MINGO VENERO

POR LUZIA ECHARRI Y SARA AMAL

«Caminar por las calles, observar, medir, encuadrar… capturar un instante para siempre. Con esta disciplina fotográfica es con la que más disfruto y con la que más he aprendido del ser humano.»MINGO VENERO

Fotógrafo documental, nacido en Cantabria, comprometido con los derechos humanos y la justicia social. 

Desde 2006 ha desarrollado proyectos y colaboraciones en países de Europa. Compagina sus proyectos personales con el ser profesor desde ese mismo año.




Su trabajo documental se centra en las desigualdades sociales, las migraciones y los derechos de los niños, dando visibilidad y voz a las personas más desfavorecidas.
Además siempre dice que consta de dos vertientes muy diferenciadas: el reportaje social y la fotografía de calle.



CENTRO DE INTERÉS:

Mingo es el fotógrafo que mostró el día a día de un grupo de inmigrantes subsaharianos, primero en Barcelona con su reportaje: Sobreviendo en el paraíso, después en Europa: Errantes por un sueño. Presentaba la situación de los hombres y mujeres (cada vez más adolescentes no acompañados) obligados a vivir sin papeles, invisibles ante las estadísticas, sin trabajo digno, siempre con miedo.

Es también el fotógrafo que enseñó la Pobreza infantil en España, que ronda los 2.000.000 de niños, está cronificada y es hereditaria y convierte, vergonzosamente a nuestro país en el tercer Estado en pobreza infantil de la UE.

En este enlace se ve cuales han sido las principales localizaciones donde ha fotografiado: Bolivia (Cerro Rico), Kenya, Senegal, Ceuta y Melilla, Barcelona, Teruel y Marruecos.

FOTO FAVORITA

Esta es nuestra foto favorita porque tiene un significado muy oscuro ya que esa máscara representa las heridas de muchas de las personas que ha fotografiado.
Nos gusta mucho que la foto sea en blanco y negro ya que le da un tono más tenebroso que hace que la foto sea única.
Se nos ha hecho muy complicado elegir esta foto entre todas las que había, porque todas son magnificas y tiene ese toque Mingo que las hace diferentes al resto.

¿POR QUÉ HACER CINCO PREGUNTAS SI PUEDES HACERLAS TODAS?

¿En qué momento decidiste ser foto-periodista? ¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos te gusta de tu trabajo? ¿Qué es lo más duro de ver que has fotografiado? ¿Por qué decidiste esos temas para tus fotos? ¿ Qué es lo que sientes al fotografiar tanto dolor y sufrimiento ? ¿ En algún momento has tenido miedo al hacer alguna foto? ¿Podrías contarnos alguna anécdota? ¿ Cuánto tiempo llevas en esto? ¿ Dejarías este trabajo para dedicarte a otro? ¿Desde que eras pequeño querías ser foto-periodista? ¿Crees que la gente debería reconocer más el oficio de foto-periodista?

Me formé como fotógrafo, no vengo del periodismo. Esto es importante que lo diga para situaros un poco ya que tengo una formación más visual que de investigación.

Me preguntáis en qué momento decidí dedicarme a esto. Bien, creo que en mi caso no es que haya sido un momento concreto, sino que ha sido un proceso. Por ejemplo, recuerdo perfectamente imágenes de la gran hambruna que sufrió Etiopía en 1984 por las sequías. Los rostros y cuerpos de esas personas se me quedaron grabadas en la mente, esas imágenes fueron demasiado impactantes, solo tenía 7 años pero hoy las sigo recordando como entonces.

Durante la adolescencia no tenía nada claro a lo que me quería dedicar de mayor, como imagino que os pase a la gran mayoría de vosotros. Sí que podemos tener unas preferencias pero es normal no tener claro a qué nos gustaría dedicarnos concretamente, no os agobiéis, todo llegará. Pero lo que me gustaba más era lo relacionado con las artes plásticas y las cosas curiosas de la historia de la humanidad. Para esto último es fundamental que el profesor o profesora de Historia os sepa contar la historia, no solo que la tengáis que estudiarla.

Cuando descubrí la fotografía tenía 25 años, me enganchó desde el primer momento, el manejo de la cámara, el laboratorio, ver surgir las imágenes en la bandeja de revelado... Pero después también descubrí que es una herramienta increíble para contar, para comunicar. Y ahí se cerró ese proceso que os comentaba, se juntó mi interés por las historias humanas y temas relacionados con los Derechos Humanos, unido al proceso creativo que brinda también la fotografía.

Esas imágenes que vi con 7 años cambiaron algo en mi, así que ¿por qué no intentar que eso le pase a más gente?

Desde el inicio mis fotografías ya tenían un marcado tinte documental. Mi origen fue la fotografía, derivando hacia la fotografía humanista y fotografía documental.

Posteriormente he ido realizando reportajes y proyectos personales dando visibilidad y voz a las personas más desfavorecidas, siempre desde la cotidianidad de sus protagonistas. Con 16 años dedicados a esta profesión puedo decir que creo en la fotografía como herramienta para el cambio de conciencias, es la “excusa” que encontré para mostrar, con mi punto de vista, una parte de lo que ocurre en el mundo. Contar historias a través de las personas que han querido ser la voz y la imagen de muchas otras que son anónimas, y así explorar los procesos del ser humano y sus consecuencias.

Me preguntáis qué siento al fotografiar dolor y sufrimiento y que si he tenido miedo al hacer alguna fotografía. Lo que siento es respeto, mucho respeto, e intento entender la situación de las personas. Siento empatía e intento que quien vea mis imágenes entienda las historias y empatice también con las personas. Que tengan conocimiento y conciencia de lo que les sucede a otros. Es muy duro ver y sentir la impotencia de la gente y que ni ellos ni uno mismo podamos hacer mucho por cambiar ciertas situaciones. La labor del foto-periodista es mostrar lo que ocurre, por suerte algunas cosas cambian, pero son en muy pocas y contadas ocasiones. Por eso digo que el camino es primero concienciar al mayor número de personas. Y respecto al miedo, creo que no he sentido nunca miedo al hacer una foto. Pero sí he sentido miedo y desamparo en muchas personas a las que he fotografiado, sobre todo estando con los migrantes subsaharianos con los que coincidí en Marruecos.

Cada una de estas personas migrantes clandestinas podría contarnos una historia diferente.

Os voy a contar una pequeña parte de la historia de un chico:


...Al rato quiso sentarse en una silla cerca de la ventana porque hacía un día soleado. Después de verse en el espejo yo sabía que iba a ser más reacio a que le hiciera fotos, pero le dije que esta foto le iba a tranquilizar. La luz del sol solo iluminaba la mitad intacta de su cara dejando en la sombra lo que en ese momento estaba en su mente.

AL ENSEÑARLE LA FOTO, SONRIÓ

Al Hospital de Nador llegan muy a menudo migrantes heridos. En los intentos para tratar de saltar la valla se produce una situación de caos general debido a la aglomeración de personas. Muchos sufren cortes profundos con los alambres de espinas y cuchillas colocadas en las vallas, caen desde lo alto y se hieren o rompen huesos. A esto hay que sumar las agresiones policiales que, de una manera no oficial, se han convertido en un procedimiento habitual toda vez que son activadas las alarmas por los intentos de salto.

Visitando heridos en el hospital de Nador me encontré con un chico de Camerún que sufrió una agresión por la policía marroquí mientras caminaba en busca de comida. Al preguntarle si era musulmán o cristiano respondió que era cristiano, así que le golpearon con una piedra en la cara y después lo arrojaron por un acantilado de 16 metros de altura. Sufrió cuatro fracturas faciales, varias en su pierna izquierda y perdió mucha sangre. Salvó la vida de milagro. Le trasladaron a otro hospital, en Oujda, y me volví a reencontrar con él pasadas dos semanas. Aún no se había visto las heridas que tenía en la cara después de la agresión de la policía marroquí. Le acompañé al baño y se pudo mirar en el espejo. Le impactó mucho ver su rostro, su expresión fue realmente de terrible tristeza, regresó a la cama ayudado de sus muletas y se sentó. Estaba en estado de 'shock'. Le dije que su cara estaba muy inflamada debido a las fracturas y que las cicatrices no se le iban a notar tanto en el futuro, que realmente tenía mucha suerte de estar vivo.

Lo que más me gusta de mi profesión es la posibilidad que te da de conocer gente, de conocer lugares. La gente te abre sus puertas, te deja entrar en sus vidas porque entienden que eso es necesario para que tú des a conocer su situación. Poder dar voz a estas personas es lo que más valoro de esta profesión. También me gusta cómo el azar a veces forma parte de todo esto. Me explico, por lo general elijo los temas y los desarrollo. Pero en algunas ocasiones me encuentro con temas o historias de casualidad, ahora bien, si llegan estas historias es sin duda porque alguien me las contó. Creo que eso es de las cosas más bonitas de esta profesión, las diferentes vías de comunicación que existen y se entremezclan.

Por el contrario, hay cosas que no me gustan de mi trabajo. Las bofetadas de realidad son habituales cuando accedes a ciertas historias. De lo que menos me gusta es darme cuenta de lo injusto que es el mundo, de lo mal repartido que está y que a mucha gente no le importa lo más mínimo la vida de otras personas. No me gusta nada cómo se nos ocultan las cosas graves que ocurren y cómo los que las provocan casi siempre salen impunes.

LAS FOTOS INCLUIDAS SON OBRA DE AMINGO VENERO Y HAN SIDO REPRODUCIDAS CON SU PERMISO