrá la asistencia que fue instaurada in situ y se resolverán los problemas que se presenten:
—Control de constantes vitales
—Reevaluación hemodinámica
—Reevaluación abdominal
—Preparados para cualquier eventualidad
HERIDAS POR APLASTAMIENTO
Es una lesión que se presenta cuando se ejerce una fuerza o presión sobre una parte del cuerpo. Este tipo de lesión casi siempre sucede cuando parte del cuerpo es aplastada entre dos objetos pesados.
Esto sucede por accidentes automovilísticos (colisión), accidentes laborales (especialmente en la construcción), etc.
El daño relacionado con lesiones por aplastamiento incluye:
Sangrado
Hematomas
Síndrome compartimental (aumento de la presión en un brazo o pierna que provoca daño muscular, nervioso, vascular y tisular grave)
Fractura
Laceración (herida abierta)
Lesión a nervios
Infección (causada por bacterias que entran al cuerpo a través de la herida)
Procedimiento:
Controlar el dolor y la hinchazón.
Administrar oxígeno.
Entablillar los miembros aplastados para estabilizarlos.
Colocar vía periférica o central y administrar líquidos para mantener presión arterial aceptable y ayudar a asegurar una función renal óptima.
Aplique frío a las partes lesionadas.
Cubra asépticamente las heridas.
Evite los dispositivos neumáticos.
De ser posible, la extremidad debe mantenerse a nivel del corazón (con más elevación se disminuye la perfusión y más abajo aumenta el edema).
AMPUTACIONES
Entendemos por amputación el corte o interrupción parcial o total de una o más estructuras anatómicas mediante un traumatismo o cirugía.
Se la denomina avulsión en aquellos casos en que se presenta un desgarramiento o arrancamiento de la piel y tejido celular subcutáneo, originando la presencia de colgajos cutáneos.
Las causas de las amputaciones pueden ser diversas:
Como resultado de accidentes de tráfico
Accidentes laborales que acontecen en fábricas o en granjas con herramientas a motor.
Amputaciones secundarias a electrocuciones,
Amputaciones secundarias a quemaduras de primer, segundo o tercer grado.
Amputaciones secundarias a procesos de congelación
Como medida quirúrgica, utilizada para controlar el dolor o un proceso causado por una enfermedad en la extremidad afectada (como pudiera ser un tumor maligno o gangrena).C
Como víctima de un agresor.
En algunas culturas, la amputación de las manos o los pies se utiliza como forma de castigo para los criminales (similar a la antigüa Ley del Talión).
Así mismo, en ciertas religiones, la amputación menor o mutilaciones son llevadas a cabo como ritual.
En los servicios de urgencias existe un alto porcentaje de pacientes que presentan amputaciones de miembros, ya sea de forma parcial o total.
En nuestro ámbito, la parte anatómica más afectada por este tipo de lesión son los dedos y la mano; pero las amputaciones puede afectar a todo un miembro (brazo, pierna, nariz). E incluso hubo casos de amputación de genitales como el famoso caso de Lorena Bobbitt que con un cuchillo castró a su marido en 1993.
Cuando un accidente o trauma ocasiona una amputación completa, la parte del cuerpo amputada queda totalmente separada del mismo. En ocasiones, esta parte puede volver a reimplantarse, sobre todo si se llevan a cabo los cuidados apropiados con la parte amputada y el resto o muñón.
El pronóstico a largo plazo para las víctimas de una amputación ha mejorado mucho debido al buen manejo de la parte amputada, de las nuevas técnicas quirúrgicas, la rehabilitación temprana, y la existencia de nuevas prótesis mucho más funcionales.
Los profesionales de la salud debemos seguir un protocolo estricto, tener unos comportamientos determinados, unos conocimientos específicos y realizar unas actividades concretas frente a los pacientes que presenten este tipo de lesión.
En primer lugar, debemos mostrarnos tranquilos, ya que con esta actitud daremos confianza al accidentado; no debemos olvidar que se trata de una situación traumática y muy estresante para el paciente.
Tampoco debemos olvidar que salvar la vida es más importante que salvar la parte amputada y que, a menudo, este tipo de lesión puede comprometer la vida del paciente. Sobre todo en amputaciones altas con hemorragias incoercibles, por lo que no debemos pasar por alto otras lesiones menos obvias.
Esto no nos exime de intentar salvar la parte amputada, en la medida de lo posible, por muy pequeña que sea, y nunca deberemos reacomodar la parte amputada en su lugar
Teniendo en cuenta estas premisas, las acciones que deberemos realizar a estos pacientes serán las siguientes:
Desnudar al paciente para poder realizar la correcta exploración.
Monitorizar signos vitales, básicamente tensión arterial y frecuencia cardíaca.
Instaurar venoclisis para reposición de líquidos, hemoderivados y medicación. El número de vías variará dependiendo del grado de hemorragia, y el calibre de las mismas deberá ser como mínimo de 18G.
Valorar el estado de consciencia y realizar la valoración de la herida. En esta valoración observaremos profundidad (total o parcial), localización, existencia de material contaminante, etc.
Se debe controlar también la aparición de posibles complicaciones como la hemorragia, el shock hipovolémico, sobreinfecciones.
En función de la valoración del tipo de hemorragia, la actuación será distinta:
Si la hemorragia está controlada, procederemos a retirar la suciedad de la herida. Realizaremos la limpieza con jabón y suero fisiológico o agua. No debemos frotar la herida, sino limpiarla por arrastre y aclararla con abundante agua o suero. Nunca retiraremos objetos enclavados, ya que podríamos producir hemorragias más severas. En estos casos, siempre se derivará al paciente al bloque quirúrgico para su retirada. Después de la limpieza, procederemos a desinfectar la herida con un antiséptico y realizaremos una cura con gasas humedecidas con suero fisiológico más un vendaje compresivo.
Por otro lado, si la hemorragia es franca e incoercible, colocaremos un torniquete neumático para poder valorar y limpiar la herida. Una vez limpiada la herida, realizaremos un taponamiento con gasas estériles más agua oxigenada y realizaremos un vendaje compresivo, retirando inmediatamente el torniquete. El uso del torniquete debe ser el mínimo posible, ya que con su uso podemos provocar lesiones en la parte del cuerpo o muñón, como la necrosis de los tejidos.
Una vez retirado el torniquete, debemos mantener la extremidad elevada para minimizar en lo posible la hemorragia y proceder al traslado del paciente al hospital o a quirófano, en el caso de que el paciente esté en el servicio de urgencias.
8. Una vez controlada la hemorragia y la estabilidad del paciente, no debemos obviar los cuidados que requiere la parte amputada: dependiendo del manejo que le demos a este segmento, variará la probabilidad de éxito del reimplante. A fin de aumentar la viabilidad de este segmento para que pueda ser reimplantado, deberemos prepararlo y refrigerarlo. Debemos saber que, a temperatura ambiente, el segmento amputado es viable de 4 a 6 horas, mientras que refrigerado lo es hasta 18 horas. Siempre que se disponga de los medios necesarios, para conservar el miembro amputado.
El procedimiento será el siguiente:
Limpiar la suciedad: realizaremos una irrigación del miembro sin empaparlo.
Posteriormente, lo envolveremos en material limpio (mejor si puede ser estéril)
Una vez envuelto y humedecido, lo colocaremos en un recipiente o bolsa estanca que, a su vez, se colocará en un recipiente con hielo (común de heladera) y agua, NUNCA usar "hielo seco". Tomando la precaución de que no se moje, ni entre en contacto directo con el hielo. Nunca, bajo ningún concepto, hay que colocar la pieza en alcohol, puesto que esta sustancia desnaturaliza los tejidos y se pierde cualquier posibilidad de reimplante
9. Otra cuestión importante a tener en cuenta es el dolor. Durante todo el proceso, tendremos que valorar el nivel de dolor del paciente y analgesiarlo. Si el paciente no presenta dolor, estará más tranquilo y podrá colaborar más.
10. Tampoco podemos olvidar el estado psicológico del paciente. Debemos pensar que la posibilidad de perder un miembro o segmento amputado modifica la visión de vida de muchas personas, tanto estética como funcionalmente, y por lo tanto es muy importante ofrecer nuestro soporte y acompañamiento al paciente en todo momento
Las amputaciones son dolorosas y extremadamente atemorizantes. Controle la hemorragia aplicando presión directa sobre la herida. Eleve el área lesionada. Si la hemorragia continúa, revise de nuevo la fuente del sangrado y vuelva a aplicar presión directa, con la ayuda de alguien que no esté fatigado.
FRACTURAS EXPUESTAS
Todos los pacientes que presentan fracturas expuestas requieren estabilización inicial, profilaxis antitetánica, tratamiento antibiótico sistémico, desbridamiento quirúrgico e irrigación copiosa urgentes, estabilización de la fractura, cierre oportuno de la herida, rehabilitación completa y seguimiento adecuado.
Las tres opciones principales para el tratamiento de fracturas de huesos son: Inmovilización con férula. Reducción abierta y fijación interna. Requiere una toilette quirúrgica y una operación quirúrgica para reparar la fractura.
USO TEMPORARIO DE SONDA FOLEY EN LA EMERGENCIA
La técnica consiste en la introducción de la sonda Foley a través del orificio que sangra hasta sentir resistencia al paso de la sonda, después de lo cual se insufla el balón hasta parar el sangrado, teniendo en cuenta el límite de volumen máximo según cada sonda (para evitar que reviente el balón, con lo cual no cumpliría ninguna función). En los casos que no se controla el sangrado puede introducirse otra sonda y nuevamente repetir el procedimiento, tomando en consideración que debe ocluirse la parte distal, no existe un límite de sondas a colocar, se pueden introducir tantas como sea necesario para detener el sangrado.
El balón hidrostático ejerce compresión extrínseca capaz de controlar el sangrado, inclusive en una lesión arterial, pudiéndose emplear en cualquier región anatómica del cuerpo (cuello, tórax, extremidades, cara, etc.).
EN HERIDAS TORÁCICAS
Efecto hemostático sobre la pared torácica con el uso de Sonda Foley. El sangrado persistente que proviene de las estructuras óseas del tórax (cuerpos vertebrales, costillas o esternón) se puede controlar al introducir un catéter con balón (Sonda Foley) directamente por el orificio de la herida ósea, inflar el balón y retirar la sonda suavemente.
Como está también actuando como drenaje pleural, debe ser conectado a un frasco Bouleau o drenaje bajo agua. Si no se dispone de un frasco Bouleau, utilizar el método de "válvula de aleteo" con un de dedo de guante antes descripto.
EN HERIDAS ABDOMINALES
En cirugía videolaparoscópica a veces se producen sangrados a través de vasos subcutáneos o intramusculares producida por la introducción de los trócares. Es un hecho no infrecuente, que en la mayoría de los casos se controla mediante electrocoagulación. Sin embargo, en ocasiones esta hemorragia es difícil de cohibir, sobre todo cuando el sangrado se produce en vasos profundos no fácilmente visibles, en vasos intramusculares que se retraen o en pacientes obesos. Cuando la hemostasia mediante electrocoagulación no fue efectiva, uno de los métodos de control de las hemorragias en los puntos de entrada de los trócares de laparoscopia es mediante compresión con balón de sonda de Foley.
Si bien, éste procedimiento lo realizan bajo control videolaparoscópico, ante una herida traumática de la pared abdominal se puede intentar la colocación a ciegas de una sonda Foley, pero recordar que tiene que fijarse a la piel y mantenerla traccionada. y clampeada.
EN HERIDAS EN EXTREMIDADES POR ARMA BLANCA,
O ARMA DE FUEGO
El control inmediato generalmente se logra con compresión directa del sitio de lesión, que no necesita ser excesiva, pero sí sobre la lesión.
El uso de apósitos y compresas sobre la lesión una y otra vez en la medida que se van empapando no es controlar la hemorragia, siendo mejor que se aboque a esta tarea sólo un individuo que comprima en forma digital.
En casos de heridas a bala o por arma blanca que lesionen estructuras profundas, el control temporal se logra instalando una sonda Foley por el trayecto lo más profundo posible, insuflar su balón y posteriormente traccionar suavemente, pudiendo incluso ser fijada a piel en caso de requerir traslado.}